La escritora argentina Clara Obligado, autora de ‘Tres maneras de decir adiós’. /Foto de Manuel Yllera, cortesía de Páginas de Espuma para WMagazín

Clara Obligado: “Negar la muerte es una manera psicótica de vivir. Y la escondemos porque no aceptamos la realidad”

La escritora argentina publica el volumen de cuentos `Tres maneras de decir adiós' donde crea un híbrido de géneros, voces, temas. A partir de tres pérdidas, analiza la memoria, el recuerdo, la muerte, el amor, los fantasmas y la maternidad en un mundo conectado con la naturaleza

Clara Obligado acaba de terminar de jugar en la piscina con su nieto. Al verlo se acordaba de ella en ese momento de su infancia, “un recuerdo fantasmático”. La escritora argentina está en Robledillo de La Vera, un poblado de unas doscientas personas, de la mancomunidad de La Vera, en Extremadura, que da contra la montaña, mientras del otro lado tiene a Ávila, es decir que está en el calor, pero tiene cerca el frío. En este pueblo es donde a Clara Obligado (Buenos Aires, 1950) le gusta escribir, deja Madrid y se viene buenas temporadas, al campo. Cuenta que “aquí en la zona, en La Vera, vivió el emperador Carlos V, aquí murió, porque era de los lugares más bonitos de España”.

Un lugar, una escena y unas palabras que escenifican su volumen de cuentos Tres maneras de decir adiós (Páginas de Espuma): vida, recuerdos, amor, fantasmas, naturaleza, muerte, despedidas, maternidad, memoria, belleza, vida. Un libro en el que va más allá de lo que ha escrito hasta ahora al imbricar diferentes formas, voces, géneros literarios y fundir los temas citados como uno solo. Un territorio mestizo: “No escribo en un género estable sino inestable, y esta inestabilidad me parece que nos representa a los que emigramos. Un género degenerado que no responde a un género solo y con una voz comunitaria. Un libro es un hecho colectivo”, afirma Clara Obligado. Tres historias que se abren y se cierran emocional y temáticamente de manera continua y que están interconectadas, como la vida misma, pero que tienen su propia autonomía, como la vida misma. Retrato de la existencia individual y colectiva hecho de fragmentos que suelen estar unidos, pegados, pero que, a veces, se aflojan y generan cambios dentro y fuera de cada uno.

Con 26 años llegó Clara Obligado a España, exiliada política de la dictadura militar de su país, luego de la desaparición de su pareja. Licenciada en Literatura, fue una de las pioneras de talleres de Escritura Creativa creados en España. En 1996 recibió el premio Femenino Lumen por su novela La hija de Marx y en 2015 el premio de novela breve Juan March Cencillo por Petrarca para viajeros. El cuento es un territorio que controla y no cesa de explorar, como lo demuestra en Tres maneras de decir adiós. Y antes que él en Las otras vidas, El libro de los viajes equivocados, La muerte juega a los dados y La biblioteca de agua. Una escritora clave en la implantación del microrrelato en España con las antologías Por favor, sea breve 1 y 2, (todos en Páginas de Espuma). Entre sus ensayos figuran Una casa lejos de casa. La escritura extranjera y Todo lo que crece. Naturaleza y escritura.

Clara Obligado habla en esta vídeo entrevista de su interés por romper las formas literarias, quizás de acercarse más a la forma natural de la vida y de contarse a sí misma.

Clara Obligado. /Foto de Miguel Lizana Barco, cortesía de Páginas de Espuma para WMagazín

Romper las fronteras literarias

Winston Manrique Sabogal. Le voy a leer una frase que para mí condensa todo el libro y que es una historia y un relato en sí misma. Todo el libro en el sentido de lo que ha escrito, de dónde va, la parte existencial, el juego, la literatura, la vida, la ficción, la vida, la muerte, la literatura, en fin, dice así: “En la Patagonia hay unos pinos que estaban allí durante la guerra de Troya y que han generado madera y madera sobre leños sin vida, muertos y vivos al mismo tiempo”.

Clara Obligado. Y es la ecología también.

