La Nobel de Literatura polaca 2018, Olga Tokarczuk, autora de ‘Los libros de Jacob’. / Foto: copy Karpati & Zarewicz ZAiKS – ortesái editorial Anagama

Olga Tokarczuk: “¿Puede la literatura escapar del Tiempo. Contar una historia prescindiendo del Tiempo?»

La premio Nobel de Literatura polaca habla de las resonancias actuales de su gran novela 'Los libros de Jacob'. Es una de las escritoras que más explora, arriesga y señala derroteros en la escritura. A su paso por Barcelona, habló de sus búsquedas artísticas, de Europa, de los nacionalismos, de los migrantes y del futuro

¿Puede la literatura escapar del Tiempo? ¿Se pueden dinamitar el Tiempo y el espacio para colocarlos en una sola dimensión o plano? Es lo que intenta la Nobel de Literatura polaca Olga Tokarczuk, desde su primera novela, publicada hace treinta años, en 1993: El viaje de los hombres del Libro. Es una ambición que intentó desarrollar a fondo en Los errantes (2007), al tratar de prescindir del Tiempo, y llevó a otro estadio en Los libros de Jacob (2014), que publica en español Anagrama. Una búsqueda que ha explorado en diferentes géneros literarios como la novela histórica, la fantasía, el policial y la poesía.

Olga Tokarczuk (Sulechów, 1962) es una de las escritoras/es contemporáneas más innovadoras, arriesgadas y exploradoras, cuyas historias, con aire mítico, de neo realismo mágico y dosis de metafísica, cuentan aspectos del pasado, pero cuyo eco o vigencia van hacia atrás y hacia delante en el Tiempo. Esto da un cierto aire de liviandad a su escritura, tal vez heredada de sus raíces poéticas. El Tiempo al servicio del argumento, la palabra al servicio de la imagen.

Esa búsqueda incesante instala a la escritora en la inconformidad, como lo plasmó en su discurso de aceptación del Nobel 2018, pero que leyó en 2019 en la Academia Sueca, tras los escándalos de malas prácticas y abuso sexual en la institución. Uno de los discursos más hondos, bonitos, críticos y esperanzadores con la vida y la literatura.

El Nobel le fue concedido, según la Academia Sueca, “por una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Olga Tokarczuk estudió Psicología en la Universidad de Varsovia, con gran influencia de Carl Gustav Jung. Antes de dedicarse a la escritura fue psicoterapeuta en un centro de salud mental. Es activista feminista, ecologista y no le da miedo expresar ideas políticas y criticar el auge de la ultraderecha en su país, que, precisamente, tiene elecciones el 15 de octubre.

Todos esos caminos confluyen, se arremansan y siguen de largo en Los libros de Jacob. Una novela inspirada en un personaje polaco real, pero en los rincones del olvido de la memoria colectiva, y que la escritora rescata para dejarlo en un punto bisagra de la Historia. Se trata de Jacob Frank, en el siglo XVIII, un judío convertido al islam que luego adoptó el catolicismo y que vivió en el imperio de los Habsburgo y en el Otomano.

En ese juego de convivencia de pasado, presente, futuro, diferentes culturas y asomo a la lenta construcción de Europa, con sus sombras, destellos y complejidades, Olga Tokarczuk narra la novela con la paginación a la inversa, que empieza en la página 1064.

De su novela, de literatura, del Tiempo, de la inmigración, de Europa, del cambio climático, de los nacionalismos y de la religión habló Olga Tokarczuk en una rueda de prensa, convocada por su editorial Anagrama, con periodistas presenciales y otros conectados por zoom desde diferentes países hispanohablantes. Lo hizo desde el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en un ciclo titulado ¡Europa! Cuatro días en los que, también, estuvieron escritores como el Nobel J. M. Coetzee, Mathias Enard y Edurne Portela y los historiadores Olivette Otele y Enzo Traverso.

Winston Manrique Sabogal. El Tiempo es clave en toda su obra. Lo dinamita, va del pasado al presente y los coloca en una misma dimensión. ¿Qué opina de lo que dicen algunos escritores y artistas de que el Tiempo no existe en las artes, que es uno solo y no hay evolución en las artes porque todo sucede a la vez?

Olga Tokarzuk. ¡Menudo tema! Inacabable el tema del Tiempo. El manejo del Tiempo en la idea del narrador y con Yenta (abuela de Frank), en Los Libros de Jacob es un poco la idea viva de este narrador. Es la respuesta al cómo. La literatura puede tratar el Tiempo. Porque podemos trabajar con el Tiempo como si se tratara de una herramienta. Toda historia necesita un tiempo. Pero el Tiempo tampoco es lo más importante, pesa más la propia historia. ¿Cómo se puede contar una historia ignorando el Tiempo o dejándolo de lado? Esto lo intenté en Los errantes. Allí, lo que hago, justamente, es dejar a un lado el Tiempo… Intento demostrar que se puede recrear el mundo real utilizando el Tiempo como algo necesario, simplemente, para mostrar los cambios necesarios de los personajes o si hay un desplazamiento o un viaje.

