El escritor y gestor cultural Gervasio Posadas, autor de la novela ‘El fracaso de mi éxito’ (Espasa). /Fotografía de Isabel Muñoz – Cortesía Espasa

Gervasio Posadas: “Las personas que basan su identidad en lo que hacen, cuando lo dejan de hacer se desdibujan”

'El fracaso de mi éxito' es la novela con la cual este escritor y gestor cultural crea una sátira tan divertida como profunda sobre la crisis de identidad personal, literaria y social de un mundo en transición a lo digital

Mientras la mayoría de padres primerizos roba horas para dormir, Gervasio Posadas (Montevideo, Uruguay, 1962) lo hizo para escribir una novela satírica, divertida y crítica sobre las ondulaciones de la identidad personal, literaria y social de esta época en transición por el mundo digital, donde el éxito se vuelve más caprichoso.

“Giro el cuello y los músculos responden con un chasquido. La respiración se acelera e intento mantener mis pulsaciones bajo control”. Estas primeras palabras de Gonzalo Montenegro son descriptivas de ese momento, metafóricas de su vida y proféticas de lo que le espera, de lo que su creador, Gervasio Posadas, le tiene guardado como protagonista de la novela El fracaso de mi éxito (Espasa).

Otra prueba acertada del difícil arte del humor para construir una mirada crítica de un mundo en transición. Y de adaptación y reinvención ante el embate de los cambios de un nuevo tiempo donde late la frase famosa de El gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en la que el protagonista intenta hacer suyo aquello de “Que todo cambie para que todo siga igual”.

Porque aquel chasquido del cuello de Gonzalo Montenegro no solo es muscular, también representa el de su vida, su identidad, su perspectiva del mundo y su recolocación y adaptación. Es a través de este hombre que vemos cómo aceleran su respiración el universo editorial en su reinvención de prueba y error, la sociedad y la vida misma a la espera…

Este retrato del presente de Gervasio Posadas es resultado de una mirada enriquecida por una infancia y adolescencia itinerante debido a que su padre era diplomático uruguayo que lo llevó a vivir en países como Inglaterra o la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Hasta que los Posadas Mañe se asentaron en Madrid.

Se hizo publicista, escritor, gestor cultural y director de Ámbito Cultural, de El Corte Inglés, y del taller de escritura creativa online yoquieroescribir.com, que imparte con su hermana, la también escritora Carmen Posadas. Su primer libro fue El secreto del gazpacho (2007). Siguieron Hoy caviar, mañana sardinas (junto a su hermana, en 2008),  La venganza es dulce y además no engorda (2009) una sátira sobre el mundo de las escuelas de negocios; Don Mateo (2009), Pájaros de papel (2010), Niki Zas y el retrete nuclear (2013, juvenil), El mentalista de Hitler (2016, sobre el último año de Erik Jan Hanussen, el adivino que anticipó la llegada de Hitler) y El mercader de la muerte (2020, sobre la vida de Basil Zaharoff, traficante de armas de finales del siglo XIX y comienzos del XX).

 

Winston Manrique Sabogal. Es un libro divertido, crítico, irónico y panorámico sobre algunos asuntos polémicos de nuestra época abordados con gran soltura y como si hubiera sido escrito de una sentada. ¿Cómo fue ese proceso?

Gervasio Posadas. La verdad es que ha sido una situación menos fácil de lo habitual, he tenido que escribirlo en horarios atípicos para los míos: se ha mezclado una época con mucho trabajo y que he sido padre de una niña a los 60 años, por lo cual he tenido que escribir muy pronto por la mañana, tarde por la noche. Lo principal para mí en este libro era pasármelo bien. Que no fuera un suplicio escribir, buscaba que el proceso fuera un momento placentero. Quería escribir sobre algo que me divirtiera, con el tono que me divirtiera, en el que yo mismo lo estuviera pasando bien.

A mí, en general, me sale mucho el tono cómico e irónico. Quizás porque en la vida real tiendo más al drama que a la comedia. Entonces, para compensarlo, necesito reírme y ver las cosas con otra perspectiva, reírme, un poco, de mí mismo. Igual que hay otra gente que necesita la escritura terapéutica para poder contar lo que le duele o expresar sus traumas, yo necesito reírme.

W. Manrique Sabogal. ¿Tienes algunos autores de referencia en esta línea?

Gervasio Posadas. Hay muchos escritores que tienen ese ángulo en España. Siempre han sido una referencia Eduardo Mendoza o Luis Landero, y luego los escritores ingleses que, creo, son los que mejor tratan ese tipo de tono. Me gusta mucho Nick Hornby, por ejemplo. Ese tipo de escritores que son capaces de sacarle punta a una escena muy cotidiana.

