Ilustración de Luisa Rivera para la edición conmemorativa de ‘Cien años de soledad’, de García Márquez.

Fotobitácora FIL 2017 (Día 5): Miedos y placeres de la escritura y la emoción de recordar ‘Cien años de soledad’

En el ecuador de la feria destacaron la entrega del Premio Sor Juana Inés de la Cruz a Nona Fernández, el Premio de Cuento García Márquez a Alejandro Morellón, el homenaje a Alberto Manguel y el Festival de las Letras Europeas

Miércoles 28 de noviembre:

La mujer en la novela actual

Dos mujeres periodistas, narradoras y ensayistas dialogaron en el encuentro La mujer en la novela actual: Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2014, y Soledad Puértolas, miembro de la Real Academia Española. Dos mujeres representativas de la escritura en lengua española que hablaron sobre aspectos similares y diferentes en sus creaciones literarias basándose en la cultura de sus respectivos países: México y España.

La sesión donde Poniatowska participó como moderadora permitió el uso de la palabra a la autora de El Madrid de la lucha por la vida (1971), obra que representó el inicio de su expresión como escritora: “La lucha es por entender, por saber cuál es tu lugar, por conseguir cosas que a lo mejor los otros tienen, todo a un nivel intelectual y la lucha por el entendimiento. Eso para mí fue el primer libro”.

En sus obras, ambas escritoras han creado personajes femeninos que abarcan diferentes facetas en la vida de la mujer.

Poniatowska preguntó: “¿Tú crees que, en la literatura española, las mujeres, las escritoras, han sido tratadas como el Quijote trató a Dulcinea? Esta pregunta me llevaría a preguntarte sobre la Academia de la Lengua Española, porque hay muy pocas mujeres en la academia”, a lo que Puértolas respondió: “Sí, la mujer escritora es mujer antes de nada, encara a la consideración general, el hombre escritor es escritor y la mujer escritora es mujer escritora”, dijo la autora que se muestra firme en que ser mujer y dedicarse al oficio de escribir implica algo: “No me siento ofendida que me digan mujer escritora, pero sí sé que para ellos, en cierto modo, hay una intencionalidad al decirlo, porque te excluyen de la categoría de los escritores. No hay por qué decir si son hombres o si son mujeres”.

La academia española mencionó que este efecto puede presentarse por la carencia de una valoración a la identidad de la mujer en la Real Academia Española.

Nona Fernández, Premio Sor Juana Inés de la Cruz FIL  2017

Nona Fernández durante un paseo por a FIL. /Fotografía de WMagazín

El Premio Sor Juana Inés de la Cruz distingue la excelencia al trabajo literario de las mujeres en lengua española. Este año el honor fue para la escritora chilena Nona Fernández por su novela La dimensión desconocida, según la crítica, un ejercicio de sofisticación e inteligencia narrativa relacionado a la dictadura de Augusto Pinochet.

La autora dio lectura a su discurso de agradecimiento titulado El terror y la paradoja.

“De niña, en el Chile de los 70’s y los 80’s padecí tres grandes terrores que me acecharon por la noche. El primero, era el ruido de los helicópteros que sobrevolaban mi barrio. Los milicos se paseaban en el cielo nocturno para ir a llenar la villa que estaba cerca de mi casa. Nunca vi lo que pasaba, pero mi imaginación infantil se desataba entre las sábanas de mi cama recreando en mi cabeza escenas terroríficas”.

El segundo de los horrores descritos fueron los apagones y el tercero, el que más quiso enfocar la autora, representó una ironía al evento: “Es un miedo atávico que siempre sentí a las monjas. Estudié en un colegio religioso. Había una de ellas en cada rincón”.

La chilena relató la sorpresa de recibir dicha distinción al tener su primera experiencia poética con un escrito de la autora que lleva el nombre de dicho premio y que la imagen de las monjas fue un miedo en su pasado: “Cuando hace casi un mes atrás la voz de la querida Laura Niembro me anunció al teléfono que yo era la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, un largo listado de emociones e imágenes desfilaron por mi cabeza”.

Por mencionar algunas de las escritoras que han celebrado esta distinción cabe mencionar a Cristina Rivera Garza, Almudena Grandes y Claudia Piñeiro.

Alberto Manguel, Premio Formentor de las Letras 2017

La literatura y la capacidad intelectual del escritor argentino-canadiense, Alberto Manguel, fue conmemorado al ser el Premio Formentor de las Letras 2017 en la XXXI Feria Internacional del Libro de Guadalajara por su relevante trayectoria en el ejercicio de producción de obras que contribuyen a la “historia orgánica de la biblioteca universal”, según el acta del jurado. El premio, patrocinado por la familia Barceló, propietaria del Hotel Formentor de Pollença (Mallorca) y la familia Buadas, se entregó en septiembre durante las Conversaciones Literarias de Formentor. Manguel estuvo acompañado por el escritor  periodista Basilio Baltasar, director del Área de Cultura de la Fundación Santillana, uno de los organizadores del premio.

Manguel agradeció con la lectura de su discurso Las lágrimas de Isaac.

“Relatar, escuchar, escribir y leer son nuestras prerrogativas. No sabemos si en sus cantos las ballenas relatan experiencias comunes, ni si los gestos de los leones marinos añaden matices personales a los ladridos genéricos de la especie, pero la mayoría de los científicos arguyen que la invención de historias es un arte propio del ser humano”.

