Alejandra Pizarnik y la compañía de la belleza del misterio
El 29 de abril de 1936 nació uno de los grandes poetas de la lengua española. WMagazín rinde homenaje a la escritora argentina al recordar algunos de sus poemas en días de la 44ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Presentación WMagazín «Cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas». Estas palabras de Octavio Paz sobre la obra de la argentina Alejandra Pizarnik sirven a WMagazín para empezar el homenaje a una de las grandes poetas en español de la segunda mitad del siglo XX. Bautizada como Flora Alejandra Pizarnik, nació en Avellaneda el 29 de abril de 1936 y se suicidó en Buenos Aires el 25 de septiembre de 1972.
Noche-luz, muerte-sentidos, desaparición-estar, abandono-palabras, amor-pasión, exilio-clamor fueron binómios temáticos de la obras presente en títulos como Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968), El infierno musical (1971) y su libro en prosa La condesa sangrienta (1971), sobre Elisabeth Báthory, la aristócrata húngara que asesinó a 650 jóvenes para bañarse en su sangre porque según la leyenda le daría belleza y eterna juventud. Pizarnik rondó a la muerte y la muerte la rodeó con sus sombras porque, tal vez, como ella misma escribió:
«La vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui»
En días de la 44ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y del Festival de Poesía, que se celebra aquí, nada mejor que escuchar a la gran poeta:
Alejandra Pizarnik
TIEMPO
Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.
VOY CAYENDO
1
el vino es como un llanto desolado que humedece mi juventud frente a tus besos que
otra deglute
el vino es el elixir que pulveriza los
pestilentes deseos de mi cuerpo que aletea gimiendo frente a tu efigie de
sombra amodorrada
2
el vino se aclara mezclado a mis
lágrimas tan mudas tu rostro de gitano enharinado aparece en cada burbuja mi garganta es
un archipiélago maldito
mi sien la tapa de un pozo inmundo desearte amor y enfrentar tu altura con cursis angustias!
SÓLO UN AMOR
Mi amor se amplía.
Es un paracaídas perfecto.
Es un clic que se exhala y
su pecho se hace inmenso.
Mi amor no ruge
no clama
no ruega
no ríe.
Su cuerpo es un ojo.
Su piel un mapamundi.
Mis palabras perforan la
última señal de su nombre.
Mis besos son anguilas que él
se ufana en dejar resbalar.
Mis caricias un chorro reminiscente de música sobre fuentes de Roma.
Nadie pudo huir aún de su territorio anímico.
No hay rutas ni pliegues ni insectos. Todo es tan terso que mis lágrimas se sublevan.
Mi creación es una mojigatería junto a
su rubio carromato.
En estos momentos el tintero alza vuelo y enfila hacia linderos inacabables de mosquitos haciendo el amor.
Suena el fatídico sonido. Ya no vuelo.
Es mi amor que se amplía.
MÁS ALLÁ DEL OLVIDO alguna vez de un costado de la luna verás caer los besos que brillan
en mí las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando vendrán las hojas impávidas que
algún día fueron lo que mis ojos vendrán las mustias fragancias que innatas descendieron del
alado son vendrán las rojas alegrías que burbujean intensas en el sol que redondea las
armonías equidistantes en el humo danzante de la pipa de mi amor
LEJANÍA
Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminicencias de
tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus
pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus
labios.
Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?
LA ÚLTIMA INOCENCIA (1956)
A León Ostrov
SALVACIÓN
Se fuga la isla
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta Ahora
es el fuego sometido
Ahora
es la carne
la hoja
la piedra
perdidos en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización que purifica la caída.
LA DE LOS OJOS ABIERTOS
La vida juega en la plaza
con el ser que nunca fui
y aquí estoy
baila pensamiento
en la cuerda de mi sonrisa
y todos dicen esto pasó y es
va pasando
va pasando
mi corazón
abre la ventana
vida
aquí estoy
mi vida
mi sola y aterida sangre
percute en el mundo
pero quiero saberme viva
pero no quiero hablar
de la muerte
ni de sus extrañas manos.
Al morir Alejandra Pizarnik su leyenda empezó a crecer. Su voz como un hilo de susurro:
Yo voces.
Yo el gran salto.
Cuando la noche sea mi memoria
mi memoria será la noche.
Poemas y versos en los que conviven lo luminoso y lo oscuro:
La noche se astilló en estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
- Alejandra Pizarnik. Poesía completa. Edición de Ana Becciu (Lumen).
- Pizarnik. Nueva correspondencia (1955-1972). Edición de Ivonne Bordelois y Cristina Piña (Lumen).
- La condesa sangriente. Ilustraciones de Santiago Caruso (Libros del Zorro Rojo).
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