W. Manrique Sabogal. Es La Patagonia, es Troya, el presente y el futuro.

Clara Obligado. Y, además, es verdad, porque esos pinos existen; no los habían encontrado y ahora como empiezan a pisarles alrededor, los empiezan a matar. Es cómo el ser humano estropea lo que toca, también. Yo ahora estoy escribiendo sobre los árboles y estoy investigando mucho.

W. Manrique Sabogal. En esta frase y en los tres cuentos conecta el tiempo, en mayúsculas, poque crea un tiempo sin tiempo.

Clara Obligado. El libro pretende pasar por encima del tiempo, en el sentido de que no sabes quién lo contó, cuándo lo contó; si es la primera mujer, la segunda, la tercera. Se cuenta del pasado hacia el porvenir, del porvenir hacia el pasado. Una de mis propuestas era esa, que el tiempo fuera muy difícil de definir y fuera algo sobre lo que reflexionamos: el tiempo de los muertos, el tiempo de los vivos, el tiempo de la literatura.

W. Manrique Sabogal. Y de dónde venimos, es decir, de la propia naturaleza. Y lo que significa Troya, guerra contada en la forma bella de la Odisea, de Homero. Ese párrafo es una historia en sí misma.

Clara Obligado. Trabajé bastante con microficción, no como escritora sino como antóloga. Me gusta la idea de incluir historias dentro del texto, no la microficción tradicional, que es como un género de cuentos separados, sino que dentro del texto conviven, como tú muy bien notas, una historia que es una historia en sí misma.

W. Manrique Sabogal. Esas tres historias del libro representan el mestizaje, la hibridación de historias, de géneros, de aproximaciones a formas de narrar, que están aquí y se mezclan y son una sola, voces diferentes. Además, tiene mucho de ensayo con aires filosóficos y existenciales sobre la vida y la muerte y todo lo que las rodea.

Clara Obligado. Me parece que como latinoamericanos que somos y escribiendo en España, lo que intento no es hablar del mestizaje de manera directa o de la inmigración, sino de romper las formas tradicionales que son formas europeas. Romperlas y meter en medio otras propuestas, otras cosas, de manera que no escribo en un género estable sino inestable, y esta inestabilidad me parece que nos representa a los que emigramos. De personas que buscamos, que estamos en lugares incómodos permanentemente, pero yo eso lo hago de manera formal: cuentos que no son cuentos, pero tampoco son novelas, que juntos serían una novela, que tiene mucho de tratado ecológico, que hablan de política, pero que hablan mucho de la maternidad, que es una mezcla de voces, de maneras de contar, lo que sería una voz comunitaria. Un género degenerado que no responde a un género solo y con una voz comunitaria Un libro es un hecho colectivo. Y esto es una visión bastante latinoamericana.

W. Manrique Sabogal. Y es la convivencia armónica de todo esto. Más que géneros quiero hablar aquí de las formas de contar, porque lo que hace es contar cosas como la vida misma, donde, de repente, uno escucha a alguien, luego hay una opinión, después una descripción, sigue un viaje al pasado… La vida fundida en estas tres historias.

Clara Obligado. Sí, es muy conversacional en algún punto. El primer texto es muy épico y muy lírico al mismo tiempo; el segundo, lo que tú dices, una charla de una mujer consigo misma, y el tercero, es un texto mucho más moderno donde hay acción sin parar. Son tres maneras de escribir totalmente distintas, me divertía eso, que el lector no pudiera hacer una novela de ninguna manera: los personajes se repiten, pero la forma se está rompiendo todo el tiempo para impedirte que te acomodes.

La familia, el amor y los fantasmas

W. Manrique Sabogal. ¿Cuándo leyó la Odisea, o cuándo se la leyeron?

Clara Obligado. Empecé a estudiar latín y griego con 10 años, en un colegio muy estricto. Creo que la Odisea la leí a los 11 años. Después muchísimas veces, pero para este libro no la releí. Algunos clásicos me han acompañado toda la vida, uno es este y el otro es Antígona. Antígona es un texto en el que, de alguna manera, estoy pensando en esta mujer que hace justicia con su mano. En este libro también está, en cierta medida. Los clásicos son los que sostienen el andamio de la literatura.

