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‘Sin título’ (2019), de Miquel Barceló, en la portada del poemario ‘Los desnudos’, de Antonio Lucas (VIsor). / WMagazín

Diez poetas y poemarios para afrontar un verano y un tiempo nuevos personal y colectivo

Varela, Lucas, Maillard, Luque, Perse, Molina, Buffoni, Safo, Mandelstam, Plath. Autores que, como los mejores, presiente el porvenir y sus obras, antes de la covid-19, invitan al reencuentro del ser

Los buenos libros presienten que pueden ser refugio en los tiempos por venir. Esa mirada larga que atraviesa el mañana brumoso sin saber que lo hace la suelen tener los poetas. Incluso sobre estos tiempos inéditos de incertidumbre por la pandemia covid-19 en los que el miedo y la muerte rondan entre la irrealidad y la certeza. WMagazín ha seleccionado diez poemarios escritos o recuperados antes de todo esto, pero que hablan del sentir presente y futuro que puede ayudar a las personas a afrontar un tiempo nuevo en lo personal y colectivo.

Desde los sentires de Safo hasta los de Antonio Lucas hoy, desde los grises de Ajmatova y Mandelstam hasta los de Chantal Maillard ahora, desde la mirada interior de Blanca Varela hasta la de César Antonio Molina en presente, desde la mujer en Sylvia Plath hasta las de Aurora Luque…

Poetas y poemas que levantan una geografía del ser y sus alrededores que otean naufragios y extravíos y los conjuran con reconciliaciones, empezando consigo mismos. Parte de todo esto confluye en este poema de Antonio Lucas:

Inscripción

Eres la memoria de aquellos que has querido.
La fiesta de esos nombres como una estrofa viva.
Pero eres, sobre todo, el miedo de perderlos
sabiendo en esa nada tu misma inexistencia.

Cada libro de la antología de WMagazín lo encabeza un poema seguido de una breve reseña:

'Gavieras', de Aurora Luque

LENGUAJES VEGETALES DE MI PAÍS VACIADO

¿Nos vamos a negar a las flautas de junio?
La vida está en el centro del círculo del año
como una emperatriz de manto verde,
embriagada. Obedecen las plantas, las mareas,
las nébulas, los apareamientos.
Nuestra es la noche. Goce como urgencia.
¿La danza de la muerte?
La danza de lo vivo lo viviente lo vivido.
¡La danza de la vida!
Rituales reinventables, fluidos
y poco sistemáticos. De lavados y baños,
y de quemas, de saltos y de danzas. Había que lavarse
la cara en una fuente. Echar en agua pétalos
de clavel o geranio —decía una vecina—
y la piel resplandece y salen novios.
En la fuente, a las doce, una anciana que ríe sin parar
se moja con el agua de San Juan los genitales
y renueva, tras siglos, el gesto de Baubó.
Desnudarnos, al fin, con la ayuda del agua,
del fuego y de la noche. ¿Qué nos mueve, tan hondo,
tan sensual, tan arcaico? ¿De qué barrancos salta
este torrente loco?

Aurora Luque (España, 1962) fue distinguida con el XXXII Premio Internacional de Poesía Loewe por Gavieras. Sobre esta obra, Juan Antonio González Iglesias, uno de los jurados dijo: «El término marino gaviero designa al marinero encargado de otear el horizonte desde la gavia de una nave, el primero en cantar tierra, y Luque lo ha empleado en femenino plural para trazar ‘muchos retratos de mujer cuyas líneas, sumadas, dibujan el autorretrato de la poeta».

'Los desnudos', de Antonio Lucas

Amor

(…)

Nosotros que inventamos todo el cielo.
Nosotros que inventamos la fruta de la nada,
las nubes, las montañas,
la sed de tener tiempo.
Nosotros que fundamos la protesta.
Nosotros que saltamos negando la caída.
Nosotros sin porqué.
Nosotros sin licencia.
Nosotros que al amarnos fingimos algo eterno
sabiendo que el amor solo e un fin que a veces se anticipa.

Antonio Lucas (Madrid, 1975) obtuvo con Los desnudos el XXII Premio de Poesía Generación del 27 por, según el jurado: «el tono conversacional muy meditado que desgrana temas tan necesarios a los que un poeta siempre vuelve como es el tiempo, la memoria y la conveniencia de prescindir de ellas. Sus efectivas imágenes y el uso continuado de la anáfora que se amplifica a modo de mantra en algunos textos».

Los desnudos a los que alude el título del libro somos nosotros, dice la editoial Visor: «los desconvocados, los sin templo, los huéspedes de la periferia en un mundo que penaliza el silencio, la rebeldía y la diferencia. Desde una certeza así, estos poemas son una expedición por la vida hilando los pequeños momentos que la hacen grande, que la agitan, que la encienden, que la desarman. El cambio de casa y la memoria que se agita en ese momento, el amor, la soledad, los viajes, España como contradicción, los amigos, el deseo, le belleza furtiva de tres islas griegas»

'Mandelstam', de Anna Ajmatova

A Anna Ajmatova

De medio perfil, ¡oh, aflicción!,
contemplo a los desinteresados.
Sobre los hombros quedó petrificado
el chal clásico de imitación.

