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Autorretrato inédito de Vladimír Holan en su poesía y en su prosa

'Profundidad de la noche' es el volumen iluminador sobre la obra del poeta checo, uno de los más admirados de la Europa del siglo XX, que incluye, en primicia, sus primeros poemas. WMagazín avanza un pasaje de la introducción de Janés

Presentación WMagazín. Vladimír Holan (Praga, 1905-1980) es uno de los poetas europeos más admirados del siglo XX. Del hermetismo de sus primeros años pasó, con el ascenso del nazismo, a una poesía más comprometida. En 1948 el gobierno comunista de su país calificó su obra de «formalismo decadente» y dejó de publicarse, tras lo cual Holán decidió encerrarse en su casa de la isla de Kampa. Son los años en que escribe sus mejores libros en verso y en prosa. A partir de 1963 su obra empieza a salir del ostracismo y a recibir el reconocimiento.

La publicación ahora de Profundidad de la noche, una amplia selección de la poesía y la prosa de Holan, con traducción e introducción de Clara Janés, permite apreciar el universo creativo e intelectual del autor checo. Editado por Galaxia Gutenberg, este volumen recoge en primicia sus primeros poemas junto con las prosas tempranas de Coluros, llenas de intensidad lírica, y los escritos posteriores, más reflexivos y testimoniales de Torso y Trapos, huesos, piel. Libros centrales como Dolor y Una noche con Hamlet -del que se ha dicho que es una especie de síntesis del conjunto- se dan íntegros, y de otros como Sin título y Avanzando se brinda una buena muestra. El siguiente es uno de sus primeros poemas:

El árbol se quita la corteza

El árbol se quita la corteza y la veleta
chirría como un cuchillo con una rebanada de pan duro.
Basta sólo vivir, oirás aún el búho
y la noche con la cabeza en sazón entre las patas delanteras.

Por culpa de las seis alas que desplazan las ruinas
entra también otra imagen en el marco.
Mas por recordar el espacio en torno al héroe
el tiempo sólo puede ser futuro.

WMagazín avanza un pasaje de la introducción iluminadora de la poeta y académica Clara Janés, conocedora a fondo de la obra holaniana. Profundidad de la noche llegará a las librerías españolas este 19 de septiembre. La presentación la harán Janés y el poeta Jordi Doce junto al editor Joan Tarrida, el 21 de septiembre en la librería Alberti, de Madrid.

A zaga del pétalo infinito

Por Clara Janés

La presente selección de versos y prosas de Vladimír Holan (Praga, 1905-1980) pretende ampliar, con un antes y un después, el panorama más conocido y llamativo de su obra –‍los poemas extensos de los que se ha dicho son síntesis ontológicas, como Una noche con Hamlet y Toscana, o aquellos libros que se limitan a tratar un único tema como Soldados del Ejército Rojo o Terezká Planetová‍–‍. Por este procedimiento se desplegará ante los ojos del lector toda una geografía, partiendo de los estratos iniciales de su creación para llegar a sus últimas derivaciones. El alcance de la elección –‍dejando aparte las prosas‍–‍, sin prescindir de poemas extensos, incide en los de carácter hermético –‍densos en imágenes‍– y aquellos de condensado pensamiento –‍en ocasiones casi gnómicos‍– que, con todo, son cauda a obras puntales como Sin título, Avanzando, Dolor o Una noche con Hamlet. El resultado obtenido se nos antoja semejante a una vista aérea del cerebro de este poeta, que despertó a su vocación literaria en torno a 1920.

Por aquel entonces, en París, rondaba el surrealismo y aparecía el Primer Manifiesto (1924), mientras en Praga lo hacía el Manifiesto Poetista, la «poesía de los cinco sentidos» próxima, por otra parte, a Dadá y defendida por Jaroslav Seifert, Vitĕslav Nezval y Karel Teige. Como ellos, pero de otro modo (vía Mallarmé), Holan sucumbe a la tentación francesa. En este momento, el poeta ha empezado a trabajar y pronto publicará su primer libro, y traducirá, con el hispanista Vaclav Černý, la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora… Acontecen luego la invasión nazi del país y la subida al gobierno del comunismo y, para Holan, la prohibición de su obra y los largos años de auto-reclusión (desde 1948 hasta su muerte en 1980), durante los cuales, movido por un perpetuo afán de comprender, va profundizando en el enigmático diálogo de la mente con la historia, con el entorno y consigo misma. El resultado es una escritura que refleja en forma de indicios, como un sismógrafo, los acontecimientos en el campo político, social, ético, intelectual y científico que, en el siglo XX, fueron de tal trascendencia.

La presente antología de la obra de Holan, pues, empieza por recoger sus primeros poemas, los cuales, junto a las prosas poéticas de Coluros o las no menos poéticas –‍pero más reflexivas y testimoniales (consideradas como diarios)‍– Torso y Trapos, huesos, piel y las Historias, abren la vía a la creación posterior. A través de su lectura se hace perceptible, por ejemplo, de qué modo el verso más alambicado y abrupto, siempre montado en imágenes, sin dejar esta orientación, va expandiéndose y otorgando mayor amplitud a la onda de su desarrollo, dando cabida a nuevos elementos que van definiendo cada vez más el recorrido de la mente creadora para, más adelante, ya en los últimos años, retrotraerse en una suerte de síntesis.

