Alain Delon en ‘A pleno sol’, de René Clément, basada en la novela de Patricia Highsmith. /WMagazín
Alain Delon, murió una leyenda del cine y actor de grandes personajes basados en libros
El gran gran actor francés, referencia del cine europeo, tenía 88 años. Dio brillo a la cinematografía de su país y trabajó con directores históricos como Visconti, Melville, Godard o Antonioni. Recordamos algunos de sus personajes nacidos en obras literarias y de teatro: 'Christine', 'A pleno sol', 'El gatopardo', '¿Arde París?' o 'Un amor de Swan'
«Nuestra vida es como el taller de un artista, lleno de bocetos abandonados. Lo sacrificamos todo por fantasmas que se desvanecen uno tras otro. Somos infieles a nuestras ambiciones, a nuestros sueños», Alain Delon en Un amor de Swan.
Alain Delon siempre será el joven atractivo, amoral y criminal Tom Ripley de A pleno sol; el rebelde enamorado y apasionado Rocco Parondi, de Rocco y sus hermanos; el elegante y oportunista Tancredi Falconeri, de El gatopardo; el enigmático asesino Jeff Costello, de El samurai; el escritor frustrado y celoso de Jean-Paul Leroy, de La piscina; o el dandi Barón de Charlus, de Un amor de Swan… Alain Delon murió a los 88 años, el domingo 18 de agosto de 2024. Nacido el 8 de noviembre de 1935, en Sceaux, Altos del Sena, fue uno de los actores europeos de referencia, de los más talentosos, guapos y seductores que triunfó entre los años cincuenta y setenta del siglo XX y que dio brillo al renacer del cine francés. Un icono de actuación, elegancia y belleza masculina.
«Muere Alain Delon: La fuente de la ambivalencia del hombre y del actor», tituló el diario francés Le Monde. Su importancia y su cariño en la cultura francesa la resumió el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al escribir en su red social de X que, gracias a sus interpretaciones, Delon “hizo soñar al mundo… ofreció su rostro inolvidable para sacudir nuestras vidas. Era más que una estrella. Era un monumento francés”.
Poseedor de una belleza donde armonizaban la melancolía, la elegancia y la seducción con ciertos toques de misterio y turbiedad, Alain Delon trabajó a las órdenes de algunos de los directores de cine de autor europeos más destacados como Luchino Visconti, Jean-Pierre Melville, Michelangelo Antonioni, René Clément, Joseph Losey, Jacques Deray, Louis Malle o Jean-Luc Godard.
Las actuaciones de Alain Delon se mezclan entre personajes únicos de guiones originales (De Rocco y sus hermanos, El eclipse o El samurai /El silencio de un hombre, a Borsalino, Círculo rojo o El otro señor Klein) y de grandes adaptaciones literarias dando vida a personajes inolvidables. Sus actuaciones fueron «deslumbrantes y desestabilizadoras, a la vez», según el crítico de The New York Times.
