Néstor García Canclini. /Fotografía de WMgazín

Néstor García Canclini: «La democracia y el capitalismo viven una implosión»

Este es un retrato del mundo distópico que le espera a la humanidad en diez años. Lo escribe en 'Pistas falsas' uno de los mejores antropólogos de la cultura popular, la interculturalidad y la globalización. Una historia oportuna

“Celebro lo que sea que pase después”. Las palabras desesperadas y a la vez esperanzadoras de este grafiti que un arqueólogo encuentra en la calle recoge el espíritu de la espiral de mutaciones que vive el mundo a partir del año 2029. Una vorágine de cambios bruscos que se precipitaron hasta agotar lo que antes se llamaba modernidad y globalización para convertir la vida en un remolino que todo lo mezcla. Una distopía construida por todos desde ahora mismo que desenmascara el destino que esconden las líneas que rigen el mundo.

Es la visión de Néstor García Canclini relatada en Pistas falsas (Sexto Piso). Un Ensayo con ficción o una Novela multigenérica sobre la visión de un futuro avistado por uno de los más prestigiosos antropólogos e investigadores de la cultura popular, la interculturalidad y los efectos del capitalismo y la democracia en la vida cotidiana.

El escritor viaja hasta un mundo de pistas falsas que ha ahondado en sus grandes, pequeñas y personales contradicciones cuya población está unida por un hilo delgado que públicamente expresan poco pero íntimamente desean ansiosos: el amor, los afectos. Los humanos empeñados en construir lo inhumano pero deseosos de lo más humano.  Amurallados de soledad, rodeados de miedos e incertidumbres de toda naturaleza. Desde catástrofes ecológicas, guerras en el ciberespacio, ciudades transformadas en campos de batallas de nativos, inmigrantes y los más ricos y con unas interacciones sociales reducidas a las redes socio-técnicas.

García Canclini (Argentina, 1939), con más de medio siglo estudiando a la humanidad, recorre ese futuro a partir de los ecos que alcanza a escuchar tras lanzar en el tiempo problemas neurálgicos del presente que determinarán el futuro: la situación palestina y Oriente Próximo, el modelo Estado-Nación, la sociedad atomizada, las consecuencias de la política del presidente de Estados Unidos Donald Trump y los populismos, el urbanismo y el nuevo hábitat, la articulación del mundo digital en la vida real y más personal y la comunicación entre individuos, pero todo bajo la omnipresencia de China.

Preguntas sencillas y básicas que zumban como un enjambre en la gran mayoría de personas.García Canclini lo escenifica sus consecuencias en las cosas pequeñas de la gente y cómo esas pequeñas cosas  delinean la vida en la Tierra. El autor de obras como Las culturas populares en el capitalismo, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad y La globalización imaginada siempre recuerda que cada ciudadano y la sociedad en general tienen un alto grado de responsabilidad en la formación de todo lo que pasa.

Winston Manrique Sabogal. Si ahora menos que nunca se sabe que puede pasar mañana, ¿cómo aventurarse, profesor, en una situación de un futuro próximo basado en hechos reales del presente con vocación novelesca y a la vez didáctica? ¿Y de donde sale ese optimismo a pesar de lo gris de los hechos?

Néstor García Canclini. En primer lugar, habría que decir por qué usé la narración en los años 2029, 2030 y 2031. Buscaba un extrañamiento radical respecto a lo que está sucediendo. Recurrí a varias operaciones: una es ponerla en el futuro, otra buscar que el protagonista sea un arqueólogo chino que habla de Occidente, sobre todo de América Latina y España.

