La escritora chilena Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970), autor del libro de cuentos ‘Avidez’ (Páginas de Espuma). / foto de Dirk Skirba – Cortesía de Páginas de Espuma

Lina Meruane: «La sociedad impone normas que no le aseguran un buen vivir a mucha gente y generan tensión»

POR QUÉ TRIUNFA EL CUENTO EN EL SIGLO XXI, 4 / La escritora chilena publica el volumen de relatos 'Avidez', donde explora zonas problemáticas de las personas y sus pulsiones como seres deseantes. Es la voracidad por superar o llenar una carencia física, biológica, emocional o existencial

Los temas se imponen a la voluntad de los escritores. Habitan en ellos, aguardan, pugnan por salir y lo hacen antes de que el autor tenga conciencia de su presencia y quiera escribirlos. Lo acaba de comprobar Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) con el texto autobiográfico Señales de nosotros (Alquimia) y el volumen de cuentos Avidez (Páginas de Espuma).

El primero es un ejercicio de franqueza y autocrítica donde, como feminista y de izquierdas, trata de entender por qué, desde su posición privilegiada, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), no se dio cuenta de lo que ocurría en su país, hasta llegada la juventud. Era una niña y adolescente desinformada que no vio las señales, como ella reconoce. “¿Escudarnos en la infancia nos hace cómplices?”, se pregunta la escritora chilena.

El segundo es, también, un viaje hacia sí misma. Cuando tenía 24 años empezó a escribir, sin saber, el libro de cuentos que titularía, treinta años después, Avidez, donde muestra zonas problemáticas de los humanos y sus pulsiones diversas como seres deseantes.

Lina Meruane volvió, con esta obra, a su origen literario, el cuento. Porque en estas tres décadas destacó con novelas, ensayos, obras de teatro, textos autobiográficos, conferencias, muchas clases en universidades y como escritora comprometida. Aunque nunca dejó de escribir relatos en silencio. Avidez reúne trece historias, escritas entre 1994 y 2023. Allí se desvela un autorretrato literario con aspectos que Meruane reconoce y otros que la sorprenden, porque la llevaron a escribir sobre lugares complejos en lo íntimo, en lo social y en lo político que cuestionan y fracturan lo normativo y hegemónico.

Ella, que ha transitado por la Historia, la memoria, el feminismo, la identidad, el cuerpo y la pluralidad, con obras que trascienden el relato e invitan a la reflexión, al seleccionar estos cuentos descubrió que muchos estaban conectados por un hilo invisible muy fuerte y enigmático: la voracidad de los personajes por aspectos relacionados con el hambre, el deseo, el ansia, la obsesión y la necesidad por suplir, superar o llenar una carencia física, biológica, emocional o existencial.

Una verdad que se le reveló cuando Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma, siempre oteando buenos cuentistas, le preguntó si tenía un libro de cuentos. La escritora chilena dijo que no, pero que tenía algunos escritos a lo largo de treinta años. En esa revisión de su pasado encontró parte de sus pilares y de su presente y de su futuro literario. El hallazgo y la conciencia de escribir sobre la vida, las personas y las situaciones como desde un punto ciego. Solo tuvo que pensar qué relatos publicar y cómo presentarlos, más allá del orden cronológico de la escritura. Así surgieron tres estadios: la infancia, la adolescencia y la adultez.

Lina Meruane expone, dialoga, cuestiona e invita a la reflexión sobre asuntos hegemónicos, patriarcales, estructurales, arquetípicos y estereotipos creados para la armonía de la mayoría de la sociedad, pero que pueden erosionar a algunas personas. Un ecosistema cotidiano que muestra las fisuras del tejido aceptado como normativo y canónico, así como las tensiones y pugnas interiores descritas con toda la naturalidad y realismo de tal manera que parecen irreales, algunos casi oníricos. Que parecen mentira.

Una prueba de que el cuento es, quizás, el territorio que más se presta a la exploración para hacer avanzar la narrativa y abrir ventanas temáticas.

De antepasados italianos y palestinos, sus abuelos llegaron a Chile a finales del siglo XIX y comienzos del XX, Lina Meruane ha publicado tres libros sobre el tema reunidos en Palestina en pedazos: Volverse Palestina, Volvernos otros y Rostros en mi rostro.

En 2023 fue distinguida con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso a su obra. Ha obtenido otros premios como el Anna Seghers, en Alemania, y el Sor Juana Inés de la Cruz por Sangre en el ojo (2012).

Lina Meruane es una persona en movimiento continuo, ha vivido en Chile, España, Berlín y Nueva York donde es profesora de escritura creativa en la Universidad de Nueva York. En esta video entrevista, la escritora chilena ahonda en ese interés por señalar el canon que asfixia:

La escritora chilena Lina Meruane, fotografiada por Isabel Wagemann. /Foto cortesía de Páginas de Espuma

Winston Manrique Sabogal. En los cuentos de Avidez hay una puga entre las estructuras de poder, y cómo se replican, y lo que se sale de la norma. Eso genera una especie de duelo o de tensión entre la norma y su liberación, tanto en lo personal e íntimo como en lo social y político.