El también director de la Biblioteca Nacional de la Republica Argentina ha contribuido al fomento de la lectura en las generaciones recientes ante la fuerza que promete las redes sociales y el entretenimiento carente de educación.

“Esto es lo que hace la literatura: nos permite contar nuestra ancestral experiencia de tantas maneras como sea necesario, para poder leer en esas ficciones, aunque sea imperfecta y oscuramente, lo que sospechamos es la verdad”.

Festival de las Letras Europeas

Festival de las Letras Europeas en la FIL 2017 con Huemazin Rodríguez (izquierda), Marta Sanz y Muriel Barbery. / © FIL/Nabil Quintero Milián)

La Delegación de la Unión Europea en México en colaboración con las embajadas de sus estados miembros y la FIL Guadalajara 2017 celebraron la séptima sesión del Festival de las Letras Europeas donde el reportero Huemanzin Rodríguez participó como moderador. La reunión ofrece la interacción de autores europeos para expresar e intercambiar ideas literarias modernas con el público mexicano. Los integrantes del encuentro fueron Muriel Barbery, Antonia Michaelis, Marta Sanz y José Luis Peixoto.

Barbery abrió la conversación: “Es un ejercicio muy peligroso el presentar en frío los libros, porque escribo libros muy diferentes; pero no escribo mucho por suerte, porque en 48 años solo publiqué tres libros”, añadió. «Me tomó seis años escribir el libro La elegancia del erizo (Seix Barral) que es un texto muy diferente, aunque esté en el mismo lugar”. La autora afirmó que la popularidad es esta obra no la llevó a convertirse en una prolífica escritora.

Los autores compartieron la idea de que sus obras, quizás, en sus respectivos países no fueron del todo bien recibidas, al carecer de crimen, elementos del thriller o romance.

Michaelis señaló: “Publico en Alemania cosas que nadie quiere publicar y le pongo romance para que sea mejor”.

Pero la obra de estos autores ha tenido otra suerte en el extranjero, como en el caso del autor de Nadie nos mira: “La escribí entre los 23 y 24 años y ahora tengo 43 y cuando la escribía no sabía si podía escribir una novela. Cuando la terminé, me quedé un año en Portugal para publicarla”. Peixoto logró publicar esta novela en el año 2000 con la editorial Arlequín que tiene su cede en la ciudad de Guadalajara.

Grupo Planeta y el Instituto Goethe México apoyaron el evento.

Homenaje al medio siglo de Cien años de soledad

Homenaje por el medio siglo de ‘Cien años de soledad’, de García Márquez. De izquierda a derecha: Benito Taibo, Elena Poniatowska y Tania Libertad. / © FIL/Ana Cristina Rodr’guez Mart’nez)

El foro que conmemoró al clásico literario latinoamericano Cien años de soledad, del Premio Nobel de literatura colombiano, Gabriel García Márquez, fue integrada por Elena Poniatowska, Tania Libertad y Benito Taibo.

“Me tocó el alma, me tocó muy profundamente. Cuando uno es lector y cuando uno se precia de ser lector, lo segundo en lo que se convierte es en recomendador de lo leído. No puede uno sustraerse a quedarse solo con lo leído y atesorarlo como si fueran monedas de Rico Mac Pato para nadar con ellas en tu casa, regodeándote de lo leído; sino por el contrario, sales inmediatamente a la calle a buscar a un amigo a decirle ‘oye, leí esta novela, me transformó, me hizo ver el mundo de una manera distinta». Esas palabras fueron empleadas para expresar la gran sensación que el mexicano Benito Taibo sintió al leer la obra celebrada y el impacto que ha conseguido inmortalizarla: a través de las voces lectoras.

“La diosa de todos los escritores de nuestro continente” (así fue como Poniatowska nombró a la cantante peruana Tania Libertad) que interpretó canciones que el gustaban a García Márquez (1927-2014), tales como Pequeña serenata diurna, Nube viajera y Aquellas pequeñas cosas.

Taibo a lo largo de la sesión dejó en claro que: “Gabriel García Márquez ejercía su oficio con la voluntad y con la perseverancia digna de aquel que puede decirse oficiante”.

La obra literaria que ha dejado un legado en la lengua española terminó de imprimirse el 30 de mayo de 1967 y llegó a las librerías de Buenos Aires el 5 de junio del mismo año.

Una hora muy emotiva, muy literaria. Una hora de lectores rendidos a una novela inolvidable, como inolvidable sigue la sensación que dejó su lectura en ellos. El homenaje se cerro con los testimonios de los asistentes recordando lo que sintieron tras la lectura de Cien años de soledad, editada en México por editorial Diana, del Grupo Planeta.

¡Felicidad!

Un abrazo,

Magia con las palabras,

Estremecimiento,

Impacto,

Nostalgia,

Emoción,

Enamoramiento con las letras,

Inmenso amor por Gabo,

Ansiedad por querer seguir leyendo,

Nostalgia que nunca existió,

Confusión por los sueños y fantasías desnudas,

Nostalgia y emoción que me hicieron olvidar que estaba conociendo Europa cuando la leí…

Poniatowska dijo que esa novela es «un acto de amor… Gabo es un salvador, nos salva con su escritura».

 

 

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