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Antonio Muñoz Molina: «Si tienes los ojos bien abiertos el mundo entero se despliega ante ti»

VIDEOCHAT Con el académico español y Príncipe de Asturias de las Letras, WMagazín inaugura el ciclo de videochats. Muñoz Molina contestó a sus lectores sobre su nuevo libro 'Un andar solitario entre la gente' y toda su obra e, incluso, sobre su faceta de profesor

Hace unos diez minutos Antonio Muñoz Molina llegó de la calle, de un Madrid lluvioso, a su casa. Allí recibe, el 27 de febrero, a WMagazín para hacer el videochat en el cual contestará a las preguntas que le han enviado los lectores por su nuevo libro: Un andar solitario entre la gente (Seix Barral). Con el autor de obras como El invierno en Lisboa, El jinete polaco, Sefarad, La noche de los tiempos y Todo lo que era sólido, WMagazín convierte en mensuales sus videochats habituales en las ferias de libros o encuentros de escritores que ya ha tenido con nombres como Richard Ford, Elena Poniatowska y Sergio Ramírez. Durante cuatro días los lectores de esta revista enviaron sus preguntas a la sección de Comentarios del artículo que anunció esta cita y a los posts de Facebook.

Un andar solitario entre la gente es un mosaico de textos con aliento poético y plástico. Una especie de cuadro puntillista del presente donde cada pincelada es una de las 516 entradas o relatos o postales literarias o «poemas en prosa» sobre la realidad más actual. Un artefacto narrativo que trata de capturar la vida en movimiento y que permite acercarse a ella y disfrutarla por cualquier página que se abra. El presente contado con la pasión y el amor de Muñoz Molina por la lectura, la literatura y algunos escritores para dialogar con el lector mientras le cuenta lo que ve, piensa, siente y presiente. (Muñoz Molina obtuvo el Premio Médicis 2020, en noviembre, por la versión francesa de esta obra singular).

Los comentarios enviados por los lectores sobre este libro y toda la obra de Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) fueron agrupados en seis preguntas, cada una de ellas representativa de temáticas afines. Winston Manrique Sabogal, director y fundador de WMagazín, hizo de intemediario entre los lectores y Antonio Muñoz Molina aquel martes 27 de febrero en Madrid. El videochat ha sido dividido en dos partes. Bienvenidos a este encuentro exclusivo en la casa del escritor en Madrid:

Antonio Muñoz Molina (izquierda) con Winston Manrique, durante el videochat.

"La libertad de expresión es fundamental, pero la libertad de espíritu también"

«Se daba cuenta de que, más que escribir un libro, lo que estaba haciendo era componer un collage hecho de centenares de páginas de citas, de fragmentos de libros, de apuntes esbozados que no tenía tiempo para desarrollar…».

Con la voz de Antonio Muñoz Molina leyendo uno de los pasajes que dedica a Walter Benjamin, titulado La importancia de la luz, cuya acción refleja, por momentos, la propia elaboración artesanal que hizo el escritor de este Un andar solitario entre la gente, empieza el videochat. Tras el saludo, las siguientes son las preguntas:

Winston Manrique Sabogal: Hugo Vega, de Londres, pregunta: ¿Por qué prefirió la realidad tal cual  y no la ficción? ¿Está cansado de la novela? Un saludo desde Londres…

Antonio Muñoz Molina: No, yo no estoy cansado de la novela, nunca me canso de la novela. Lo que pasa los libros llegan cada uno a su manera. Y llegan y responden a pulsiones distintas. En este caso el impulso principal y muy poderoso que tenía era contar lo inmediato, ponerme delante de lo inmediato e intentar contarlo intentar a encontrar la manera de contar.

W. Manrique: Parte de esa forma está reflejada en su libro Ventanas de Manhattan, posterior al atentado a las Torres gemelas de Nueva York, en septiembre de 2001, donde no es ficción sino que toma ese pulso de la realidad ¿no?

