Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

Detalle de la portada del libro ‘El secreto de mi turbante’, de Nadia Ghulam (Planeta).

Afganistán a través de sus escritoras, cineastas y artistas que piden ayuda para las mujeres y su país

El regreso de los talibanes en el país asiático pone en peligro los logros alcanzados este siglo, en especial los derechos de las mujeres. WMagazín, con apoyo de Endesa, rinde homenaje a las creadoras afganas a través de la historia y las obras de varias de ellas como ejemplo de lucha por la libertad, los derechos humanos, la igualdad y la cultura

Mosaico con las obras artísticas de algunas mujeres afganas. /WMagazín

El miedo y la incertidumbre han vuelto a colonizar Afganistán con el retorno de los talibanes desde el 16 de agosto de 2021. Las tropas de Estados Unidos abandonaron el país donde estaban desde 2001 tras los ataques terroristas de Al Qaeda a Nueva York y Washington el 11 de septiembre de ese mismo año. Una de las mayores preocupaciones es lo que pueda pasar con las mujeres ante el temor de que vuelvan a estar desterradas en sus casas y bajo burkas. Las obras de arte, libros, películas, canciones, graffitis y performances creadas sobre todo por mujeres han relatado lo ocurrido en años anteriores bajo el régimen Talibán y muchos temen que lo que se creía enterrado resucite con más virulencia. (puedes ver aquí el especial: Afganistán: libros para comprender su historia, su cultura y su sino trágico de la guerra)

En WMagazín, con apoyo de Endesa, rendimos homenaje a las creadoras afganas y recordamos a varias de ellas para conocer la realidad de Afganistán a través de sus vidas y sus obras como ejemplo de lucha por la libertad, los derechos, la igualdad y la cultura. Unas siguen dentro del país, otras lograron abandonarlo y otras ya vivían exiliadas, pero todas avistan una involución en los derechos y temen por las vidas de sus familias:

Libros

Nadia Ghulam (Kabul, 1985)

La escritora afgana Nadia Ghulam. /Foto cortesía Planeta

En El secreto de mi turbante (Planeta) Nadia Ghulam cuenta su historia a cuatro manos con Agnès Rotger. Es su historia real, la de una niña de 8 años en Afganistán que se hace pasar por su hermano muerto para ayudar a sobrevivir a su familia. Lo hace porque una bomba ha destruido su casa, parte de su cara, la economía familiar y matado a su hermano. Dos años después decide cambiar el velo blanco por el turbante, adoptar la identidad de su hermano muerto y trabajar sin descanso por la supervivencia de los suyos. Así lo hizo durante diez años ante las medidas extremas del régimen talibán contra las mujeres. Nadia Ghulam vive como refugiada en España, en Barcelona, y su libro obtuvo el Premio Prudenci Bertrana 2010.

Este 15 de agosto de 2021 Nadia Ghulam publicó en sus redes sociales el siguiente mensaje que es un grito de auxilio:

«Nos están torturando. Mi familia pide ayuda y se siente impotente, con mucho miedo y dolor por nuestro país y, sobre todo, nuestra gente. ¡No miréis hacia otro lado!».

En una entrevista a Nius, a Ghulam le preguntan qué dice su familia sobre el retorno de los talibanes y contesta:

“Suplicándome ayuda. Yo, con impotencia, respondo a vuestras preguntas y trato de contactar con el Ministerio. Hay que presionar al Gobierno, tienen que ayudarles o los matarán. ¿Qué va a pasar con mi familia? Yo respondo a todas las llamadas, pero ¿quién me va a coger a mí el teléfono?”.

Homeira Qaderi (Kabul, 1980)

Homeira Qaderi es de las pocas escritoras afganas que han publicado dentro y fuera de su país. Es experta en literatura persa. Enseña en la Universidad de Kabul. Desde 2015 forma parte del Programa internacional de Escritura de la Universidad de Iowa. Es una activista por los derechos de la mujer y fue asesora del gobierno de Afganistán en los ministerios de Trabajo, Asuntos Sociales, Mártires y Discapacitados.

Homeira Qaderi nació en Kabul durante la ocupación soviética y creció durante la guerra civil afgana entre 1992 y 2001. Los talibanes le prohibieron estudiar, pero aprendió a escondidas. Publicó un relato sobre la vida de una mujer bajo el régimen talibán. La amenazaron y debió refugiarse en Irán donde fue directora de la Sociedad de Instructores Culturales e Artistas Afganos. Estudió Literatura Persa en la Universidad Shaheed Beheshti de Teherán. Recibió el doctorado en la Universidad Jawahartal Nehru de India con la tesis Reflexiones de guerra y emigración en historias y novelas de Afganistán. Desde 2011 enseña en varias universidades de Afganistán.

