El escritor estadounidense Percival Everett. /Fotografía cortesía De Conatus

Percival Everett: «Los secretos nos recuerdan que nuestra vida es nuestra»

El escritor estadounidense, famoso por su ironía, publica 'Cuánto azul', una novela que indaga en el secreto, la fidelidad, la exploración del amor y la culpa como modeladores de vida. La odisea de un pintor en tres episodios

La vida y las relaciones se construyen sobre una sucesión de secretos donde el mayor secreto para cada persona es ella misma y, a veces, de traiciones donde la mayor de todas es así mismo en beneficio de los seres que te quieren. De eso escribe ahora uno de los autores más sarcásticos, irónicos y paródicos de Estados Unidos.

Sentado en una silla vestida de blanco en una sala completamente blanca de un hotel de Madrid, Percival Everett (Georgia, Estados Unidos, 1956) parece el principal secreto de su nueva, profunda y hermosa novela: Cuánto azul (De Conatus). Sentado muy recto, sin cruzar las piernas y amable, pero con respuestas breves en una especie de «lo que tengo que decir ya lo dije en el libro y lo que piense o interprete cada lector es asunto suyo y bien está», Everett hace realidad el epígrafe del libro con la cita de Diane Arbus: «Una imagen es un secreto sobre un secreto».

Momentos, lugares y situaciones diferentes y dramáticas que crean un mosaico literario-pictórico de la vida del pintor Kevin Pace unido con los mismos colores de la amistad y la deslealtad, el amor y la infidelidad, la búsqueda y el fracaso. De un ser al que le suceden muchas cosas vividas con intensidad pero que es un solitario que no quiere sentirse solo.

Al hablar de ello, Percival Everett entremezcla pinceladas de su vida hasta crear un boceto oral de su propio autorretrato. Su voz grave y pausada da el primer trazo sobre la amistad, uno de los pilares de Cuánto azul.

Lo primero de la amistad es el amor, le tengo un amor profundo a mis amigos; lo segundo es la lealtad. Por eso no tengo cien amigos, prefiero tener veinte y aparecer siempre que me necesiten.

Deja entrever una sonrisa que expande su perilla negra jaspeada de blancos y grises al igual que su cabeza. Viste unas botas camel de montañismo, jean desteñido, camiseta gris y blazer kaki. Luego habla del segundo tema que atraviesa la novela, el amor. Antes de contestar qué es el amor, piensa, echa un poco para atrás la cabeza y la baja.

-Si pudiera contestar qué es el amor no estaría escribiendo novelas y sería rico. Para mí en el amor lo primero es amistad, respeto, también curiosidad por la otra persona… Podría hacer una metáfora diciendo que el amor es como desvestirse y mostrarse vulnerable y abiertos.

Su protagonista es así en la amistad y en el amor. En él se ve la evolución del deseo y del amor. Incluso Cuánto azul muestra algunos de los motivos de hombres y mujeres para unirse a otra persona. Y Kevin, aunque quiere a Linda, parece pedirle matrimonio más por no estar solo, no sentirse indefenso, por comodidad.

-La verdad es que todo depende de lo que cada uno entienda por confort. Para unos puede ser gratificante dar confort al ser amado y para otros su confort es recibirlo. Lo que más me puede llegar a asustar de las personas es el hecho de que la otra persona se sienta sola sin querer estarlo.

Percival Everett ahonda en todo esto al narrar la vida de Kevin Pace, un pintor que hace un cuadro misterioso mientras ofrece el retrato de su vida a través de tres momentos clave que se alternan en la narración: 1979, cuando Kevin viaja con un amigo a tratar de encontrar al hermano de este en los días previos a la guerra en El Salvador; 2009, el presente desde su hogar donde recapitula pasado, presente y sueños; y 1999, cuando está en París y vive un romance con una joven francesa. Episodios que al principio no se sabe muy bien hacia dónde van pero que en silencio llevan al lector al terreno íntimo de los sentimientos, la culpa y el deseo.

Como cuentista que también es, Percival Everett utiliza aquí el recurso de algunos relatos donde la historia que seduce al lector, sin que este sea consciente, va en lo subterráneo. Dos odiseas con sus culpas y secretos, dos viajes físicos que llevan a Kevin Pace a su propio interior para terminar en el hogar que soñó y que sirven a Everett para mostrar ¿el camino hacia su búsqueda de la felicidad o del fracaso?

-No tengo ni idea. Yo escribo novelas. Para cada lector significan una cosa y no sé decir qué es, lo sabe él. Solo agradezco que a través de la escritura de las novelas pueda entender mejor la naturaleza de los errores.

