El poeta, periodista y divulgador cultural Ignacio Elguero, autor del poemario ‘Humano’. /Foto cortesía del autor

Ignacio Elguero: “Ser conscientes de la finitud también es humano”

El poeta, periodista y divulgador cultural cierra con 'Humano' su trilogía de la condición humana y la naturaleza. Un poemario sensorial y sonoro. En este entrevista reflexiona sobre conceptos presentes en su obra: ausencia, olvido, deseo...

“El tiempo no me ha dado más respuestas: adoro y reverencio todo aquello que ignoro”. Es un verso de Ignacio Elguero (Madrid, 1964) en su poemario Humano (Hiperión). Quince palabras que condensan gran parte de una vida y el lugar desde el cual se ha aproximado a ella desde la lectura de poesía, la escritura de poesía, la divulgación de la poesía, la visibilidad de nuevos poetas. Aunque Ignacio Elguero iba para músico y cambió los versos y sonidos del rock que reclaman el movimiento y la alegría del cuerpo, para convertirse en un poeta celebratorio.

Humano, publicado después de doce años de silencio, cierra una trilogía, junto a Materia y Siempre, que viajan, recuperan, redescubren y recuerdan la grandeza y los misterios de la condición humana y su relación con la naturaleza. Fueron doce años sin publicar, pero no de escribir, en los que Ignacio Elguero estuvo en varios altos cargos en RTVE (Radio Televisión Española), como director de Radio Nacional de España. Ahora es Director de iniciativas culturales de RTVE. Entre medias seis poemario (Los años como colores, Cromos o El dormitorio ajeno) y varios premios como poeta (el Claudio Rodríguez) o el Premio Nacional al fomento de la lectura.

Sentado en un banco, a la sombra de los árboles del Parque del Buen Retiro, de Madrid, este poeta, periodista, divulgador cultural y músico empieza a hablar de la parte sensorial de su poemario más reciente.

Winston Manrique Sabogal. Este poemario contiene varios puntos en común con sus facetas personal, profesional y literaria. Y hay un elemento muy presente y que unifica vida y literatura: los sonidos. Es un poemario con muchas imágenes sonoras. Ríos, agua, música o nombres como David Bowie que remiten a sonidos de todo tipo. No es una cuestión solo sensorial.

Ignacio Elguero.  Es una mirada muy acertada porque yo, a la manera lucreciana, quería hablar de la naturaleza de las cosas, del lenguaje de la naturaleza de las cosas. Por eso el primer poema se titula Vocabulario. La palabra tiene música. La palabra nace con música. En el libro se trata de ir buscando ese lenguaje, esa sonoridad de alguna manera que tiene todo aquello que nos otorga la condición humana. De ahí que vaya serpenteando por todos esos elementos que nos construyen como tales personas para ir escuchando esos sonidos.

W. Manrique Sabogal. Y aquí están algunos de los sonidos de la vida que más nos acompañan. Desde cuando menciona el murmullo de las aguas o de un interruptor cuyo sonido viene a la mente. Además, está su faceta de músico. Surge el creador de sonidos.

Ignacio Elguero. Mis poemas suelen ser muy sonoros y muy visuales. Quizá porque yo empecé con una formación también en el mundo de la música y en el mundo del cine. Y antes quise ser periodista. O músico y director de cine.

La poesía, que es lo primero que nace en mí como vocación, desde la adolescencia, se nutre de dos disciplinas artísticas que me siguen guiando. Veo la poesía, la escucho. La mayor forma de palparla es escucharla, porque es otra manera de palparla.

W. Manrique Sabogal. ¿Cuándo y dónde se produjo ese primer enamoramiento de la poesía? Creo que ha contado que fue en la biblioteca de su casa.

Ignacio Elguero. Yo, como muchos lectores y poetas, nos hemos iniciado porque en nuestra casa, en mi casa en concreto, había una gran biblioteca. Mi padre era un gran lector y, además, un gran lector de poesía. Estaba el famoso libro aquel de Las mil mejores poesías de la lengua española. Él nos leía poemas, en vez de cuentos. En todos los hermanos nació una vocación lectora. En mi caso nació una gran vocación como escritor, como poeta. Esto se debió, también, a la lectura de los clásicos.

