El discurso-confesión de Bob Dylan para el Nobel y el emotivo mensaje que nos escribió en 1963
El cantautor estadounidense envió un discurso de aceptación y a su amiga Patti Smith para que cantara ‘A Hard Rain’s A-Gonna Fall’
Patti Smith cantando “A Hard Rain's A-Gonna Fall”, de Bob Dylan durante la ceremonia del Nobel 2016.
Presentación WMagazín. “Ni una sola vez he tenido tiempo de preguntarme: ‘¿Son mis canciones literatura? Por lo tanto, doy las gracias a la Academia sueca, tanto por tomarse el tiempo para considerar esa misma pregunta, y, en última instancia, para proporcionar una respuesta tan maravillosa”.
Y habló… Bob Dylan habló con palabras nuevas en su discurso de aceptación y agradecimiento del Nobel de Literatura 2016 enviado a la Real Academia Sueca, y, de paso, contestó a la pregunta de qué es literatura en el siglo XXI. Una forma de responder al debate suscitado sobre si un cantautor hace o no literatura y si merece el máximo galardón de las letras. No solo eso, Dylan también nos envió un mensaje escrito hace 53 años que cantó su amiga Patti Smith. Fue la ausencia más presente y más emotiva en la ceremonia del Premio Nobel, celebrada este sábado 10 de diciembre, en Estocolmo
Antes de aquella confesión de alegría con la que cierra su discurso, el artista estadounidense cuenta que siempre ha estado cerca de la literatura con autores como Kipling, Mann, Camus o Hemingway; recuerda que Shakespeare cuando escribía no pensaba en si hacía literatura sino en qué actor era mejor para un papel u otro, si había butacas suficientes en el teatro, o incluso si podría estrenar la obra. Dylan dijo que él no sabe si hace literatura, piensa en qué estudio es mejor para grabar o cuándo dará un concierto. En cosas más mundanas.
Junto a este discurso, Bob Dylan envió a Patti Smith para que interpretara en la ceremonia A Hard Rain’s A-Gonna Fall. Los versos de Dylan en la voz de Smithacompañados por una guitarra. Así se hizo presente en la entrega de los Premios Nobel. Él, ausente, la envió para que nos cantara uno de sus temas de 1963. Uno de sus albores. De cuando Dylan aún no era Dylan.
Era el Dylan de antes de ser el que es, pero donde ya estaba el que sería para siempre.
El Dylan en cuyo discurso escribe:
“ Lo siento, no puedo estar ustedes en persona, pero estoy definitivamente con vosotros en espíritu y honrado de recibir un premio tan prestigioso. Ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura es algo que nunca podría haber imaginado o visto venir. Desde temprana edad he estado familiarizado con la literatura y la lectura y la asimilación de las obras de quienes han sido dignos de tal distinción: Kipling, Shaw, Thomas Mann, Perla Buck, Albert Camus, Hemingway. Estos gigantes de las letras cuyas obras se enseñan en las aulas, alojados en bibliotecas de todo el mundo y mencionados con reverencia han causado una profunda impresión en mí. Que ahora me haya unido a esa lista está más allá de las palabras.
No sé si estos hombres y mujeres alguna vez pensaron en el honor del Nobel, pero supongo que cualquiera que esté escribiendo un libro, un poema o una obra de teatro en cualquier parte del mundo podría albergar ese sueño secreto en el interior. Es probable que esté enterrado tan profundamente que ni siquiera sepan que está allí.
Si alguien me hubiera dicho que tenía la menor posibilidad de ganar el Premio Nobel, habría pensado que tendría las mismas probabilidades de estar en la Luna. De hecho, en el año en que nací y durante los siguiente no hubo nadie en el mundo que se considerara lo suficientemente bueno como para ganar este galardón. Por lo tanto, reconozco que estoy en una compañía muy rara, por decir lo menos.
