V. S. Naipaul (1932-2018) en una imagen del libro ‘Momentos literarios’ (Literatura Random House).

Muere V. S. Naipaul, el escritor que exploró en las raíces y la identidad y los estragos del colonialismo

El Nobel de Literatura tenía 85 años y era descendiente de una familia india que vivía en la isla de Trinidad. Aclamado por sus libros de ficción y ensayo, entre su obra destacan 'Una casa para Mr. Biswas', 'Un estado libre', 'Un recodo en el río', 'La pérdida de El Dorado' 'India' y 'Media vida'

El Premio Nobel de Literatura V. S. Naipaul (Vidiadhar Surajprasad Naipaul) ha muerto a los 85 años, este 11 de agosto de 2018. Escritor británico, pero descendiente de una familia india que se trasladó a Trinidad y Tobago, donde nació el 17 de agosto de 1932, Naipaul basó su creación literaria en la exploración de las raíces y la identidad y el rastro de los estragos del imperio británico en todo el mundo.

Considerado por algunos como el mejor escritor británico de las últimas décadas, Naipaul recibió el Nobel en 2001, según la Academia Sueca, por «haber unido una narración perceptiva y un escrutinio incorruptible en obras que nos obligan a ver la presencia de historias reprimidas». Hace un mes su novela Un estado libre, de 1971, fue elegida como uno de los 5 mejores libros que han obtenido el prestigioso Man Booker Prize.

Naipaul escribió más de una treintena de obras con, según The Guardian, “una prosa diamantina”. Y una prosa que vivió una gran transformación al empezar en los años  cincuenta con libros de comedia ligera y convertirse en uno de los autores más acerados, incómodos y profundos en cuanto a la situación del presente de muchas excolonias británicas y europeas, en general, y de su visión del mundo y la sociedad.

“Si yo pensara en términos de raza o comunidad, esta experiencia de la India seguramente habría ahuyentado ese planteamiento. Indio como soy, nunca he estado en calles en las que todo el mundo es indio, en las que me mezclo inadvertidamente con la multitud. Me ha resultado curiosamente humillante, porque toda la vida he esperado cierto reconocimiento de mi diferencia, y solo en la India he comprendido cuánto necesito este estímulo, lo mucho que me han condicionado la sociedad multirracial de Trinidad y mi vida de forastero en Inglaterra. Siempre me ha parecido atrayente formar parte de una comunidad minoritaria. Ser uno de los cuatrocientos treinta y nueve millones de indios resulta aterrador”.

Estas palabras de su ensayo El escritor y el mundo (Debate) conforman un autorretrato certero de quien dedicó casi toda su vida a la escritura de ficción y de ensayo. En ambos géneros muy aclamado. La colonia y el rastro que está dejó en las poblaciones es uno de los pilares de su creación como demuestra en otro pasaje de El escritor y el mundo, de reciente aparición en España:

“En mi condición de ciudadano colonial, en el doble sentido de haberme criado en una colonia de la Corona y de haber quedado aislado de la metrópoli, de Inglaterra o de la India, llegué a este país esperando encontrarme actitudes metropolitanas. Imaginaba que la magnitud de la tierra se reflejaría de alguna manera en la actitud de la gente. Como ya he dicho, me he encontrado con la psicología de la colmena. Y me han sorprendido las semejanzas. En la India, como en la diminuta Trinidad, he descubierto la sensación de que la metrópoli está en otra parte, en Europa o América. Donde me esperaba grandeza, arraigo y confianza, he encontrado todas las actitudes coloniales de la desconfianza”.

Tras una infancia y adolescencia tristes en Trinidad, según dijo en varias ocasiones, en 1950 logró una beca para estudiar en Oxford. Así empezaría a hacer realidad el sueño infantil de ser escritor, de consolidar un mundo paralelo a aquel que le había tocado vivir y que con sus escritos describía, denunciaba o reivindicaba.

Autor polémico de mirada universal

La polémica siempre lo rodeó. Nunca esquivó la controversia que él mismo alentaba: ni en lo personal (reconoció que había sido un gran cliente de prostitutas y maltratador) ni en lo político ni en lo literario. No solo por la manera como retrataba las excolonias donde transcurrían sus historias, sino también por la manera como se expresaba públicamente y parecía sentirse por encima de los demás.

Naipaul, según The New York Times, » no eximió ni a ningún colonizador ni colonizó su escrutinio. Escribió acerca de la arrogancia y el autoengrandecimiento de los colonizadores, y sin embargo expuso el autoengaño y las ambigüedades éticas de los movimientos de liberación que barrieron África y el Caribe a su paso. Trajo a su trabajo la urgencia moral y la atención de un novelista a las vidas y los triunfos individuales».

El periódico The Guardian recuerda que Naipaul ofreció retratos melancólicos de India, África y el Islam en una serie de libros de diarios como Una sola oscura, Diario de Congo y Entre los creyentes. Para críticos como Edward Said, recuerda el diario británico, «Naipaul se convirtió en ‘un testigo de la acusación occidental’, argumentando que ‘nosotros, los no blancos, somos la causa de todos nuestros problemas’. No solo ‘no estaba interesado en el tercer mundo en absoluto’, argumentó Said, sino que sus relatos eran ‘ignorantes, analfabetos y de clichés’. El relato de Naipaul sobre los mundos islámico, latinoamericano, africano, indio y caribeño ignoran los estudios de erudición crítica sobre esas regiones en favor de la tristre, más barata y la más fácil de las mitologías coloniales».