Investiga el pasado relativamente reciente que habla de cómo y cuándo termina el siglo XX al asistir a un congreso sobre ese tema y cómo empezó el actual. Son movimientos para salirme de la trayectoria como científico social, con un eje muy centrado en lo contemporáneo y la descripción de lo que ocurre en la sociedad, tratando de mostrar siempre con estadísticas, con entrevistas, con observación de campo, aquello que se afirma en los trabajos que publiqué. En este caso es un intento de pensar algunas de esas cuestiones en lo imaginario. Buscar un movimiento más libre donde no hay que hacer afirmaciones rotundas si no poner en tención conflictos que pueden tener su origen en la actualidad. Eso hace posible que los personajes se confronten, personajes inventados pero que, a veces, tiene guiños hacia personajes existentes. Es la primera novela que publico. Hay un riesgo, por lo tanto. Hay juego con el humor… la interculturaldiad que recojo y recorre todo el relato en parte es motivo de tragedias, pero también serias contradicciones de mal entendidos que generan sorpresa y humor. Esas búsquedas están en la intención de correr la narración a un futuro no tan lejano, algunos me sugirieron por qué no el 2040 o 2050, a mí me parece demasiado alejado e imprevisible…

W. Manrique Sabogal. Sí ya el 2020 es imprevisible…

N. García Canclini. Entonces hay elementos que pueden sonar verosímiles, como la creación de un estado palestino ya conocido, la salida de Italia de la Unión Europea, ciertas formas de comunicación a través de algo que no se llama celular ni móvil sino red social técnica que se ha transformado y ha cambiado las maneras de interactuar, pero de un modo que hoy podemos avizorar como posible, creíble. En ese juego entre lo que podemos aceptar como verosímil y aquello que se dispara, que es distópico, está la apuesta.

Néstor García Canclini en Madrid. /Fotografía de WMagazín

W. Manrique Sabogal. ¿Cómo ha sido para un ensayista acostumbrado al rigor científico meterse en la ficción, pasar de los datos y lo verificable a lo inventado y crear tensión y teorizar sobre tantas cosas?

N. García Canclini. Algunas operaciones no fueron tan difíciles porque he escrito sobre literatura obras como Cortázar, una antropología poética, y también sobre otros autores como Borges, Ricardo Piglia, Octavio Paz… Autores de poesía, narrativa y ensayo. De hecho, esos géneros se cruzan en mi novela. Hay muchas dudas sobre si corresponde llamarla novela porque hay un trabajo intergéneros hoy muy frecuente. Lo más difícil para mí fue elaborar las frases, los párrafos, la sintaxis… Muchas frases las comenzaba a escribir con una organización de las palabras propias de un ensayo y me daba cuenta enseguida que tenía que rehacerlas…

W. Manrique Sabogal. Hacerlas más vívidas.

N. García Canclini. Trabajar más con la sugerencia, con lo posible, no con afirmaciones como “este plato está sobre la mesa”. Eso no funciona. Cómo construir distintas organizaciones. En eso el recurso poético es poderoso porque deconstruye nuestros hábitos…

W. Manrique Sabogal. Hay una cuestión, y es el manejo del tiempo futuro sabiendo lo vertiginoso que es ahora al abordar temas que pueden cambiar de rumbo en cualquier momento como Palestina, China.

N. García Canclini. La situación Palestina me parece menos previsible es más una apuesta narrativa imaginaria. Respecto a Trump casi no se le menciona y una vez que aparece referido es con distancia, casi aludiendo a la displicencia con que los chinos se han desentendido de él. Y me parece creíble por lo que el mismo arqueólogo relata en una relación de pareja, su compañera es una socióloga argentina, acerca de cómo los chinos piensan el poder y cómo actúan frente a las relaciones económicas comerciales. Él entrena a empresarios occidentales en un momento que tiene que dictar unos cursos para completar sus ingresos con el fin de que vean que la manera deductiva de partir de una teoría de la sociedad o del comercio y la economía internacional y de allí inferir cómo tratar a empresarios chino no funciona. Los chinos actúan más a partir de estrategias y tácticas de guerra aplicadas en la economía…

W. Manrique Sabogal. La novela señala una especie de suicidio del capitalismo y de la democracia. ¿Viven una implosión? ¿Por qué?

N. García Canclini. La democracia y el capitalismo viven una implosión que ya está ocurriendo. Ya están mutando las formas de organización de hacer pactos sociales. En un momento de la novela el arqueólogo va a un congreso en México y observa con mucho desconcierto el caos urbano y una heterogeneidad de situaciones que los sorprenden, que les generan conocimiento o le hacen pedir que le expliquen y una de las frases que recibe es el soborno es el nuevo contrato social. Por supuesto, como otras afirmaciones están presentadas polémicamente en discusión. Pero es una de las maneras de leer el cambio que ya está empezando.