W. Manrique Sabogal. ¿Hay alguna obra clásica o un poeta que le guste desde entonces o lo haya acompañado siempre?

Ignacio Elguero. A partir de ahí empecé a interesarme por el Siglo de Oro. Mi padre era muy pesado con el Siglo de Oro y estaba con Quevedo y estaba con Lope de Vega y estaba con Cervantes y estaba con Garcilaso y estaba con Góngora. Era todo, eran sus poemas preferidos. Él se los sabía y nos los recitaba.

Luego viví dos momentos y saltos importantes: a la Generación del 27, que fue un destello para mí, y a Pablo Neruda. Pablo Neruda entra en mi vida a través del disco, un disco que había editado la Philips en los años setenta, el de Veinte poemas de amor y una canción desesperada. A mí me llega Neruda a través de su voz: gruesa, grave y profunda, una cadencia muy suya, muy definida, muy reconocible con su acento chileno. Me enamoró su voz, y lo que contaba ese hombre. Yo era un preadolescente. A partir de ahí abrí otra vía que era la poesía iberoamericana.

W. Manrique Sabogal. En su poemario dialogan desde clásicos griegos hasta Baudelaire, por supuesto, Rilke. Poetas de todos los tiempos.

Ignacio Elguero. Uno tiene sus querencias. Me ha encantado conectar con diferentes corrientes estéticas, tanto poéticas como musicales, en distintos momentos. Hay autores que me han marcado mucho. Recuerdo que hice un trabajo sobre Rainer Maria Rilke, porque es otro de esos poetas que me hizo ver la poesía de otra manera. Casi hasta lo sagrado. Lo convertí en una especie de Dios para mí.

También los clásicos grecolatinos. Estuve a punto de hacer filología clásica, solo que mis dos hermanos ya habían iniciado la carrera y mi padre me dijo, en broma: “Por favor, que un hijo coma”. Al final no hice filología clásica, pero sigo siendo un gran lector de los clásicos grecolatinos.

En la música hay compositores que me han llegado muchísimo, las letras de Lou Reed o las de David Bowie, por decirte algunos. Tenían un misterio especial, que no es poesía, pero sí tienen un tinte poético.

W. Manrique Sabogal. Le voy a mencionar algunos conceptos o palabras muy presentes en su poemario para que dé una breve reflexión, más allá de su libro. Empiezo: Ausencia.

Ignacio Elguero. Trato de adentrarme en la biología de las emociones y si la biología de las emociones se altera o coloca algo en primer plano, es todo aquello que nos provoca la ausencia, en un sentido muy amplio. La ausencia es la pérdida de la infancia, de la juventud, la pérdida de los padres, la pérdida de los seres queridos, la pérdida de la inocencia. También la pérdida de la fe, no digo en mí, sino en general. Por lo tanto, la ausencia está relacionada en este poemario con la pérdida.

W. Manrique Sabogal. Otro concepto es Olvido que, también, es una ausencia y una pérdida.

Ignacio Elguero. El olvido es una forma de ausencia. Lo utilizo mucho por la tristeza que provoca ver cómo el ser humano tiene la capacidad de emocionarse con los recuerdos, es una condición que solo tiene el ser humano. Y el perderla, el ir olvidando, sin entrar en problemas cognitivos. Como no tenemos la capacidad de tener un disco duro en el que fuéramos recuperando lo que pasó tal día, al final solo son chispazos. Esos chispazos del recuerdo son los que provocan, también, que nazca un poema. Pero el olvido para mí es terrible.

Como es, también, terrible, cómo vamos perdiendo el contacto con las generaciones que nos precedieron. Y cómo mis hijas, por ejemplo, no sabrán ya nada de mis abuelos, incluso casi de mis padres. Esa es otra capacidad del olvido terrible.

W. Manrique Sabogal. El poema El abeto, en una escena a través del tiempo, describe cómo va creciendo el niño, la relación con el padre…

Ignacio Elguero. Soy padre desde hace doce años, pero uno no deja nunca de ser hijo. Incluso cuando tus padres hayan fallecido, quizá más todavía. Y aunque seas padre, uno, desde mi punto de vista, no deja nunca de ser hijo. Me cuesta mucho colocarme en la situación de mis padres.