Es un problema bastante profundo, podría hablar de ello durante horas. Yo no confío en la narrativa lineal. Para mí, como lectora, que llevo leyendo desde hace muchos años, me aburría. No me gustan, por ejemplo, las sagas, una saga que está muy imbricada en el Tiempo y el Tiempo es algo que tiene mucho peso hacia adelante y que nos lleva a alguna parte. Ese pasar por la Historia de manera lineal a mí no me basta, no me resulta suficiente.

No tengo ninguna teoría que pueda verbalizar, claramente, sobre cómo trabajo con el Tiempo, pero sí diré que el narrador queda liberado, salta de un momento de la historia a otro, prescinde del tiempo y puede ralentizarlo o puede acelerarlo; puede jugar con él, puede ver a gente joven y en el mismo momento el mismo personaje es visto a una edad más madura.

Esa es la cuestión, si la literatura puede escapar del Tiempo. O tratar el Tiempo como una herramienta más. Y cómo desde la literatura podemos contar una historia prescindiendo de él.

***

Escritora, intelectual, activista, feminista y crítica con la política 

Olga Tokarczuk, Nobel de 2018. /Fotografía: copy Karpati & Zarewicz ZAiKS. – Cortesía editorial Anagrama

Olga Tokarczuk entró en el mundo de la creación literaria, hace poco más de cuarenta años, con el seudónimo de Natasza Borodin. Fue con unos textos breves en la revista Na przełaj. En 2018 se convirtió en el sexto autor polaco distinguido con el Nobel de Literatura tras Henryk Sienkiewicz (1905), Władysław Reymont (1924), Isaac Bashevis Singer (1978), Czesław Miłosz (1980) y Wisława Szymborska (1996) que lo fueron antes que ella–, de los 115 galardones concedidos, solo 17 han recaído en mujeres, la última, la más reciente, Annie Ernaux. Ha publicado 18 títulos y ha sido traducida a más de cuarenta idiomas. Aparte del Nobel, destaca el Premio Booker Internacional por Los errantes, en 2018.

Tras una hora de conversación presencial y virtual, la escritora se movió por el mundo dual, analógico y digital como uno solo y sus respuestas, a las preguntas de los periodistas, crearon una amalgama de tiempos que la llevaron a explicar, reflexionar, recordar, analizar, criticar y contar sobre:

Los libros de Jacob

“Descubrí su historia en una pequeña librería del norte de Polonia. Me pregunté cómo su historia había caído en el olvido y desaparecido del imaginario colectivo. Planteé entonces escribir un ensayo breve, pero, cuando empecé, me di cuenta de lo poco que sabía y la mucha documentación que requería para poder hacerlo. Así que me embarqué en un proyecto que me obsesionó por completo durante ocho años.

Fue una experiencia muy íntima. Mi familia proviene de la región donde sucede todo, por lo que yo conocía todos los pueblos y ríos por los que se mueve Jacob. Me interesaba dejar constancia de la presencia de judíos en Polonia y en diferentes partes de Europa en esa época, ya que me da la sensación de que, cuando uno estudia historia, la idea de los judíos se estanca en el Holocausto. Nadie parece preguntarse nada más.

Es un pacto con la literatura polaca. Este era un libro que tenía que escribir por mis compatriotas, por mi país y porque cambia la percepción de nuestra historia nacional. Tenemos otro Nobel, Henryk Sienkiewicz, que escribió también para entender la historia de Polonia, pero lo hizo de forma nacionalista, heroica, patriarcal y diría, incluso, que feudal. Con Los libros de Jacob pretendí contrarrestar esta percepción y ser esa semilla que se propone explicar los hechos de otra forma. Esa fue siempre mi mayor motivación”.

Obsesión

“Después de dos o tres años investigando me obsesioné con la historia y dediqué gran parte de mi vida a escribir este libro. La obsesión es uno de los mejores motivos que llevan a una autora a escribir”.

Literatura

“Me parece que la literatura es una herramienta muy potente. Es una manera muy sofisticada y profunda de ejercer la comunicación entre pueblos y personas. (…)

Es muy atractivo poner en la literatura ideas antiguas y nuevas juntas e intentar comunicarlas de manera profunda. La literatura nos vuelve más abiertos, permite que haya más empatía con otros seres, para que podamos aprender, percibir y sentir al otro y encontrar el modo de comunicarse de manera no verbal. Parece una paradoja, porque, justamente, trabajamos con palabras, pero los textos a menudo son simplemente una herramienta para trasladar algo más profundo. Estoy bastante convencida de que lo que es importante en la literatura no es justamente la lengua, sino las imágenes que estamos difundiendo. Claro que para ello la lengua ha de ser inteligente, inmensa, robusta y fuerte, pero solo para mostrar esa fortaleza subyacente de la imagen que es lo que vamos a proyectar”.

Autocensura

“Mis primeros libros se publicaron justo en el momento cuando la censura había desaparecido en la vida social en Polonia, de tal modo que la mayoría de las editoriales eran libres e independientes. Nunca he tenido la sensación de que me censuraran nada. Pero sí de que algo que he escrito de manera espontánea habría que reescribirlo para no provocar a ciertas personas.

