Jorge Volpi /Fotografía de Daniel Mordzinski

Jorge Volpi: «México es el reino de la impunidad absoluta para políticos, policías…»

El escritor mexicano cuenta la intrahistoria de 'Una novela criminal', Premio Alfaguara. La obra narra el caso Cassez-Vallarta dos supuestos secuestradores cuya captura fue televisada, un caso flagrante de 'fake news' en 2005

Un Día de la Inmaculada Concepción se empezó a engendrar una trinidad de corrupción en México formada por policía, poder judicial y medios de comunicación.

Laberintos oscuros que recorrió Jorge Volpi durante tres años y sacó a la luz en Una novela criminal (Premio Alfaguara 2018). Un espejo y metáfora de un «estado fallido» y un país convertido “en el reino de la impunidad absoluta para los políticos, la policía, los ministerios públicos y la justicia con la complicidad de los medios de comunicación”.

Todo afloró el Día de la Inmaculada Concepción del jueves 8 de diciembre de 2005. A la mañana siguiente los mexicanos presenciaron, en vivo y en directo por televisión, la génesis de una historia criminal prefabricada que llevó a la cárcel a una pareja de enamorados. Ese viernes 9 de diciembre todos creyeron lo que sus ojos vieron y sus oídos escucharon. Millones de mexicanos no supieron ver la nueva trinidad de corrupción vestida de gloria porque mostraban la liberación de tres secuestrados y apresaban a sus supuestos captores: la francesa Florence Cassez y el mexicano Israel Vallarta.

La gente creyó en esa verdad manipulada y difundida que se convertiría en un caso flagrante sobre la podredumbre de una parte del tejido policial, judicial y político. Trece años después, Cassez está libre, gracias a la intervención de su país en 2013 que probó las trampas de los delitos prefabricados, mientras Vallarta aún espera una sentencia. Una historia que no tiene en cuenta la presunción de inocencia y falta al debido proceso.

Para Jorge Volpi “es un libro sobre la colusión entre el poder, sobre todo el policíaco, y los medios de comunicación, a la vez que muestra cómo el poder político se entromete en la aplicación de la justicia”. Mientras, se escucha de fondo la jauria en que se puede convertir una sociedad. ¿Habrá leído el recién elegido presidente de México, Manuel López Obrador, la novela?

Sentado en la entrada del bar de un hotel madrileño, Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968), actual coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconstruye el proceso de creación de la realidad en documento literario. Si este abogado de carrera metido a escritor con una veintena de libros escribió la intrahistoria de un suceso grave, en esta entrevista cuenta cómo fue la intrahistoria de Una novela criminal, su carpintería, de cómo empezó a desmontar esta mentira en una novela documental o sin ficción contada en primera persona y convirtiendo al lector en testigo de los hechos, de los hilos con que se va tejiendo la farsa. Un escritor metido a periodista para enmendar la tarea de los medios de comunicación y del Estado.

Jorge Volpi cuenta cuál fue El primer soplo de inspiración de 'Una novela criminal'. /WMagazín

Winston Manrique Sabogal. ¿Dónde estaba usted el 9 de diciembre de 2005 cuando Televisa transmite en directo la captura de Cassez y Vallarta?

Jorge Volpi. Yo vivía en San Sebastián (España). Al principio no recibía muchos ecos de la noticia, aunque lo seguí casi desde el inicio y más cuando regresé a México y me tocó ver en directo la confrontación entre los presidentes Nicolás Sarkozy y Felipe Calderón.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué fue primero: querer contar esta historia que por momentos parece una novela de terror o una tragicomedia o un hecho rocambolesco, o el formato de novela documental?

J. Volpi. Fue a la vez. En el momento en que decido que ahí hay una historia que me quería contar a mí de manera distinta y después de haber leído un muy buen reportaje hecho por una periodista belga sobre el caso…

Fue hace tres años… En ese momento decidí investigar el caso Cassez-Vallarta y pensé que sería una novela sin ficción. El caso tiene tantos elementos enloquecidos que yo sabía que eso no era para convertirlo en una novela de ficción. Esta es una primera respuesta, la del formato. La segunda es que yo terminé hacia mediados del año pasado una versión del libro y se la di a leer a mis amigos del crack, autores en los que confío mucho. Coincidieron en que era ilegible, tenía un narrador en tercera persona. Así es que la reescribí por completo y le di el formato que tiene ahora.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué estructura tenía el libro?