Simplemente por el vínculo tan fuerte que tenemos con la figura del padre y de la madre, las relaciones paternofiliales son, al fin y al cabo, lo que nos moldean como individuos. Somos herencia y somos querencia. La relación que mantenemos con nuestros padres nos marca como personas. Para bien o para mal. Esa relación no finaliza nunca. Nunca sale del recinto de tu esfera. Y tampoco puede salir de esa estancia que nos conduce a la creación poética. Es una de las grandes temáticas y de los grandes pilares de la poesía universal, la relación padres e hijos.

 

W. Manrique Sabogal. Hay otros dos conceptos: Nostalgia y Melancolía. ¿Cuál es la línea para no caer en la melancolía o las ventajas que pueden tener la nostalgia o la melancolía?

Ignacio Elguero. He escrito varios ensayos sobre el tema de la generación del babyboom, sobre la mía. Nunca lo hago igual que en los poemas que miran al pasado o que ven el paso del tiempo. Trato de hacerlo ni con añoranza, ni con nostalgia. No voy a decir que puede haber algún rasgo de melancolía, pero yo lo hago como la capacidad de evocación que tiene el ser humano para a su vez invocar algo nuevo.

Siempre trato de ser un poeta celebratorio. Si cayéramos en la trampa de la nostalgia o de la melancolía, no estaríamos quedándonos ahí. Es la capacidad de evocar al tiempo que invocamos, pues es la única manera de avanzar sin perder de vista el faro del pasado; porque el faro del pasado sigue alumbrándonos. Es lo único que tenemos, pasado. Lo que está claro es que el futuro no lo conocemos, tenemos pasado. Yo sigo mirando el camino que me marca, el del pasado, para invocar el futuro.

W. Manrique Sabogal. Deseo es otra presencia relevante en Humano.

Ignacio Elguero. El deseo, el desear es una de las armas que tiene el individuo para seguir avanzando. Tanto en el punto de vista amoroso, en el punto de vista carnal, como en el punto de vista desde la mirada del progreso como individuos. Tenemos que querer que las cosas sucedan.

W. Manrique Sabogal. Voy a leerle unos versos del último poema del libro, precisamente titulado, Humano: “He llegado al límite del surco, / la edad de las luciérnagas, / el final de la esfera. / Mi límite es la luz, su duración finita”. La imagen de la luciérnaga para lo humano me parece preciosa. Somos eso: esa lucecita, ese destello, ese instante mágico en la vida.

Ignacio Elguero. Efectivamente, el ser conscientes de la finitud también es humano. Y ese poema de lo que habla es de que no dejamos de ser una serie de círculos y que un día esos círculos se acaban.

Está relacionado con el fin y con el fin de etapas. La finitud no va reñida con el destello, con el ser conscientes de que cada uno de nosotros tiene ese don de brillar, como la luciérnaga. Es poco tiempo, pero ¡aprovechémoslo! Y brillemos con toda la fuerza que podamos.

W. Manrique Sabogal. Creo que los versos que voy a leer reflejan mucho este libro, son del poema La herencia del olvido: “El tiempo no me ha dado más respuestas: / Adoro y reverencio todo aquello que ignoro”.

Ignacio Elguero. Porque el ser humano es ignorante, y a partir de la ignorancia, desde la educación, vamos avanzando. Tengo mucho respeto por dos cosas: una, el avanzar en el conocimiento y por el que sabe más que yo y con el que puedo aprender; y, otro, lo que no conocemos ni podemos explicarnos, aquello que nos sobrepasa y que sobrepasa, incluso, la lógica de la razón, que lo podemos llamar fe. Y en otros, la búsqueda de vida fuera de la nuestra.

Somos muy ignorantes y desconocemos tantas cosas que por eso respeto en los dos planos: desde la razón y desde la fe todo aquello que ignoro. Además, ¿qué sería sin el misterio de lo desconocido? Sin el misterio de aquello a lo que la ciencia todavía no puede dar respuestas. Eso me seduce enormemente.

