Prohibido leer en España o cómo conquistar lectores

OPINIÓN / Mientras el Gobierno se da el lujo de pensar si reduce el IVA a las publicaciones electrónicas que son el futuro del libro y la lectura, en un país donde solo tres de cada diez personas lee habitualmente, Liber, en Barcelona, dedica gran parte de sus jornadas a la exploración de nuevas vías

La verdad es que cuatro de cada seis españoles son «inmunes a los encantos del libro», porque no le interesa, y de esos seis restantes solo tres leen habitualmente. Encima, el Gobierno se permite el lujo casi de desdeñar una vía para seducir a los lectores digitales, presente y futuro del libro. ¿O acaso su campaña secreta es «Prohibido leer» para ver si así se crean más lectores?

El Quijote diría: “En casa de herrero, cuchillo de palo”. Es una gran paradoja y una profunda tristeza porque España es un país con una historia artística más que admirable, con una de las mejores tradiciones literarias, con escritores que han marcado y abierto caminos a la literatura, con una creación contemporánea relevante y una industria editorial potente situada entre las cuatro primeras del mundo, junto a Francia, Estados Unidos y Reino Unido.

En los últimos siete días España ha dejado un retrato preocupante que recuerdan estas palabras: «Hay un 40% de españoles inmunes a los encantos del libro». Las dijo Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en enero pasado al presentar el Barómetro de Hábitos de Lectura 2017. Indican que el cuarenta por ciento de la gente dice no leer, y dentro de los que declaran que sí lo hacen se refieren a que leen algo una vez al año, y de ellos solo el treinta por ciento declara ser lector habitual de libros. Un porcentaje que no se corresponde con los países de la región, cuya media es el 73%.

El retrato al que me refiero son cinco hechos relevantes y sintomáticos que coinciden con unos días clave para el sector, la 36 edición de Liber, este año en Barcelona, la cita de profesionales del libro más importante del mundo en español:

Como preámbulo, el viernes, el escritor rumano Mircea Cartarescu, al recibir el Premio Formentor de las Letras, lamentó en un discurso, recomendable para todos los gobiernos e instituciones, que el mundo le diera la espalda a la belleza y a la lectura que “se ha vuelto subterránea y marginal”

El martes, la Unión Europea, a través del Ecofin, aprobó la reducción del IVA a las publicaciones electrónicas, es decir: libros digitales, audiolibros, revistas y periódicos online y demás productos derivados del libro y la lectura, léase: Fu-tu-ro-del-li-bro. De esta manera equipara la lectura digital a la del libro de papel que solo tiene el 4% de IVA, y no como un producto multimedia. Una petición hecha hace varios años por el sector y que favorecería a la industria, al fomento de la lectura y a combatir la piratería. Sobre todo en un país como España donde los índices son los ya citados, con el precio medio de ebook más alto de Europa (9,3 euros) y con una piratería literaria con la que se estaría dejando de ingresar unos 300 millones de euros anuales.

Unas horas después de ese mismo martes, la ministra de Economía, Nadia Calviño, se dio el lujo de desdeñar esta autorización de la UE. Declaró que ya se lo pensarían, como si el país estuviera sobrado de lectores: «Es una buena noticia que tengamos esa posibilidad y veremos con la ministra de Hacienda si es conveniente hacerlo y cuándo, si es el caso», según el diario El País.

Por la noche, del mismo martes, Daniel Fernández, durante la inauguración de Liber, dijo, delante del ministro de Cultura, José Guirao: “Esperamos que, dado que existe un consenso de todos los grupos parlamentarios, se pueda trasladar rápidamente esta medida al ordenamiento español para que pueda aplicarse la reducción del IVA en los libros digitales y, por esta vía, se fomente la lectura”,.

Pero lo más importante es que pidió al Gobierno y a la sociedad que el libro y la lectura ocupen  “un lugar destacado de la vida social y como elemento de cohesión y crecimiento” del país. No es la primera vez que lo pide, ya lo hizo durante el mandato de Mariano Rajoy. Él insiste, a ver si algún día cuela esa «insensatez».

Al día siguiente, miércoles abrió, sus puertas Liber donde la lectura en todos los formatos y soportes habidos y por descubrir ocupan la mayor parte del centenar de conferencias, debates, talleres y charlas. Una especie de laboratorio donde se puede avistar el futuro del libro. Del mestizaje que ya ha empezado.

Liber se ha abierto a todo el ecosistema del libro y ha dejado atrás posibles desconfianzas hacia los formatos ajenos al libro tradicional. Aunque el primer objetivo es fortalecer la industria y ganar dinero, la principal consecuencia positiva para todos es que se crean más lectores. Y, por ende, ciudadanos con mejores herramientas para afrontar la vida, la realidad, eso sin contar el placer y la maravilla de entrar y vivir en mundos literarios de una de las artes más completas que ayudan a modelar a las personas.

Surge, de nuevo, una pregunta insomne: ¿Por qué el Gobierno no hace unas verdaderas campañas de fomento y difusión de la lectura? Pero no unas campañas de pirotecnia, sino unas campañas que vayan más allá de frases ingeniosas, bonitas, anecdóticas y eficaces alrededor de la lectura, una campaña de día a día, hora a hora en los colegios, escuelas y barrios. Como si de nutrición se tratara. Porque lo es.

Y:  ¿Hasta qué punto tienen las editoriales o su FGEE la obligación de fomentar la lectura de manera activa más allá de solo vender libros? Al fin y al cabo, si no hay lectores nadie comprará su producto.

Hay un antiguo chiste que dice que debería prohibirse el libro, la lectura, porque ya se sabe que lo prohibido despierta impulsos de deseo. O decir que leer es peligroso. Debe ser esa la campaña silenciosa que quiere empezar el Gobierno al darse el lujo de pensarse si baja el IVA a las publicaciones electrónicas, léase la lectura presente y futura.

O habrá que buscar la fórmula para desembrujar, como decía Fernández, a todos aquellos que parecen «inmunes a los encantos del libro”.

@WinstonManrique

 

Winston Manrique Sabogal

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