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Una ciudad protagonista de cuentos y novelas que ayudaron a construir su imagen

Barcelona ha sido el personaje central de varios libros importantes de autores españoles y extranjeros. Bajo la duda de la independencia de Cataluña, te invitamos a viajar por su capital con obras de Rodoreda, Pla, Genet, Laforet, Marsé, Vázquez Montalbán, Mendoza, Bolaño...

Cuentos, novelas, poemas, ensayos, crónicas… Un buen número de creaciones literarias está en deuda con Barcelona. Esta ciudad no solo es el epicentro de la industria editorial en español y de un ecosistema a su alrededor sino que también ha inspirado a los escritores y ha sido el personaje central de sus obras. Su historia, su gente, sus calles y plazas viven en las páginas de los libros al compás de Pepe Carvalho, el Pijoaparte o Arturo Belano.

La siguiente es una ruta por la Barcelona como personaje literario y pasajes emblemáticos de esos libros:

Vida privada (1932), de Josep Maria de Sagarra

Después de años de prosperidad, la familia Llorebola, una de las más respetadas de la burguesía catalana, ve desvanecer el patrimonio familiar en manos de los herederos más jóvenes. Un recorrido único por la Barcelona de la alta sociedad de los años treinta, entre salas de juntas, aristócratas arruinados y burdeles.

  • Vida privada (1932), de Josep Maria de Sagarra. Anagrama

Nada (1944), de Carmen Laforet

Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar —poblado de seres extraños y apasionantes— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos convergen en un diálogo dramático.

Fragmento: “Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie. Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran estación de Francia y los grupos que se formaban entre las personas que estaban aguardando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso”.

  • Nada (1944), de Carmen Laforet. Colección Austral

Un señor de Barcelona (1945), de Josep Pla

Una serie de retratos humanos, recuerdos y anécdotas de los protagonistas de la Barcelona de principios del siglo XX. Narra la biografía del industrial Rafael Puget, natural de Manlleu y persona de larga vida, conocimientos y experiencias.

  • Un señor de Barcelona (1945), de Josep Pla. Destino

 

 

Diario del ladrón (1949), de Jean Genet

A caballo sobre la confesión y la crónica, sobre la invención y el deseo, esta obra arrastra al lector hacia un mundo de vileza y decadencia. El protagonista pretende salvarse del mal por el propio mal, enfrentado con una sociedad a la que ni quiere ni puede pertenecer.

Fragmento: “Cuando salió de la cárcel, en Katowice, me encontré de nuevo con Michaelis. Hacía un mes que yo estaba en libertad. Vivía de pequeñas rapiñas por los pueblos de los alrededores y dormía en un parque en las afueras de la ciudad. Era verano. Otros maleantes venían a dormir sobre el césped, protegidos por la sombra y las ramas bajas de los cedros. Al alba, de un macizo de flores se levantaba un ladrón, un joven mendigo bostezaba bañado por el primer sol, otros se despiojaban en las escaleras de un seudo-templo griego. Yo no hablaba con nadie. Andaba, solo, unos cuantos kilómetros, entraba en una iglesia y robaba el dinero del cepillo con un palito untado de liga”.

  • Diario del ladrón (1949), de Jean Genet. RBA Libros

La plaza del Diamante (1962), de Mercè Rodoreda

Una crónica fiel de la Barcelona de posguerra y de cómo marcó este periodo histórico a sus habitantes. Narra la historia de Natalia, una joven que conoce a su futuro marido en un baile en la plaza del Diamant. A partir de ahí aceptará todo aquello que la vida y su marido le imponen.

Fragmento: “La Julieta vino expresamente a la pastelería para decirme que, antes de rifar el ramo, rifarían cafeteras; que ella ya las había visto: preciosas, blancas, con una naranja pintada, cortada por la mitad, enseñando los gajos. Yo no tenía ganas de ir a bailar, ni tenía ganas de salir, porque me había pasado el día despachando dulces, y las puntas de los dedos me dolían de tanto apretar cordeles dorados y de tanto hacer nudos y lazadas”.

  • La plaza del Diamante (1962), de Mercè Rodoreda. Edhasa

Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé

El Pijoaparte, un joven de la clase baja, con los atractivos de la juventud, el descaro y la aspiración de realizar un sueño de prestigio social concretado en Teresa, la hermosa muchacha rubia, estudiante e hija de la burguesía. La historia de amor de la niña de buena familia y el joven charnego enlazará todo un mundo de hampones y burgueses, criadas e hijos de papá progresistas que configuran esta novela a la vez romántica y sarcástica, dura e ideal.