Lina Meruane. Tengo una formación de vida en un universo y en una sociedad muy normativa. Lo que está operando en estos cuentos es una especie de pugna contra esas normas creadas por la sociedad y que perjudican a algunas personas. Me identifico con esa lectura que haces o identifico que los cuentos están en esa tensión ante los modelos más disciplinarios de lo que es ser una mujer, lo que es ser una buena mujer, lo que es vivir en sociedad y donde está la posibilidad de fisurar esa norma.

Los personajes, en efecto, se mueven por ahí. Pero también, como apuntabas, sí veo que hay un establecimiento, más que una situación dicotómica, de operar. Por ejemplo, en un cuento como Lo profundo, sobre la mujer a la que le dejan un agujero abierto después de una cirugía con la determinación de volver a cerrarlo y ella decide que no se cierre, porque ese agujero le permite sobrevivir mejor económicamente en un contexto de mucha pobreza y precariedad. Esto me hace preguntarme si está bien dejar ese agujero abierto o no, usar ese agujero con otros fines, si es justo o no que esa mujer decida sobre su cuerpo, a pesar de los peligros que esa decisión pueda encerrar. Son preguntas que a mí me interesan muchísimo, y que me interesa dejar abiertas; no moverme de un extremo al otro, sino, también, visitar todo aquello que está en medio, y que es lo que más me interesa.

W. Manrique Sabogal. La palabra clave es pugna, eso es el universo, todo lo que somos, física, química y emociones siempre en pugna: construcción, destrucción, construcción… Entonces, en ese deseo connatural del universo de buscar, por lo menos, un instante de sosiego, el ser humano ha querido establecer unas ciertas normas en aras de la convivencia.

Lina Meruane. Sí, pero, por otro lado, cuando tú dices que la sociedad impone normas para la mejorar la convivencia, o sea, estando de acuerdo con esa primera afirmación, también creo que la sociedad impone normas para poder, digamos, controlar, de una manera también muy obsesiva y pulsional, todo el deseo y el desorden que pueda haber en la subjetividad. Entonces, claro, esas normas que nosotros hemos aceptado para el bien de la sociedad, en realidad, han sido dictadas para el bien de un grupo de la sociedad y de una especie sobre las otras. Hay que tener cuidado con esa afirmación porque, en efecto, la tensión que se produce es cuando esas normas no le aseguran un buen vivir a mucha gente. No lo digo ya en relación con los cuentos, sino en términos de sociología.

Cuando vemos grupos mayoritarios minorizados por las normas, o minorías oprimidas por esas normas, hay una respuesta que ocurre en, sobre todo, democracias, de manera más efectiva, porque en las democracias se nos ha asegurado que vamos a tener el derecho a vivir mejor. Ahí hay una tensión social que me parece bien interesante, y creo que está recogida en los cuentos, y llevada a un extremo porque yo no soy una escritora del realismo. Me interesa explorar esos extremos donde se ven las problemáticas a las que lleva ese exceso de norma o ese exceso de disolución de la norma. Y me interesa mirarlos en sus extremos.

W. Manrique Sabogal. No es una autora del realismo, pero parte del éxito es la naturalidad y realismo con que expone ese otro lado nuestro del ser humano. Quiero decir que lo no habitual no aparece en estos cuentos como algo extraordinario. Y nos sorprende, precisamente, por eso, porque está contado con tal realismo que, por un momento, nos choca, pero no debería chocarnos.

Lina Meruane. Claro. Hay una búsqueda de una precisión en el lenguaje, de una descripción muy sensorial, con lo cual activa una identificación, supongo. Pero también hay unos devenires de los cuentos que se salen de lo realista. De hecho, hay un par de cuentos, o tres, que tocan la ficción especulativa y la ciencia ficción.

W. Manrique Sabogal. Y están insertados con naturalidad, una tendencia como de neorrealismo mágico, como decía la Nobel de Literatura polaca Olga Tokarczuk que ella también aborda. ¿Por qué esa presencia ahora en la literatura? No digo que sea una vuelta, porque siempre ha estado, pero pareciera que se hiciera más visible y asumido con menos prejuicios y más naturalidad, sobre todo por las escritoras y nosotros los lectores.

Lina Meruane. Difícil contestarte esa pregunta. Es una pregunta como de movimiento de las tendencias en el campo literario que no había pensado. Ni siquiera me pensaba yo misma inscrita en ningún tipo de neorrealismo humano…

W. Manrique Sabogal. Los cuentos recuerdan la línea delgada entre lo que llamamos cordura y locura.

Lina Meruane. Yo no lo pienso tanto en esos términos de cordura y locura. Lo pienso siempre como desvíos de la norma. Y mientras más apretada y cerrada es la norma, más claramente se ve ese desvío, ese ir a un lugar de la pulsión, ese escaparse, que es muy propio también del arte. Esto siempre me hace pensar en André Bretón que, en su época de médico psiquiatra, encontraba que los loquitos eran mucho más creativos y mejores poetas que ningún poeta que él hubiera conocido. Valoraba por eso a la gente que tenía estos problemas psiquiátricos, a los niños, y a las personas de otras culturas llamadas primitivas en ese momento. Era soltar las vendas, en ese soltar la norma, en ese soltar la cordura, aparece una enorme creatividad. Las y los artistas buscan un poco hurgar en esa zona que es el desvío de la norma.