(Párrafo añadido el 19 de agosto de 2024) Dentro de los diferentes artículos que he leído sobre la muerte de Alain Delon recomiendo el de Marta Sanz, en el periódico español El País, titulado Alain Delon: la sospecha del mal en la belleza. Extraordinario. La escritora española condensa en unos pocos párrafos temas como el arte, la belleza, el amor, el maltrato, la maldad, la corrección política, la manipulación, los recuerdos, la cultura que se moldea y/o nos imponen minuto a minuto, la moral y la ética, la rabia, el «conocimiento inútil» que hace nuestras vidas más llevaderas, las paradojas y contradicciones de cada uno de nosotros, el reencuentro con lo que fuimos y somos, la condición humana a través de un prisma. Dos pasajes del artículo:
«Una forma de venganza contra el lado oscuro de Delon podría consistir en reducirlo a carcasa físicamente perfecta. Ejercer sobre su imagen viril una de esas plastificaciones que se operan sobre las actrices femeninas en su reducción a mujer objeto. La mujer más bella del mundo. Ava Gardner, Lollobrigida, Liz Taylor, Romy Schneider, que fue pareja del actor francés… Lo perfecto deja de serlo al menor arañazo y los brillos se deslucen pronto. Lo perfecto es pasto de la mayor de las vulnerabilidades. La perfección enseguida defrauda y las hermosas imágenes no necesitan caer de sus altarcillos para hacerse añicos: basta con un pequeño roce en la carrocería. (…) Quizá no le podemos pedir a la fotogenia de un actor que sea edificante. Una cosa es el magnetismo, la difícil persistencia, de un rostro en el imaginario colectivo y otra son la reprobación moral, la línea roja, las cuentas pendientes en tribunales de justicia que hoy funcionan con otros códigos. Al margen de su cuestionable proyección pública como ser humano, los personajes interpretados, quizá encarnados, por Delon hacen de él un icono. El malvado, impasible y hermoso, de una de mis novelas se parece a Alain Delon. Esa resonancia ya no se puede separar de mi sistema nervioso. Consumar una venganza sería una agresión contra mí misma. Un modo autodestructivo de vindicación».
WMagazín rinde homenaje al actor francés con seis de sus películas basadas en libros y obras de teatro que forman parte del legado literario y cinematográfico universal:
Un icono de actuación, elegancia y belleza masculina
Amoríos / Christine (1958)
Basada en la obra de Arthur Schnitzler
Director: Pierre Gaspard-Huit. Guion: Hans Wilhelm y Georges Neveux.
La trampa de la seducción y el erotismo a través de relaciones amorosas “prohibidas” que indagan en la psicología de sus personajes, retratadas por el escritor austríaco Arthur Schnitzler en su obra de teatro Flirteo, logra una buena versión en esta película donde Delon tiene su primer gran papel protagónico, y lo hace junto a Romy Schneider, que sería uno de sus grandes amores en la vida real y con quien trabajaría en otros títulos de referencia como La piscina.
Obra y película se sitúan a comienzos del siglo XX cuando un joven teniente conoce a una cantante de ópera y se enamoran, pero él es acusado de perseguir a una mujer casada.
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A pleno sol (1960)
Basada en la novela El talento de míster Ripley, de Patricia Highsmith.
Director: René Clément. Guion: René Clemént y Paul Gégauff
Fue la película que le aseguró a Alain Delon un lugar en la historia del cine. La estrenó en 1960, tres años después de su debut, en 1957, con Quand la femme s’en mele. Era el actor perfecto para encarnar al asesino turbio y sagaz creado por Highsmith en El talento de míster Ripley, que se convertiría en una serie y una de las referencias de la novela negra.
Narra la historia de Tom Ripley, un muchacho contratado por un hombre rico para que vaya en busca de su hijo Philip, un díscolo playboy en Europa, y lo regrese a Estados Unidos. Ripley conoce a Philip, entra en su mundo y da rienda suelta a su arribismo y ambición que lo llevarán a cometer un crimen.
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El gatopardo (1962)
Basada en el clásico de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
Director: Luchino Visconti. Guion: Suso cecchi d’Amico, Pasquale Festa Campanile, Massimo Franciosa, Enrico Medioli y Luchino Visconti.
“Pocas veces un gran libro encuentra una adaptación cinematográfica a su altura. Y El gatopardo, novela y película, son dos obras maestras. Se trata de la única novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), publicada en 1958, un año después de su muerte. Cinco años más tarde, Luchino Visconti estrenó su hermosa versión en el cine. Es la historia de un tiempo que se va, de los cambios que llegan, de la decadencia que no se acepta, del momento de la pugna con los ajustes para seguir avanzando”, escribió WMagazín en su Cine Club Literario, de 2023, dedicado a estas dos obras.