Me he convertido en una escritora mucho más cautelosa. Y soy consciente de algunas expresiones o palabras que podrían malinterpretarse. El malentendido es el gran problema que tenemos hoy. Utilizar fragmentos de una frase sacados de contexto es una actividad que está de moda en internet. Ahora voy con mucho cuidado con lo que escribo. ¿Eso es autocensura? Pues no lo sé”.

Europa

“La situación en Europa hace doscientos años se parece bastante a la que vivimos hoy. (…) Pienso que Europa es la mejor idea que se ha inventado en el último siglo, y estoy muy orgullosa de que siga existiendo y, aún, en bastante buena forma; a pesar de todos los problemas que tenemos con la migración y el cambio climático. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para proteger esa unión. Y esto lo digo desde mi perspectiva de ciudadana polaca, mientras que mi Gobierno está intentando marcar una distancia mayor con la Unión Europea”.

Nacionalismo

No creo en literaturas nacionales. El contenido tiene que ser el mismo e ir más allá de los localismos. Uno escribe libros en distintos idiomas, pero, a fin de cuentas, el contenido y el tema son el mismo, es algo más profundo que va más allá de los localismos, las culturas, los idiomas y las lenguas. (…).

Lo importante no es, por tanto, la lengua, sino las imágenes que difundimos. Diseminar ideas es lo verdaderamente necesario.

También creo más en la Europa de las regiones y no de las naciones. No sé cómo sonará esto que acabo de decir en Cataluña, porque una región es más fácil de experimentar que una idea más abstracta como es la nación”.

Migrantes

“El problema de personas nuevas, no voy a hablar de migrantes ni de inmigrantes, sino de personas que vienen de otra parte, que intentan estabilizar sus vidas en una sociedad, siempre ha existido. Es la relación entre el recién llegado y el que siempre ha estado ahí. Creí que sería fantástico mostrar el punto de vista de las personas que llegan y tienen que negociar su propia tradición, sus propios idiomas y costumbres, puesto que se ven en una nueva situación. Eso está pasando todavía a día de hoy en Europa”.

Guerra Rusia-Ucrania

“En Polonia estamos muy implicados, emocionalmente, en la cuestión de la guerra entre Rusia y Ucrania, puesto que está muy próxima a nosotros, y se repite la historia. La gente de mi edad nunca se hubiera podido imaginar que eso volvería a pasar, que el ejército ruso/soviético estuviera con tanques acercándose a la frontera, parece una auténtica pesadilla. Demuestra que esas antiguas maneras de pensar y resolver los problemas a la antigua usanza todavía perviven. Nosotros tenemos, todavía, muy presente en nuestras mentes la Segunda Guerra Mundial y parece que estamos viviendo, de nuevo, la misma situación”.

Política y odio

“Es curioso que una obra de arte pueda ser utilizada como una herramienta en una lucha política. Cuando escribí Sobre los huesos de los muertos nunca me esperé que se pudiera ver desde el prisma político. Era una historia muy oscura, sobre algo bastante más metafísico, sobre cómo las personas de manera individual dicen no a las normas del mundo y a una manera de gobernar. Y ahora, en retrospectiva, puedo decir que desde que salió la película hasta ahora, ya casi no prestamos atención a estos ataques y a este odio. Sigo viviendo en Polonia, pero decidí que las cosas ahora son así y que es lo que hay. También opino que internet tiene mucho que ver en este tipo de debates y en su trascendencia. La gente se olvida de hay que ser responsable de lo que uno escribe y publica”.

Elecciones en Polonia

«Estamos viviendo un momento de locura, la tensión se palpa en el ambiente»,

Futuro

No creo que la revelación y cambios de una nueva Europa vengan desde la religión, llegarán de los movimientos sociales. (…) Las grandes esperanzas vienen con el pensamiento animista, pensando en el mundo que está vivo. Tenemos que forjar una nueva posición para establecer nuestro lugar dentro de la naturaleza. Surgirán nuevas ideas”.

Como las ideas que la propia Olga Tokarczuk intenta dar a través de la literatura insuflando un nuevo aliento y abriendo caminos como en sus novelas:

Un lugar llamado Antaño (1996) narra la historia de tres generaciones de campesinos en un pueblo, de la Primera Guerra Mundial al presente con aire de neo realismo mágico.

Los errantes (2007) mezcla múltiples historias de diferentes tiempos y lugares donde se cruzan lo real y lo imaginario, entre los siglos XVII y XXI.

Sobre los huesos de los difuntos (2009) imbrica los aires de novela negra en este thriller metafísico con la actividad más ecologista.

Los libros de Jacob (2014) avanza por siete fronteras, cinco idiomas y tres religiones a través de Jacob Frank, una semilla antepasada de la Europa del presente.

Son narrativas con las que Olga Tokarczuk señala diferentes derroteros de la literatura, donde Tiempo y espacio buscan ser uno solo, donde transcurren episodios e historias que vienen de lejos y van más allá para hacerse intemporales.

  • Los libros de Jacob. Olga Tokarczuk. Traductores: Agata Orzeszek Sujak y Ernesto Rubioor (Anagrama).

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