Diccionario en defensa de los valores y la visibilidad de la cultura y las artes
El periodista y escritor español publica una antología de sus artículos en los que recuerda el vigor que da la cultura a la sociedad y reclama más atención para ella por parte de los políticos. Libro de ideas, sentimientos y declaración de amor a las expresiones artísticas
Presentación WMagazín Si la belleza existe en la medida en que alguien la contempla, la cultura y las creaciones artísticas existen, viven y contagian su poder a la gente en la medida en que alguien da cuenta de ellas. Y de ambas, cultura en su amplio sentido y creación artística en sus diversas expresiones, ha dejado su testimonio durante cuatro décadas el periodista y escritor Guillermo Busutil (Málaga, España, 1961) en diferentes medios de comunicación españoles recopilados en La cultura, querido Robinson. Crónicas y miradas periodísticas (editorial Fórcola). Es una antología sobre su mirada y los afectos sobre los temas escritos.
WMagazín se aproxima a esa honestidad que le permite a Guillermo Busutil no solo compartir el placer de lo que ha disfrutado y sido testigo de la cultura, sino ser crítico con el desdén con que se suele tratar a ella y a sus creadores a la hora de la verdad. A la política y los políticos se les llena la boca cuando se refieren a ellos, pero en los momentos decisivos de aportar y contribuir a su mantenimiento y expansión le dan la espalda. Para ello hemos creado un breve diccionario sobre temas y conceptos vitales extraídos de sus artículos: de Artistas mujeres a Periodismo.
Por que de ideas y sentimientos y sentires habla Guillermo Busutil, no de una cultura o creación abstracta, sino de una real, concreta que ha enriquecido su ser y su profesión. El libro es una invitación a transitar por predios de libros, escritores, pintores, teatro, actores, cine, cineastas… Más que como periodista lo hace en su calidad de ciudadano con fe en que las artes contribuyen a hacer mejores ciudadanos y, por ende, a modelar una sociedad mejor. Él lo ha hecho desde diferentes medios escritos y radiales, uno de los últimos ha sido la revista Mercurio del que era su director, su columna dominical en La Opinión de Málaga es esperada por muchos.
No escribe del arte por el arte o la cultura por la cultura, que también tiene su valor, sino por que a través de lo que ve, escucha o siente quiere irradiar su entusiasmo y pasión. Antonio Muñoz Molina lo dice en el prólogo: «Este libro que fue haciéndose de una crónica a otra yo lo veo como un testimonio de los entusiasmos y los desengaños de una época, de los aprendizajes fervorosos o amargos que ha ido haciendo una persona de esta generación. Hay apasionamiento y nostalgia. Hay un amor incondicional, tan limpio de pedantería como de cinismo, por todo lo mejor que puede darnos la vida».
Una labor impagable en estos tiempos que invita a la reflexión. Pasajes de esa vida y conocimiento que Busutil comparte en este libro se pueden apreciar en algunas ideas que desarrolla en sus casi noventa artículos fronterizos entre la crónica literaria, la información y el testimonio reunidos en La cultura, querido Robinson. Mejor escuchemos lo que dice Busutil de:
La cultura, querido Robinson
Guillermo Busutil
Artistas mujeres. «La Historia la ha preferido siempre como musa, y parece que todavía le cuesta abrirle acceso como artista. La exigencia del mercado y sus sanedrines es mayor a la hora de evaluar el discuros estético de ellas frente al del hombre. ¿A qué se debe esa falta de visibilidad en las artes plásticas? El machismo es la respuesta evidente. Un ejemplo moderno: los poetas y pintores de la Generación del 27 ocultaron a las pintoras y poetas de su misma generación y afectos. El interrogante se abre más al extrañamiento si contraponemos que a lo largo del siglo XX no ha sido despreciable el número de mujeres mecenas, galeristas y comisarias».
Bergman. «Entender a Bergman era necesario para entenderse a uno mismo, y conocer el corazón del cerebro del ser humano. Lo que tanto gustaba diseccionar al director sueco con la conciencia lenta de la pupila de la cámara respirando la intimidad narrada de sus personajes. Su cine era necesario para hacer las paces con la carga de la religión y del castigo -el luterano en su caso, el católico en el nuestro- en una conveniente liberación a la altura de Nietzsche o de Spinoza».
Cultura. «Nunca ha sido un caballo electoral. Tampoco el arma cargada de futuro que se soñó para la poesía. Es tan solo una palabra llana o grave cuyas tres sílabas en las que se divide podrían ser tú, yo, nosotros. Lo suficiente para convertirnos en sujetos de nosotros mismos y en un diálogo más o menos creativo con las convenciones de lo real y la aventura en los territorios de la imaginación. (…) La cultura es un antídoto contra el narcisismo, el aislamiento y la exclusión del otro».
Educación. «La educación tampoco es inocente. Hace tiempo que el sistema no enseña la importancia de entender la estructura de la lengua; que desechó el cultivo del arte de escribir con estilo, y el valor de leer para construir nuestra identidad y dialogar con lo real y sus ficciones. Ni siquiera es una maría de la Literatrua, y la prensa ya no es una marca de prestigio».
Estudio de pintor. «El estudio de un pintor es su cámara de pensamiento. Su cabeza transformada en el espejo que representa su carácter, la manera en la que concibe y se relaciona con el arte y la intimidad en la que transforma sus ideas, sus manías, sus límites. Su habilidad para despertar los fragmentos de sí mismo volcados en la obra, o descubiertos a través de su investigación artística. Ningún accesorio es aleatorio. Todo es importante».
Fotografía. «La fotografía está siempre dispuesta para ser leída libremente, sin limitar sus posibilidades interpretativas. Cada mirada elige el signo, la huella, la reorganización semántica de su significado visual y su relato. (…) La gente se identifica más con el lenguaje fotográfico que con el plástico. El diálogo es menos impaciente, indagatorio y exigente. Resulta más cercano y reconocible».
Kubrick. «El sentido del misterio es la única emoción que se experimenta con más fuerza en el arte que en la vida. Lo dijo Kubrick, el creador de esos interrogantes y del puzle de una fantástica película que no envejece (2001. Una odisea del espacio). El poder de su narración no verbal, su enigmático significado, el ritmo graduado de la historia, el sentido protagonista de la música como lenguaje y piel continúan retando nuestra inteligencia y nuestra imaginación».
Leer. «La lectura es la papiroflexia de la imaginación. (…) Leer es pensar, inquirir, descubrir, como señaló Montaigne. Y en ese empeño los padres y la instrucción académica deben educarnos como lectores. Es importante que en ese objetivo común se abandone el error de imponer los clásicos a los adolescentes. Un azote innecesario cuyu resultado es que se alejen».
Periodismo. «La mayoría de empresas eligieron antes de la crisis una escritura que no reivindique la insumisión de los adjetivos, las cicatrices del verbo, la experiencia del sujeto para interrogar qué hay al otro lado del discurso de lo conveniente y lo comercial. Sucede igualmente en gran parte del mundo editorial. La cultura del lenguaje y su ambición, saber medir las palabras -pie chico, pie largo-, saborerar los silencios y las sombras que suceden en una frase no son un negocio redondo».
- La cultura, querido Robinson. Crónicas y miradas periodísticas. Prólogo de Antonio Muñoz Molina. Guillermo Busutil (Fórcola).
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- Diccionario en defensa de los valores y la visibilidad de la cultura y las artes - martes 29, Oct 2019