
La escritora suiza Fleur Jaeggy (Zúrich, 1940), autora de ‘El dedo en la boca y Las estatuas de agua’. /Foto Basso Cannarsa – cortesía editotial Tusquets
Fleur Jaeggy, el misterio de crear la atracción de lo inquietante
EL AUTOR/A DEL MES EN LOS MEDIOS La escritora suiza en lengua italiana regresa con la recuperación, en un solo volumen, de dos de sus primeras novelas que le dieron un lugar en la literatura europea contemporánea: 'El dedo en la boca y Las estatuas de agua'
Una escritora de culto que merece tener más lectores es Fleur Jaeggy (Zúrich, Suiza, 1940). Y este libro, que reúne dos de sus novelas cortas que la hicieron conocida, hace medio siglo, es una oportunidad perfecta para descubrir o redescubrir su mundo, la precisión de su prosa tan limpia como llena de significados y subtextos. Se trata de El dedo en la boca y Las estatuas de agua, editado por Tusquets. La editorial anunció que va a crear una Biblioteca Fleur Jaeggy.
Su narrativa inquietante bifurca las historias en la mente del lector. Personajes tallados con una literatura que husmea dentro de ellos, en sus zonas ocultas. Lung se llama la joven protagonista de El dedo en la boca que ha pasado un tiempo en una clínica, le gusta ir en tren y da paseos por la naturaleza. “Parece a la vez cruel y vulnerable; en ocasiones, mientras se chupa el pulgar, una costumbre que no abandona, con la otra mano atrapa en el aire vestigios de la memoria, recuerdos donde se entrecruzan su primo Felix, su padre, una enfermera y personajes cuya presencia puede evocar como en un sueño. A su vez, el joven que protagoniza Las estatuas de agua, llamado Beeklam, se rodea de un criado, de soledad y de estatuas en su sótano de Ámsterdam, pero quizá un día salga a la luz y encuentre su doble en Katrin, una niña que no tiene prisa por llegar a ninguna parte, como si supiera que su vida discurre, en realidad, en otro lugar”.
Los libros que editorial Tusquets recuperará son: en 2025 El ángel de la guarda (1971) y Los hermosos años del castigo (1989). El 2026 Proleterka (2001) y los cuentos de El temor del cielo (1994) y El último de la estirpe (2004).
Esto es lo que han dicho los medios de comunicación sobre Fleur Jaeggy y El dedo en la boca y Las estatuas de agua:
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La atracción de lo oscuro
Letras Libres, Sara Mesa
“La sensación de perplejidad, de misterio, se acrecienta al revisar sus cuentos, sus brevísimas novelas. ¿Qué esconden, de dónde surge el brillo que destilan, por qué la turbiedad que desprenden resulta tan atractiva? Como ocurre con Kafka, a Fleur Jaeggy se la lee todo el tiempo como si fuese la primera vez, estamos siempre en la situación del principiante. Este ir a ciegas, tanteando, dando rodeos y tropezando, nos sume en la más fecunda incertidumbre.
(…)
Antes de sentarse a escribir, ya ha eliminado lo superfluo. Posteriormente vendrán más y más recortes, hasta darse por satisfecha. ¿Qué es lo que sobrevive a esta poda inclemente? El pequeño detalle. Objetos que expanden su presencia con la emotividad de la que carecen los personajes. Como si los seres que pueblan sus historias, avergonzados, introvertidos, bloqueados o simplemente renuentes a mostrarnos su interior, desviaran la vista hacia las cosas”.
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Donde nadie ve
El País, Laura Fernández
“Su prosa se asoma a lugares que están ahí, pero no podemos ver. Es desasosiego, pero también es maravilla, aunque una maravilla oscurísima, de inmersión en lo más profundo de un inconsciente tormentoso que la palabra vuelve real, haciendo de él un resbaladizo estado de conciencia. (…) Buena parte de lo que ocurre en Las estatuas de agua y El dedo en la boca —por cierto, la protagonista nunca ha abandonado la costumbre de meterse el dedo en la boca— lo imagina el lector, o debe hacerlo, porque en Jaeggy importa tanto lo que no se cuenta como lo que se cuenta.
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La palabra sumergida
Abc, Carolina Ontivero
“Los protagonistas de ambas historias son seres extravagantes cuyo rasgo principal es el candor aunado con la crueldad”.
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Grietas de la decadencia
El cultural, Begoña Méndez
“Dos novelas de Fleur Jaeggy para recorrer las grietas de una Europa en decadencia.
La segunda mitad del siglo XX. Europa es una Arcadia arrasada. Todos saben, todos silban, miran hacia otro lado, mientras tratan de tapar las grietas de una civilización en ruinas, que es lo mismo que decir que una casa amenaza con derrumbarse. Casa aquí significa sociedad y también familia. Casa es la ley del padre y la moral puritana. Cubertería de plata. Cháchara intrascendente. Jardines y meriendas a la sombra. Civilidad”.
- El dedo en la boca y Las estatuas de agua. Fleur Jaeggy. Traducción: María Ángeles Cabré Castells (Tusquets).
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