Yo estaba de viaje, de gira, cuando recibí esta sorprendente noticia, y me tomó más de unos minutos procesarla correctamente. Comencé a pensar en William Shakespeare, la gran figura literaria. Pensaría que él se consideraba un dramaturgo. La idea de que estaba escribiendo literatura no podría haber entrado en su cabeza. Sus palabras fueron escritas para el escenario. Palabras para ser habladas, no leídas. Cuando escribía Hamlet, estoy seguro de que estaba pensando en muchas cosas diferentes: “¿Quiénes son los actores adecuados para estos papeles?” . ¿Cómo debería hacerse esto o aquello?”. “¿Realmente quiero situar esta historia en Dinamarca?”. Su visión y sus ambiciones creativas estaban sin duda en la vanguardia de su mente, pero también había asuntos más mundanos que considerar y tratar. “¿Está la financiación en orden?”. “¿Hay suficientes butacas para el público?”. “¿Dónde voy a conseguir un cráneo humano?”. Apuesto a que lo más lejano en la mente de Shakespeare era la pregunta: “¿Es esto literatura?”.
Cuando empecé a escribir canciones en la adolescencia, e incluso cuando comencé a lograr algo de renombre, mis aspiraciones no iban tan lejos. Pensé que podían ser escuchadas en cafés o bares, tal vez más tarde en lugares como el Carnegie Hall o el London Palladium. Si realmente soñaba mucho, tal vez, podría imaginar que llegaría a hacer un disco y que luego mis canciones se escucharan en la radio. Ese era realmente el gran premio en mi imaginación. Hacer discos y oír mis canciones en la radio significaba que estaba llegando a una gran audiencia y que podría seguir haciendo lo que había planeado hacer.
Bueno, he estado haciendo lo que me he propuesto hacer durante mucho tiempo. He hecho decenas de discos y he tocado miles de conciertos por todo el mundo. Pero son mis canciones las que están en el centro vital de casi todo lo que hago. Y estoy agradecido porque parece que han encontrado un lugar en la vida de muchas personas de diferentes culturas.
Pero hay una cosa que debo decir. Como intérprete he actuado para 50.000 personas y he actuado para 50 personas, y puedo decirles que es más difícil hacerlo para 50. Porque 50.000 personas se pueden visualizar en alguien concreto, no así cuando son 50. Cada persona tiene una identidad individual, separada, un mundo para sí mismo. Pueden percibir las cosas con mayor claridad. Su honestidad y cómo se relaciona con la profundidad de tu talento se juzga. El hecho de que el comité del Nobel sea tan pequeño no se pierde en mí.
Pero, como Shakespeare, yo también estoy a menudo ocupado con la búsqueda de mis esfuerzos creativos y tratando con todos los aspectos de los asuntos mundanos de la vida. “¿Quiénes son los mejores músicos para estas canciones?”. “¿Estoy grabando en el estudio adecuado?”. “¿Esta canción tiene la clave indicada?”. Algunas cosas nunca cambian, incluso en 400 años.
Ni una sola vez he tenido tiempo de preguntarme: “¿Son mis canciones literatura?”.
Por lo tanto, doy las gracias a la Academia sueca, tanto por tomarse el tiempo para considerar esa misma pregunta, y, en última instancia, para proporcionar una respuesta tan maravillosa.
Mis mejores deseos para todos ustedes,
Bob Dylan”.
- Lee en inglés el discurso de Bob Dylan a la Academia.
- Letras completas. Bob Dylan. Editorial Malpaso.
Dylan y su mensaje escrito en 1963
Antes de la actuación de Patti Smith en la ceremonia, el académico Horace Engdahl había hablado de Dylan y de la poesía, de los trovadores y reivindicó la idea de la canción como origen de la literatura: “Lírica viene de lira”. “Las letras de las canciones son una continuación de la creación literaria de Blake o Shakespeare. El gramófono reivindicó el papel de la poesía para hablar de lo que nos rodea. Fue una enorme revolución”. Engdahl continuó con los elogios a Dylan y como una manera de justificar el galardón al decir que el artista devolvió al lenguaje de la poesía el estilo elevado de los románticos: “No para cantar a la eternidad, sino para hablar de lo que sucedía a nuestro alrededor. Como si el oráculo de Delfos leyera las noticias de la tarde. Acabo con la jerarquía de los géneros, y lo alto o lo bajo. ¿Qué importa el nivel de una obra cuando su belleza es de las más altas? Esa es la respuesta a la pregunta de cómo Bob Dylan pertenece a la literatura: porque la belleza de sus canciones es del más alto nivel”.
