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Xenofobia, libros que alertan sobre la crisis en Europa y proponen soluciones

Los brotes de miedo y odio a los extranjeros aumentan en el continente atizados por políticos, gobiernos, medios de comunicación y la sociedad. WMagazín recomienda la lectura de obras contemporáneas que analizan esta tragedia

La sombra del miedo y el odio al extranjero recorre Europa. La amenaza de los brotes de xenofobia aumentan con gestos más allá de las palabras por parte de algunos políticos, gobiernos, sociedad y medios de comunicación. Los líderes de la ultraderecha en los diferentes países que ven a los inmigrantes y a grupos ‘diferentes’ como enemigos suben en las encuestas, desafían las reglas de igualdad, solidaridad y convivencia y atentan contra los derechos humanos. Mientras tanto, aumentan las protestas de la gente como se ha visto estos días en Alemania donde la canciller Angela Merkel ha tenido que llamar al orden. A su alrededor, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el ministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, se reúnen y comparten sus opiniones, mientras en Francia el Frente Nacional y en Austria el partido de la ultraderecha no cesan de atizar el fuego xenófobo. Y en el horizonte las elecciones europeas de 2019.

WMagazín reseña una serie de novelas y ensayos contemporáneos que tratan el tema de la xenofobia en la cotidianidad, en la política, en lo social y en lo histórico. Son libros que ponen frente al espejo tanto a políticos como a gobiernos y a la sociedad civil. Escritores, filósofos, artistas e intelectuales han advertido de estas amenazas y llamado a la responsabilidad por parte de todos, instituciones públicas, privadas y sociedad civil.

El escritor italiano Domenico Starnone alertó hace poco en una entrevista a este magazín que «este fenómeno italiano es un poco el resumen de la situación europea», y el español Agustín Fernández Mallo se preguntó, en otra entrevista aquí mismo: «¿por qué tenemos es ansia de destruir Europa? No tenemos memoria de la barbarie».

WMagazín recomienda los siguientes seis libros que ayudan a ver la realidad del problema al tiempo que plantean soluciones, y si conoces alguna otra obra te invitamos a que nos dejes tu recomendación en la sección de Comentarios, al final del artículo. A continuación nuestra selección de libros contemporáneos sobre la xenofobia:

Mírame

Antonio Ungar (Anagrama)

“Sentado en el suelo, dejé que gritara a pocos centímetros de mi cara y después más lejos. Dejé que, ya completamente fuera de control, repitiendo insultos y maldiciones, golpeándose el pecho desnudo, tirara la mesita del salón al suelo y rompiera tu florero. Dejé que chillara todo lo que quiso. Yo ya no estaba ahí. Les di la espalda a los gritos, a su cuerpo tambaleándose entre los muebles. Entré al baño e intenté mear pero el miedo no me dejó. Me lavé la cara sin mirarme al espejo…”.

Antonio Ungar (Bogotá, 1974) logra con Mírame un necesario y oportuno espejo con dos caras: uno en el cual se pueden mirar y reconocer los racistas y todos aquellos con prevenciones infundadas contra los inmigrantes, y el otro en el cual el resto de la población puede acercarse a la intimidad de una de aquellas personas para conocer una parte de sus pensamientos y acciones. Es una novela a manera de diario en la que un hombre muestra su obsesión y acaba espiando a unos vecinos. Europa y los europeos vistos y confrontados a través de una mirilla. Mírame habla de «la crisis actual de esta Europa que no sabe qué hacer con los inmigrantes», ha dicho Ungar.

Contra el odio

Carolin Emcke (Taurus)

«El odio es siempre difuso. Con exactitud no se odia bien. La precisión traería consigo la sutileza, la mirada o la escucha atentas; la precisión traería consigo esa diferenciación que reconoce a cada persona como un ser humano con todas sus características e inclinaciones diversas y contradictorias. Sin embargo, una vez limados los bordes y convertidos los individuos, como tales, en algo irreconocible, solo quedan unos colectivos desdibujados como receptores del odio, y entonces se difama, se desprecia, se grita y se alborota a discreción: contra los judíos, las mujeres, los infieles, los negros, las lesbianas, los refugiados, los musulmanes, pero también contra los Estados Unidos, los políticos, los países occidentales, los policías, los medios de comunicación, los intelectuales[1]. El odio se fabrica su propio objeto. Y lo hace a medida».