En esa búsqueda lleva treinta libros. Desde su debut en 1983 con Suder al que siguieron títulos como Cortando a Lisa (1986), El país de dios (1994), Borrador (2001), No soy Sidney Poitier (2011 editada en España por Blackie Books). También es autor de cuentos y de libros para niños. Como muchas de su obras, Everett utiliza un lenguaje desenfadado que hoy podría ser calificado como políticamente incorrecto, pero que para él es vital y da altura a la novela.

-Trato de describir un mundo auténtico, como habla la gente, captar la realidad del habla. Si creara un personaje políticamente correcto por que sí no sería natural.

Everett vive en Los Ángeles, es catedrático en la Universitadad del Sur de California, ha ganado varios premios literarios y es licenciado en Filosofía por la Universidad de Miami.

Si la amistad y el amor a prueba de tantas cosas son pilares de Cuánto azul, en medio de los dos o revistiéndolos está el secreto, el eco de la frase de Diane Arbus que abre la novela para meterse en todas sus líneas: «Una imagen es un secreto sobre un secreto». Y la pregunta es si vale la pena revelarlo. Everett solo agrega un pensamiento más.

Los secretos nos recuerdan que nuestra vida es nuestra.

Reflexiones y frases literarias y referencias a escritores y artistas no faltan en la novela. En un momento dado, por ejemplo, cuando Kevin Pace está en El Salvador en medio del bosque al ver y sentir toda aquella exuberancia y ruidos de la naturaleza piensa en la pintura en general y en el cuadro que hace y en sus influencias hasta que las palabras desembocan en Kafka:

«Me acordé de cómo Kafka se había quejado de un poema, diciendo que no era más que un montón de gritos, y era allí en donde a mí me daba la sensación de haber aterrizado. Era un sitio horrible para visitarlo siendo tan joven».

Destellos literarios en los que Everett relaciona la historia con el arte real cuya aparición en su escrito es un enigma para él mismo.

-Esos pasajes son como ilusiones en el momento de escribirlas; no las pienso ni las leo, me salen… apenas las recuerdo. Cuando escribo entro en la historia como si tuviera que andar por la arena. A veces, la arena está más dura y puedo ir rápido, y otras más blanda y me obliga a ir más lento.

El arte y sus artistas y la literatura y sus escritores son temas presentes en la obra de Percival Everett, incluso con algunos como protagonistas como en Borrador (es un escritor) y en esta Cuánto azul (pintor). Las artes y sus mecanismos de creación como estímulos sea como autor o como observador.

Para mí lo artístico es una manera para conectarme yo mismo con los personajes. Los artistas conectan con el mundo de manera distinta.

Todo eso hace que su literatura no sea tan popular, quizás. Aunque goce de prestigio entre la crítica y un buen número de lectores que lo admiran por la calidad, versatilidad y plástica de su prosa y la gran capacidad de impregnar sus temas de inteligente ironía, sarcasmo y parodia. Este mismo Cuánto azul lo es y puede serlo ¿Pero en su vida cotidiana Everett es así?

-No mucho, pero me gusta.

Las relaciones entre el escritor y su personaje son muchas. Y él se identifica con varios pensamientos y filosofía de Kevin. Como cuando en la novela el protagonista dice:

«Mi padre afirmaba que el sentido común no tiene nada que ver con el buen juicio, igual que la moda vigente no tiene nada que ver con el gusto».

-Pienso lo mismo.

Sin más palabras. Para qué. Eso mismo lo ha dicho ya sobre literatura y demás artes en varias ocasiones de manera más clara sobre que lo más vendido o visto no siempre es lo mejor.

Al terminar la entrevista Percival Everett parece más relajado. Lo que tenía que decir ya lo dijo muy bien por escrito en Cuánto azul, ¿qué más va a decir? Hay que leerlo. Él habla a través de sus libros y cree en la libertad con que cada lector interpreta sus libros. Lo demás es marketing.

Aunque Everett como autor negro ha escrito de manera crítica e irónica sobre la raza y cómo la industria editorial etiqueta a los autores negros, Cuánto azul es una obra que recuerda lo que une e iguala a todo ser humano, y la mejor forma artística de visualizarlo es el azul. Un color preciso, paradójicamente, por sus connotaciones de cliché. Desde ser el color que suele gustar a todo el mundo hasta por sus diferentes y variados significados, incluido el de la tristeza que puede acompañar en secreto a una persona que amó y ama mucho a alguien pero que sacrificó ese amor por el amor que sienten los otros por ella.

  • Cuánto azul. Percival Everett. Traducción de Javier Calvo. Editorial De Conatus.

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Winston Manrique Sabogal

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