A. Muñoz Molina: ¡Claro! En mi caso siempre están esos estilos, como esos impulsos y a veces funcionan de manera distinta. El impulso de la elaboración narrativa, digamos de largo aliento y muy centrada, muchas veces, en la memoria, y el impulso, también, de contar en crudo aquello que está delante de los ojos, aquello que va sucediendo, aquel impulso de dibujar sobre la marcha lo que está pasando, el impulso del fotógrafo de tomar una foto de aquello que está delante de él. Y eso me parece de los impulsos más poderosos que hay en mi trabajo.

W. Manrique: En este libro hay 516 entradas basadas en hechos reales, pero con el atractivo de la narración de Antonio Muñoz Molina donde en algunos de los hechos lo que hace es transcribirlos, ponerles su toque. Hay una historia de México, por ejemplo, del llamado «ángel exterminador» aparecida en un periódico.

A. Muñoz Molina: Claro, es la realidad inmediata, la realidad contada en el periódico… Nosotros pensamos que la literatura está en los libros literarios, igual que pensamos que el arte esté en las galerías de arte, pues no. La literatura muchas veces está en el periódico, está en lo inmediato. Había una noticia que se publicó sobre una historia terrible que había pasado en México, entonces me di cuenta de que esa historia era una historia en sí y que, además, la podía descomponer en versos, así se convirtió en un poema. No tenía que hacer nada ya. Tenía que cortar y pegar y, de pronto, aquello cobra una fuerza tremenda que es la fuerza que tiene cada entrada que dices tú. Cada entrada está presidida por algo que es un titular popular o un eslogan publicitario y a veces un verso de un poema…

W. Manrique: Esta es una de las múltiples exploraciones narrativas en las que ha estado Antonio Muñoz Molina desde el año 1986 cuando publica su primera novela, Beatus Ille, hasta ahora. En este libro traspasa las propias fronteras de su propia exploración narrativa y de contarnos historias de la vida real. Creo que a usted que le gusta tanto la pintura y cada sábado en su sección de Babelia, en el diario El País, muchos de esos artículos tratan sobre obras de arte y exposiciones, por eso creo que aquí se refleja mucho la mirada plástica de Antonio Muñoz Molina.

A. Muñoz Molina: Es una mirada plástica. Es una mirada plástica porque intenté mirar las imágenes de la realidad, y también es plástica porque también está muy inspirada por las artes plásticas, sobre todo por esa tradición del siglo XX que es la tradición de la fotografía y del collage; del arte hecho a partir de la apropiación de la manipulación de otros materiales.

W. Manrique: Pasamos ahora a una pregunta de Carlos Sánchez Lozano: “¿Caminar con rumbo o sin él? ¿La ciudad como sorpresa o como encuentro? Benjamin se dejaba llevar según sus pasos lo dirigieran al más recóndito de Berlín o París. El poeta colombiano Rogelio Echevarría dice: ‘Todas las calles que conozco son un largo monólogo mío, llena de gente como de árboles heridos por oscura bataola”.

A. Muñoz Molina: Benjamin, decía querido Carlos, que aprender a moverse por la ciudad, aprender a llevar un rumbo por la ciudad era bastante fácil, era más difícil aprender a perderse y que entonces lo que le gustaba era aprender a perderse. Eso es algo que practico con mucha entrega, porque es verdad que es así. Yo a veces voy por las ciudades dispuesto a perderme lo que sea. De hecho una parte del libro consiste en una caminata de muchas horas desde el extremo sur de la isla de Manhattan hasta el extremo del Bronx en una casa en la que vivió Edgar Allan Poe… Siempre hay sorpresas si estás atento, si no estás atento y estás moviendo el móvil o si estás pensando en tus cosas tú no ves nada, pero si tienes los ojos bien abiertos el mundo entero se despliega ante ti. Y si tienes los oídos abiertos, además, estás  escuchando continuamente historias, conversaciones, cosas apasionantes.