W. Manrique Sabogal. ¿Por qué? Y aquí pregunto al sociólogo, al especialista y al novelista sobre por qué la sociedad ha llegado hasta este momento. Hay un apartado donde un ponente lo resumió así: “Los partidos se convirtieron en criminales y casi nadie cree en soluciones democráticas”. Es decir, un descreimiento y desencanto. ¿Era necesario haber llegado hasta este punto? ¿Hacia dónde vamos?

N. García Canclini. No sé si era necesario… Ocurrió… Y muchas de las preguntas tienen que ver con qué es lo que ocurrió, más que por qué, cómo fue ocurriendo. De ahí la pregunta que organiza el congreso al que asiste el arqueólogo: Cuándo terminó el siglo XX. Algo que ocurrió es que se acabaron los relatos con pretensiones de universalidad, no nos faltan narrativas, hay relatos cristianos, musulmanes, ateos, neoliberales…

W. Manrique Sabogal. La atomización que menciona usted…

N. García Canclini. Sí… Pero es paradójico que en una época en que todos somos interdependientes por la globalización, cuando más necesitaríamos una narrativa que organice tanta información y tantos modos de vivir no tengamos una narrativa que sea creíble ni imponible a todo.

W. Manrique Sabogal. Se refleja, incluso, en la literatura, como acaba de mencionar que han dejado sus mundos totalizadores que aspiran a una comprensión global para decantarse por la exploración de universos más pequeños o individuales contando sus vidas cotidianas con vocación universal. Es curioso que usted diga que quizás ahora necesitaríamos unas historias y unas narrativas e ideas que fueran más totalizadoras, que nos ordenaran más el mundo y no la atomización actual.

N. García Canclini. Quiero decir que serviría tenerlas, no aspiro a que existan. Me parece que todas las que en la actualidad pretenden universalizarse son totalitarias. Por ejemplo, el neoliberalismo fracasan porque no se puede lograr una organización económico financiera del mundo, básicamente el neoliberalismo es eso, olvidando la diversidad social, la interculturalidad, lo imprevisible de los conflictos y la necesidad de que las diferencias coexistan. Nuestro problema no es llegar a homogeneizar… Ese fue un temor temprano sobre la globalización. Hoy ningún teórico importante dentro de la globalización piensa que haya que aspirar a la homogeneidad, ni que sea consistente leer la globalización como estandarización… Más bien, las preguntas son, yo diría de carácter antropológico, cómo convivir con lo diverso, cómo conviven los que somos diversos.

Esa es la gran pregunta que lanza Néstor García Canclini en esta novela mestiza de géneros, en este ensayo polinizado de ficción y poesía. El resultado de más de medio siglo estudiando a la humanidad. Observación, pregunta y comentarios sobre lo que ve en diez años y cuenta a través de un antropólogo chino:

-«La creación de museos se había detenido en España y Francia. Influía la decandencia de esas economías. Pero sobre todo los recursos para afirmar la diversidad se habían reorientado: ahora se dedicaban a combatir el yihadismo, controlar los desplazamientos de extranjeros y la comunicación por internet».

-«El crecimiento del desepleo estaba agravando a talpunto el malestar en las sociedades europeas que variso gobiernos crearon programas atractivos para trsladar a Alemania, España e Italia industrias que cuarenta años antes abandoanron esos países para instalarse en India, China y Corea».

-«Los partidos se convirtieron en organizaciones criminales y casi nadie espera soluciones democráticas. La oposición al fascismo se ha debilitado o subsiste en marchas de indignación pasajera y en series televisivas».

-«La precariedad paralegal y la crueldad se desparraman en la vida cotidiana, como la dibujaba Goya».

-«Hay un temblor distinto, menos ansioso en las letras, por lo menos a mí me pasa. Es otra ternura. (…) Quizá tengo que decirte más claro que sos la gran razón para que no tenga que mudarme. Sólo es posible en las cartas: este beso dura cada vez que se relea».

Son retazos del futuro que se zurcen en este instante.

 

Winston Manrique Sabogal

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