Librería Casares, de Buenos Aires. /Fotografía de WMagazín

Alarma en Argentina ante la caída de producción y venta de libros

Las cifras indican una caída de un 40% en una de las tres grandes industrias editoriales hispanohablantes. El sector acusa al Estado de estar ausente de la problemática

En tres años la producción y venta de libros en Argentina ha caído un 40%. Un contexto en el que el sector se siente desamparado por parte del Estado, denuncia la Fundación El Libro que reúne al sector argentino. Se trata de una de las tres grandes industrias editoriales del mundo hispanohablante junto a España y México.

«Vemos con preocupación el retroceso del libro en Argentina«, advirtió Oche Califa, director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en mayo pasado, en una entrevista a WMagazín. Entonces Califa hizo un balance de la cita bonaerense y analizó la situación del libro que ya veía con preocupación y dijo que «el retroceso era nada menos que en treinta millones de ejemplares. Es una cifra demasiado alta porque el promedio de tirada inicial bajó de 3.000 a 2.200″.

Mientras en el primer semestre de 2016 se publicaron más de 10.6 millones de ejemplares, el mismo periodo de este año apenas supera los seis millones, según la Cámara Argentina del Libro. «La situación en el mundo editorial y librero es alarmante: todos los números dan negativos y la caída parece no tener fin. Caen estrepitosamente las ventas en librerías y ferias, disminuye la producción editorial en un mercado en retracción y se suceden, de manera preocupante, los cierres de librerías a lo largo y ancho del país», afirma en su comunicado la Fundación El Libro.

Los datos de esta caída «se agravan si se cruza con otro dato alarmante para el ecosistema del libro: la creciente concentración editorial». Puedes ver a continuación el informe de producción anual 2017 e informe de producción primer semestre 2018.

Los números rojos abarcan toda la cadena de valor y circuito del libro. La gran mayoría de las editoriales –especialmente las pymes y la editoriales universitarias (estas están prácticamente paralizadas)- han recortado o suspendido sus planes editoriales. La reducción de personal contratado aumenta, a la vez que la de trabajos adicionales como correctores, diseñadores, traductores, ilustradores. Hasta junio pasado la pérdida de puestos de empleo ascendía a 5.100, según Juan Carlos Sacco, presidente de la Federación Argentina de la Industria Gráfica (FAIGA). La causa es la reducción en la venta de libros y «a la importación de servicios gráficos (libros argentinos impresos en el exterior por la eliminación de barreras aduaneras) y de libros de saldo español, ingresos ahora atenuados por la escalada del dólar».

El descenso de las cifras empezó hace un par de años: “entre 2015 y 2016 se produjo una caída de un 12% en las ventas del mercado privado, de las editoriales comerciales». En el informe de 2018 (que refleja lo ocurrido en 2017) se registró un 5% de caída en las ventas, que profundiza la caída de 2016. Además, la importación de libros bajó un 10% respecto al año anterior. Puedes descargar el Libro Blanco 2017 y Libro Blanco 2018

En la Librería Hernández «desde 2014 la caída de las ventas varía entre 45% y 30% en unidades, según el punto de venta. A esto hay que sumarle que los aumentos irracionales de servicios y costos de gestión potencian la caída. Además, las editoriales no pueden/no se animan a acompañar la inflación con aumentos acordes porque significaría potenciar aún más la caída de ventas. En resumen, la rentabilidad específica del libro se derrumba», advierte Ecequiel Leder Kremer.

El libro en Argentina no depende de la compra del Estado y tiene como principal canal de distribución a las librerías. En ellas se vende el 70% de los libros, y  el 70% de las librerías son independientes, no pertenecientes a cadenas, que asciende a unos 1.200 establecimientos, de los cuales 370 están en la ciudad de Buenos Aires.

A pesar de que la industrias no depende del Estado su compra es de una gran ayuda al mundo editorial. El Estado ha reducido o suspendido la compra de libros escolares y para planes de lectura. La Conabip (organismo de la Secretaría de Cultura de la Nación que asiste a unas mil quinientas bibliotecas populares) hace dos años que no realiza su tradicional compra centralizada.

La Fundación El Libro informó al Gobierno y al Congreso de la delicada situación del sector en días de la elaboración del presupuesto en una nota en la que manifestaron“una genuina preocupación y pedido de reconsideración debido a la disminución de los diferentes guarismos referidos a Cultura en el Presupuesto Nacional 2019 que se debate». La industria reclama unas campañas de lectura más eficaces. «Esperamos que tengan en cuenta este tema, en el que se juega el presente y el futuro de una herramienta central, que fortalece la cultura, es imprescindible en la educación y expresa la identidad de los argentinos en su propio país y en el mundo«.

Diana M. Horta

Un comentario

  1. Es curioso, mientras en Europa el libro se multiplica, en Nuestra América parece retroceder, por lo menos en el formato clásico. Es preciso que los gobiernos invirtan en la industria o se convertirá en un reducto de sabios marginales de la mediocridad imperante.

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