J. Volpi. Era mucho más largo, cerca de 800 páginas. Quizás estaba engolosinado con haber revisado veinte mil hojas del expediente de las entrevistas, que, prácticamente, las dejaba sin editar para que el lector siguiera el mismo procedimiento que yo había hecho. Pero la lectura de mis amigos me hizo ver que era mejor convertirlo en lo que es ahora donde voy guiando al lector.

El escritor redujo el libro a 492 páginas y «su mirada es la pregunta, aquí no hay respuestas, solo la perplejidad de lo real», según el jurado del Premio. Volpi sigue con su relato de la intrahistoria de Una novela criminal, una obra que forma parte de la estirpe de títulos que leyó o recordó durante los tres años de investigación y escritura como Operación masacre, de Rodolfo Walsh; A sangre fría, de Truman Capote; La canción del verdugo, de Norman Mailer; Limonov, de Emmanuel Carrère; o Anatomía de un instante, de Javier Cercas.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué opina de las coberturas excesivas sobre casos de sucesos como este?

J. Volpi. Siempre han existido estas cosas, pero sin duda nuestra era digital potencia la sociedad del espectáculo, lo hace extremo por la inmediatez de los medios digitales y su difusión. Ahora todo tiene que convertirse en espectáculo, particularmente la justicia.

W. Manrique Sabogal. ¿Por qué cree que a la sociedad le gusta tanto eso?

J. Volpi. Es difícil saberlo con exactitud. Sí hay un apetito en nuestra época exacerbado de espectáculo, de que todo tiene que ser parte del espectáculo, y si no es parte del espectáculo no existe. En el caso Cassez-Vallarta creo que esta fue la decisión inicial de la policía y de la jefa de comunicación de la policía, de proponerle a una televisora el montaje y pensarían: “¿Y por qué no televisamos o pasamos en vivo la liberación de víctimas del secuestro?”.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué responsabilidad tenemos los medios de comunicación en esta era de prejuzgar y sentenciar a las personas e incluso la tendencia a eliminar la presunción de inocencia?

J. Volpi. El problema es quién juzga a los medios. Los medios no deberían hacer lo que están haciendo. Los medios deberían estar comprobando los hechos, relacionando, dando contextos, no convirtiéndolo todo en espectáculo que es en lo que participan, enmascarado con la cobertura de una información. Lo que muchas veces hacen no es informar, sino contribuir al espectáculo de la justicia.

W. Manrique Sabogal. Usted ha descrito el tejido de los hechos con varias historias, y empieza de atrás hacia adelante cogiendo cada hilo hasta ir armando todo el tejido con diferentes versiones.

J. Volpi. Ese era el desafío mayor, el desafío de la investigación, pero eso es trabajo y rigor… La parte creativa fue cómo ordenar esa cantidad de material, porque en realidad la vida es caótica por completo y un relato se vuelve inevitablemente lineal y hay que tratar de darle un orden…

W. Manrique Sabogal. Una novela criminal tiene una voz en primera persona muy empática y con credibilidad desde el minuto uno, ¿cómo salió esa voz?

J. Volpi. Ese narrador fue lo que realmente cambió de la primera a la segunda versión de la novela, el orden no es muy distinto. La lectura crítica de mis amigos me hizo ver que tenía que encontrar una voz distinta para contarlo, algo más personal. También me sirvió mucho oír a Emmanuel Carrère en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, el año pasado, y a quien presenté. En su último libro, Carrère cuenta cómo intentó para El adversario escribir una novela idéntica a A sangre fría y cómo no pudo hacerlo y tuvo que cambiar el punto de vista a primera persona.

