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Un lector de papel en un escaparate en Zúrich. /Fotografía de WMagazín

Creadores, intelectuales y gestores culturales piden más compromiso con la cultura

WMagazín ha invitado a artistas y profesionales de todas las artes a reflexionar sobre el lugar que debería ocupar hoy la cultura y los proyectos independientes y pequeños. Participan: Miguel Zugaza, Sheila Loewe, Cinexcusa, Cristina Fuentes, Ramón Andrés, Jiménez Soler, Enrique Redel, Juan Herreros, Marisol Schulz, María Fernanda Ampuero, Instituto Caro y Cuervo, Jaime Rosales...

“La cultura es siempre importante, pero hoy ha sido desdibujada”, lamenta el poeta y ensayista español Ramón Andrés.

“El compromiso con la cultura ha sido siempre importante y en estos momentos tan difíciles y confusos debería ser todavía más importante y evitar caer en el error de creer que no es una prioridad”, advierte Sheila Loewe, presidenta de la Fundación Loewe.

“El valor de la cultura se mide por su diversidad y no por su éxito comercial”, asegura Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival.

“La cultura es lo que somos como individuos y sociedad. Su protección es nada más y nada menos que un derecho fundamental”, reclama Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y exdirector del Museo del Prado de Madrid.

WMagazín ha invitado a varios creadores, pensadores, gestores y profesionales del ámbito de la cultura de España y América Latina a analizar la situación sobre el estado de la cultura en estos momentos de múltiples crisis: económica, digital y de la pandemia covid-19. Ello a partir de la reciente Declaración de Formentor de los editores independientes, durante las jornadas de las Conversaciones literarias de Formentor que empieza así:

«Pensamos que la cultura debe ocupar el centro del debate público, no ser presentada solamente como un ornamento lúdico».

La cultura no es un lujo ni es puro ocio. La cultura contribuye de manera esencial en la formación del ser humano. Y las pequeñas y medianas empresas independientes que la crean, la fomenta y la difunden, sobre todo a partir de sus apuestas y descubrimientos, son fundamentales para la diversidad y pluralidad de la creación y los creadores. Ellas garantizan las semillas de un ecosistema tan frágil como rico y necesario.

Son muchos los llamamientos que se han hecho estos meses para reclamar a los gobiernos y a la sociedad el reconocimiento del valor de la cultura. En julio una treintena de intelectuales europeos firmaron la carta Una llamada para salvar el futuro de la cultura y el entretenimiento que dice en uno de sus pasajes:

“A pesar de los claros mensajes de los dirigentes de la Unión Europea anunciando que nuestro sector sería firmemente apoyado, hoy vemos que las ofertas actuales para un plan de recuperación no nos tienen en cuenta, y que el presupuesto europeo extrañamente no considera las necesidades del sector cultural y creativo”.

En mayo la editorial española Errata naturae emitió un manifiesto con el cual abrió el debate para reflexionar sobre la crisis del sector editorial y la sobreproducción del libro. En él explica por qué decidió parar su trabajo hasta este otoño como respuesta a la incertidumbre de la industria editorial y el mundo como efecto de la Covid-19. Un texto que recuerda y revela mecanismos internos de la rueda de un ecosistema que vive endeudado e invita a la búsqueda de soluciones.

WMagazín se une a estas iniciativas a través de las reflexiones de varios creadores y personalidades de la cultura. Estos son sus análisis e ideas alrededor de dos preguntas:

  1. ¿Cree que hoy es más importante que nunca la cultura y el compromiso de la sociedad y las instituciones públicas y privadas con ella? ¿Por qué?
  2. ¿Cómo cree que se debería apoyar a los agentes pequeños e independientes de las diferentes actividades artísticas (editores, cineastas, artistas, galeristas, productores de teatro, etcétera)?
‘Lavanderas de Arlés’, de Paul Gauguin, en su parte posterior exhinida en la exposición ‘ABC. El alfabeto del Museo de Bilbao’ en 2019. /Fotografía de WMagazín

María Fernanda Ampuero, escritora ecuatoriana, su libro más reciente es el volumen de cuentos Pelea de gallos (Páginas de espuma)