The New York Times hizo este 2021 una reseña muy elogiosa de su libro Bailando en la mezquita, que retrata el pasado, el presente y podría verse como un destino circular y premonitorio. El diario estadounidense escribe:

“De todas las humillaciones y tragedias que Homeira Qaderi y su familia sufrieron cuando los talibanes se apoderaron de Herat, Afganistán, la más conmovedora para leer es el ritual de su padre de ocultar los libros de la familia. Los talibanes estaban registrando casas en busca de armas, televisores y material de lectura no religioso, por lo que envolvió su preciada biblioteca en plástico, colocó el paquete en una caja de hierro y lo enterró bajo una morera en el patio trasero. Como dijo el abuelo de Qaderi cuando colocó un volumen de poesía encima de la pila: ‘No hemos sobrevivido tanto tiempo, de modo que ahora morimos por un paquete de papeles’.

Durante tres años, el padre de Qaderi desenterró los libros cada primavera y los extendió para que se secasen a la luz del sol antes de devolverlos a su escondite para otro ciclo de estaciones. Cuando se dio cuenta de que su hija era una autora en ciernes, cambió de ubicación y dijo: ‘La chica que escribe debe leer cuentos. Esconderé los libros en el sótano».

Esa fue la gran ventana al mundo exterior para Qaderi: «Un recordatorio de las libertades por las que vale la pena luchar. ‘En los libros sacados de la caja subterránea, no había burkas’, escribe. ‘No hubo ninguna niña entregada al anciano santo de la ciudad, ninguna niña golpeada que se arrojara a un pozo para evitar ser apedreada hasta la muerte».

En Bailando en la mezquita Qaderi alterna historias de la vida en Afganistán y cartas a su hijo Siawash que le arrebataron cuando tenía 19 meses:

«Cuando los talibanes detienen la educación de las niñas, Qaderi convierte su cocina en un aula improvisada; eventualmente se muda a una tienda de campaña que también funciona como mezquita para refugiados. Allí, enseña a leer y escribir y deleita a los alumnos, ocasionalmente, en una fiesta de baile cautelosa. Cuando un guardia viene a investigar el alboroto, Qaderi mantiene la cabeza fría y lo convence de que la multitud no está rompiendo ninguna de sus reglas embrutecedoras. Aun así, escribe, ‘éramos como ratones, silenciosos y nerviosos, escondiéndonos en las paredes de un gato hambriento que podría abalanzarse sobre nosotros en cualquier momento».

Otros libros de Homeira Qaderi son los cuentos de Goshwara-e-Anis, Pendiente de Anish (2008), la novela Silver Kabul River Girl, Noqra sobre cien años de historia de la escritura en Afganistán (2009), Aqlema, sobre la Guerra y Exilio en Historias de Afganistán (2015) y Naqsh-e Shekaar-e Aho sobre la caza de ciervos.

Música

Sonita Alizadeh (Herat, 1997)

La rapera y escritora Sonia Alizadeth. /Foto de su Twitter

La realidad de Afganistán y denuncia de los matrimonios forzados a ritmo de rap. Eso es lo que ha hecho Sonita Alizadeh desde sus inicios con su tema Novias en venta. Cuando tenía 10 años su familia la quiso vender como novia, pero tuvieron que huir de los talibanes y se fueron a vivir a Irán. Allí descubrió el rap. Años después sus padres regresaron a Afganistán, pero Sonita Alizadeh se quedó trabajando en Irán. En 2013 su madre le pidió que regresara para que se casará con un hombre y asó poder obtener una dote de unos ocho mil euros. La directora de cine iraní Rokhsareh Ghaem Maghami conoció la historia y ofreció a la madre de Sonita un dinero para que la dejara grabar un documental sobre esta situación de venta de mujeres para el matrimonio. Durante el rodaje del documenal, Sonita Alizadeh compuso el tema que la pondría en el mapa artístico: Novias en venta acompañado de un vídeo. El impacto fue tal que el grupo Strongheart llevó a la artista a Estados Unidos y consiguió una beca en la academia Wasatch. El documental sobre su vida hecho por Rokhsareh Ghaem Maghami se titula Sonita y se presentó en varios festivales de cine. (Puedes ver el tráiler del documental Sonita en este enlace).

Sonita Alizadeh estudia derecho y este 2021 obtuvo el Premio Liberté por su compromiso y denuncia de la realidad atroz sobre las niñas afganas y el matrimonio forzado.

Cine

Sahraa Karimi (Teherán, 1983)

La cineasta afgana Sahraa Karimi. /foto de su Twitter

Sahraa Karimi es la primera mujer afgana en obtener un doctorado en cine y dirección. En 2019 fue nombrada directora general de Afghan Film, la agencia estatal de cine en Afganistán. Primero fue actriz en películas como Dauthers of the Sun (2000), dirigida por Maryam Shahriar, sobre la historia de una niña que se disfraza de niño para poder trabajar, y en la película iraní White Dream. Como refugiada política estudió en Eslovaquia dirección de cine documental en Famo, en la escuela de cine de la República Checa, y se doctoró en Cine por la Academia de las Artes Escénicas en Bratislava. Ha ganado varios premios. Volvió a su país donde trabajó con la Unicef. Ayudó a crear la Kapila Multimedia House, en Kabul, para apoyar el cine independiente afgano.

Karimi ha dirigido y producido treinta cortos de ficción, dos documentales como el multipremiado Mujeres afganas detrás del volante, y la película Hava, Maryam, Ayesha que se estrenó en el Festival de Cine de Venecia de 2019. La película trata sobre la vida de tres mujeres embarazadas que deciden hacerse cargo de sus propios destinos.