W. Manrique Sabogal. Aborda la vida y la muerte y el viaje.

Clara Obligado. Es difícil hablar de este libro porque tiene un montón de planos distintos y, a veces, es un poco caótico de explicar. Una de esas líneas es el debate alrededor de una familia perfecta, que es uno de los temas de la Odisea, la familia, Telémaco, Penélope y Odiseo… Quién es quién y quién hace qué en la familia. Aquí empiezan a moverse los personajes, hay una relectura de los clásicos, por un lado, en una clave seria y en clave de humor. Se pasa de la épica a la tragedia, de la tragedia a la comedia. Cómo las cosas terminan convirtiéndose casi en un mal chiste.

Otra línea es el viaje del héroe, el tópico que tenemos en todas las culturas, alguien sale de un lugar y vuelve. Pero mi idea es que volver no tiene mucho sentido. Como inmigrante lo pienso. Pienso que uno cuando se va, se fue, perdió lo que había detrás, y ya se vive de otra manera. Entonces, la heroína de mi libro es alguien que sigue el viaje, no es alguien que vuelva a casa, simplemente no puede volver.

W. Manrique Sabogal. Hay unos temas transversales como el amor, los recuerdos, la memoria y los fantasmas que nos acompañan y nosotros mismos como fantasmas en las vidas de otros. Incluso hay dos epígrafes sobre este asunto.

Clara Obligado. Lo de los epígrafes es un juego, uno es Joyce y el otro es Atahualpa Yupanqui. Ahí se mezcla de nuevo la cultura europea, la alta cultura: Joyce con el Ulises y un cantar popular, eso también somos nosotros, la alta cultura y la cultura popular que viene de nuestras canciones. El tema del amor son tres situaciones amorosas. La primera es una mujer de 40 años viuda, que va a vivir un duelo a un pueblo y habla de la pérdida del amor que se produce, no solo en estas circunstancias que son una muerte, sino que uno suele separarse a los 40 años, es decir, cuando has criado a tus hijos y, en líneas generales, el primer divorcio sucede a los 40 años. Me gustaba la idea de representar ese momento de la vida donde uno mira para atrás, es muy joven, pero cree que es mayor y ha vivido mucho y está muy triste, pero tiene toda la vida por delante también.

En el segundo caso vemos esta misma mujer que tiene mi edad, más de 70 años, que es abuela y que lo que viene a decir es que, a pesar de haber vivido momentos terribles, puede volver a enamorarse, pero ya se enamora de otra manera. Quiere mucho a su pareja, que es un escritor, pero lo quiere porque la deja en paz. Hablándolo con amigas de distintas edades, yo les preguntaba: ¿qué queremos de un hombre? Que nos que nos quiera bien y nos deje en paz, decían mis amigas. Eso es lo que queremos realmente, no queremos otra cosa, sobre todo las mujeres que tenemos una vida activa, que hacemos muchas cosas y necesitamos un buen compañero, amante algún rato. Y el resto, bueno, déjenos tranquilas.

Y en el tercer caso es el amor juvenil, un amor muy tonto, donde la chica, que es la nieta de esta mujer, se enamora de un malo malote y no se da cuenta de que tiene un buen chico al lado. Para mí lo más sexy es la bondad, no lo fuerte, grandote, peleadores, ricos, no. A mí me parece que un hombre bueno, como dice Flannery O’Connor, es difícil de encontrar. El libro habla del amor en ese sentido.

W. Manrique Sabogal. ¿Y los fantasmas?

Clara Obligado. Los fantasmas los tenemos dentro. Vivimos despidiéndonos. Es un libro sobre la despedida: tres maneras de decir adiós, son tres despedidas en realidad. Los fantasmas los tenemos desde nuestro cuerpo infantil. Yo estaba, hace un momento, jugando en la piscina con mi nieto y digo,  bueno, ese chico es mi fantasma, de alguna manera, porque yo me acuerdo de mí misma en ese momento y ese recuerdo es fantasmático. Después, a medida que crecemos o con las historias que vayamos teniendo, vamos perdiendo gente. ¿Qué hacemos con eso? Y, además, nos van a perder a nosotros. Nosotros también terminaremos, es el ciclo de la naturaleza. Deberíamos poder pensar en lo que perdemos como si nos convirtiéramos en abono, de alguna manera, ser menos patéticos con nuestra existencia. No somos tan importantes. Es algo que, en el último tiempo, trato de pensarlo bastante por mi edad, probablemente, pero también porque creo que nos ayudaría a vivir más tranquilos, no con tanto miedo a la pérdida. La pérdida es dura, pero está en la biografía de cualquiera.

