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Poetas que harán que ames más la poesía

Este 21 de marzo se celebran los versos, con ese motivo van estas novedades literarias poéticas que darán que hablar esta primavera

Un poema es un debate con Dios, y me imagino que Él entiende esto”, dijo un día Derek Walcott. Con estas palabras del poeta de Santa Lucía, fallecido a los 87 años este viernes 17 de marzo, adelanto el homenaje al Día Mundial de la Poesía 2017, este 21 de marzo.

Más que recordar a grandes poetas o maravillosas poesías, hoy voy a recomendar algunos poemarios de reciente publicación. Algo así como Los poetas de la primavera 2017 que nos hablarán con sus versos. Empiezo con un libro para niños, de aquellos que ayudan a descubrir y querer la poesía desde pequeños, sigo con Gloria Fuertes, en el año de su centenario, y luego con autores recientes, unos ya clásicos del siglo XX, con William Carlos Williams, hasta terminar con un clásico de clásicos en edición bilingüe: Arthur Rimbaud. Escuchemos a estos poetas para amar más la poesía:

Mi primer libro de poesía
Selección de José Luis Ferris. Ilustraciones de Betania Zacarias (Anaya).

El barquito de papel, de Amado Nervo

Con la mitad de un periódico
hice un barco de papel,
en la fuente de mi casa
le hice navegar muy bien.

Mi hermana con su abanico
sopla, y sopla sobre él.
¡Buen viaje, muy buen viaje,
barquichuelo de papel!

El libro de Gloria Fuertes. Antología de poemas y vida
Edición de Jorge de Cascante (Blackie Books).
Geografía humana y otros poemas de Gloria Fuertes
Ilustraciones de Noemí Villamuza. Prólogo de Luis Antonio de Villena (Nórdica)
Me crece la barba. Poemas para mayores y menores. Gloria Fuertes (Reservoir Books).

A veces quiero preguntarte cosas…

A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.

A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.

Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.

Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,
y al írtelo a decir mi voz no siento.

Escribir y borrar. Antología esencial
Ada Salas (Fondo de Cultura Económica).

Ni secreto ni pacto

Ni secreto ni pacto
Ni muda sumisión
ni profecía. Escucho como llega
la crecida fluvial de las palabras.
Reúno los despojos. Abrazo
los cadáveres

y con ellos enciendo

esta pira común para el olvido.

Praderas. Louise Glück
Traducción de Andrés Catalán (Pre-Textos)

La decisión de odiseo

El gran hombre le da la espalda a la
isla.
Su muerte no sucederá ya en el
paraíso
ni volverá a oír
los laudes del paraíso entre los olivos,
junto a las charcas cristalinas bajo los cipreses.
Da comienzo ahora el tiempo en el que oye otra vez
ese latido que es la narración
del mar, al alba cuando su atracción es más
fuerte.
Lo que nos trajo hasta aquí
nos sacará de aquí; nuestra nave
se mece en el agua teñida del puerto.

Ahora el hechizo ha concluido.
Devuélvele su vida,
mar que sólo sabes avanzar.

(Tras)lúcidas: Poesía escrita por mujeres (1980–2016)
Antologadas por Marta López Vilar (Bartleby Editores)

De Esperanza López Parada:

esta manera de estarme hija
esta manía de solo ser sola
a otro salvará cando
se ascienda por el árbol
y se deshaga el ovillo?

De Nuria Ruiz de Viñaspre: Poema de amor o Ley de Talión

habría que escribir libros blancos
ya no sirven las palabras
o por el contrario
escribir
libros como bombas
y salir a bombardear el mundo.

Eduardo García. La lluvia en el desierto. Poesía completa (1995–2016)Prólogo de Andrés Neuman. Epílogo de Vicente Luis Mora (Fundación José Manuel Lara)

Tierra de nadie

Y entre todos los días y sus noches,
y entre todas las vidas que aquí arrojan,
en esta habitación que no es de nadie,
sus sombras paralelas,
tu cuerpo de gacela apresurada:

Piel arriba la sangre remonta hasta tus labios,
te inundan las hogueras con su clamor de jungla,
desnúdate -me dices-, olvida las palabras,
y entre mis brazos huecos yo te siento temblar
como luna en el agua, contra mi pecho oscuro,
y me siento rozar el techo de los cielos,
tierra, fuego y ardor, cenizas que se yerguen,
coronas mi cintura con aluvión de vértigo,
se desertiza el mundo en torno de esta cama
y mis manos se aferran a la vida en las tuyas,
una lluvia muy honda te riega noche adentro,
la carne se disuelve con su rumor de sombra
y un vasto corazón nos pertenece.