Aplausos. Y luego, arriba del escenario, una Patti Smith nerviosa, vestida de pantalón y blazer negro, con una camisa blanca de mangas muy anchas, empezó a cantarnos el mensaje de Bob Dylan conocido ya por muchos, pero ahora como si fuera la primera vez. En algún momento se equivocó. Silencio… Con una sonrisa tímida pidió disculpas como una niña. La aplaudieron.
Y siguió con más emoción que nunca. Como si escucharamos por primera vez A Hard Rain’s A-Gonna Fall, esa canción-mensaje del presente escrita hace 53 años. Una letra que recorre la vida artística, personal e intelectual del Nobel de Literatura que dice así en español:
“Oh,¿dónde has estado,
mi hijo de ojos azules?
¿dónde has estado,
mi querido joven?…
He tropezado con la ladera
de doce brumosas montañas,
he andado y me he arrastrado
en seis autopistas curvadas,
he andado en medio
de siete bosques sombríos,
He estado delante
de una docena de océanos muertos,
me he adentrado diez mil millas
en la boca de un cementerio,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.
Oh, ¿y qué viste,
mi hijo de ojos azules?
Oh, ¿qué viste,
mi joven querido?
Vi lobos salvajes alrededor
de un recién nacido,
Vi una autopista de diamantes
que nadie usaba,
Vi una rama negra
goteando sangre todavía fresca,
Vi una habitación llena de hombres
cuyos martillos sangraban,
Vi una blanca escalera
cubierta de agua,
Vi diez mil oradores
de lenguas estaban rotas,
Vi pistolas y espadas
en manos de niños,
y es dura, es dura,
es dura, y es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.
¿Y qué oíste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y qué oíste,
mi joven querido?
Oí el sonido de un trueno,
que rugió sin aviso,
Oí el bramar de una ola
que pudiera anegar el mundo entero,
Oí cien tamborileros
cuyas manos ardían,
Oí diez mil susurros
y nadie escuchando,
Oí a una persona morir de hambre,
Oí a mucha gente reír,
Oí la canción de un poeta
que moría en la cuneta,
Oí el sonido de un payaso
que lloraba en el callejón,
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es dura la lluvia que va a caer.
Oh, ¿a quién encontraste,
mi hijo de ojos azules?
¿Y a quién encontraste,
mi joven querido?.
Encontré un niño pequeño
junto a un pony muerto,
Encontré un hombre blanco
que paseaba un perro negro,
Encontré una mujer joven
cuyo cuerpo estaba ardiendo,
Encontré a una chica
que me dio un arco iris,
Encontré a un hombre
que estaba herido de amor,
Encontré a otro,
que estaba herido de odio;
y es dura, es dura,
es dura, es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.
Oh, ¿Y ahora qué harás,
mi hijo e ojos azules?
Oh ¿Y ahora qué harás,
mi joven querido?
Voy a regresar afuera
antes que la lluvia comience a caer,
Caminaré hacia el abismo
del más profundo bosque negro,
Donde la gente es mucha
y sus manos están vacías,
Donde el veneno
contamina sus aguas,
Donde el hogar en el valle
encuentra el desaliento de la sucia prisión,
y la cara del verdugo
está siempre bien escondida,
Donde el hambre amenaza,
Donde las almas están olvidadas,
Donde el negro es el color,
y ninguno el número,
Y lo contaré, lo diré, lo pensaré
y lo respiraré,
Y lo reflejaré desde la montaña
para que todas las almas puedan verlo,
Entonces me mantendré sobre el océano
hasta que comience a hundirme,
Pero sabré bien mi canción
antes de empezar a cantarla
Y es dura, es dura,
es dura, es dura,
es muy dura la lluvia que va a caer”.
Y así se hizo presente Bob Dylan en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel. El Dylan de antes de ser el que es, pero donde ya estaba el que sería para siempre.