  1. Creo que siempre es importante –diría imprescindible– el compromiso social con la cultura. El mundo es un vacío que se repite en loop sin ella. Lo que llamamos países y lo que llamamos historia y lo que llamamos nosotros están atravesados por manifestaciones culturales. Lo que pasa es que hoy y ahora los que nos dedicamos a esto estamos agonizando. Las prioridades del mundo han cambiado en cuestión de meses y muchos sectores, entre ellos los que hacemos un trabajo artístico, nos hemos quedado colgando de una cuerda en la ventana de un décimo piso. Creo que depende de las instituciones públicas y privadas que nos estrellemos contra el suelo o que podamos subir, recuperar el aire y volver a trabajar. No hablo, por supuesto, de un paternalismo social con las artes. Hablo de sostener un sector que es indispensable para la sociedad. Imagínense esto –el horror que estamos viviendo– sin libros, sin música, sin películas, sin belleza. De verdad, imagínense un mundo en cuarentena mudo –un vacío que se repite en loop–. Sería invocar a la locura.
  2. Me parece que cada sector dentro de la cultura requiere apoyos específicos –desde el estado y desde la ciudadanía– para su supervivencia, pero en el caso que más conozco, el del sector editorial independiente y el de los escritores, creo que desde el estado se puede apuntalar su labor con becas de creación, apoyos a la traducción y a la reedición, compras masivas de ejemplares para bibliotecas públicas, campañas contra la piratería que generen conciencia de que detrás de un libro hay una industria que necesita sobrevivir, premios económicos para la labor editorial y para los autores, exención tributaria para los artistas, control de precios del papel y otros insumos, etcétera. Quiero decir, que existan políticas públicas específicas para ayudar a sostener el sector editorial independiente y a permitirles librar esa batalla diaria y desigual contra los gigantescos emporios editoriales.

Desde la ciudadanía me parece que hay que tener conciencia de que pese a que es muy fácil descargar libros, hay un montón de gente, entre ellos nosotros, los y las autoras, que dependen de la venta de esos libros. Sé que este es un debate largo y que genera tensiones –los libros son caros, no toda la población tiene acceso a ellos, en varios países de Latinoamérica las bibliotecas públicas son una entelequia– pero sé también que los pequeños editores y las pequeñas librerías no podrían sobrevivir si todos nos descargáramos los libros sin pagarlos y si ellos y ellas no existieran muy probablemente se acabarían los libros poderosos, incómodos, retadores, híbridos, raros, de escritores inéditos o desconocidos, que tanto disfrutamos y que tanto necesitamos.

Ramón Andrés, ensayista y poeta español y miembro de Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi. Su libro más reciente es Filosofía y consuelo de la música (Acantilado).

  1. La cultura es siempre importante, pero hoy ha sido desdibujada. Sin darnos cuenta, y con el agrado del sistema, hemos hecho que pertenezca al ocio y hayamos asumido que la cultura sea algo que “se consume”. El lector ya no es llamado lector, sino “consumidor” de libros, y el melómano “consumidor” de música; y así con todos los casos. No se puede “consumir” una exposición de Bacon. Esta mentalidad es pura erosión para un lenguaje, el cultural, que exige responsabilidad y compromiso por parte de quien lo crea y de quien lo recibe.
  2. Por desgracia, el único apoyo real es el que puede procurar el Estado en sus partidas presupuestarias. El resto depende de la imaginación de quienes poseen –poseemos- menos recursos, del tesón, la fuerza y la rebeldía de cuantos formamos parte de esta herramienta del pensar y el hacer que es la cultura.

Cinexcusa, Festival de cine de Neiva (Colombia), dirigido por Hernando Flórez, Héctor Martínez y Luis Manrique. Su edición 15ª será del 19 al 23 de octubre y será online.

  1. y 2. La cultura es un valor social importante que en regiones apartadas de la capital se marginaliza. Los recursos públicos son vitales en estos procesos y usualmente insuficientes. Esto sumado a la limitada empresa privada y la muy poca conciencia que se tiene sobre su relevancia hace que muchos procesos con el tiempo decaigan. Algunos sólo agonizan o nunca logran realmente dar su potencial. Aplaudimos toda iniciativa surgida como una estrategia de proyección social, la mayor parte de ellas se deben a colectivos de trabajo de base. Personas que en su liderazgo ven en la cultura no un lujo para la élite sino una actividad necesaria para fortalecimiento del tejido social. Hace falta entonces mayor cohesión entre ciudadanos y líderes culturales para que estas apuestas lleguen fortalecidas y les sea más difícil a las instituciones públicas y privadas evadir su responsabilidad. Hacemos un llamado a promover el entendimiento de lo cultural como una inversión social, no un lujo, no un accesorio marginal.

