El poeta venezolano Rafael Cadenas. /Fotografía de Lisbeth Salas

El venezolano Rafael Cadenas gana el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

El máximo galardón de la poesía en español y portugués premia la belleza poética de la vida corriente. El galardón será entregado el 23 de octubre en la Universidad de Salamanca

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930), el autor de los anteriores versos y de tantos poemas que capturan la belleza poética de la vida corriente, ha ganado el 27º Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Es el primer escritor venezolano en obtener el galardón poético más importante del español y del portugués. El premio lo conceden Patrimonio Nacional de España y la Universidad de Salamanca, y está dotado con 42.100 euros. Su objetivo es reconocer el conjunto de la obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España.

«Cadenas contrapone lo intemporal a lo moderno. Se pregunta qué es la modernidad. Y mientras se plantea esa cuestión, también se dice con sorpresa que los que viven hoy en el hoy ingenuamente creen saberlo muy bien. No sabe, en fin, cómo pueden sentirse tan seguros cuando en realidad eso sólo pueden decirlo, decidirlo, quienes todavía no han nacido. Además, ¿es tan importante eso de lo moderno? ¿Dónde queda lo intemporal? Lo que Rafael Cadenas entiende por novedad no es precisamente lo novedoso; para él la novedad es la novedad de la gota de agua. Lo esencial no pertenece a ninguna época», dijo Manuel Borrás, su editor de Pre-Textos, el otoño pasado en un homenaje que el Insituto Cervantes en Madrid rindió al escritor venezolano, cuyo poema Ars poética continúa así:

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Cadenas ha publicado casi una quincena de poemarios. El primero fue en 1946: Cantos iniciales; en 1958, tras su exilio en la isla Trinidad y Tobago dio luz a Una isla y, en 1960, apareció uno de sus libros más celebrados: Los cuadernos del destierro. En 1966 aparecieron Falsas maniobras. En 1983 publicó Amantes y en 1992 Gestiones. En 2012 sacó Sobre abierto. Entre sus libros de ensayo figuran Literatura y vida, Realidad y literatura, Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística y En torno al lenguaje. «Cadenas ha ido ocupando poco a poco un lugar en el Olimpo de los poetas vivos sin abdicar ni de su humildad ni de su rebeldía ni de su silencio. Ni de un compromiso crítico al que se ha acercado también sin estridencias», escribe el poeta español y periodista Javier Rodríguez Marcos en El País, sobre este premio.

«La poesía», dijo Borrás en aquel homenaje a Cadenas en el Cervantes «y en eso estoy radicalmente de acuerdo con Rafael— no se escribe para un círculo de iniciados, no sólo se escribe para los que la leen o escriben, tampoco para la masa que siempre se equivoca, sino para el hombre común, desprejuiciado y que atiende a lo vivo; para aquel que asiste, entre emocionado e impertérrito, a su propia disolución en el tiempo y que busca en el fondo de sí mismo y también, por qué no, de la poesía, si ésta acaba por revelársele, revelaciones que lo ayuden a vivir. Hace falta, nos dice Cadenas en otro momento, mover al hombre en la dirección de lo gratuito, del goce del ocio, porque la poesía puede y debe acompañarlo, ya que el hombre está más solo que nunca. Pero no con la intención de consolarlo, aunque quizás también, sino para hacerlo más verdadero. ¿Y por qué puede hacerlo más verdadero? Pues por la simple razón de que la poesía mira al misterio, lo tiene presente. ¿Y por qué busca la poesía a ese ser desprovisto de prejuicios, libre de rémoras intelectuales? Pues porque si hay algo que tiene que ver con la poesía es la ignorancia fundamental, esa nube del no saber, según el Anónimo inglés del siglo XIV. De ahí lo inconcluyente de la poesía, pues se mueve en un borde donde no caben certidumbres rotundas. Ésa es su fuerza desconcertante, nos recuerda nuestro poeta».

Cadenas no diferencia, explica su editor, «entre vida, realidad, misterio, religión, ser, alma, poesía, todas ellas palabras para designar lo indesignable. Lo poético, además, es la vivencia de todo eso, sentir lo que esas palabras tratan de decir».

Cadenas recibirá el premio en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 23 de Octubre. La nicaragüense Claribel Alegría lo obtuvo el año pasado. El jurado fue copresidido por el Presidente del Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, y el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero Ortega. Junto a ellos Darío Villanueva, director de la Real Academia Española; Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes; Ana Santos Aramburo, directora de la Biblioteca Nacional de España; José Manuel Mendes, presidente de la Asociación Portuguesa de Escritores, Pilar Martín-Laborda y Bergasa, Anunciada Fernández de Córdova y Alonso-Viguera, Noni Benegas, Luis Alberto de Cuenca, Joaquín Pérez de Azaústre, Blanca Berasategui, Berna González Harbour, Jorge Edwards Valdés, Selena Millares, Juan Van-Halen, María Ángeles Mora, Miguel García-Bermejo Giner y Manuel Ambrosio Sánchez Sánchez.

Su Ars Poética, termina así:

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

Ahora un repaso a algunos de sus poemas.

De Amante:

Misión

del amante:

arder

fuera del camino.

***

Enséñame,

rehazme

a fondo,

avívame

como quien enciende un fuego.

 

De Gestiones:

¿Quién es ese que dice yo

usándote

y después te deja solo?

 

No eres tú,

tú en el fondo no dices nada.

 

Él es solo alguien

que te ha quitado la silla,

un advenedizo

que no te deja ver,

un espectro

que dobla tu voz.

Míralo

cada vez que asome el rostro.

Y cerramos este homenaje a Rafael Cadenas con su poema más famoso, publicado en 1966, en el libro Falsas maniobras:

Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo que creí
que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi
flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

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Winston Manrique Sabogal

5 comentarios

  1. Me emociona saber del Premio a Rafael Cadenas. Visceral, desmesurado, febril y cálido, su poesía revive para la tradición hispánica la veta lírica que se teje en complicidad con las latencias y las rutinas del hombre de la calle. En tiempos que los que la poesía amorosa en vista con un raído vestido difícil de lucir, Cadenas regresa al amor como la fuerza impetuosa que nos anima a vivir. ¡ Salud por la poesía escrita en español ¡

  2. Me emociona saber del Premio a Rafael Cadenas. Visceral, desmesurado, febril y cálido, su poesía revive para la tradición hispánica la veta lírica que se teje en complicidad con las latencias y las rutinas del hombre de la calle. En tiempos en los que la poesía amorosa en vista con un raído vestido difícil de lucir, Cadenas regresa al amor como la fuerza impetuosa que nos anima a vivir. ¡ Salud por la poesía escrita en español ¡

  3. Mi amado poeta Rafael Cadenas, felicitaciones por este premio merecidísimo, por ese decir, por el lenguaje, las bellas palabras, la ternura.

  4. El poeta encontrándose en la mirada del hombre que teje a diario las calles de una Latinoamérica anquilosada por la indiferencia, un hombre angustiado que se halla cálido y vital en la palabra de Rafael Cadenas, el poeta que, con ser cotidiano, es trascendente. Felicidades Venezuela.

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