W. Manrique Sabogal. Los cuentos fueron escritos a lo largo de treinta años. ¿Cuando escribió el último repasó los otros? ¿Cómo detectó o logró darles una unidad?

Lina Meruane. Lo sorprendente fue que cuando empecé a leer esos cuentos que no estaban publicados en una colección, me fui encontrando con una serie de recurrencias que me asaltaban. En una conversación que tuve con mi editor, Juan Casamayor, él hacía notar la cantidad de personajes que llevaban bolsas, el tema del pelo que reaparecía, los elementos corta-punzantes que estaban por todas partes, las uñas, los dientes. Fue muy bonito ver que todo eso estaba ahí, que reaparecía de un cuento a otro, a pesar de los treinta años que han pasado. Me asombró un poco la persistencia de unas obsesiones que están regadas en esos cuentos. El trabajo de edición, propiamente, fue pensar en el orden, ya no cronológico en términos de la escritura, sino en términos más menos de las edades de los personajes y sus carencias. El proceso de edición de los cuentos mismos fue mínimo. Pero no hubo cambios de final, no hubo nuevas escenas, están bastante intocados.

El cuento que escribí para esta colección, Reptil, salió porque sentía que faltaba un cuento sobre la lengua, puesto que esto es un libro también sobre el hambre. Y se me ocurrió este personaje posatómico, posradiactivo, postapocalíptico, que tiene una lengua reptiliana. Estas coincidencias y reiteraciones me sorprendieron porque yo he trabajado la infancia, he trabajado la maternidad, he trabajado la enfermedad, he trabajado la migración y la guerra, y no me daba cuenta que ahí había otro tema, el de la carencia.

W. Manrique Sabogal. El hambre y deseo de los afectos. Al final, está la necesidad, la querencia, el cuerpo de las personas, el afecto de los otros. Al mismo tiempo, se ve la orfandad del propio ser humano; hay una soledad en los personajes, pero luego hay algo que se le acerca y al tiempo lo rechaza, un contigo ni sin ti.

Lina Meruane. Qué bonito eso que dices. Cuando dijiste la palabra orfandad, lo que se prendió en mi cabeza fue el cuento La huesera, que son estos niños que van al cementerio a visitar a los padres muertos; o las trillizas que quieren desesperadamente ser madres y volver a la madre, sobre todo; o en el último cuento donde está la orfandad de la madre en relación a la muerte de la hija. En efecto, hay relaciones maternofiliales o paternofiliales rotas y los personajes buscan desesperadamente volver a establecerla o generar una conexión, no siempre exitosamente, en términos de ese deseo sin conseguirlo. Ahora, ese deseo de orfandad, no sé muy bien de dónde viene y también me impresiona su reiteración. Yo no fui una niña huérfana, para decirlo de otra manera.

W. Manrique Sabogal. ¿Usted, que estuvo muy vinculada al periodismo, cómo ve los medios de comunicación y la presencia del nuevo periodismo?

Lina Meruane. Yo tuve la suerte de trabajar en periodismo cultural y tener mucho espacio. En ese sentido, fui bastante afortunada y trabajé en medios donde la extensión era mucho más larga y permitía mucho más juego. Los nuevos soportes han abierto una serie de posibilidades, no sé si económicas, creo que sobre todo no económicas, pero sí de espacio para la creatividad y para trabajar con las maneras en que estamos leyendo hoy, digamos, posredes o con las redes. Así que hay oportunidad ahí para una serie de cosas, pero tú justo mencionabas la radio, que era lo que yo estaba pensando, la radio como un nuevo espacio, la valoración del espacio auditivo de la prensa, precisamente.

Se crean informaciones que desde la multiplicidad permite armar un escenario que se parece un poco al nuevo periodismo de aquella época con una conjunción de registros, de la transversalidad.

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Nota. Esta entrevista con Lina Meruane la hice por zoom en otoño de 2023. Antes de publicarla le pedí a la escritora chilena, como descendiente de palestinos y autora de varios libros sobre Palestina y los palestinos, un comentario sobre lo que está sucediendo en Gaza (Las represalias de Israel tras el ataque de Hamás que dejó 364 israelíes muertos, el 7 de octubre de 2023) y de manera muy razonable y comprensible me expresó que había decidido, hace un tiempo, no responder en una pregunta sobre este conflicto para no descontextualizarse, y solo da entrevistas largas sobre el tema.

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