W. Manrique: Esto me recuerda que en algunas entrevistas que hemos leído estos días en España y la rueda de prensa con los periodistas usted hablaba de la libertad total como ciudadano y también como creador, evidentemente, para escribir este libro, en el cual también se implican el amante de los paseos y de algunos escritores.

A. Muñoz Molina: Sí. La libertad de espíritu, la libertad de movimiento. A mí no hay nada que me guste más que ir a mi aire, que estar solo. No digo solo la libertad de expresión, que es fundamental, pero la libertad de espíritu también; el tener un poco de desvergüenza, de hacer lo que te da la gana, de hacerlo reflexivamente… Los libros siempre los he escrito con mucha libertad, pero este libro lo he escrito con más libertad todavía porque durante una gran parte de él no sabía lo que estaba escribiendo (risas) Entonces yo hacía exactamente lo que me apetecía en cada momento… me dejaba llevar.

  • Continúa en el texto siguiente.

 

Antonio Muñoz Molina en su casa de Madrid, en febrero de 2018. / Fotografía de Lisbeth Salas

"En cada momento he querido contar aquello que me ha arrebatado"

W. Manrique: Pilar de Alicante, España, pregunta: «Gracias por esta oportunidad. La verdad no he comprado todavía la novela, pero la leeré en Semana Santa. Por lo que he leído en la prensa, usted hace un homenaje a varios autores caminantes como Baudelaire, Benjamin y Lorca, ¿podría decirme qué es lo más importante que han aportado cada uno de ellos a su literatura?

A. Muñoz Molina: Lo que han aportado ellos, cada uno a su manera, es exactamente la pasión de observar el mundo, la pasión de ir por ahí y de observar las cosas y de observar con los ojos abiertos. Es el entusiasmo, por ejemplo, de Lorca en una ciudad de Nueva York donde llega en 1929; el entusiasmo que da en Poeta en Nueva York, pero también en las cartas que escribía a su familia y a sus amigos eso de lanzarse al mundo ¿no? Y también he aprendido de casi todos ellos la ética del trabajo. Benjamin también vivía en la máxima miseria en París, en la máxima incertidumbre, no tenía existencia legal, los alemanes estaban a punto de invadir Francia, era un perseguido y un fugitivo. Todos los días iba a la Biblioteca Nacional de París a trabajar en su enorme proyecto, el proyecto de los pasajes que, claro, nunca terminó…

W. Manrique: De Valencia, España, Lucy pregunta: «Me gustan mucho sus libros señor Molina, me ha parecido entender en varios medios que usted ha dicho que ‘nuestro legado será una montaña de basura’, y usted ha hecho una novela, pareciera del material de la periferia del mundo, de lo que normalmente no vemos los transeúntes».

A. Muñoz Molina: Bueno, claro… El arte se ha constituido al usar aquello que está a la mano ¿no? Los babilonios hacían edificios de ladrillos porque ellos no tenían piedra, lo que tenían era arcilla. Entonces, nosotros, el material más abundante que tenemos y que en otro mundo va a legar en la generaciones futuras no es una montaña, es un planeta de basura. El otro día leí en el periódico que había 70.000 toneladas de basura espacial girando en órbita alrededor de la Tierra. Eso es lo que vamos a legar. Eso es lo que va a legar una sociedad que se basa en el consumo, que se basa en usar y tirar. Que yo vea a una persona tirar un cigarrillo al suelo me enfurezco, porque hay cinco mil sustancias nocivas químicas en ese cigarrillo, esas sustancias van a llegar al mar, esas sustancias van a envenenar a los peces y nos van a envenenar a nosotros…

W. Manrique: Marbel, de Madrid, dice: «Me gustan sus libros del comienzo y de hace unos años como El invierno en Lisboa, El jinete polaco y Sefarad, ¿qué tienen en común esos libros como este de ahora?»