Tras el retorno de los talibanes, Sharaa Karimi ha hecho pública en sus redes sociales una carta a la comunidad internacional:

“Han masacrado a nuestra gente, secuestraron a muchos niños, vendieron niñas como novias a sus hombres… Es una crisis humanitaria y, sin embargo, el mundo está en silencio. Vienen a matarnos. Prohibirán todo el arte. Yo y otros cineastas podríamos ser los siguientes en su lista de logros. Te escribo con el corazón roto y con la profunda esperanza de que puedas unirte a mí para proteger a mi hermosa gente, especialmente a los cineastas, de los talibanes”.

Y añade: «El mundo no debe darnos la espalda”, y advierte lo que supondría la llega de los talibanes: «El destripamiento de los derechos de la mujer que serán empujadas a la oscuridad de sus casas». Y continúa con la advertencia de la persecución al patrimonio cultural.

Sahraa Karimi se encuentra a salvo. Logró abandonar Kabul con la ayuda del gobierno turco, la Academia de Cine y la Televisión de Eslovaquia, la embajada de Eslovaquia en Irán y el gobierno de Ucrania.

Arte

Malina Suliman (Kabul, 1990)

La artista afgana Malina Suliman. /Foto de Wikipedia

El graffiti como denuncia del trato a las mujeres a través de la cultura musulmana es el corazón en la obra de Malina Sulima. “La mayoría de mis obras de arte tiene un sesgo político. Intento transmitirle a la gente que espabilen y luchen por sus derechos. En Kandahar y en Kabul hice graffitis, pinté o creé esculturas acerca de los derechos humanos, los derechos de la mujer, la política estatal o la corrupción. Ahora estudio en los Países Bajos, y hago muchos eventos creativos en vivo”, dijo Malina Suliman a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2015. Es una de las artistas afganas amenazadas por los talibanes al desafiar con su arte la cultura musulmana.

Graffiti de la artista afgana Malina Suliman.

Malina Suliman asegura que ser un artista es todo un reto hoy día, especialmente en Afganistán. «Y si se es mujer, el reto es doble. Los afganos piensan que el lugar apropiado para la mujer es en el hogar. Incluso a los hombres les cuesta que sus propias familias acepten que son artistas. (…) Ahora que vivo en los Países Bajos, mi perspectiva de Afganistán ha cambiado. Me encantaría regresar y entablar un intercambio artístico entre los dos países; me gustaría mucho motivar a las mujeres afganas para que establezcan comunidades de apoyo recíproco, para poder percibir no solamente mi futuro, sino también el futuro de Afganistán, como algo radiante”.

 Shamsia Hassani (Teherán, 1988)

La artistata afgana  Shamsia Hassani junto a uno de sus graffitis. /foto de su web oficial

“Me gusta pintar sobre paredes derruidas; llevan la marca de la guerra y la destrucción, y se convierten en parte de mi obra. La gente ha empezado a olvidar la guerra pero yo quiero recordarla, pintarla en los muros, quitarle los recuerdos negativos y llenar la ciudad de colorido”. Esto decía Shamsia Hassani en 2015 a la OSCE de su arte urbano que ayudó a popularizar en Afganistán desde la década pasada. Nació en Teherán en 1988 luego de que sus padres tuvieran que huir de la guerra de los talibanes. Intentó estudiar Bellas Artes en Irán pero no se lo permitieron y fue solo hasta 2005 cuando volvió a su país que empezó su carrera de Arte clásico en la Universidad de Kabul, donde ejerce como profesora asociada de Escultura. Es fundadora del colectivo de arte contemporáneo Rosht. Puedes ver a web oficial de Shamsia Hassani en este enlace.

“El personaje principal de mi grafiti es una mujer que hace de todo, como un personaje de película, y ha venido para que las cosas cambien dando un giro positivo. Quiero recordarle a la gente que la mujer puede tener muchos papeles diferentes, y que pueden formar parte de la sociedad”. Su arte callejero viaja por todo el mundo.

Para mí, afirma la artista, “Afganistán es como una persona que estaba muerta durante la guerra, y después de la guerra ha vuelto a nacer. Ahora es igual que un bebé, que necesita tiempo para madurar. Hay muchísimos problemas heredados de la guerra: edificios bombardeados, desigualdad de géneros, acoso en la calle, actos de violencia contra la mujer. Los artistas pueden ser útiles indirectamente. Pueden hacer que cambie la mentalidad de la gente, y la gente a su vez puede hacer que cambie la sociedad. Es un proceso largo y complicado».

  • Puedes ver en este enlace el artículo sobre libros para conocer la historia, la cultura y el sino de la guerra en Afganistán.

@winstonmanrique

Reportajes especiales en la portada de WMagazín.

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín

  • Si te gusta WMagazín puedes suscribirte gratis a nuestra Newsletter en este enlace.
  • INVITACIÓN Puedes ser mecenas literario de WMagazín, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.
Winston Manrique Sabogal

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·