Esta escena transcurre por mi piel,
entre mis brazos huecos, contra mi pecho oscuro,
mientras tus manos vuelan muy lejos de las mías,
tumbado en esta cama,
en esta habitación que no es de nadie.

La lengua de los otros
José María Ripoll. Premio Loewe de Poesía (Visor).

La lengua de los otros

Quiera la noche que este idioma
de herrumbres y murmullos cárdenos,
que en duermevela me musita
la canción de la noche,
no me abandone nunca,
ni me ofrezca desnudo a la otra lengua
bajo el pretexto de la vida.
Quiera el oscuro mar que guarde
en el acuoso intento de mi respiración
el arcaico compás de la tormenta
donde aún naufragan las palabras
que nunca se dirán.
Quiera el errante viento no otorgarles
la forma de otro cuerpo,
ni otra voz que me enuncie,
ni que me represente
más allá de la sombra de esta gruta
donde habito sin nombre,
sin causa y sin materia.
Quiera el verbo del mundo ser el eco
de un perpetuo silencio que amalgame
el azar y el destino,
la reverberación de un filamento
que vibra en el olvido igual que en la memoria,
punzada monocorde
de un laúd que acompaña la canción de la noche
con la que me resisto a la otra lengua:
la lengua de los otros.

El lunático
Charles Simic. Traducción de Jordi Doce. Edición bilingüe. Vaso Roto

Sobre mí mismo

Soy el rey sin corona de los insomnes
que sigue espantando a sus fantasmas con un sable,
un estudiante de los techos y las puertas cerradas
que apuesta a que dos más dos no son siempre cuatro.

Una vieja alma jovial que toca el acordeón
en el turno de noche de la morgue.
Una mosca que huyó de la cabeza de un loco
para darse un respiro en la pared vecina.

Descendiente de herreros y curas de pueblo:
un ayudante de escenario malhumorado
de dos célebres e invisibles maestros ilusionistas,
uno llamado Dios, el otro Diablo, asumiendo, claro está,
que soy la persona que me figuro ser.

Antonio Colinas. Lumbres
Introducción y edición de María Sánchez-Pérez y Antonio Sánchez Zamarreño (Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional)

La prueba

Mira: a punto estás de penetrar en el bosque.
Vas a dejar la casa blanca de la cima,
tan plácida, tan llena de música y sosiego,
y ahí te espera el bosque impenetrable.

Irremediablemente deberás cruzarlo:
el bosque que desciende por ladera escabrosa,
el bosque en que no hay nadie
y el bosque en el que puede haber de todo,
el bosque de humedades venenosas,
morada de lo negro
y de una luz que enturbia la mirada,

Entra en él con cuidado y sal sin prisas,
mas nunca se te ocurra abandonar la senda
que desciende y desciende y desciende.
Mira mucha hacia arriba y no te olvides
de que este tiempo nuestro va pasando
como la hoz por el trigo.

Allá arriba, en las ramas,
no hay luces que te cieguen si es de día.
Y si fuese de noche,
la negrura más honda la sierran faros ciertos.
Todo lo que está arriba guía siempre.

Mira, te espera el bosque impenetrable.
Recuerda que la senda que lo cruza
— la senda como río que te lleva —
debe ser dulce cauce y no boa untuosa
que repta y extravía en la maraña.
Que te guíe la música que dejas
— la música que es número y medida —
y que más alta música te saque
al fin, tras dura prueba a mar de luz.

William Carlos Williams. Poesía reunida
Traducción de Juan Antonio Montiel y Edgardo Dobry (Lumen)

Lamento

Me llaman y voy.
Es un camino helado
después de medianoche, una nevisca
atrapada
en los tiesos carriles.
Se abre la puerta.
Sonrío, entro y
me sacudo el frío.
Hay una mujer corpulenta
de costado en la cama.
Está enferma,
acaso vomitando,
acaso esforzándose
para dar a luz
su décimo hijo. ¡Alegría ! ¡ Alegría !
¡ La noche es un cuarto
oscurecido para amantes,
a través de las persianas el sol
ha enviado una aguja dorada !
le aparto el pelo de los ojos
y contemplo su dolor
compadeciéndome.

