Con Trump o sin él, así crece y se escribe en la frontera lingüística entre el español y el inglés

Con las elecciones en EE UU, cinco autores de origen hispano cuentan cómo el idioma de sus padres se expande y retorna a su origen mestizo

Puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa”. Con estas últimas líneas de La peste, de Albert Camus, en el aire, como metáfora de lo que ha despertado la campaña presidencial en Estados Unidos, terminó el diálogo de cinco escritores de origen hispano, hace dos semanas en Puerto Rico. Una advertencia y conjuro, a la vez, sobre el horizonte político que se cierne sobre el país que decidía este 8 de noviembre la sucesión de Barack Obama, entre Hillary Clinton y Donald Trump (Trump ha ganado, finalmente).

Gane quien gane, 57 millones de personas de origen hispano en Estados Unidos, la minoría mayoritaria, seguirán su vida en la frontera lingüística entre el inglés y el español. Una cultura que se expande a partir de un idioma que busca de enriquecerse con la mezcla, mientras modifica en silencio el tejido del país. Es la convivencia de dos idiomas que impulsa la metamorfosis eterna y natural de la lengua castellana que vuelve a sus orígenes mestizos.

Ernesto Quiñónez, Mariposa Fernández, Margarita Pintado, Rey Andújar y Manolo Núñez son escritores que pertenecen a ese grupo de personas. Dos semanas antes de la elección presidencial intercambiaron durante una hora sus experiencias como escritores en el pasado Festival de la Palabra, de San Juan de Puerto Rico. Solo el sonido de sus voces, el intercambio de sus ideas, o sus palabras cruzadas, ya daba cuenta del paraje nuevo y boscoso, a veces, del territorio lingüístico donde habitan. Voces enraizadas en la riqueza de sus diferentes acentos hispanos, pero amenizadas con vívidos vestigios del inglés.

Rey Andújar: En esa convivencia de los dos idiomas hay un poco de locura y problemas de atención con el lenguaje. Siempre se vive con el miedo de que se te olvide mucho el español, o de que nunca llegues a dominarlo, o de que se te olvide el otro idioma. Hay cosas que he desarrollado en ese idioma, pero ahora para mí el inglés es más práctico.

La pregunta, entonces, es cómo hacen para mantener ese equilibrio de estar, más o menos, satisfechos con el dominio del español.

R. Andújar: La estrategia es leer. Yo hago reseñas de libros. Eso me permite mantenerme al día de lo que sucede en los lugares donde ya no vivo, que son Santo Domingo y Puerto Rico. Soy consciente de que la lengua cambia. Yo me empecé a ir a los 6 años, y hace 15 ya no vivo en República Dominicana.

E. Quiñónez: Yo escribo en inglés. Mi mamá es de Puerto Rico y mi papá de Ecuador. Llegué a Estados Unidos cuando tenía 18 meses. Ahora vivo en Nueva York. Mis libros son traducidos por otra persona al español porque mi relación con esos dos idiomas es como si tuviera dos perros: a uno le digo en inglés siéntate, y se sienta, al otro le digo siéntate, y se mea. No puedo controlar el español como hago con el inglés. Cuando escribes una novela debes hacer trucos con las palabras, controlarlas y eso no lo puedo hacer con el español.

Ahí todos se entusiasman y cuentan sus propias experiencias para tratar de domar una lengua u otra. Aseguran que la gente no es de donde nace, sino de donde se cría, de donde es la lengua que maneja, controla. Piden unas cervezas.

M. Núñez: El lenguaje es algo vivo. Si en Europa creen que esa unión del español y el inglés de la que surge una lengua contaminada, enriquecida, es un problema se equivocan.

E. Quiñónez: El inglés y el español han estado mucho tiempo en la cama. De allí ha surgido una lengua nueva que es el spanglish que afecta a todos. Porque todos tenemos palabras extranjeras en nuestro vocabulario. Hay que entender que el lenguaje sigue cambiando y ha dado origen a ese niño llamado spanglish.

De izquierda a derecha: Ernesto Quiñónez, Margarita Pintado, Rey Andújar, Mariposa Fernández y Manolo Núñez.

Ese mestizaje del idioma, esa polinización constante que hacen los 57 millones de hispanohablantes en Estados Unidos entusiasma a los cinco autores que dan ejemplos de su uso cotidiano. Es la lengua como organismo vivo y vivificante.

M. Núñez: Esa contaminación enriquece el idioma. Yo soy de Puerto Rico y vengo formado o deformado por la tradición clásica. El español en el cual escribo viene marcado por la idea de hacerlo en la mejor prosa que yo pueda construir.

M. Pintado: Yo me crie aquí, en Puerto Rico, y me fui a los 26 años. Llevo 10 años fuera. Ahora vivo en Arkansas, un lugar racista, sexista, donde los puertorriqueños e hispanos no abundan. Estoy casada con alguien que no habla español. Todavía escribo en mi lengua, pero pienso en inglés porque es la lengua de mi cotidianidad. ¡Y no pasa nada! Escribo poesía. Es muy distinto que hacerlo en prosa. Siento que ese cliché de que el español es romántico y barroco frente al inglés, que es práctico y directo, no es verdad y yo me he beneficiado un montón. Ahora creo que mi poesía es mucho más depurada, sin perder lo romántico.

R. Andújar: A mí me pasa en la novela. Aunque me beneficia esa limpieza y la cuestión directa, a pesar de que la novela tiene unos giros de la calle que me interesa retratar.