Cristina Fuentes La Roche, Directora internacional del Hay Festival, distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020, junto a la FIL de Guadalajara.

1 y 2. La cultura presencial y las oportunidades para disfrutarla no puede ser considerada un tema optativo, sino que es parte fundamental de una sociedad cívica y libre. Necesitamos además apoyo y estructura para que sobreviva el tejido diverso que nos dan las editoriales y organismos culturales de diferentes formatos y tamaños, no puede ser que solo sobrevivan los grandes, necesitamos de esta riquísima diversidad que sin duda alguna ayudan nuestro pensamiento plural y crítico. El valor de la cultura se mide por su diversidad y no por su éxito comercial. Hoy más que nunca necesitamos de esta riqueza de pensamiento para poder imaginarnos nuevos mundos.

Martín Gómez, delegado en España del Instituto Caro y Cuervo de Colombia.

  1. Estoy de acuerdo con los editores independientes que firman la declaración de Formentor en lo que respecta  al lugar que la cultura debe ocupar en el debate público y a la importancia que tienen tanto sus editoriales como en el tejido de librerías  independientes a la hora de poner a disposición de los lectores nuevas voces y creaciones que sirven como vehículo a la difusión de ideas, sensibilidades y estéticas renovadoras que bastante a menudo se alejan de las fórmulas y los lugares comunes, optando con frecuencia por tomar caminos menos transitados.
  2. Como ciudadanos debemos perseguir el objetivo de construir una sociedad en la que se cultive un pensamiento crítico con un horizonte amplio de miras y que los editores, los libreros, los bibliotecarios y otros prescriptores juegan un papel fundamental en este proceso.Es hora de que nos unamos para trabajar juntos a favor de la cultura, cada uno desde su posición, pero con objetivos convergentes a pesar de las diferencias de intereses y perspectivas entre las distintas partes implicadas.La producción, promoción y difusión de la cultura es una tarea que nos involucra a todos los agentes culturales y este es un buen momento  para poner en marcha iniciativas que den cuenta de nuestra voluntad de hacer que esto sea una realidad y no una simple consigna.

Juan Herreros, arquitecto e investigador de Estudio Herreros.

  1. La cultura es nuestra tabla de salvación. Sólo la cultura nos permite entender lo que somos y afrontar las contradicciones con las que tenemos que convivir. Entre la ansiedad y el aburrimiento, la experiencia de los confinamientos y la reducción de la interacción humana han acortado dramáticamente la noción de futuro poniéndole un límite brevísimo más allá del cual ya no se piensa. Pues bien, la cultura es la luz que nos puede dar la calma para adentrarnos confiadamente en un futuro incierto que necesita proyectos más que nunca.
  2. La fortaleza de un ecosistema se basa en la diversidad de las especies que aloja. Cualquier sector -desde la industria hasta el comercio, desde la investigación hasta la cultura- necesita piezas pequeñas que se encaraman en los huecos de las más grandes y así sucesivamente. Una materia compuesta de piezas grandes y homogéneas está condenada a la obsolescencia y la muerte. Más allá de las socorridas ayudas, necesitamos crear un tejido fuerte de productores y usuarios de cultura; incentivar el consumo de productos culturales no evidentes; ayudar a los creadores y pequeños negocios asociados; y sobre todo, una ley de mecenazgo que permita a la sociedad civil apoyar proyectos ilusionantes y cercanos que no podrán ver la luz ni sembrar el futuro por sí mismos si para sobrevivir necesitan una ayuda oficial.

Ignacio Jiménez Soler, es autor de La nueva desinformación. Veinte ensayos breves contra la manipulación (Universitat Oberta de Catalunya) y DIRCOM  de Endesa (empresa que apoya proyectos y actitivades culturales).

  1.  Creo que el patrocinio y mecenazgo cultural hoy es más necesario que en los últimos 40 años ¿Por qué? Porque, hasta ahora, ha sido una fórmula de lograr reconocimiento de marca y de desplegar acciones de hospitalidad con clientes. Ahora, además de esto, emerge el patrocinio con propósito, el patrocinio que se ancla a la responsabilidad. La responsabilidad de asegurar la continuidad de focos y actividades culturales detrás de los que hay personas y negocios que, dicho sea, también son el modo de vida de miles de personas. Solamente así lograremos asegurar la diversidad cultural.
  2. Que exista una cierta coordinación de intereses y también cierta organización entre los pequeños e independientes ayudaría a que la inversión privada se reparta mejor y sea más atractiva. Si esto no ocurre, lo más probable es que la colaboración privada llegue con cuenta gotas y de manera muy residual. Si esto no ocurre, la tendencia, lamentablemente, es que la inversión tienda a ir hacia la cultura mainstream.

