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70ª Fráncfort, biografía de la madre de todas las ferias del libro y su gran espectáculo (y 2)

De los editores Jorge Herralde y Sigrid Kraus al director de la Feria del Libro de Buenos Aires, los profesionales del libro rinden homenaje a la cita alemana evocando sus experiencias. Del ambiente festivo al puro negocio, el azar y la necesidad

Buena parte de lo que se ha leído en el mundo en los últimos setenta años se ha negociado y decidido en la Feria Internacional del Libro de Fráncfort. WMagazín continúa con la biografía coral de esta cita editorial a través de los testimonios de algunos de los editores, agentes literarios y directores de ferias o instituciones de España y Latinoamérica. La Feria de Fráncfort es la más importante el mundo. La mezcla perfecta del negocio y las relaciones sociales y personales esparcidas de creación literaria. Cinco días de tiras y aflojes, de duelos de titanes y exploradores en busca de los mejores libros y los más exitosos.

Una cita editorial nacida en 1949, después de la Segunda Guerra Mundial, para impulsar el mundo del libro alemán. Por allí han pasado los principales editores, agentes literarios y profesionales de las diferentes partes de la cadena de valor del libro. Allí se han escenificado las tendencias en formatos y temas literarios, allí se han ultimado los detalles de algunos de los grandes éxitos editoriales, allí se ha decidido una parte del destino de los libros y los escritores al adjudicarse a una u otra editorial los derechos de una obra determinada.

Todo ha cambiado en el mundo del libro, nada está ya en su sitio, pero todos los caminos van a Fráncfort, el gran espectáculo del libro done España será el País Invitado de Honor en el año 2021:

Medio siglo visitando la feria

Jorge Herralde, fundador de editorial Anagrama:

«Voy a Fráncfort desde 1969 y la feria ha cambiado muchísimo. Antes de las nuevas tecnologías, la información circulaba mucho más lenta, ahí descubrías libros. Haciendo un traveling muy rápido, cuando llegas a Fráncfort, en realidad, como se dice vulgarmente, ‘todo el pescado está vendido’. Los libros de los que se habla ya los has comprado o los has rechazado o se ha adelantado otro editor. Dicho esto, sigue siendo un muy importante punto de encuentro, porque es como una total inmersión de profesionales del libro durante una semana, que además con los años ya vas segregando en afinidades electivas y son encuentros muy enriquecedores, muy nutritivos. Para mí es siempre una grandísima experiencia.

Fráncfort sigue siendo para mí una bendición. Pero se encoge progresivamente. Cada vez hay menos estands, y donde hay realmente actividad, que es en las pequeñas editoriales independientes, y también en los grandes grupos esto, es una parte mucho más insignificante. Pero siempre salen ideas. Se tratan negocios delicados que solo se resuelven personalmente. No es indispensable venir, pero es agradable y muy útil». (Estas palabras de Jorge Herralde son del diálogo que tuvo con Marisol Schulz y Sergio Vila-Sanjuan por invitación de WMagazín en 2016).

Uno de los libros de Anagrama que funcionó bien en Fráncfort fue uno de Álvaro Pombo, en 1985, que se convirtió en el primer autor español en haber escrito ‘el libro de la Feria de Fráncfort’, codiciado por los editores. Se trata de El héroe de las mansardas de Mansard cuyos contratos para lenguas como la italiana y la alemana se firmaron allí, mientras que las traducciones sueca y francesa ya estaban en la feria. En cuanto a la gran compra que he hecho en Fráncfort fue El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy».

 

Un ambiente festivo desde el primer Frankfurt

Sigrid Kraus, fundadora y editora de Salamandra:

«Mi primer Frankfurt fue a finales de los 80! Me ofrecieron trabajar de ‘chica para todo’ en el estand de Transworld UK del Grupo Bertelsman. Me impresionó la cantidad de alcohol que se consumía en la feria en esa época. Mis jefes me insistían en que era muy importante que hubiera stock de whisky, cognac, champagne por la mañana, porque era la mejor manera de combatir la resaca. Había algo desenfrenado en la feria que hoy ya no existe. Había gente que venía directamente del hotel Frankfurter Hof  sin haber dormido nada. Se trabajaba mucho, pero también había un ambiente festivo enloquecido que me fascinó. Me daba la sensación que todos se conocían. Nunca olvidaré el aplauso espontáneo cuando se anunció por megafonía  el final de la feria: el final de un gran espectáculo! A pesar de mi agotamiento tuve claro que este era un lugar al que volvería y lo he hecho casi ininterrumpidamente  desde entonces».