M. Pintado: Sería injusto decir que en español no existe la posibilidad de escribir directo.

M. Fernández: Hay que tener en cuenta la tradición de quienes crearon el spanglish como el movimiento de poesía Nuyorican (palabra surgida de la unión de puertorriqueños que viven en Nuev York). Ahí están desde Pedro Pietri, Tato Laviera, Sandra María Esteves, Miguel Piñero, Giannina Braschi…

M. Pintado: De toda esa tradición para mí la más fuerte es el spanglish. Son los máximos exponentes de esa literatura. Y existe a partir de la diáspora.

M. Núñez: Para mí es imposible explicar el país sin su diáspora. Creo que la diáspora es un momento fundamental que enriquece el país, su literatura.

M. Pintado: Es una experiencia vital que se manifiesta a través del lenguaje. Es un arte el encuentro de dos lenguas.

E. Quiñónez: ¡El español no es puro! El spanglish simplemente es el círculo que cierra la historia del español que surge de la mezcla de lenguas. Los árabes lo contaminaron, lo enriquecieron. El spanglish es el regreso del idioma a sus orígenes cuyas raíces no fueron puras.

M. Núñez: Si algo ha enseñado la diáspora a Puerto Rico es a desconfiar de toda pureza. Y eso ha sido bueno para el país.

M. Pintado: Y a la noción de origen.

M. Fernández: Yo tengo un poema que habla de eso: “Yo no nací en Puerto Rico, pero Puerto Rico nació en mí”. Lo escribí cuando tenía 22 años. Ahora es un clásico que enseñan muchos profesores.

M. Pintado: Aunque yo me crie aquí, veo un cambio abrupto en las nuevas generaciones de escritores. Ellos ya no cargan con ese sentimiento de que ellos están aquí y nosotros allá. Eso tiene que ver con el fenómeno de las redes sociales que acerca todo. Ya hay una comunidad que admira a esos autores de la diáspora que abrieron un camino. Sin problemas de identidad.

R. Andújar: Se dice que Junot Díaz ha escrito la gran novela dominicana de nuestro tiempo, y lo ha hecho en inglés.

E. Quiñónez: La Nuyorican fue la primera diáspora. Pero pronto se verá un florecer de las diásporas de los otros países latinoamericanos. ¡Y va ser bien chévere!

M. Fernández: Hay que promover la lectura en español en los hispanohablantes que es muy difícil. En Nueva York ya no quedan librerías en español. Necesitamos más librerías para crear esos espacios. La presencia fuerte de lo hispano no se corresponde del todo con su presencia en la cultura de verdad.

E. Quiñónez: La lectura comienza desde pequeño. Pero los latinos no tenemos escritores para niños y jóvenes. Y si no los tenemos es muy complicado inculcar el amor por esa lengua. Nosotros mismos no estamos ayudando.

M. Pintado: Hay que tener en cuenta, también las nuevas tecnologías. Parece que las nuevas generaciones ven el libro de papel como algo vintage.

E. Quiñónez: No tengamos miedo a la tecnología. Nosotros somos cuentistas, narradores. El cuento, las historias no mueren, solo se expanden y buscan diferentes vías para ser contadas. El libro no va a morir, pero sí va a tener otro giro. Las historias no morirán y lo harán por Internet o en cualquier otro sistema, pero siempre estarán.

M. Pintado: De la misma manera que no podemos decir que la literatura no nació con la imprenta. Ahí empezó a popularizarse. Eso lo digo por el Nobel a Bob Dylan. Antes existía la gente que cantaba historias. La literatura antes era oral.

R. Andújar: El problema hoy también es la remuneración a los creadores. Eso parece perderse.

M. Pintado: Hay que hacerle entender a la gente que el arte es necesario, y que es importante que el autor obtenga un beneficio. Es cuestión de educar para acabar con la cultura de todo gratis.

M. Núñez: Ese es un problema en Latinoamérica donde abunda la piratería. Pero en Estados Unidos el español crece.

Y es entonces cuando entra en la conversación el horizonte de Estados Unidos y su relación con la cultura hispanohablante. No terminan de entender que su gran su presencia en la calle, en la actividad económica y como motor del país, no se corresponda con la realidad política y de reconocimiento oficial.

E. QuiñónezEstá a punto el florecer de las diásporas de los otros países latinoamericanos.

Es la idea en la que insiste este escritor de madre puertorriqueña y padre ecuatoriano criado en Estados Unidos y que escribe en inglés. La conversación se adentra en la campaña presidencial que se decide este 8 de noviembre. En cómo han sido tratados los hispanohablantes. Su cultura. Y recuerdan que estos meses de campaña con Donald Trump han servido para desenmascarar un lado peligroso de Estados Unidos, el intolerante, aislacionista, racista y sexista. El que desdeña a los inmigrantes, en un país hecho de inmigrantes; el que anhela la pureza cuando son producto del mestizaje; el que reclama el poder, cuando se lo han dado los inmigrantres y las minorías.

Sea quien sea el nuevo presidente de Estados Unidos de América la lengua castellana sigue su evolución allí. Y se expande. Y cambia. Y revolotea. Ha creado en esa frontera lingüística una pareja de baile jacarandosa con el inglés. Más viva que nunca.

  • Ernesto Quiñónez (1969) es autor de libros como Bodega Dreams (2000) y Chango’s Fire (2004).
  • Rey Andújar ha publicado El hombre triángulo y Los gestos inútiles (Premio Latinoamericano de novela Alba Narrativa 2015).
  • Margarita Pintado (1980)
  • Manolo Núñez (1980) es autor de Barra china y El oficio del vértigo. Además obtuvo el premio Nuevas voces, del Festival de la palabra 2016.
  • Mariposa Fernández (1971) es autora de los poemarios Born Bronxeña: Poems on Identity, Love & Survival.
Winston Manrique Sabogal

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