Sheila Loewe, presidenta de la Fundación Loewe (creadores de proyectos como Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe y Poesía Joven).

  1. El compromiso con la cultura ha sido siempre importante y en estos momentos tan difíciles y confusos debería ser todavía más importante y evitar caer en el error de creer que no es una prioridad. La coyuntura es delicada, con fricciones saliendo a la luz en todos los ámbitos. Nos tenemos que adaptar a marchas forzadas a la digitalización, la situación cambia de un mes a otro… todo esto hace que sea importante definir qué es lo que realmente nos une. Todos estamos poniendo el foco en lo que es importante para nosotros como sociedad y como individuos y es ahí donde tenemos que alzar la voz desde las instituciones y colectivos para avisar: la cultura no es algo secundario, es algo esencial y debería ser un eje estratégico de los planes a largo plazo.
  1. A la hora de apoyar la creación independiente intervienen diferentes factores como la educación, con asignaturas específicas que desarrollen la inteligencia emocional y artística, las becas y residencias de creación, una ley de mecenazgo que consiga sumar a la iniciativa privada y la colaboración de los ciudadanos  y dotar a estas actuaciones de seguridad jurídica… son muchas las piezas que hay que coordinar. El estado tiene que seguir apostando por proyectos independientes, coordinando la educación, la financiación, la distribución y un largo etcétera a los que la iniciativa privada por sí sola no llega.

Enrique Redel, editor de Impedimenta.

  1.  y 2. Quizás es en los momentos más catárticos cuando la perspectiva cultural sobre una realidad cambiante se hace más necesaria. En una frase del Walden, de H. D. Thoreau, que Impedimenta hizo suya desde el inicio (lo convertimos casi en nuestro lema, y nos inspira cada día), se dice que los creadores, los autores, son “la aristocracia natural e irresistible de cualquier sociedad y ejercen en la humanidad una influencia mayor que las de los reyes o emperadores». Cuando pase el tiempo, lo que quedará de este convulso inicio de siglo, y del reto que supone confinar a la Humanidad entera para defenderse de una pandemia letal, no serán las decisiones de los políticos, que por definición son coyunturales, sino el retrato que los escritores, los dramaturgos, los cineastas, los poetas y los músicos harán de la situación. El papel de la cultura, de la creación, es determinante, pues, porque fija el alma de una sociedad, la destila. Y eso ha de tener un valor, porque si no interpretamos la realidad no aprendemos de ella.

Jaime Rosales, director de cine de películas como La soledad y Hermosa juventud.

  1. y 2. La cultura es igual de necesaria o innecesaria en cualquier momento. No creo que este momento sea especial. Lo que aporta la cultura lo aporta siempre en cualquier momento histórico. Por tanto, no está sujeta a la actualidad. La creación artística debería alejarse de las servidumbres de la actualidad.

Cuando se dice que se tiene que producir una manifestación política de la importancia de la cultura me viene la idea del riesgo: la política cuando aporta algo no lo hace gratis. Me estoy dando cuenta de que la política se está imbricando en todas las facetas de la vida de las personas y eso es un gran problema. Aportan dinero, pero también aportan otro tipo de problemas. Eso ocurre en la sanidad donde al entrar la política las decisiones las dejan de tomar los médicos o los científicos y las tomas los políticos. Al entrar en las artes las decisiones las toman los políticos y no los artistas, si entran en la educación lo mismo y las decisiones no las toman los educadores

En cada ámbito que entra la política desplaza al experto en esa materia. Eso es un problema porque los médicos deberían tomar las decisiones médicas, los creadores las estéticas, los educadores las de educación y así…

En arte que sustituyen criterios estéticos de calidad por criterios políticos como igualdad, diversidad que no son tanto artísticos dentro de la política pueden estar muy bien, y puede que el resultado sea una obra más igualitaria y diversa pero peores.

¿Cuál es la función del arte? No es asimilarse a la política.