Gran escenario de los cambios del libro

Javier Celaya, socio-fundador de Dosdoce.com:

«Mi primera Feria fue en 2005. Y fue la primera feria internacional donde intervine analizando la evolución de los mercados digitales. Fráncfort resume en estos años cómo ha sido y entendido la evolución digital, la llegada de los libros electrónicos y cómo, rápidamente, se empezaba la negociación y expansión de ese nuevo mercado. Ahora, más recientemente, son los audiolibros. Esa es mi experiencia del libro en español.

En estos años he comprobado la importancia que la feria le da a los diferentes formatos del libro, siempre atenta a los cambios y tendencias. Por ejemplo hace varios años ya tuvo un pabellón dedicado a todas estas innovaciones y a la autoedición. En los últimos tres años he visto cómo hace una gran apuesta por escenificar el concepto más allá del mundo del libro tradicional, expone las historias independientemente del formato.

Es una feria que se renueva constantemente para adaptarse a las nuevas realidades y ofrecer a los profesionales la mirada de actualidad sobre esta era digital que nos ha tocado vivir. Me sirve no solo para comprar y vender derechos, sino para entender el modelo de negocio. Aquí vi hace unos años Bookwire y, más recientemente, el modelo de audiolibro de Storytel».

Una deuda desde joven

Oche Califa, director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires:

«Llegué a la Feria de Frankfurt solo la primera vez, en 2015. Pero llegué con un gran mapa en la mano buscando especialmente  el estand argentino que iba a ser nuestra ancla, el lugar de referencia, el lugar sobre el que pivoteamos. Nunca había estado en una feria tan enorme, tan descomunal y tan variada; con sus pabellones, sus larguísimos pasillos, sus escalera y con una gran variedad donde incluso uno cruza espacios  que no alcanza a entender con culturas tan diferentes a las nuestras.

Estas setenta ediciones hay que festejarlas todos porque es muchísimo lo que Frankfurt ha hecho por el mundo del libro, por la industria del libro y, en definitiva, por la totalidad de la cultura ya que el libro es la herramienta principal que la cultura humana tiene. Festejo como si fueron míos estos setenta de Frankfurt porque es muchísimo lo que le debo al libro en mi formación, incluso se lo he debido durante muchos años sin saber ni siquiera que existía esta feria cuando era joven«.

Joan Tarrida (izquierda) y Andrew Wylie, el gran agente literario en la Feria de Fráncfort de 2015. /Fotografía de WMagazín

Momento imprescindible para reforzar lazos

Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutenberg:

«Empecé a ir en 1984, hace ya 34 años. Fráncfort es un reflejo claro de lo que es le mundo del libro, la feria con más expositores, hoy menos pero, quizás, por la concentración de las editoriales en grandes grupos, lo cual es un ejemplo más del estado del mundo del libro. Aquí empezaron los primeros pabellones dedicados al mundo del libro y la digitalización cuando aún no se había popularizado, sabe ver las tendencias. Hoy es el audiolibro porque ha tomado más espacio. También está la relación del libro con otras áreas como la producción de series de televisión y de cine.

Yo vi, por ejemplo, cómo tuvo su gran espacio el CD-Rom y las enciclopedias. El mundo se va transformando, aparecen y desaparecen y se quedan formatos y modelos de libros, de lectura de negocio. Lo que sí ha crecido mucho es el área de los agentes literarios.

Fráncfort sigue siendo imprescindible para mí. Es, sobre todo, el momento del año donde ves a un editor y a los agentes con los que más cercanía tienes. Esa es la clave. Es el hecho de establecer y reanudar contactos con los que tienes confianza y te sirven para que te guíen.