Clara Obligado durante la vídeo entrevista con WMagazín en julio de 2024.

Sin aceptar la muerte

W. Manrique Sabogal. Hay una cuestión sobre el amor a seres queridos y las pérdidas y las despedidas, en cuyo dolor se refleja, creo, el egoísmo de quien se queda o de quien llora o lamenta esa despedida. El amor puede ser aceptar que la otra persona se va y que descanse, que esté bien y el que se queda debe sentirse feliz por el bienestar del que se va.

Clara Obligado. La muerte está en nuestra biografía. Negar la muerte en todas sus formas es una manera psicótica de vivir, y lo hacemos cada vez más. En muchos lugares a la gente ya no se la vela en la casa, el entierro es como con nocturnidad, no se ve pasar la carroza fúnebre. Cuando yo era chica no era así, la muerte pasaba en una carroza fúnebre y le deseábamos suerte al muerto, buen viaje, que la tierra te sea leve. Es un homenaje al que estuvo… Pero estamos evitando la muerte, escondiéndola porque tenemos miedo y no aceptamos la realidad. Lo único que pensamos que hay es esta vida que tenemos y tratamos de cambiarnos, operarnos, disfrazarnos para mantener una parodia de la juventud. Quizás sea más inteligente vivir lo que tenemos para vivir, disfrutarlo porque todas las edades tienen algo buenísimo, la vejez también es buenísima. No llegar es un drama. A mi padre cuando enfermó le decía: Papá, déjate ir, déjate ir, ya te toca, basta.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué hay de la belleza en todo esto? ¿Es el incentivo, un motor para que sigamos avanzando y queramos seguir viviendo sin que sea de manera consciente?

Clara Obligado. La belleza es un tema casi imposible para mí.  Primero porque muchos filósofos y muchos estetas te dirían que eso no existe. Sin embargo, es un sentimiento que está. A mí me gusta lo que dice George Steiner de que tenemos nostalgia de lo absoluto. Quizá lo absoluto no existe como la belleza, pero algo en nosotros hace que lo echemos de menos, que sintamos nostalgia de aquello que alguna vez creímos y ya no creemos más. Yo tengo una fuerte nostalgia del absoluto, porque en algún momento fui creyente, porque me educaron las monjas y mi familia era creyente. Dejé de ser creyente absolutamente; pero tengo una sensación de que hay algo, que yo llamo belleza, que está por encima de todo, y que me da una armonía, una manera de vivir y una manera de entender las cosas que es muy particular. En esta idea de belleza, yo metería el arte, entre otras cosas, muchísimas cosas, hasta un buen guiso.

Después también hay una educación hacia lo bello, la gente aprende a mirar. Hay gente que es ciega, que no ve nada, no entiende lo que es lo bello. La belleza es algo que nos hace más felices, nada más que eso, y no es poco, además, es un sentimiento armónico, eso es todo.

La violencia y la educación

W. Manrique Sabogal. Y convive con la violencia que, además, desencadena dolor y puede generar la muerte.

Clara Obligado. Eso en Colombia los sabrás bien. ¿Qué significa la violencia? La violencia es el tema de nuestra época. Hace poco di una charla sobre escribir la violencia, qué significa escribir la violencia, tiene sentido, no tiene sentido, cómo se hace. Quizá escribir la violencia es lo que nos hace reflexionar sobre ser humanos, poder ser más humanos. Y en este libro lo que se dice es, una guerra es toda la guerra; una violencia, es toda la violencia. Como que los seres humanos tenemos ese lado depredador, salvaje y contra eso tenemos la creación artística que se refiere muchísimo a esto. Es también un problema insoluble, por qué hacemos aquello que nos hace mal.

W. Manrique Sabogal. Como una pulsión

Clara Obligado. Es una pulsión, así como tenemos la pulsión del cuidado, de amar, tenemos la pulsión de la destrucción, de comernos a nuestro hijo. Neptuno lo hacía.

