El historiador y filósofo español Javier Moscoso. /Foto cortesía del autor

Javier Moscoso: “Después de estos movimientos revolucionarios y excesos habrá un cierto retroceso»

El historiador y filósofo español y comisario del I Festival de las Ideas de Madrid, con más de medio centenar de intelectuales de todo el mundo en la plaza pública, reflexiona sobre el retroceso de la enseñanza de las humanidades, el papel de la universidad y el péndulo de la historia

Dos de las mayores preocupaciones sociales tienen que ver con la idea de rebaño y de la colonización del pensamiento único entre la gente, en quienes, a su vez, aumenta el miedo a la exclusión y la expulsión social. Lo cree así el historiador y filósofo español Javier Moscoso comisario del Primer  Festival de las Ideas, del 18 al 21 de septiembre de 2024, en Madrid, donde participa más de medio centenar de filósofos, intelectuales, historiadores y creadores que conversarán con la gente en la plaza pública y en espacios abiertos a todos. Es una manera de contrarrestar las tendencias mencionadas o, al menos, de invitar a la constatación de la pluralidad de ideas y a la importancia de reconocer la variedad y aprender a escuchar opiniones contrarias a las nuestras.

El encuentro gira alrededor de la catarsis en lugares como la Plaza de España, Puerta del Sol, Plaza de Callao, Calle Alcalá 15, Círculo de Bellas Artes de Madrid o la sala Ámbito Cultural, de El Corte Inglés de Callao. Participan nombres como Élisabeth Roudinesco, Gilles Lipovetsky, Eva Illouz, Peter Sloterdijk, Margot Rot, Alberto Conejero, Marina Garcés, Michael Sandel, Javier Gomá Lanzón, César Rendueles, Raquel Lanseros, Lucía Lijtmaer…

Sobre la necesidad de un encuentro de esta naturaleza hablo en una video entrevista Javier Moscoso, autor de obras como Materialismo y religión: Ciencias de la vida en la Europa ilustrada (2000), Historia cultural del dolor (2011), Promesas incumplidas. Una historia política de las pasiones (2016) e Historia del columpio (2021).

Winston Manrique Sabogal. Varias generaciones que conviven (Baby boomer, X, Milenial, Zeta y Alpha)  están transformando el mundo, mientras se desdeña la enseñanza de las humanidades.

Javier Moscoso. La filosofía ha sido incapaz en el último siglo de hibridar como han hecho otras disciplinas, no ha sido capaz de relacionarse con nadie, no hay ni siquiera entre las humanidades una característica propia de la hibridación, es decir, ni siquiera entre la filosofía y la historia, por ejemplo, no tenemos nada que fuera como la filohistoria o la histosofía.

W. Manrique Sabogal. Ha mencionado una palabra que es connatural al ser humano y la vida para avanzar: hibridar, y no solo la raza. Todas las artes y oficios tienden a ello en la actualidad, la mezcla de géneros, formas, técnicas etcétera, ejemplo, pero la filosofía, por lo que dice, no mucho.

Javier Moscoso. Yo, procediendo del ámbito universitario, pero hace ya tiempo que no soy profesor de universidad, hay que decir varias cosas: primera, y esto va más allá del Festival de las Ideas, la universidad siempre ha sido conservadora, y da igual que sea el aristotelismo frente al cartesianismo, siempre ha sido conservadora porque es un cuerpo doctrinal y porque ha sido, además, uno de los elementos propios de las sociedades feudales; esto lo han sabido, incluso, los reyes absolutistas que decidieron que tenían que crear instituciones propias para evitar los males corporativistas de la universidad, y ahí seguimos. Hay mucha relación entre las feligresías universitarias y las feligresías de otras religiones porque los mecanismos de entrada de cooptación de mecanismos de, digamos, de abstención dentro de la propia institución son muy feudales. Esto se opone a lo que tiene que ver con formas modernas o contemporáneas de gestión de las opiniones y de gestión de la cosa pública. Esta sería la primera cuestión, no hay hibridación en la universidad porque cada cual defiende su nicho, cada cual defiende lo que es su cuerpo doctrinal, no porque crea en él, sino porque está instalado en él.

La segunda es la idea de que en realidad las universidades y las facultades de humanidades siempre han sido políticamente neutras que es otro disparate, no se compadece con las evidencias históricas. Fundamentalmente las universidades de las que nosotros somos herederos es deficitaria o es dependiente de la formación de Estados nacionales cuando los Estados nacionales deciden que una parte de reivindicar digamos su marco ideológico político es sentirse herederos de un pensamiento tradicional que puede ser que está ligado naturalmente pues a la lingüística, a la historia, sobre toda la historia del arte, pero también la historia política y a las humanidades, nosotros somos herederos de los griegos y entonces construimos una suerte de discurso magnífico en donde al final aparece España o Alemania o Francia como resultado inevitable de esta disyuntiva.