La voz siniestra -amarga embriaguez-
descarga lo profundo del alma:
así -una Fedra indignada-
se alzaba allá en tiempos de Raquel.
Osip Mandelstam

A Ó. Mandelstam

Me asomo a ellas como a una copa,
incontables notas en ellas se esconden:
de nuestras juventudes ensangrentadas
son noticia negra y dulce.

El mismo aire, al asomarse a un abismo,
lo respiré en tiempo una noche,
una de esas noches vacías y férreas
en las que en vano llamas y gritas.

(…) Anna Ajmatova

Este libro es una aproximación muy acertada a dos de los poetas rusos más importantes e influyentes del siglo XX: Anna Ajmatova y Ósip Mandelstam. Esa aproximación a estos dos poetas, perseguidos por el stalinismo, se hace a través de un texto en el que Ajmatova recuerda a Mandelstam, algunas cartas entre ambos y unos poemas. Tres aspectos que se complementan para ofrecer un retrato humano, artístico y de amistad.

'Medea', de Chantal Maillard

Fragmento 29

CUIDAD de vuestros hijos, dijeron entre sí.
Ellos defenderán a aquellos que servimos.

Sólo algunos oyeron las palabras
que fueron añadidas en voz baja:

Cuidad de vuestros hijos: son
los que enviaremos a morir.

En Medea, Chantal Maillard va hasta las raíces del ser humano. Observa, indaga, pregunta, reflexiona, cuenta y poetiza en un monólogo, en un río de palabras que corren, se serenan, que va por curvas o se precipita, las posibles causas y motivos del obrar humano. Uno de sus versos contiene la clave:

«Pensáis que todo crimen responde a un motivo.
No es así.
Todo tiene una causa
pero no toda causa es un motivo».

Es Medea que mira su presente hecho de pasado que en su caso ha tejido dolor y drama, como si acaso recordar y pensar sanaran.

'Mi decir salvaje. Antología 1979-2015', de Franco Buffoni

Mi fin hubiera sido el de Alan Turing

Mi fin hubiera sido el de Alan Turing
o quizá el de Giovanni Sanfratello
en manos de los médicos católicos,
sus comas de insulina
y alguno que otro de sus electroshocks.
Un pequeñoburgués
era mi padre cariñoso
y no hubiera querido ensuciarse las manos.
Controlando al principio
las ganas de estrangular
al hijo degenerado,
habría delegado en convenientes
funcionarios
la defensa de su honor.

Los versos de Franco Buffoni (Milán, 1950) seducen por la serenidad y atrapan en su mirada profunda. El ser humano visto desde su belleza y lo que contempla para mostrar que se sostiene sobre heridas, dolores o miedos. Un gesto milagroso, seres que avanzan, que miran al pasado, y avanzan, como la vida misma.

'Para el tiempo que reste', de César Antonio Molina

CULTIVO DE UNO MISMO

cultivo de sí
cuidar de uno mismo
heautou epimeleisthai
ocuparse de sí mismo
¿a qué hora, en qué día, en qué año?
preocuparse de sí mismo y demis almas
un imperativo la cura de sí mismo
una conminación
replegarse y volverse hacia uno mismo
animum suum non colunt
perfeccionar el alma a través de la razón
cur non etiam animum suum ratione excolant
ni demasiado pronto ni tarde
velar por sí mismo
quienes quieran salvarse cuídense
vacante para sí mismo
sibi vacare
hacerse a sí mismo
se formare
sibi vindicare
se facere
se ad studia revocare
secum morari
acude en tu ayuda si te acuerdas de ti mismo
mientras todavía es posible

(…)

El miedo es el hijo peligroso del tiempo. Esto viene a decir César Antonio Molina (La Coruña, España, 1952) que con este poemario mira el horizonte de la vida, intenta abrir su mirada entre la bruma que cubre el futuro. Queda esperar, y en esa espera el poeta descubre la hora del ser humano a mirarse a sí mismo, reconciliarse consigo mismo.