W. Manrique Sabogal. Uno de los temas clave de la novela es la identidad, la búsqueda de ella por parte del protagonista. Otro aspecto es el ego, de saber hasta dónde quiero llegar, qué quiero, el estímulo que necesita cualquier persona, y en el caso de un creador la lucha que establece él. Y, tercero, el fracaso.

Gervasio Posadas. El tema del ego y la identidad están muy muy unidos. El escritor, de alguna forma, necesita escribir para dar salida a las historias que tiene en la cabeza, a su creatividad. La escritura se acaba convirtiendo, de alguna forma, también, en su identidad, que es un poco lo mismo que le pasa a este personaje que se acaba poniendo un seudónimo que pasa a formar parte de su personalidad, porque ve que si no es escritor, ¿qué otra cosa puede ser?

Es un poco lo que le pasa cuando se da cuenta de que ya nadie quiere publicarle y que a nadie le interesa lo que él tenga que decir, y dice: “Bueno, ¿y quién soy yo y qué puedo hacer?”. Todo esto dentro de un gremio con egos fuertes.

Al final, si se trata de escritores con éxito, son escritores que basan su identidad en lo que hacen. Y si ya no eres bueno haciendo lo que haces te preguntas quién eres. Me interesa mucho esta parte porque las personas que basan su identidad en lo que hacen, cuando lo dejan de hacerlo sienten que se desdibujan como personas.

W. Manrique Sabogal. Todo eso lo vi en el protagonista en medio de una crisis en la que ondula su propia identidad. ¿Cómo surge esta idea de fluctuación y de metamorfosis de la identidad y de su proceso de creación?

Gervasio Posadas. Me alegro de que lo hayas sabido ver. Para mí era algo importante mostrar ese movimiento continuo.

Este fenómeno le pasa a los escritores y, también, a mucha otra gente. Es decir: hay mucha gente que se identifica por lo que hace. Da igual si es inspector de Hacienda, juez o si trabaja en una gasolinera. Tanto es así que cuando esas personas se jubilan no saben qué hacer. De repente, se encuentran perdidos porque dicen: “Yo tenía una identidad”. Tenía un trabajo, tenía un entorno en el que era respetado, en el que se sentía a gusto y conocía las reglas y, de repente, ahora no saben qué hacer. Eso es estar perdido sin la identidad laboral. Mucha gente se desdibuja o pierde parte de su identidad cuando se jubila. Me parecía interesante reflejar esto en el caso de los escritores y otros creadores que, de repente, ven que ya no tiene sentido lo que están haciendo, y eso es devastador.

W. Manrique Sabogal. Otro aspecto derivado de la identidad y la escritura es la autoficción. El protagonista dice: “Por desgracia, lo que me gustaba de escribir era ser otro”. Y luego debe entrar en el mundo de las redes sociales y se hace pasar por un joven de 19 años para tratar de seguir a flote lo que crea una especie de disociación de su personalidad. ¿Usted cree que las redes sociales están contribuyendo más a esta distorsión o que no lo estamos sabiendo manejar?

Gervasio Posadas. De alguna forma es una la posibilidad de vivir distintas vidas. Las redes sociales contribuyen, en gran medida, no sé si a crear muchos personajes, pero sí a crear un personaje alternativo que es el que queremos que el resto de la gente perciba.

W. Manrique Sabogal. Es un mundo/escenario aspiracional.

Gervasio Posadas. Sí. Muchas veces la gente no cuenta la verdad, y tiende a comparar con la vida de otra persona, pero, en realidad, esa vida con la que se compara no es real. Es una ficción.

W, Manrique Sabogal. Y aquí enlaza con otro tema del libro: el éxito, la búsqueda del éxito en la literatura, en la creación. Un éxito que ya no depende solo de la calidad literaria, sino de otros factores ajenos al autor. Entra en juego una cuestión muy interesante: el mercado.

Gervasio Posadas. Lo peor que le puede pasar a un escritor es lo que le pasa a Gonzalo Montenegro: que no te quieran volver a publicar. Entonces, de alguna forma tienes que acoplarte a lo que crees que el mercado va a comprar, que es muchas veces lo que te están pidiendo los editores, que son muchas veces lo que ya están vendiendo, es decir, que te piden que repitas o repliques un libro que ya ha tenido éxito.

Es un poco complicado porque, muchas veces, la copia nunca es tan buena como el original o es menos original. Es un juego que empequeñece la creatividad inevitablemente.

