Diario del cierre de la librería Los portadores de sueños: el anuncio de la noticia (Prólogo)
Acosada por las ventas bajas, la librería de Zaragoza sigue el camino de muchas otras y cerrará este 24 de enero. Sus propietarios compartirán con los lectores de WMagazín, desde hoy, la bitácora de su última semana. Esperamos que ciudadanía y sector público y privado tomemos conciencia de la importancia de estos espacios en el tejido de la sociedad
Presentación WMagazín Esta es la crónica de una noticia triste que no quisiéramos dar pero que hacemos en busca de soluciones por parte de todos: Diario del cierre de la librería Los portadores de sueños. Esta librería de Zaragoza (España) la tomanos como ejemplo de tantas otras que se cierran cada día en este país y en el mundo con el fin de que seamos testigos de una realidad que deberíamos cambiar.
Este Diario será escrito por sus propietarios, Eva Cosculluela y Félix González, como una manera nuestra de acompañarlos en una semana difícil y darles las gracias por su aportación y esfuerzo. Ellos, muy generosamente, compartirán con todos nosotros cada jornada, hasta el 25 de enero, un día después del cierre, cómo son los últimos días de una librería, cómo viven ellos cada jornada de esta ruptura de sus sueños, cómo arreglan sus cuentas con los distribuidores y editores, cómo reaccionan sus clientes, los lectores, la sociedad española en general y los diferentes organismos e instituciones culturales y políticas, sean públicas o privadas, frente al cierre de una librería.
Los portadores de sueños fue fundada en 2004 y distinguida en 2012 con el Premio Librería Cultural que otorgan CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías) y el Ministerio de Cultura. Otras tres librerías con este premio han cerrado en los últimos meses. Librerías que han hecho casi todo lo que se recomienda para mantenerse a flote, y eso incluye haberse convertido en un ágora cultural como centro de actividades alrededor del libro más allá de las ventas de novedades al procurar un buen catálogo de fondo.
Con esta serie, Diario del cierre de la librería Los portadores de sueños, WMagazín busca que todos tomemos conciencia de la importancia de las librerías en el tejido social, cívico, cultural y político de cualquier sociedad. La gente lo sabe, está en el imaginario colectivo, pero no terminamos de apoyarlo con acciones concretas más allá de las palabras. ¿Qué hay que hacer? Todos lo sabemos.
En España hay 3.967 librerías, según el último censo oficial, casi tres mil menos que en 2008 cuando empezó la crisis económica y la reconversión del sector por la irrupción digital; pero un poco más que en 2014 cuando se cerraron un promedio de dos librerías cada día. El nuevo escenario obligó a una reinvención de todo el ecosistema del libro que ha traído nuevos modelos de negocio impulsados por los cambios de hábitos y la oferta infinita de ocio cultural en el ciberespacio.
En nuestros primeros veinte meses como WMagazín hemos contado los derroteros del ecosistema del libro y las librerías, su lenta mejoría, celebrado algunos cumpleaños de espacios importantes, informado de las que tienen el Sello de Calidad, mostrado cómo son por dentro algunas librerías, las hemos acompañado en su Congreso y hemos tenido y tenemos a libreros de España, Latinoamérica y Estados Unidos como nuestros críticos y prescriptores oficiales de libros. Es el momento de contar, también, sus dificultades con la intención de que ese destino cambie.
Los dejamos con la primera entrega de Diario del cierre de la librería Los portadores de sueños: el anuncio del cierre (Prólogo):
Diario del cierre de la librería Los portadores de sueños
Por Eva Cosculluela
LA DECISIÓN
Diciembre, puente de la Constitución (del 6 al 8 de diciembre de 2018).
Llevamos meses viendo que las cosas no van bien. Las cuentas de este año son malas y las cajas diarias se acercan de nuevo a las que hacíamos en los años duros de la crisis. Las cuentas no salen.
Félix y yo habíamos acordado reunirnos durante este puente y ver las cuentas para tomar decisiones. Llevamos varios años haciéndolo, reuniéndonos cada puente de la Constitución, porque las cuentas de la librería han estado renqueantes desde hace tiempo. Los años anteriores habíamos decidido resistir, pensando en que la economía se iba a recuperar y la gente volvería a comprar libros, pero este año las cuentas están peor y la tendencia no es nada esperanzadora.
Con los números delante no podemos tomar otra decisión que cerrar: el negocio no es viable, tenemos mucho dinero inmovilizado en las estanterías (ser una librería de fondo lo hace inevitable) y no nos da para pagar los gastos fijos y que el negocio siga funcionando.
Estos meses atrás hemos tratado de pensar en qué podríamos hacer para que esto saliera adelante, para que nos ayudara a recuperarnos. Por más vueltas que le damos no se nos ocurre: hacemos dos o tres presentaciones de libros a la semana con sus autores, un club de lectura, colaboramos con varios agentes culturales de la ciudad para hacer actos conjuntos, vamos a vender libros allá donde nos llaman, vamos a colegios a dar charlas acerca de literatura infantil… No sabemos qué más podemos hacer. Esto nos ha agotado. Tomamos la decisión de cerrar, pero no se lo podemos decir a nadie hasta que pase la campaña de Navidad.
LOS DÍAS PREVIOS
5 de enero, sábado.