Deberíamos aprender. Aprender del valor de la política, el valor de la democracia, el valor de cierto vínculo, de cuidar ciertas cosas, de no dejar pasar otras. El ser humano es educable, y lo creeré hasta el día que me muera. Debería prevalecer junto a la del cuidado frente a la destrucción que, a veces se consigue, a veces no se consigue.

W. Manrique Sabogal. Usted ha mencionado democracia, libertad, asuntos que son vitales para avanzar y vivir todos en armonía, como dice. Sin embargo, cada vez parece que hay como una emboscada a estos aspectos.

Clara Obligado. No soy tan pesimista. Emboscada viene de la palabra de estar en un bosque, y se puede estar de muchas maneras en un bosque, destruyéndolo o plantándolo. Yo viajo mucho y he tenido experiencias preciosas, me niego a meter todo eso en el saco de lo negativo. En Colombia me llevaron a un lugar de viejos y estuvimos hablando de las raíces. Fue fantástico hablar con los viejos, esta gente lo que habrá vivido, con la historia de Colombia. Sin embargo, ahí están bailando la conga todavía. Entonces, bueno, han vivido lo otro, habrán sido malvados, quizás, pero en síntesis son alegres.

Hay algo ahí que a mí me da esperanza. Y será que como escritora a mí me toca ver el lado bueno y a veces en muchos momentos. Me niego a apoyarme en lo malo. Soy una especie de optimista radical, he hecho del optimismo una manera de ver el mundo. Sé que no soy idiota, sé que los seres humanos somos monstruosos, pero contra eso hay que ir; en la medida en que seamos más yendo en contra, será más fácil salir de ahí.

W. Manrique Sabogal. Usted habla de Colombia, pero cada país tiene sus tragedias, su montaña rusa como la ha tenido Argentina.

Clara Obligado. Mira, yo hace 48 años que vivo en España y es muy distinto vivir con los fondos europeos que sin los fondos europeos, eso lo sabemos muy bien en América Latina; vivir con alguien que te neutraliza es mucho más fácil que vivir con los americanos cerca comprando droga. Dicho esto, no es toda nuestra culpa que todo vaya mal mientras que en otros lugares no, porque tenemos una situación más difícil.

En Argentina ha habido cosas magníficas como toda esta pelea por la memoria y todo lo que se ha avanzado en la cultura democrática y luego retrocesos como el actual. Personalmente pienso que estamos viviendo un momento de retroceso, con el mayor de los respetos a quienes piensen lo contrario, porque esto ha sido un gobierno democráticamente elegido. Creo que, al menos desde el campo de la cultura, estamos haciendo un auténtico destrozo y se están cargando al Estado también. Eso es gravísimo para la gente que tiene dificultades económicas. Para los ricos entiendo perfectamente que esto sea un modelo que les vaya bien, me cuesta más entender que la gente que no es rica esté apoyando esto.

W. Manrique Sabogal. En un libro de despedidas como este, es inevitable no recordar la desaparición, el asesinato, de su pareja en Argentina, durante la dictadura militar, y que la trajeron exiliada a España en 1976. Sabe de lo que habla.

Clara Obligado. Sí, yo no estoy hablando de la bondad, de la maldad, la facilidad, desde la ignorancia. Tengo experiencia de lo que son las pérdidas; lo que es el dolor, lo que es la inmigración, lo que es estar sola. Y de esa experiencia he sacado una manera de ver el mundo que consiste en ser positiva. Cuando llegué a España pensé: si no soy capaz de hacer algo interesante con mi vida es que me han ganado, y eso no lo iba a permitir. ¿Qué podía hacer yo para vengarme? Tener una vida feliz. Tampoco tuve una familia fácil y momentos duros. Entiendo que hay gente que ha vivido momentos muchísimo más duros que yo. Me parece que sumo mi voz a ciertas voces que dicen algo que es racional para nosotros, y lo dicen desde el campo de la literatura. Ese es mi trabajo. Yo no hago otra cosa. Yo no soy un soldado, ni un guerrero, ni un aviador, soy una escritora con toda la modestia y la soberbia que tiene… tener voz y poder hablar públicamente no es poco.

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Winston Manrique Sabogal

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