W. Manrique Sabogal. Y mientras tanto la enseñanza de las humanidades en retroceso.

Javier Moscoso. Es curioso que esta crisis de las humanidades de las que hablamos se vea, sobre todo, reflejada en estados nacionales caducos o discutidos y, sin embargo, no sea tan así en otros territorios que tienen todavía o están intentando encontrar o convertir sus nacionalidades en Estado. Por ejemplo, el caso de Cataluña, pero también el caso de Taiwán o de otros centros del propio País Vasco donde hay todavía un impulso institucional por reivindicar aquello que era constitutivo de los Estados nacionales, la arqueología, la historia del arte, la historia del pensamiento, la lingüística etcétera, entonces decir que las humanidades no tienen política es faltar completamente a la evidencia histórica. El problema está en que el pagador, que es el Estado nacional, se ha cansado, también, de pagar a gente que por así decir muerde la mano que le alimenta, y esto genera un problema, sobre todo, en el contexto de lo que son las humanidades de tradición napoleónica que son las nuestras, porque si el Estado no paga, pues a ver quién paga todo esto que estamos haciendo. Yo creo que hay una responsabilidad ahí compartida en donde las industrias culturales y los agentes culturales, que siempre han tenido mucho más que ver con la renovación cultural que la propia universidad, da igual el movimiento cultural que uno mencione, lo importante no sucede en la universidad.

Si volvemos otra vez a nuestro pequeño espacio del círculo de bellas artes, el de los agentes culturales privados o públicos también es una cosa que hay que replantearlo en un contexto diferente y ese contexto es la plaza pública, es la distribución del juego sacando lo mejor del pensamiento fuera de la universidad y confrontándolo con una realidad que, a veces, le parece inaceptable.

No todo es positivo en esta idea de la plaza pública, se producen fenómenos también fascinantes que tiene que ver pues con fenómenos de popularización del pensamiento y cuando digo popularización me refiero casi a esto que mencionabas tú de la forma, digamos, de tratamiento que reciben algunas de las nuevas figuras del pensamiento internacional que más bien parecen en estrellas del rock. Sus modos de actuación son fascinantes desde el punto de vista de las viejas tradiciones del pensar. A mí todo esto me parece positivo. Me parece que es abrir las ventanas y que entre el aire por todos lados y que después de todo se mezclen personas de muy distinta condición.

W. Manrique Sabogal. Y también le da voz a ideas poco serias o superficiales, y los medios de comunicación en aras de la audiencia sirven de alta voz y se tiende a banalizar, ya no solo con titulares que son como grititos para llamar la atención y luego el contenido.

Javier Moscoso. Estoy completamente de acuerdo. Antes te mencionaba un poco esta idea de sacar el pensamiento a la plaza pública, pero, claro, sacar el pensamiento a la plaza pública no quiere decir solamente sacar los argumentarios o los recetarios o las píldoras con las que a veces se tranquilizan algunas conciencias, incluyendo la conciencia de las propias redes de información y de los responsables de la información que, por ejemplo, me piden que les mande un pequeño audio con un resumen del festival. Y digo, por qué no me piden un pequeño audio de un resumen del pensamiento de Byung-Chul Han, o de Wendy Brown, o de Eva Illouz Esta idea de que todo puede reducirse a su mínima expresión, de que en realidad solo necesitamos unas pequeñas palabras para decir las cosas más complejas, es también un síntoma de la trivialización y de la frivolidad infinita de nuestra cultura.

W. Manrique Sabogal. ¿Cree que ese tipo de información y de las fake news han contribuido a la creación de un pensamiento conformista y poco exigente que sirven de abono a cuestiones de polarizaciones e, incluso, a los ataques a la Ilustración, que con todos sus errores y cosas a mejorar, como todo, debemos tanto?

Javier Moscoso. La Ilustración hay que defenderla y hay que preguntar a todos aquellos que consideran que hay que tirar abajo sus cimientos nos digan con qué la van a sustituir, con qué van a sustituir la fe y la razón, con qué van a sustituir la búsqueda crítica de evidencias, con qué van a sustituir la búsqueda de derechos humanos universales, con qué van a sustituir la naturaleza humana, con qué van a sustituir lo que son los principios de racionalidad que se defendieron hace 250 años. Todos conocemos los errores y todos hemos ido desmontando los argumentos de la Ilustración casi como si fuera un deporte inocuo, y nos vamos dando cuenta de que está bien, está bien abrir esa espita, pero si sabemos qué vamos a colocar en su lugar. Por ejemplo, Wendy Brown que en su último libro Pensar con Max Weber se replantea si no debe haber un espacio para una objetividad, digamos como valor universal. Es decir, si el pensamiento político situado o, dicho de otra manera, si la politización de la universidad es realmente un valor en sí mismo o no, pero por ejemplo Marcus Gabriel se plantea lo mismo. Empezamos a ver personas que desde ámbitos muy variados entienden que, quizá, nos hemos ido equivocando y que hemos, tal vez, trazado una raya demasiado gruesa. Lo mismo en el campo de las emociones, que están tan de moda, a la que he dedicado mucho de mi tarea universitaria y como investigador.