Aquí  he contratado muchos libros, incluso algunos que solo eran proyecto. Recuerdo que cerramos la contratación de Stefano Mancuso que escribía sobre el mundo de la inteligencia y sensibilidad de las plantas. Con Galaxia Gutenberg fue de las primeras traducciones que se hicieron fuera del italiano, hoy está en más de 17 lenguas. Otro libro importante fue Sonámbulos, de Christopher Clarck, sobre la Primera Guerra Mundial. Lo contraté antes de que saliera hablando con Andrew Wylie porque en ese momento era solo un proyecto de libro. Eso sigue pasando».

La lengua catalana

Izaskun Arretxe, directora de Literatura del Instituto Ramon Llull, de Cataluña:

«Para el Institut Ramon Llull, i especialmente para su área de Literatura, que tiene como finalidad la internacionalización de la Literatura catalana, la Feria del Libro de Frankfurt es LA parada obligatoria. Es allí donde se compran y venden muchos de los derechos de los libros que en traducción del catalán se leerán por el mundo. Y si hay un Frankfurt que marcó la diferencia fue el del 2007, con la Cultura catalana como Invitada de honor. Aumentó exponencialmente el número de traducciones, y no sólo al alemán, sino mundialmente. Asimismo, se tradujeron obras contemporáneas, pero también clásicos o poesía, con grandes éxitos como como Rodoreda o Cabré. A finales de 2007, dos meses después de la Feria, se habían vendido en torno a 250.000 libros traducidos del catalán en Alemania.

Pero también significó mucho más: la presencia de la literatura catalana en ferias se normalizó, el número de traducciones no dejó de aumentar y se iniciaron una serie de iniciativas, como la fellowship de editores internacionales o la creación de materiales específicos de difusión de la literatura catalana, que han sido esenciales para su conocimiento y traducción mundiales».

De citas por toda la feria a una mesa en el Centro de Agentes

Pau Centellas, de la Agencia Literaria Silvia Bastos:

«La primera vez que fui a Fráncfort, hace como 19 años, lo hice con Silvia Bastos, ella ya había estado con Planeta años atrás pero no como agente. Entonces me pidió que hiciera la agenda para empezar a curtirme y adquirir experiencia. Entonces organicé citas no en el centro de agentes, como se hace actualmente, sino visitando a los editores en sus distintos estands, con lo cual teníamos que ir corriendo de un lado a otro, de cita en cita, con una maletita llena de catálogos, que entonces se llevaba, como dos vendedores de enciclopedias. Llegábamos a los sitios agotados, sudando, la gente nos ofrecía agua. Esa anécdota me ayudó  entender lo que era Fráncfort, la magnitud del negocio que era. Fue una primera vez traumática, en cierto modo, pero muy ilustrativa de lo que era Fráncfort. Ahora ya las citas son en nuestra mesa de agentes y de ahí ya no nos movemos».

Azar y necesidad

Juan Cruz, periodista, escritor y exeditor de Alfaguara:

«En el Fráncfort de 1995, una agente literaria llamada Amy Capen me dijo al final de una de esas escaleras eléctricas ‘Oye, por qué no me compras este libro. El único país donde no lo han comprado es en España’. Le dije que cuanto valía y me dijo que dos mil dólares. Lo compré. Entonces no hacía falta firmar papeles porque eso se hacía luego. Cuando llegué a Madrid se lo pasé a Ramón Buenventura para que lo mirara o por la traducción y me dijo: ‘¡Es una mierda!’. Le contesté: ‘Lo hacemos en la colección Extra, una nueva de Alfaguara. Ese libro es Memoria de una Geisha, de Arthur Golden. Y hasta ahora mismo le da royalties a Santillana. Y me han dicho que han renovado el contrato. ¡Eso es Fráncfort! Es azar y necesidad».

Es la memoria coral de la Feria del Libro de Fráncfort, la más importante del mundo y donde se ha decidido gran parte de lo que leemos y de lo que leeremos y cómo lo leeremos. Todo cambia en esta era del mundo analógico y digital, pero hay algo que se fortalece y parece insustituible para allanar la mejor acogida para un escritor y un libro: las relaciones personales y sociales cara a cara, estrechar manos, escuchar de viva voz a quienes trabajan en el universo del libro y brindar por la literatura. La prueba es la Feria del Libro de Fráncfort.

  • Puedes leer en ESTE ENLACE la primera parte de esta memoria coral de la Feria del Libro de Fráncfort.
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Winston Manrique Sabogal

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