A. Muñoz Molina: Tienen en común que en cada momento he querido contar aquello que me ha arrebatado, que me ha afectado mucho, que necesitaba contar. Lo que tienen en común en cada momento es buscar aquello que más me ha importado hacer. Y tienen en común, también, que son libros muy diferentes entre sí. También a los libros que había hecho antes de cada uno de ellos. El invierno en Lisboa fue un libro completamente distinto a Beatus Ille que es la novela que había hecho antes. Sefarad también para mí fue una sorpresa. Siempre he querido he intentado no confiar en lo que había hecho, sino encontrar algo que me sirviera para percibir mejor, para contar mejor.

W. Manrique: Vamos a cerrar con su faceta de profesor, de transmisor, de Antonio Muñoz Molina más que escritor de lector, de transmitir la pasión del lector que es, quizás, una de las maneras o, quizás, la única o la verdadera para quien aspire escribir no sé… pregunta su exalumno: Giuseppe Caputo…

A. Muñoz Molina: ¡Qué dice Caputo! Qué nostalgia y que alegría hablar de él…

W. Manrique: Caputo más que preguntar quiere recordar algo: «Quiero decirle que siempre recuerdo un pasaje de Memorias de una viuda, de Joyce Caro Oates, sobre la muerte de su esposo. Recuerdo que hablamos de una escena en la que cuenta que casi muere en un accidente automovilístico y ella escribió algo así como ‘De ahí en adelante todo fue un regalo’, y usted nos puso a pensar cuál era la importancia de esa escena con respecto a lo posterior de la muerte del esposo de Joyce Carol Oates. Pues que justamente todo lo que habían vivido del accidente en adelante era un tiempo extra, era un regalo». Con este recuerdo y ejemplo de Antonio Muñoz Molina en la Universidad de Nueva York despedimos este videochat. Con un recuerdo de uno de sus alumnos, muchos de los cuales han publicado ya.

A. Muñoz Molina: Muchos seguirán, pero gente muy valiosa ¿no? De todos los países, de bastantes países de América Latina, de España; hombres, mujeres. La verdad es que ese es uno de mis recuerdos más gratos y aprovecho que Giuseppe haya sacado el tema, haya tenido el detalle de estar aquí porque para mí fue, era una manera de compartir la pasión de leer y de leer para aprender de lo que hay en cada libro, alentar en cada persona su propio talento. Hay en los cursos de escritura creativa  muchas veces una cosa punitiva, una imposición hacia los estudiantes de un cierto modelo de literatura. Y de creer que cuanto más descarnado se sea y más agresivo… Yo nunca fui así. Creo que cada persona tiene que encontrar sus propio límites y las posibilidades. Lo que uno tiene que hacer es alentar en cada persona lo mejor que pueda hacer y ya los límites le llegarán. Pero mi trabajo no era marcar límites, mi trabajo era alentar a que cada uno descubriera su capacidad, que la capacidad de cada uno fuera encontrar lo que podía.

W. Manrique: Y es la libertad creativa de la que hablaba hace un momento, la libertad de este libro que en verdad les recomiendo muy entusiastamente. Por la página en que lo abran encontrarán una o dos entradas o postales, narraciones, cuentos, relatos como queramos llamarlo, da igual…

A. Muñoz Molina: ¿Por qué ponerle nombre? (sonrisas)

W. Manrique: Sí. Lo importante es el placer de la lectura, de disfrutar, de ir de la mano de este señor, Príncipe de Asturias de las Letras, Académico de la Lengua y que ha recibido muchos premios. Gracias por recibirnos en su casa en Madrid para este videochat de WMagazín con el cual inauguramos en 2018 este ciclo de entrevistas con grandes autores y libros nuevos que seguramente serán huéspedes especiales de nuestras bibliotecas.

Lectores WMagazín
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    4 comentarios

    1. Winston, agradecidísimo por la invitación a participar en el videochat y por la respuesta sugestiva e inteligente de Antonio Muñoz Molina, maestro de la observación benjaminiana si lo hay.

    2. Hola, Kiko. NOs alegra de que te haya gustado el videochat. Y gracias por ayudarnos a difundir por redes sociales WMagazin.com Un saludo!

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