'Si no, el invierno. Fragmentos de Safo', de Anne Carson

1

Inmortal Afrodita de mente centelleante,
hija de Zeus, que tramas enredos seductores, te suplico
no me rompas con duros sufrimientos
señora, el corazón
pero ven hasta aquí si alguna vez antaño
atrapaste mi voz desde muy lejos
y al oírme dejaste de tu padre la casa
de oro, por venir,
unciendo tu carruaje. Y pájaros hermosos te trajeron,
rápidos gorriones sobre la negra tierra
agitando sus alas bajo el cielo a través
del espacio del aire.
Y llegaron. Mas tú, oh bienaventurada,
sonreías con tu rostro inmortal y preguntaste qué
(de nuevo ahora) había padecido y por qué
(de nuevo ahora) te llamaba
y qué quería yo tanto que ocurriera
en mi corazón loco. ¿A quién seduciré (de nuevo ahora)
para que a tu amor vuelva? ¿Quién, oh Safo,
comete una injusticia contra ti?
Porque si ella está huyendo, pronto perseguirá.
Si rechaza regalos, pronto los hará ella.
Y si es que no ama, pronto tendrá que amar
incluso no queriendo.
Ven ahora a mi lado. Líbrame de la dura
preocupación. Y todo lo que quiere
mi corazón lograr, lógralo. Y que tú
mi aliada seas.

Safo y el mundo grecolatino son la razón por la que Anne Carson (Toronto, Canadá, 1950) se dedicó a la poesía, y a traspasar las fronteras de las etiquetas poéticas y literarias y tratar de fundir todo en un sus textos. Este libro es su trabajo sobre Safo, su traducción al inglés de la poetiza griega, que a su vez en español ha hecho Aurora Luque. Si no, el invierno. Fragmentos de Safo es una edición trilingüe, griego, inglés y en español. En este volumen la gran poeta, ensayista, intelectual y traductora canadiense presenta el poema Oda a Afrodita, el único completo, y 192 fragmentos de la poeta de Lesbos. La traducción de Carson ilumina las reflexiones de Safo (630 a.C.) sobre el amor, el deseo, el matrimonio, el exilio y otros aspectos de la condición humana. Carson ha obtenido este 2020 el Premio Princesa de Asturias de las Letras.

'Soy vertical, pero preferiría ser horizontal', de Sylvia Plath

TULIPANES

Los tulipanes son demasiado susceptibles, y aquí estamos en invierno.
Mira qué blanco está todo, qué nevado, qué apacible.
Estoy aprendiendo a estar en paz, yaciendo sola, tranquila
Como la luz sobre estas paredes blancas, esta cama, estas manos.

No soy nadie; no tengo nada que ver con ningún tipo de explosión.
He entregado mi nombre y mi ropa de diario a las enfermeras,
Mi historial al anestesista, y mi cuerpo a los cirujanos.

Y aquí estoy, con la cabeza suspendida entre la almohada y el embozo,
Como un ojo entre dos párpados blancos que no quieren

La belleza también está hecha de angustia, dolor y muerte. Incertidumbre, sobre todo. Estos poemas de Sylvia Plath son una prueba. Versos aquí como espejos de su vida, del latir de su zozobra personal derivada de afectos incumplidos por múltiples razones.

'Vientos', de Saint-John Perse

4

…¡Pero es del hombre de quien se trata! Y del
hombre mismo ¿cuándo hablaremos de verdad?
-¿Alguno en el mundop alzará su voz?
Pues es del hombre de quien se trata, en su
presencia humana; y de un agrandamiento de la
mirada hacia los más altos mares interiores. (…)

El francés Saint-John Perse (1887-1975) dijo que «toda creación del espíritu es, ante todo, poética», y la poesía es, ante todo, «un modo de vida». Y estos versos de Vientos son una prueba en la que involucra y junta pasados remotos y legendarios con el tiempo que le tocó vivir. El tiempo en que se configuraba el ser humano de ahora con sus deberes y derechos, el de la libertad con fronteras en aras de la convivencia, el romanticismo que se iba y la tecnología que irrumpía.

'Y todo debe ser mentira', de Blanca Varela

Destiempo III

El rayo ha perfumado ferozmente nuestra
casa. Tenemos sed, tenemos prisa por golpear
con el hueso de una flor en la niebla.
Hay un árbol talado en esta historia.
Contemplamos el cielo. No hay señales.
¿Es de día? ¿Es de noche?
Murió la araña que medía el tiempo,
solo hay un viejo muro y una nueva
familia de sombras.

Blanca Varela (Lima, 1926-2009) es una de las poetas latinoamericanas más relevantes de la poesía contemporánea. Una muy buena descripción de Varela la hace en el prólogo de Y todo debe ser mentira Olga Muñoz Carrasco:  «franqueaba un raro espacio con la aspereza de sus versos, un lugar osado que apenas existía para las mujeres de su tiempo y que ella instauró y liberó en muchos sentidos. Su obra ejemplifica un lema de unos de sus versos: desesperación, asunción del fracaso. De esa manera sus poemas enseñan a hacer de la caída, vuelo». La poeta peruana obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el año 2001, el Premio Ciudad de Granada 2006 y los premios García Lorca y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2007.

  • Y todo debe ser mentira. Blanca Varela. Selección y prólogo de Olga Muñoz Carrasco (Galaxia Gutenberg).
Santiago Vargas
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