Considerando las fechas, partimos, pues, de una etapa anterior al encierro del poeta. El lector se encontrará así, de entrada, con los versos de Soplo (Vanutí), editado en el año 1932, es decir, en el mismo año que las prosas de Coluros. En realidad estamos ya en un segundo paso, pues Holan rechazó su primer libro, Abanico en delirio (1926), nacido bajo el ala de Mallarmé y con trazos procedentes de Dadá y el Poetismo. Con todo, es evidente que en Soplo el creador sigue sumergido en el enunciado del mismo Mallarmé: «la poesía está hecha con palabras». Pero Holan ha visto ya que la palabra dice y no dice a la vez, y que dice, además, «otra cosa». Ha visto también que, situada en la frase, contribuye por su fonética a la melodía; y, por su concepto, alusión o carácter simbólico, al colorido del texto, y que la proximidad o alejamiento de una a otra da resultados diferentes; ha experimentado, además, la fuerza de las resonancias y de las evocaciones. Por ello, aun partiendo del simbolismo, no tarda en adoptar modos expresionistas de gran eficacia. Este es el importante paso que rastreamos a partir de Soplo, algunos de cuyos poemas, junto a otros de Arco, Piedra, vienes y Trueno, se incluyen en la primera parte del presente volumen a la que he dado el título de Ráfagas. Se diría que, verso a verso, Holan va abriendo los surcos y descubriendo la semilla para el futuro. Con Coluros y con Torso parece estar cumpliendo el gesto bíblico de remover la tierra y encontrar en el estiércol zafiros que indican el nombre del absoluto. Coluros es la mina de obras tan importantes como Avanzando, Dolor y Una noche con Hamlet.

En el Comentario al Sueño de Escipión, de Macrobio, leemos que coluros son «así llamados porque su revolución es incompleta». Y en una nota a pie de página se nos dice que la palabra es trascripción latina del griego kóluroi (círculos sin cola) y que «deben su nombre al hecho de que una parte del cielo queda constantemente bajo el horizonte, dando así la falsa impresión de que son circunferencias incompletas». He aquí lo que, sin duda, impulsa a Holan a elegir semejante título: la certeza de que cuanto conocemos puede presentarse como un mundo del cual la mitad queda oculto y su captación, a merced de nuestra sensibilidad. Y la sensibilidad de Holan pregunta siempre en primer lugar por la existencia y por el ser. Se trata no sólo del ser del hombre –‍sentimientos, visiones, percepciones‍–‍, ni tampoco sólo del espacio donde se ubica su existencia y del tiempo en que acontecen las sucesiones que vive, sino de todo cuanto existe, lo cual, en un momento apacible, puede ser visto con la picardía de un juego, la alegría de un cuento infantil, el arte de un malabarista o los ejercicios de equilibrio de un acróbata, pero, de hecho, está destinado luego a una profunda reflexión. De momento, sin embargo, estamos aún con posibilidades de cierta ligereza.

Precisamente en el año en que aparecen Soplo y Coluros, 1932, el poeta se casa. Además participa activamente en la vida literaria del país. Al año siguiente publica la prosa Torso, que me atrevería a decir es uno de sus textos fundamentales. Esta obra, por otra parte, encierra una amplia poética a través de la cual detectamos que Holan se va despidiendo del simbolismo para ahondar en la cuestión del ser. Uno de sus fragmentos dice:

¡Obra! No pocas veces en ella el trazo que corrige duda de la imperfección de la línea original, y con frecuencia dudamos del trazo corrector… Hay rostros de ideas. Hay vaciados. (…)

Lo que más asombraba de la personalidad del poeta era que seguía todo lo que sucedía en el mundo, se hacía eco de los acontecimientos, latían en él, no cesaba en sus preguntas. ¿Por qué el hombre pasa del estado de exaltación amorosa al estado de angustia de muerte? ¿Por qué se siente tan impotente frente a la vida? ¿Qué sentido tiene la muerte cara a la vida? ¿Qué sentido tiene el transcurrir? Además, desde su encierro, vivía de noche. Acaso esto es lo que hace el verdadero poeta: sumirse interiormente en las tinieblas, donde la visión se agudiza; sumirse en la oscuridad, donde hay más silencio para que nazca la palabra que tiene que nacer. Y, en el momento del alba, recibirla, como diría San Juan de la Cruz, «en par de los levantes de la aurora».

No sabemos dónde ni cómo

Puede que el tiempo nos preceda
y que su vigencia corrosible
perturbe un poco todo aquello
que construimos con ciego amor…
El rayo aplastado por el carro
fue un poco antes pisoteado por el caballo…
Pero puede que no.

La caída

En cada libro hay un lugar donde se halla una mujer
a la que querríamos besar
hasta que tuviera en las esquinas de los ojos un eclipse de luna,
y nosotros, como si antes de la ejecución
ella nos hubiera vendado los ojos.

En cada libro también hay un lugar
donde amamos el pecado. No es siempre un amor desgraciado.
Sí, sé que hasta de la sangre sale humo.
Sexo del libro. Pero los sueños no se explican.

Noche

Como enamorado, ni siquiera Homero
con Helena tuvo tan poca suerte
ya que él no se enamoró del amor
sino de la belleza. No, ni Homero
con Helena fue tan desdichado
como tú, que te enamoraste de la que llevaba
a la máquina de planchar de la luna
los sudarios de los que aún están vivos…

Alguien

Alguien te dice en sueños: Antes de miles de años…
Nada más que esto: Antes de miles de años…
Te despiertas aterrado, y es el presente
que los aviones a reacción sacuden
hacia el futuro, donde de nuevo se verá sobre los muertos
la homérica valentía de las moscas...

  • Profundidad de la noche. Vladimír Holan. Selección de poesía y prosa. Traducción e introducción de Clara Janés. Editorial Galaxia Gutenberg.
  • Puedes ver todos los avances literarios de WMagazín en este enlace.
Clara Janés
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