W. Manrique Sabogal. Usted que ha investigado temas históricos, como en En busca de Klingsor, y actuales para convertirlos en novelas donde busca la verdad ¿Qué es la verdad?

J. Volpi. …No sé… Pero lo que dices es algo de lo que me di cuenta terminando este libro. Es decir que, en el fondo, es un libro con el mismo tema de En busca de Klingsor, la búsqueda de la verdad y la imposibilidad de llegar a una verdad absoluta. Eso es lo que ocurre aquí. La propia intervención de la policía destruyó la posibilidad de saber la verdad completa. Solo pueden reconstruirse fragmentos de la verdad. Tal vez a lo único que podemos aspirar es a las astillas de la verdad.

W. Manrique Sabogal. ¿Cómo controla la simpatía o pasión de un hecho real al escribir?

J. Volpi. Roland Barthes decía: “ningún texto es inocente”, y evidentemente este no lo es. Creo que se filtrará mi punto de vista, pero siendo consciente de ello he intentado al máximo no hacer arengas en defensa de alguien… La mayoría de la gente cree que Florence e Israel son culpables… Tal vez tras leer el libro cambien de opinión. Yo doy todos los elementos para que ellos decidan.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué grado de responsabilidad tienen los políticos en la situación mexicana? ¿Ha cambiado algo en su país después de este caso?

J. Volpi. El problema es que nadie asume responsabilidades de sus actos. México es el reino de la impunidad absoluta para los políticos, para los policías, para ministerios públicos, nadie pagó nada por este caso… No creo que nadie, ni la justicia ni la policía ni los medios ni la Procuraduría hayan aprendido algo del caso.

W. Manrique Sabogal. Florence Cassez quedó en libertad después de ocho años en prisión, pero Israel Vallarta, el mexicano, sigue en la cárcel, con abogado de oficio y sin sentencia.

J. Volpi. Hay un doble rasero de la justicia. Ella tuvo el mejor abogado francés conseguido por el presidente de su país, que a su vez consiguió un gran abogado mexicano y, por supuesto, desarrollaron una estrategia de defensa de manera muy exitosa. Él ha tenido estos abogados de oficio porque no puede pagar un abogado privado. La consecuencia es que llevaba estos trece años en la cárcel sin sentencia de primera instancia… dos tipos de justicia.

Los ojos están puestos ahora en la nueva era que se abre en México con la elección de Manuel López Obrador como presidente, que se posesionará el 1 de diciembre de 2018. Volpi ya dijo en un artículo en El País que uno de los puntos más inciertos de López Obrador «es cómo erradicará la corrupción: su ascenso a la Silla del Águila no operará un milagro. (…) Igual de urgente es un desafío que apenas abordó en su campaña: la construcción de un sistema de justicia confiable, eficaz e independiente. El adjetivo crucial es independiente: la medida de su convicción democrática quedará asentada en su posición sobre este punto. De ello dependerá, a la vez, el éxito de su lucha contra la violencia y la corrupción: un país como el nuestro, donde nueve de cada diez homicidios quedan impunes, no tiene alternativa».

W. Manrique Sabogal. La literatura sigue explorando, y cada vez más metida en la realidad.

J. Volpi. Tiene que ver con lo que está pasando con lo digital. Por un lado, tienes toda la información rápida, pero es todo muy superficial y buscando el espectáculo. Hay una especie de ansia o necesidad de que eso sea simultáneo y poco profundo. Entonces la literatura intenta paliar esa falta de profundidad de lo digital. Esos grandes fenómenos de sucesos que explotan los medios luego necesitan un libro, o una serie de televisión, y no tres reportajes que luego la gente olvida.

  • Una novela criminal. Jorge Volpi. Editorial Alfaguara.
  • Puedes leer el comienzo de la novela en este enlace.

 

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Winston Manrique Sabogal

Un comentario

  1. Interesante entrevista. Dan ganas de leer el libro para crearte tu propio punto de vista. Desgraciadamente no solo México es el reino de la impunidad, gran parte de Latinoamérica adolece de este terrible mal.

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