Fragmento: “La noche del 23 de junio de 1956, verbena de San Juan, el llamado Pijoaparte surgió de las sombras de su barrio vestido con un flamante traje de verano color canela; bajó caminando por la carretera del Carmelo hasta la plaza Sanllehy, saltó sobre la primera motocicleta que vio estacionada y que ofrecía ciertas garantías de impunidad (no para robarla, esta vez, sino simplemente para servirse de ella y abandonarla cuando y a no la necesitara) y se lanzó a toda velocidad por las calles hacia Montjuich”.

  • Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé. Seix Barral

Los mares del sur (1979), de Manuel Vázquez Montalbán

En la Barcelona de 1979, en vísperas de las elecciones municipales, el detective privado Pepe Carvalho tiene que investigar las causas de un misterioso crimen. Un importante hombre de negocios llamado Stuart Pedrell aparece muerto a navajazos en un barrio extremo de la ciudad cuando desde hacía un año todo el mundo le suponía haciendo un viaje por la Polinesia. Desde la alta sociedad al inframundo de los suburbios, la novela traza un intenso cuadro de personajes y ambientes que refleja los conflictos personales y colectivos de la España de entonces.

Fragmento:

«-Vámonos.
-Yo no me canso de mover el esqueleto.
-Vamos a moverlo de otra manera.
Loli amontonó sus mofletes para sonreír y sopló hacia arriba removiendo el flequillo a lo Olivia Newton-John. -Estás caliente.
-Hoy toca, chachi.
El Bocanegra se puso en pie sobre sus piernas arqueadas. La bóveda galáctica del local formaba un arco de fluorescencias sobre su cabeza. Se subió los pantalones y anduvo con las piernas locas en dirección a la barra. Los camareros servían milagrosamente a tientas. Bultos amontonados sobre la barra se definían de pronto como parejas desperezadas, salientes de un nudo de brazos y lenguas. El Bocanegra pegó un puñetazo suave sobre un bulto”.

  • Los mares del sur (1979), de Manuel Vázquez Montalbán. Planeta

La ciudad de los prodigios (1986), de Eduardo Mendoza

En el periodo comprendido entre las dos Exposiciones Universales de Barcelona de 1888 y 1929, con el telón de fondo de una ciudad tumultuosa, agitada y pintoresca, real y ficticia, asistimos a las andanzas de Onofre Bouvila, inmigrante paupérrimo, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, y su ascensión a la cima del poder financiero y delictivo.

Fragmento: “El año en que Onofre Bouvila llegó a Barcelona la ciudad estaba en plena fiebre de renovación. Esta ciudad está situada en el valle que dejan las montañas de la cadena costera al retirarse un poco hacia el interior, entre Malgrat y Garraf, que de este modo forman una especie de anfiteatro. Allí el clima es templado y sin altibajos: los cielos suelen ser claros y luminosos; las nubes, pocas, y aun éstas blancas; la presión atmosférica es estable; la lluvia, escasa, pero traicionera y torrencial a veces”.

  • La ciudad de los prodigios (1986), de Eduardo Mendoza. Seix Barral

Los detectives salvajes (1998), de Roberto Bolaño

Arturo Belano y Ulises Lima salen a buscar las huellas de Cesárea Tinajero, la misteriosa escritora desaparecida en México en los años inmediatamente posteriores a la Revolución. En la larga odisea Belano se traslada a vivir a Barcelona a casa de su madre, que se encuentra en precario estado de salud.

Fragmento: “La madre de Arturo vivía en Tallers, aquí, en donde ahora vivo yo, en esta casa sin ducha y con el cagadero en el pasillo. Cuando llegué a Barcelona le traje un libro de poesía que había publicado Arturo en México. Ella lo miró y murmuró algo, no sé qué, algo como un desvarío. No estaba bien. El hipertiroidismo la hacía moverse constantemente de un lado a otro, presa de una actividad febril y lloraba muy a menudo”.

  • Los detectives salvajes (1998), de Roberto Bolaño. Alfaguara

 

La sombra del viento (Planeta, 2001) de Carlos Ruiz Zafón

Un amanecer de 1945, un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de Barcelona. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambia el rumbo de su vida y le arrastra a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad.

Fragmento: “Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido”.

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Un comentario

  1. Estas notas breves son un abrebocas de pinceles, pixeles, palabras, para continuar descubriendo que solo observando dando un paseo por esta ciudad en cualquier a tiempo es motivo de pintar una ciudad a cuadritos, con vivencias, aventuras, misterios, dudas, endats, amores, con personajes sencillos, de alcurnia hipócritas y arribistas, gente sensata, atrevida, rebelde, antidocial, almas feas, bellas. Miedos, alegrías y retos, de todo como en una pasteleria,carnicería, salón de estética, tienda de antigüedades y novedades.

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