«Emcke demuestra que el diálogo es posible, y su libro nos recuerda que es una tarea que debemos abordar». Esto dijo el jurado del Premio de la Paz de los libreros alemanes para Contra el odio. Racismo, fanatismo, antidemocracia… en un espacio público cada vez más polarizado se impone un pensamiento que solo permite dudar de las opiniones ajenas, nunca de las propias. La intelectual alemana analiza el sentimiento de odio y trata de buscar sus raíces mientras deja claro este sin sentido e invita a lo diverso, al mestizaje como enriquecimiento de la naturaleza humana. Emke recuerda que es responsabilidad de todos luchar contra las diferentes formas de desprecio, denigración, intolerancia e incomprensión frente a los que no son como nosotros.

«Se ha abierto la veda. Ahora la gente exhibe con orgullo su rechazo a los extranjeros. En la televisión y en la calle, el racismo ha llegado al centro de la sociedad. Se ha roto el tabú». Con estas palabras Emcke alertaba de la situación en una entrevista en el diario El País.

Aporofobia, el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia

Adela Cortina (Paidós)

«A pesar de que el termómetro de la xenofobia ha subido una gran cantidad de grados en países de la Unión Europea, sobre todo desde el comienzo de la crisis, mirando las cosas con mayor detención no está tan claro, como hemos comentado, que en la raíz de este ascenso se encuentre sólo una actitud como la xenofobia. (…)

En conclusión, el personal sanitario español, bien formado, interesa a Reino Unido, y los jubilados británicos, que vienen a España a disfrutar del clima en sus últimos tiempos, interesan a España. Ni asomo de aversión en ninguno de los dos casos; no parece que sea el extranjero, por el hecho de serlo, el que produce rechazo. (…) Y es que no repugnan los orientales capaces de comprar equipos de fútbol o de traer lo que en algún tiempo se llamaban «petrodólares», ni los futbolistas de cualquier etnia o raza, que cobran cantidades millonarias pero son decisivos a la hora de ganar competiciones. Ni molestan los gitanos triunfadores en el mundo del flamenco, ni rechazamos a los inversores extranjeros que montan en nuestro país fábricas de automóviles, capaces de generar empleo, centros de ocio, a los que se da el permiso de fumar en sus locales y bastantes privilegios más. Y todo ese largo etcétera de aportaciones extranjeras que aumentan el PIB.
Por el contrario, lo cierto es que las puertas se cierran ante los refugiados políticos, ante los inmigrantes pobreza. Las puertas de la conciencia se cierran ante los mendigos sin hogar, condenados mundialmente a la invisibilidad.
El problema no es entonces de raza, de etnia ni tampoco de extranjería. El problema es de pobreza. Y lo más sensible en este caso es que hay muchos racistas y xenófobos, pero aporófobos, casi todos. (…) Es la fobia hacia el pobre la que lleva a rechazar a las personas, a las razas y a aquellas etnias que habitualmente no tienen recursos y, por lo tanto, no pueden ofrecer nada, o parece que no pueden hacerlo».
Adela Cortina conmocionó a la sociedad con este ensayo lúcido que sirvió de espejo ante la ciudadanía. Si con el título señala y desenmascara un problema de la sociedad, con el subtítulo plantea la solución: Un desafío para la democracia. Y para esta intelectual española la responsabilidad es de todos y propone fórmulas para eliminar esta predisposicion a la fobia a los pobres: educación, eliminación de desigualdades económicas y fomento de una hospitalidad cosmopolita.

El negocio de la xenofobia. ¿Para que sirven los controles migratorios?

Claire Rodier (Clave intelectual)

«La vigilancia de las fronteras se ha convertido, en los últimos años, en un gran negocio. A partir de la década de 1990, las empresas privadas de seguridad y la industria del armamento han descubierto que el control de los inmigrantes puede ser una gran fuente de ganancias. La mayor empresa de seguridad, G4S (que dedica una parte de su actividad a la ‘gestión’ de la inmigración), tiene en la actualidad más de 650.000 empleados, lo que la convierte en la segunda empresa privada del mundo en personal contratado. FRONTEX, la agencia europea de vigilancia de fronteras creada por la Unión Europea, es emblemática de este boom, muy rentable políticamente y muy lucrativo en el plano financiero. Libia, antes y después de Gadafi, ha sabido sacar provecho del «maná» de los emigrantes, que son objeto de infinitos tejemanejes por parte de los capitales europeos. En Israel y Estados Unidos, la construcción de centros de detención para extranjeros y el levantamiento de muros, destinados a cerrar las fronteras, ha supuesto un buen negocio, a la vez que es una eficaz forma de alimentar los fantasmas xenófobos de la población, con la consiguiente satisfacción de determinados políticos. El sistema SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior), utilizado en las islas Canarias, las Baleares y el sur de España, las murallas que se alzan en México o Tel-Aviv… estos engranajes invisibles en busca de nuevas ganancias, establecidos por todas partes, de Senegal a Estados Unidos, de Kiev a París o de Tel-Aviv a Turquía, salen por primera vez a la luz».