Hoy es el último día de reyes que pasamos en la librería. Prefiero no pensarlo. No se lo hemos dicho a casi nadie, sólo a un par de amigos íntimos que nos guardan el secreto. Tenemos que hacer una lista de gente a quien avisar, es algo que me agobia un poco. Me preocupa pensar que alguien a quien quiero se entere por otros. No sé qué vamos a hacer con las mesas, con las estanterías, con todo. Tendremos que ponerlas a la venta. Cuánto trabajo nos queda por delante.
6 de enero, domingo.
Pasamos la mañana haciendo cuentas, viendo qué facturas quedan pendientes de pagar a cada proveedor. Félix ha preparado una hoja de cálculo con todo: facturas pagadas, facturas pendientes, depósitos, fondos… Con algunos está ya cuadrado, con otros hay algo de diferencia y pensamos que de aquí al cierre lo salvaremos. En algunos casos va a ser necesario devolver el último recibo para poder compensar ese pago con la devolución de los libros que tenemos en la librería. Por suerte son muy pocos, eso está bien. Queremos hablar con ellos y avisarles para que no se asusten y piensen que quedará impagado.
También vemos los libros que no podemos devolver: algunos están descatalogados, otros los tenemos porque cerró el distribuidor y no avisó para que pudiéramos devolvérselos.
Tenemos 16.000 libros en la librería. En veinte días tendremos que empaquetarlos todos y devolver cada uno a su distribuidor.
EL ANUNCIO
8 de enero, martes.
Es importante que seamos nosotros quienes lo comuniquemos a los proveedores y que no se enteren por rumores. Queremos que sepan que van a cobrar las facturas pendientes, que no vamos a dejar nada sin atender.
Es martes por la mañana, primer día lectivo después de Reyes Magos. Cojo el teléfono y bajo al almacén para hablar más tranquila. Antes, Félix ya ha avisado a los comerciales de los grupos grandes y de los distribuidores locales para que pasen por aquí.
La ronda de llamadas es dura y no puedo evitar en algunas que se me quiebre la voz. Con algunos hemos creado vínculos que van más allá de la relación comercial, y a ellos me cuesta más darles la noticia. La tristeza de todos ellos es perceptible. Me quedo muy contenta cuando al contarles la forma en que procederemos con los pagos todos, de forma unánime, me dicen que no hace falta que les cuente, que saben que somos gente seria y que no tienen ninguna duda de que lo haremos bien. Alguno de ellos nos aconseja cómo hacerlo mirando más por nosotros que por su empresa. Es una pequeña satisfacción dentro del desastre.
Uno de los comerciales con los que hablo me dice que están en su convención nacional: en unos minutos se ha extendido la noticia. Aunque pensábamos hacerlo más despacio, me pongo a escribir a algunos amigos del sector (editores, responsables de prensa…). Muchos me llaman nada más leer mi mensaje. Otros me contestan a vuelta de correo emplazándonos a vernos cuanto antes, ofreciéndose a venir a Zaragoza para vernos y darnos un abrazo.
Hay algo que me preocupa después de ver las respuestas: todos los que están dentro del sector nos dicen que lo entienden, que viendo cómo está el sector no les sorprende y encuentran coherente la decisión. Con todos hablamos de lo enrarecidas que están las cosas, los cambios en la distribución, el ritmo de publicación endiablado. Con cada uno hacemos una reflexión exprés sobre el mundo del libro.
LA REACCIÓN
La noticia sale publicada en Heraldo de Aragón el jueves. El artículo cariñoso de Antón Castro está acompañado de un texto precioso de Juancho Pons titulado Cuando cierra una librería que nos emociona. Desde primera hora de la mañana nuestra vida se convierte en una locura: empieza a pasar gente por la librería que quiere darnos un abrazo y decirnos la pena que les da. Algunos lloran mientras nos abrazan y eso nos quiebra. Recibimos una alerta con un artículo de Fernando Aramburu sobre nuestro cierre y vemos que va a ser complicado aguantar el día con entereza. Decidimos no entrar en las redes y dejar los correos y whatsapps para contestar más adelante.
Empiezan a llamar medios de comunicación para entrevistarnos, locales y nacionales. Clientes y amigos nos llenan de flores, de bombones, de botellas de vino. Todo el mundo se vuelca con nosotros. Las redes sociales enloquecen con la noticia, somos Trending Topic en Twitter. Desde el observatorio del Libro y la Lectura señalan que es una pena que una librería sea TT por cerrar. La gente compra: quiere apoyarnos en el cierre.
A última hora miramos las notificaciones y tenemos más de 300 mensajes por contestar. Van a quedar pendientes unos días y ponemos un mensaje para agradecerlo.
El viernes hacemos la misma caja que el día de Reyes Magos. El sábado, más del doble: la caja más alta en toda la historia de la librería, la segunda si contamos los catorce Días del Libro que hemos vivido. Por un lado nos emociona, pues toda la ayuda es poca para cerrar bien. Por otro lado, nos hace sentir impotentes: sólo con que hubiéramos tenido un sábado así al mes no hubiéramos tenido ningún problema para sobrevivir.
…las nuevas entradas de este diario las puedes ir leyendo en este enlace.
- Los portadores de sueños. Calle de Don Jerónimo Blancas, 4, 50001 Zaragoza (España). Web: Losportadoresdesueños.com
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