La cultura no tiene que depender de la actualidad ni de la política. La manera como funciona la cultura y las artes, en general, es desde el margen donde aparecen movimientos que acaban en el centro de la página. Ha sido así y es bueno que así sea. Un ecosistema cultura porductivo seria aquel en el que hay corrientes dominantes y eso no es malo, y luego hay márgenes que aportan nuevas posibilidades que en principio el centro rechaza, pero si tiene fuerza acaba siendo protagonista. La vocación de toda marginalidad es dejar de serlo. Pero es necesario que exista ese margen porque si se aplasta entramos en una vía muerta, no hay renovación y eso sería un drama. Es importante que existan pequeños sellos, productoras y demás gestores independientes que luego serán vectores de cambios.

Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL, de México (Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, junto al Hay Festival, 2020)

  1. y 2. Estoy de acuerdo en la importancia que debe darse a la cultura en momentos tan complicados como los que vive nuestro sector en esta contingencia sanitaria, pues ha sido golpeada de manera inclemente. Las industrias culturales contribuyen además al desarrollo económico de nuestras naciones.

Entiendo, respeto y defiendo la participación de las editoriales independientes, pero creo importante destacar que todos los editores han visto muy amenazado su porvenir, cualquiera que sea su tamaño. Es un momento de unificación de todo el sector editorial y de todos los que vivimos del mercado del libro.

Se debe apoyar con políticas públicas claras y probablemente con un análisis profundo de la situación fiscal de estos agentes. Sin embargo, estamos hablando de diferencias estructurales en cada uno de nuestros países, de manera que me temo no hay una fórmula única. Es también el momento de desplegar una enorme creatividad.

Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y exdirector del Museo del Prado, de Madrid.

  1. La anterior crisis fue financiera y se llevó por delante una parte importe del presupuesto publico y privado para la cultura. Esta crisis es más grave ya que afecta a los comportamientos sociales y por tanto a los modos de consumo cultural. De la pobreza la cultura pasa irremediablemente a la indigencia. La crisis será temporal, esperemos, pero cada librería, teatro, galería o museo que se vea obligada a cerrar en este tiempo será muy difícil recuperarlas. Sería vergonzoso que la cultura se entendiera a estas alturas como algo que la prosperidad económica y el bienestar de la sociedad se puede permitir, como si la inversión en el arte y la cultura fuese en paralelo a la plusvalía económica. Debemos defender, como por cierto lo hemos hecho durante el confinamiento, la cultura como un activo social de primer orden, que desborda el ámbito del entretenimiento para incrustarse de pleno en la formación cívica e intelectual de la sociedad. La cultura es lo que somos como individuos y sociedad. Su protección nada más y nada menos que un derecho fundamental.
  2. Es sin duda el momento de lo público, la responsabilidad de las administraciones. Un sector que según nuestro ministro significa el 3% de PIB estatal no puede quedar fuera de las más ambiciosas políticas de recuperación que se piensen para la economía. Los agentes de la cultura deben estar en los grupos de trabajo que toman las decisiones sobre como orientar las ayudas europeas y saber valorar las medidas más idóneas para cada una de las disciplinas y sectores. La sociedad también debe ser sensible a la situación excepcional creada por la pandemia. Las audiencias que eran indicadores casi exclusivos del éxito cultural dejan de tener ese carácter emblemático para dejarnos ver a la comunidad real que está detrás de cada acción cultural y artística. Sin espectadores no hay espectáculo, pero sin los autores, las compañías, los músicos y los profesionales no existe la obra de arte que genera todo lo que realmente importa de la creación, el sentido de búsqueda del conocimiento desde un lugar distinto de la ciencia, pero un ángulo decisivo para encaminarnos hacia el futuro.

…continuará…

Winston Manrique Sabogal

2 comentarios

  1. Que bueno saber los pensamientos de diversos actores de la cultura, y estoy de acuerdo con el arquitecto Juan Herreros cuando dice que: «la fortaleza de un ecosistema se basa en la diversidad de las especies que aloja». Y le da importancia a las piezas pequeñas que escalan al lado de las grandes…
    Gracias Winston Manrique por su labor.
    Desde Bogotá.

  2. está demostrado que el arte y la cultura son actividades que, en general, si los gobiernos los apoyan les dedican unos pocos puntos del PIB, por eso en la emergencia pandémica decayó el sector cultural, muchas cosas se perderán para siempre y para este sector la recuperación será cuestión de años y de muchas lágrimas

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