W. Manrique Sabogal. Otra faceta suya es la de estar atento a nuevas voces poéticas y darlas a conocer y dar visibilidad, a través de libros o como periodista en diferentes programas de Radio Nacional de España.

Ignacio Elguero. Aprendemos muchísimo de los jóvenes, de los jóvenes creadores, aprendemos muchísimo de los creadores musicales, de los artistas plásticos y, desde luego, en este campo aprendemos muchísimo de la poesía. Yo estoy en varios jurados de poesía joven. Hay gente que está escribiendo muy bien y de la que sigues aprendiendo. Siguen acercándose a temas universales de la poesía y dando vueltas para ser originales, tanto en temáticas amorosas como en temáticas de compromiso social, como hablando de los problemas que tienen ellos ahora, que son muchos: desde la inmigración o la falta de trabajo, la falta de vivienda, la precariedad. Pero, a su vez, de repente, la lucidez renovadora de un poema amoroso. De la vida cotidiana con un coloquialismo que sigue sorprendiéndonos. Siguen abriendo nuevas páginas de la poesía española.

Ayudar a que eso se dé a conocer es necesario, diría que hasta obligatorio para los que podemos hacerlo. Además de temas de siempre, como el amor, está la belleza y la belleza de la palabra para contarlo.

W. Manrique Sabogal. Usted ha escrito una novela y varios ensayos. Es un gran observador, con una mirada sociológica.

Ignacio Elguero. Reconozco que trato de reflexionar en la poesía sobre todo aquello que somos y que nos rodea, lo que nos hace precisamente, lo que nos otorga la condición de humanos.

En mis ensayos y en la novela reflexiono sobre la sociedad que le tocó vivir a una generación con unas características propias muy definidas, porque era la primera generación de la democracia. La primera generación que cuando se hace mayor Franco (dictador de España entre 1939 y 1975) ya ha muerto; es la primera generación de las libertades y para quienes la muerte de Franco fue un día sin colegio, prácticamente, y la de la España de la Transición empapelada de carteles, la politización y a la que le tocó vivir lo que se llamó La Movida.

Un mundo nuevo que aparecía ante nuestros ojos de manera absolutamente natural, porque nosotros no habíamos vivido el franquismo más que como niños. No lo padecimos en ese sentido y, a su vez, éramos una generación de la austeridad y del valor y de valorar las cosas y de saber la necesidad que teníamos de llevar sobre nuestras espaldas lo que iba a ser la nueva España.

Ha sido una generación a la cual le tocó cargar con la nueva modernidad y ver cómo la generación de nuestros padres, que lo había tenido muy difícil, aspiraba a que sus hijos fueran lo que ellos no habían podido ser.

W. Manrique Sabogal. En 2025 se cumplen 25 años de un espacio radial emblemático que fundó junto al poeta Javier Lostalé, en Radio Nacional de España: La estación azul. ¿Cómo ve la presencia de la divulgación de la cultura en los medios de comunicación tradicionales y digitales?

Ignacio Elguero. La llegada del mundo digital lo que ha hecho ha sido multiplicar los soportes. Esto ha generado una competencia sana que también hace que los medios reflexionen sobre cuál debe ser su papel. Yo creo que, en el caso de los medios públicos, como RTVE, lo tenemos muy claro. Pero siempre he dicho que los medios privados también son medios de concesión pública y deberían de ser conscientes de que, de alguna manera, están obligados a ocuparse de la cultura.

La cultura nos hace mejores de alguna forma. Y nuestra obligación es las tres D: defender la cultura, divulgar la cultura y divertir, entretener, entre comillas, con la cultura, también. Uno de los aspectos que nos diferencia del resto de las especies es la capacidad de crear.

W. Manrique Sabogal. Dígame dos o tres poetas, escritores o creadores que lo hayan acompañado siempre.

Ignacio Elguero. Por ir a distintas etapas… Estaba dudando entre Virgilio u Ovidio… Ovidio… Te diría Cervantes y Pablo Neruda. Esos serían tres faros que he tenido a lo largo de mi vida. Y un cuarto: Juan Ramón Jiménez.

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Winston Manrique Sabogal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·