Aunque basó su literatura en explorar las raíces de la identidad, Naipaul, agrega The New York Times, «se resistió ferozmente a la idea de estar atado a un guión, o a una identidad étnica o religiosa en particular. Una vez dejó un editor cuando se lo incluyeron en el catálogo como un ‘novelista de las Indias Occidentales’. Naipaul era un firme defensor de la civilización occidental. Su filosofía rectora fue el universalismo».

Perfeccionista y entregado a la escritura

Sobre su vida dedicada a la escritura y la entrega en cada libro dijo en 2003 en una entrevsita en Babelia, de El País: «Todos los días, al escribir, debe haber alguna sorpresa. La escritura no debe estar muerta jamás. Nunca debe limitarse a seguir lo que uno cree que tiene que hacer según su esquema. Uno siempre tiene que sorprenderse al ver hacia dónde le lleva».

En 2015 durante una entrevista a Babelia, Naipaul dejó que su mujer, Nadira, explicara cómo se enfrentaba él a la escritura:

«No tiene usted ni idea de con qué cuidado y minuciosidad escribe, lo tortuoso que es el proceso. Y qué fantástico es. De verdad, no conozco a nadie que merezca tanto como él el Nobel. Porque es un proceso atormentado, le consume. David Campbell, el editor de Everyman, me dijo que debería escribir cómo es el proceso, porque, cuando está escribiendo, se le calienta tanto la cabeza que no se puede tocar. Se le calienta tanto como si fuera una bala. Y es implacable. No hace nada más que pensar y escribir. Es evidente que este es el trabajo al que ha dedicado su vida, y lo hace muy bien, pero eso no le deja tiempo para hacer ninguna otra cosa. Tienes que contarle lo que sueles decir, estará bien que se enteren tus lectores. Siempre dice que un hombre debería tener tres vidas. Una, para vivir, otra, para leer y experimentar, y otra para escribir. Siempre dice: ‘Mi vida es demasiado corta. Nunca he tenido tiempo de vivir, no he hecho nada más que escribir».

Entre los elogios que empieza a recibir la gran obra de Naipaul destacan las palabras de Salman Rushdie, otro autor británico de origen indio: “Estuvimos en desacuerdo toda nuestra vida, sobre política, sobre literatura, y me siento tan triste como si hubiera perdido a un querido hermano mayor. RIP Vidia”.

Pasajes del universo Naipaul

Lo siguientes son pasajes de libros de V. S Naipaul editados por Literatura Random House.

De Una casa para el señor Biswas:

«PASTORAL

Poco antes de que naciera el señor Biswas, hubo otra pelea entre su madre, Bipti, y su padre, Raghu, y Bipti se llevó a los tres hijos, andando bajo el ardiente sol hasta el pueblo en el que vivía su madre, Bissoondaye. Allí, Bipti lloró y contó la vieja historia de la tacañería de Raghu: que controlaba cada centavo que le daba, que contaba cada galleta de la lata, y que era capaz de caminar quince kilómetros con tal de no pagar un penique por un carro.

El padre de Bipti, incapacitado por el asma, se incorporó en la hamaca y dijo, como hacía siempre en los momentos de desgracia: «El Destino. No se puede hacer nada».

Nadie le prestó la menor atención. El Destino le había llevado de la India a la plantación de caña, le había avejentado rápidamente y le había dejado que muriese en una choza de barro a punto de desmoronarse en medio de los pantanos; sin embargo, hablaba del Destino con frecuencia y con afecto, como si, por el simple hecho de sobrevivir, fuera especialmente afortunado.

Mientras el anciano seguía hablando, Bissoondaye llamó a la comadrona, preparó comida para los hijos de Bipti y les hizo la cama. Cuando llegó la comadrona, los niños estaban dormidos. Al cabo de un rato los despertaron los chillidos del señor Biswas y los alaridos de la comadrona..».

Puedes continuar leyendo Pasajes del universo literario de Naipaul en este enlace.

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Winston Manrique Sabogal

9 comentarios

  1. Querido Winston; Gracias por poner tu sabiduría y pasión literaria al servicio de quienes te admiramos.Gracias por no dejar de crearnos un horizonte vital desde la literatura

  2. Gracias a ti, Fernando, por esas palabras tan motivadoras. Y gracias por seguir WMagazin.com y ayudarme a difundirlo. Si no estás suscrito a nuestra newsletter puedes hacerlo en el siguiente enlace: https://goo.gl/FzdNEq Un saludo.

  3. Gracias por tus palabras, Mará. Nos alegra que te guste WMagazín. Y gracias por ayudarnos a difundirlo por redes sociales. Y felices lecturas 2019.

  4. Excelente el magazine. Contenidos que garantizan conocimiento y motivan al disfrute de la literatura. En mi blog he colocado un link de WMagazin para que más lectores los disfrute. Saludos.

  5. Hola, Mónica. Gracias por tu palabas y ayuda a difundir esta revista. NOs alegra mucho que te guste WMagazín. Nos motivan mucho tus palabras. Un saludo

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