W. Manrique Sabogal. Y empequeñece al autor, al editor y al mismo ecosistema del libro, ¿no? O está el caso de David Uclés cuya novela La península de las casas vacías, convertida en un éxito de crítica y público, fue rechazada por varias editoriales con el argumento de que el realismo mágico no iba a funcionar ahora y no apostaron por ella.

Gervasio Posadas. Por un lado, las editoriales tienden un poco a primar el beneficio por encima de todo. Buscan fórmulas ya muy consolidadas o que creen que pueden funcionar mejor. Por otro lado, el caso de Uclés o el de Irene Vallejo con El infinito en un junco, ambos en editorial Siruela, a priori no era nada obvio que esta persona hubiese conseguido un éxito en otra editorial y, sin embargo, cuando de alguna forma se cree en el producto, parece que acaba funcionando.

Pero hay muchos componentes. Aparte, en todos estos procesos siempre está la censura, entre comillas, que ejerce la editorial y la propia autocensura del autor que cuando piensa en escribir algo dice: “Esto no me lo van a comprar, voy a intentar hacer otra otro tipo de cosa”. Sí, falta riesgo en las editoriales.

W. Manrique Sabogal. Hay otra expresión que se utiliza en su novela que es la “dictadura de la incultura”. ¿Qué cree que está pasando?

Gervasio Posadas. Creo que no es una cosa del todo nueva. Ahora mismo creo que hay una superficialidad, que la información que acaba adquiriendo la gente es muy superficial. Es muy difícil que la gente concentre la atención como antes.

Lo que más me preocupa del fenómeno de las redes, más allá del tiempo consumido y demás, es que veo bastante gente a mi alrededor, tanto de mi generación como de generaciones más jóvenes, que ya no son capaces de concentrarse en un texto largo, aunque lo intentan.

W. Manrique Sabogal. Hay una sobreoferta de estímulos.

Gervasio Posadas. Por todas partes, lo cual quiere decir que siempre estás leyendo, pero estás con el móvil al lado y entonces si te ocurre una cosa y coges el móvil ya te pierdes. Por otro lado, está la velocidad de estímulos que recibimos a través de las redes sociales.

W. Manrique Sabogal. Una figura clave en su novela es el llamado escritor negro o fantasma, el que escribe el libro de otros y nunca recibe el reconocimiento. Con el avance de la inteligencia artificial ¿cree que esta figura tiene los días contados?

Gervasio Posadas. Tiene toda la pinta. Mi mujer me hizo una prueba: puso en chat GPT una serie de coordenadas. El resultado, aunque le faltaban cosas, fue que determinados aspectos de la técnica narrativa eran, incluso,bastante ingeniosas. Entonces, de aquí a dos o tres años te aseguro que no hará ninguna falta contratar a un negro para nada.

W. Manrique Sabogal. Usted también es gestor cultural, después de tantos años en los que ha vivido grandes cambios, sobre todo en la última década, ¿qué reflexión le sugiere este ámbito hoy?

Gervasio Posadas. Los gestores culturales lo que intentamos, de alguna forma, es conseguir transmitir la cultura a través de eventos, dirigiéndonos a un público determinado. Eso supone, también, el tener que hacer esa labor de ver un poco por dónde enganchas a la gente, que es, más o menos, lo mismo que sucede en el caso de la literatura, o de la edición. Siempre estás buscando la forma de interesar a la gente en la cultura. Al final te acabas convirtiendo, también, en un vendedor de la cultura.

Por eso los gestores culturales trabajamos unos para otros, porque al final nuestra intención es conseguir que el público interesado o la cultura sean cada vez más relevantes.

W. Manrique Sabogal. ¿Cuál es el desafío del sector?

Gervasio Posadas. Lo que cuesta más es esa superficialidad que te decía. Antes, en la información que recibimos o de la forma en la que nosotros consumimos, la información provoca de alguna forma que nos falte contexto para determinar las cosas. El desafío es conseguir que la gente cree un contexto para que se interese en el tema e interesar a más gente en la cultura. Eso es lo fundamental, porque la cultura sin el contexto pasa muy desapercibida.

Lo que intentamos en Ámbito Cultural es aportar ese granito de arena, lograr que el contexto de la gente sea cada vez mayor.

W. Manrique Sabogal. ¿Qué fue lo más complejo del libro?

Gervasio Posadas. Sacar de tiempo de un lado y de otro, escribir quince minutos aquí, una hora allá, con lo cual, he tenido que repasar mucho y reescribir para que eso no se notara e igualar el tono y lograr que fuera muy fluido. También quería hacer es un homenaje a la literatura en general, recordar la importancia que tienen las historias en nuestras vidas.

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Winston Manrique Sabogal

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