Arthur Rimbaud. Obra completa bilingüe
Edición y traducción de Mauro Armiño (Atalanta)

Infancia

En el bosque hay un pájaro, su canto os detiene y hace sonrojaros.
Hay un reloj que no suena.
Hay un hoyo con un nido de animales blancos.
Hay una catedral que baja y un lago que sube.

Hay un pequeño coche abandonado en el bosquecillo soto, o que baja el sendero corriendo, engalanado de cintas.
Hay una compañía de pequeños comediantes con trajes de escena, divisados en el camino a través de la linde del bosque.

Hay en fin, cuando se tiene hambre y sed, alguien que os echa.

Floreced mientras. Poesía del Romanticismo alemán
Selección y traducción de Juan Andrés García Román (Galaxia Gutenberg)

Poesía del Romanticismo. Antología
Edición de Ángel L. Prieto de Paula (Cátedra)

La doncella, de Friedrich Schlegel

Con qué fervor — me gustaría decir —
mi amor se entrega,
endulzando la pena
de que no me ama así.

Pero, al decirlo, se me va volando;
ah, si tuviera yo el don de la música,
manaría en armonías,
pues melodía es su ser.

Tan sólo el ruiseñor puede decirlo:
que mi amor se me entrega,
endulzando la pena
de que no me ama así.

Las primeras poetisas en lengua castellana
Edición de Clara Janés (Siruela)

De la novela El castigo de la miseria, de María de Zayas y Sotomayor.

Claras fuentecillas,
pues murmuráis,
murmurad a Narciso
que no sabe amar.

Murmurad que vive
libre y descuidado
y que mi cuidado
en el agua escribe;
que pena recibe
si sabe mi pena,
que es dulce cadena
de mi libertad.

Murmurad a Narciso
que no sabe amar.
Murmurad que tiene
el pecho de hielo,
y que por consuelo
penas me previene:
responde que pene
si favor le pido,
y se hace dormido
si pido piedad;
murmurad a Narciso
que no sabe amar.

¿Qué haríamos sin poesía? Mejor ni lo pienso. Para Thomas Stearns Eliot: “La poesía no es una liberación de las emociones, sino la escapatoria de ellas; no es una expresión de la personalidad, sino una evasión de dicha personalidad”. Así se acerca Eliot a ese misterio de la imaginación hecho de las emociones y sueños y convertido en voces,imágenes o palabras que todas las personas en un momento dado creamos y que nos hace sentir especiales.

Winston Manrique Sabogal

Un comentario

  1. Buenos días:

    Soy José Vicente Casadiego León, escritor, poeta e investigador cultural de Villavicencio, Meta, Colombia, preparo una antología de mi obra poética -1978, 2018- Premio Nacional de Poesía en 1991, he auto publicado el cuadernillo de poesía El equilibrio de ser bueno, con más de 50.000 ejemplares, publicado con otros autores el libro Umbral de lunas, 1982, los cuadernillo de poesía El Silencio de la luciérnaga, Libellus génesis, Percusiones del oboe, Amigo lector no busquéis al autor, los libros de poesía Leyenda de antiguos caminantes, Cantos del desterrado I y Cantos del desterrado II, segunda edición.

    En estos momentos de pandemia solicito comedidamente a escritores, poetas, artistas y gestores culturales y a las personas sensibles y de buen corazón una ayuda económica para afrontar la cuarentena decretada por el gobierno en todo el país, como es de saberse en Colombia el Estado no tiene claridad sobre la importancia del arte y la cultura para el desarrollo integral de los pueblos, por tal motivo no somos beneficiados de ningún auxilio estatal,

    Además, aquí en Colombia programan actividades de entrega de mercados, más con el fin de realizar actos de corrupción que ayudar verdaderamente a la población vulnerable.

    Para cualquier ayuda, mi correo es: correo electrónico: poetacasadiego@hotmail.com, Celular + 57 8 3024071326, cuenta de ahorros de Bancolombia 05779573771 a nombre de José Vicente Casadiego León.

    Muchas gracias.

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