Al final, después de todo esta especie de eclosión de las emociones por todas partes nos encontramos a muchos investigadores como Eva Illouz, que hace un libro magnífico sobre en qué medida las emociones son enemigas de la democracia. Toma como ejemplo la extrema derecha israelí y bueno, yo espero que le pregunten en qué medida otras posiciones políticas también movilizan emociones con efectos nefastos, no solamente la extrema derecha y no solamente la extrema derecha israelí. Entonces, ahí hay un espacio para el diálogo… Me da la impresión de que decirle a las personas que no tienen que prevalecer en una discusión, que tienen simplemente que escuchar intercambios de ideas apoyados sobre argumentos y razones, que no es necesaria la idea del del vencedor y el derrotado en uno de estos intercambios. Me parecería que sería un triunfo y me parecería que es más importante eso desde el punto de vista filosófico.

W. Manrique Sabogal. Jugando con su libro La historia del columpio, le pregunto si la cuestión del movimiento pendular, la puedo asociar a la historia y al pensamiento, la apertura de las emociones, los extremos políticos, la fluidez de la sexualidad, la hibridación de tantas cosas, y si cree que va a haber un péndulo luego hacia cerrarnos un poco más.

Javier Moscoso. Sí, creo que ha habido movimientos, en general, nunca se repiten los acontecimientos, pero sí se repiten muchas de las condiciones que han dado lugar a acontecimientos irrepetibles. Y si uno mira la historia global, estamos llenos de formas muy parecidas de responder a situaciones que nos parecen similares, porque, al final, somos seres humanos y tenemos las características que tenemos y nos enfrentamos a las dificultades con los medios naturales e intelectuales que pueden ser distintos, en general, pero que, sin embargo, tienen elementos en común.

Yo sí creo que después de todo este arrebato, todos estos movimientos que tienen que ver con extensiones de la revolución democrática o de la revolución igualitaria, que son positivos, pero también tienen elementos de exceso, igual que tiene elementos de exceso todo aquello de lo que hemos estado hablando, la reconfiguración de los medios de comunicación, la reordenación de las universidades, el planteamiento de qué será de la filosofía o de los distintos campos disciplinarios de las humanidades una vez que el pagador ha dicho ya hasta aquí hemos llegado. Todo esto tiene, si lo miras desde lo que nos toca cada uno, puede ser una tragedia, pero si lo miras un poquito más desde la altura el evento es positivo porque se producen excesos de los que luego hay un cierto retroceso, y este retroceso si no es una política de tierra quemada, es positivo.

Creo que estamos en ese momento de retroceso, de recuperar esta idea que tú señalabas antes y a la que me siento muy inclinado de decir vamos a recuperar algunos de los viejos valores de la Ilustración, vamos a ver por qué nos gusta el orden y no el desorden, vamos a ver por qué nos gustan las normas y no la carencia de normas, vamos a ver por qué somos seres sociales y no meros egoístas y vamos a ver hasta qué punto algunos de estas emociones que hemos reivindicado que nos parecían tan positivas como el amor, la solidaridad, incluso, a lo mejor no son tan… Sobre ellas no podemos construir un orden social como el que queremos, a lo mejor necesitamos otros elementos. Hay un elemento pendular en la historia por encima de la historia lineal, hay un mecanismo de ascenso y retroceso. Esto se ve muy bien en la historia contemporánea, sobre todo a partir de lo que sería el pensamiento llamado progresista que… y el pensamiento que llaman conservador. En realidad es dejando de lado los excesos, sí hay naturalmente personas que se sienten más ligadas a la… a la idea de no hay futuro, sino un pasado, no hay futuro sin una tradición, no hay futuro sin un reconocimiento histórico del lugar al que venimos, y es verdad que también hay otros que piensan que lo interesante no es de dónde venimos sino a dónde vamos, que somos sujetos de nuestra propia historia y que en consecuencia el futuro está por escribir. A medio camino hay gente por ahí intermedia, entre las cuales me incluyo, que son capaces de ver ambos fenómenos a la vez y comprender las razones y los argumentos de ambos.

W. Manrique Sabogal. La amistad es un concepto que ha tenido transformaciones importantes desde la propia percepción de lo que es un amigo, sobre todo a partir de la llegada del mundo digital y las redes sociales como Facebook. Lo digo por su libro Promesas incumplidas.

Javier Moscoso. Qué pocos amigos tenemos. Los amigos, escribía Plutarco un texto maravilloso sobre cómo distinguir a los amigos de los aduladores. Este texto, que son apenas siete u ocho páginas, es una especie de pequeño ensayo en sus textos morales diciendo mira, la mayor parte de los amigos no lo son, son aduladores, y vivimos en un mundo donde de nuevo habría que sacar el texto de Plutarco y decirle a la gente que esos amigos de Facebook son falsos, no solamente no son amigos míos, sino que incluso tengo muchos enemigos que se hacen llamar amigos y luego están los envidiosos y los maledicentes. Amigos hay muy pocos, pero estoy de acuerdo contigo. La amistad es de las cosas, decía Cervantes en el Quijote, más hermosas de la vida; de hecho, el amor no es nada más que la amistad, esto decían los románticos, la amistad aderezada con el deseo, La amistad es el terreno sobre el cual se construye cualquier relación humana sensata.

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Winston Manrique Sabogal

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