Alain Delon es el elegante y oportunista Tancredi Falconeri, sobrino de don Fabrizio Corbera, príncipe de Salina (Burt Lancaster). Narra la historia de Italia en 1860 cuando afronta la unificación en el periodo conocido como el Risorgimento, con Garibaldi. “La aristocracia se vende para no hundirse, la tradición da paso a una nueva tradición donde se mezcla lo impensable. Todo esto se refleja en Sicilia, en Palermo, en la casa de don Fabrizio que para alejarse de las revueltas emprende un viaje a la casa de campo de Donnafugata. Lo acompaña su sobrino Tancredi, simpatizante de los cambios que llegan. Allí, Tancredi conoce a Angelica, hija del alcalde (Claudia Cardinale), un hombre que representa el cambio, se promete con ella y se casan”. Y es él, Tancredi, quien dice a su tío la famosa frase de la novela: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”.
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El último homicidio (1965)
Basada en la novela de Zekial Marko
Director: Ralph Nelson. Guion: Zekial Marko.
Fue la primera película protagonizada por Delon en Hollywood, aunque no tuvo mucho éxito, como tampoco su carrera en Estados Unidos. Basada en la novela policíaca de Zekial Marko, narra el destino trágico de Eddie Pedak, un delincuente que busca retirarse de aquel mundo, rehacer su vida familiar y cuando empieza a lograrlo se ve envuelto en un atraco.
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¿Arde París? (1966)
Adaptación del libro homónimo de Larry Collins y Dominique Lapierre.
Director: René Clément. Guion: Fracis Ford Coppola y Gore Vidal
En esta historia de la Segunda Guerra Mundial sobre la liberación de París de las tropas nazis tras cuatro años de ocupación, en agosto de 1944, Alain Delon interpreta a Jacques Chaban-Delmas, miembro de la Resistencia que llegó al rango de general. Relata los momentos previos a la llegada de las Fuerzas Aliadas, las Fuerzas Francesas Libres y los movimientos de Resistencia interior para liberar a la capital francesa de las tropas alemanas. Ello contra la orden-amenaza de Adolf Hitler de mantener el control sobre la ciudad o su destrucción. Clément logra un gran fresco visual, político, bélico y emocional.
La película adapta el trabajo de investigación de Dominique Lapierre y Larry Collins para reproducir aquellos días de gran tensión para Europa y el mundo. El título surge de la pregunta hecha por Hitler a sus generales tras su orden de control o destrucción, el 25 de agosto de 1944, porque se negaba a aceptar que había perdido París, al saber o intuir que dicha liberación sería un paso decisivo hacia su derrotado en la guerra.
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Un amor de Swan (1984)
Basada en el primer tomo de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust
Director: Volker Schlöndorff. Guion: Jean-Claude Carrière, Peter Brook y Marie Hélène Estienne
El universo irrepetible de la obra maestra de Marcel Proust que llevó al cine el director alemán contó con la presencia de Alain Delon como el dandi barón Charlus, uno de los pocos personajes presentes a lo largo de la obra del genio francés. Un amor de Swan es el primer volumen del ciclo En busca del tiempo perdido, donde los seres humanos entran y salen con sus historias de amores, pasiones, detalles, desencuentros, soledades, inestabilidades, maldades y cotidianidades banales que llenan sus vidas y dan cuenta de un mundo que se va. Se centra en la vida de Charles Swan y su relación con la prostituta Odette de Crécy. Allí el barón Charlus es un elegante aristócrata, de los últimos de su estirpe, que no podía ser interpretado por nadie mejor que Alain Delon. El actor francés es un Charlus que vive una distorsión de su realidad al tener a la mentira como arma en su vida social y como espejismo hacia sí mismo.
En un momento el Barón dice:
«Nuestra vida es como el taller de un artista, lleno de bocetos abandonados. Lo sacrificamos todo por fantasmas que se desvanecen uno tras otro. Somos infieles a nuestras ambiciones, a nuestros sueños».
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