A partir de la investigación sobre el negocio de la inmigración, Claire Rodier no solo denuncia esta situación sino que analiza y cuestiona las políticas migratorias y reflexiona sobre el despertar de la xenofobia en el mundo. Al tiempo que en sus páginas está presente la pregunta sobre la responsabilidad de la ciudadanía.

El racismo y la xenofobia. Excluir al diferente

José María Perceval (Cátedra)

«La xenofobia y el racismo no son reacciones ‘populares’ ante lo diferente o lo extraño. Esa es la punta del iceberg de las construcciones premeditadas de dirigentes e intelectuales que han ideado teorías religiosas, filosóficas y, posteriormente, seudocientíficas para justificar la discriminación, explotación y eliminación de personas y colectivos humanos. En el proceso de xenofobia siempre hay personas concretas con intereses determinados que han puesto los huevos de la serpiente de los procesos excluyentes posteriores».

Perceval escribe sobre el fortalecimiento y radicalización de grupos que alientan la xenofobia por múltiples motivos con intereses previos relacionados con el etnocidio (represión de formas culturales y de los grupos que las representan) o el genocidio (exterminación de un grupo por su pertenencia, real o inventada en la mayoría si no todos los casos, a un genos común).

La Europa siniestra

Esteban Ibarra. Prólogo de Baltasar Garzón (La Catarata)

«Existe una Europa que defiende la dignidad, la libertad, la igualdad y la justicia: ideales que constituyen la piedra angular sobre la que se construye un modelo político en el que todas las personas en cada uno de los Estados miembros convivan en armonía. Pero también existe una Europa en la que se niega el Holocausto o se grita ‘que se vayan a su país’, se rechaza dar atención sanitaria a una mujer andina, no se contrata a un hombre por ser negro o se agrede a una joven de determinada ideología política e incluso se mata y se cometen crímenes de odio. Este libro muestra el encuentro entre la Europa de los ideales y la siniestra; un encuentro que no se produce solo a pie de calle, sino que incluso alcanza las instituciones europeas, en las que ha aumentado la presencia de partidos de ultraderecha. Las diferentes formas de intolerancia aparecen caracterizadas con detalle, recogiendo tanto su evolución histórica como los estudios y datos más actuales; tanto la situación internacional como la de las personas que han vivido la intolerancia y los discursos del odio»

Ibarra hace una radiografía de los ideales europeos y la realidad con el objetivo de que la gente no olvide el pasado reciente del continente, a la vez que advierte de los peligros que rodean el bienestar de convivencia alcanzado después de la Segunda Guerra Mundial.

***

El intelectual francés Sami Naïr dio un campanazo de alarma sobre el crecimiento de la xenofobio, la primavera pasada en el diario El País, de España:

«La cuestión es saber, ahora, en la época de decadencia de la ilustración que estamos viviendo, si el racismo (en especial frente al islam o al judaísmo, a la inmigración, a las mujeres, a los homosexuales, a los seres humanos diferentes del color blanco, y seguramente frente a otros colectivos que cabría citar) y las fobias modernas ante el mestizaje generado por el gran proceso de mundialización de la economía y de los seres humanos, desembocarán en una trágica regresión cultural de las democracias o en un estallido de guerras confesionales, étnicas, incluso de géneros. Lo cierto es que la atmósfera se hace cada vez más irrespirable. Basta con consultar algunos periódicos que, sin escrúpulos, dan rienda suelta a la incitación al odio del otro».

«Precisamente las dos señales de fobia que, hasta hace poco, se concebían integradas en el capital cultural maloliente propio de la extrema derecha europea, es decir, el racismo antinmigrante y el fundamentalismo antislámico, son ahora rasgos culturales asumidos con orgullo por las viejas fuerzas políticas conservadoras: esa es la gran victoria ideológica de la extrema derecha. De ahí que el discurso de la exclusión, el temor o el odio, que en Francia es la esencia de la retórica del Frente Nacional de los Le Pen desde los años ochenta, se haya convertido en elemento patrimonial de periódicos y partidos conservadores ‘normales’: basta con observar la prensa conservadora, o escuchar al líder del antiguo y extinto partido gaullista, para darse cuenta de la enorme involución en la que la sociedad francesa se encuentra inmersa».

  • Si conoces alguna otra obra sobre xenofobia te invitamos a que dejes tu recomendación en la sección de Comentarios, al final del artículo.
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Santiago Vargas

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