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Detalle de la portada de los volúmenes ‘Diario de un escritor’, de Fiódor Dostoievski (Páginas de Espuma).

Dostoievski: sus Diarios como testamento periodístico, personal, literario e intelectual

Dos grandes volúmenes con los artículos de prensa que escribió este clásico universal los traduce completos y directamente del ruso la editorial Páginas de Espuma. WMagazín publica, en primicia, varios pasajes sobre la mirada del escritor acerca de la identidad, la literatura y el sentimiento de Rusia hacia Europa

Presentación WMagazín  Diario de un escritor es un libro de Fiódor Mijáilovich Dostoievski (Moscú, 11 de noviembre de 1821–San Petersburgo, 8 de febrero de1881) que no existe, pero cuyo contenido sí escribió el maestro ruso entre 1861 y 1881 en la prensa de su país y que se convierte en su mejor autorretrato intelectual, personal, político y literario. Este 2021, con motivo del bicentenario del natalicio del autor de obras como Los hermanos karamázov y Crimen y castigo, la editorial Páginas de Espuma lo presenta en dos volúmenes por primera vez en español y traducidos directamente del ruso. Son más de dos mil páginas bajo el título de Diario de un escritor. Crónicas, artículos, crítica y apuntes, con la edición de Paul Viejo y la traducción de Eugenia Bulatova, Elisa de Beaumont y Liudmila Rabdanó.

El mejor regalo del bicentenario de Dostoievski se trata del proyecto más personal, social y político hecho de literatura que el clásico ruso concibió al pulso de los acontecimientos y del latido de la vida. WMagazín publica, en primicia, varios pasajes de esta gran obra que enriquece el conocimiento sobre Fiódor Dostoievski y lo que él sentía y pensaba sobre todo lo que hay entre la vida y la muerte, pero desde la realidad, no desde la ficción. (Puedes ver el especial de WMagazín sobre el bicentenario de Dostoievski en este enlace).

«Dostoievski jamás dio a la imprenta un libro titulado así, ni siquiera concibió la posibilidad de que como tal apareciera el que fuese su último gran proyecto literario y personal», explica Paul Viejo en el prólogo: «No se trata de la recuperación póstuma de un trabajo olvidado en un cajón, como tampoco, sin más, de una invención editorial o del expurgo llevado a cabo por herederos sin escrúpulos. Este Diario es un documento clave y necesario para la compresión de la historia más reciente de Rusia, de la evolución de una nación, sus conflictos sociales y políticos, y también en cierta manera una buena panorámica de literatura rusa (aquella que, según dijo Nabokov, más obras maestras ha dado en menos tiempo) escrita por uno de sus nombres clave».

Los dos volúmenes de ‘Diario de un escritor’, de Dostoievski (Páginas de Espuma).

Los dos volúmenes de Diario de un escritor recuerdan que Dostievski no solo es un maestro de la literatura, sino también del periodismo y de la opinión a los que se dedicó durante la mayor parte de su vida. «Este es uno de sus proyectos mayores y ha terminado convirtiéndose en una suerte de testamento y compendio de todo su pensamiento», señala la editorial. Los reportajes, los ensayos y los apuntes críticos que Dostoievski fue publicando en diferentes revistas constituyen no solo un recuento de las filias y fobias del autor, sino que se revelan como un documento clave y necesario para la comprensión de la historia más reciente de Rusia, de sus conflictos sociales y políticos, y también en cierta manera una buena panorámica de la literatura rusa escrita por uno de sus nombres clave.

Los pasajes elegidos por WMagazín tienen que ver directamente con la amada Rusia de Dostoievski a través de aspectos medulares de su identidad: desde el ADN de la literatura, la familia, la vida y la muerte y Rusia y Europa:

El escritor ruso Fiódor Dostoievski (1821-1881). /Imagen de Wikipedia

Rusia, literatura, Europa y vida

Por Fiódor Dostoievski

Agradecido con George Sand y Europa

Que no sorprendan a nadie estas palabras mías, sobre todo en relación con George Sand, que hasta ahora puede seguir dando lugar a disputas y ser olvidada por la mitad, si no por las nueve décimas partes de la población rusa; sin embargo, en su tiempo dejó su huella en nuestro país, por eso ¿quiénes son los que deben reunirse en su tumba para recordarla, si no somos nosotros, sus contemporáneos de todo el mundo? Los rusos tenemos dos patrias: nuestra Rusia y Europa, incluso si somos eslavófilos (que estos no me guarden rencor por decirlo). Es imposible negarlo. (…)

Los europeos no querrán admitirlo por nada del mundo; no nos conocen, y así es mejor, por el momento. Tanto más desapercibida y tranquilamente se realizará el proceso necesario, que más tarde sorprenderá a todo el mundo. Pues, justamente este proceso puede observarse de manera más clara y palpable en nuestra actitud frente a la literatura de los demás pueblos. Sus poetas son para nosotros, al menos para la mayoría de nuestra población instruida, tan próximos, tan entrañables como para los de allí, de Occidente. Afirmo y repito que en ningún otro país del mundo, a parte de su propia tierra, es mejor comprendido y aceptado que en Rusia todo poeta europeo, todo pensador, todo filántropo. Shakespeare, Byron, Walter Scott, Dickens son más familiares y mejor comprendidos por los rusos que, por ejemplo, por los alemanes, aunque, por supuesto, aquí no se vende ni la décima parte de los libros traducidos de estos escritores, que se compran en la muy leída Alemania.

La Convención nacional francesa del año 93 envió patente de ciudadanía al poeta alemán Schiller, «amigo de la humanidad», realizando de esa manera una acción bella, majestuosa y profética, sin embargo, no sospechó siquiera que en el otro extremo de Europa, en la bárbara Rusia, ese mismo Schiller era considerado un poeta nacional, era mucho más querido por los bárbaros rusos que por los franceses, no solo en aquellos tiempos, sino también más tarde, durante todo nuestro siglo, cuando al ciudadano francés y amigo de la humanidad Schiller lo conocían en Francia tan solo los profesores de filología, aunque no todos, y ellos tan solo un poco. En cambio, aquí penetró en el alma rusa, junto con Zhukovski dejó en ella su huella y marcó casi un período completo en la historia de nuestra cultura.

Esta actitud, adoptada por los rusos respecto a la literatura mundial, es un fenómeno poco menos que único, que en ningún momento de la larga historia mundial se manifestó en ningún otro pueblo con la misma intensidad, y si este rasgo es, en efecto, nuestra particularidad nacional rusa, ¿qué patriota más susceptible, el más chovinista, podría tener derecho a oponerse a este fenómeno, a no querer ver en él la promesa más grande, el hecho más profético para nuestro futuro?

Por supuesto, muchas personas van a sonreír al leer mis palabras sobre la importancia que le doy a George Sand; y serán injustos: es verdad, ha pasado bastante tiempo desde que tuvieron lugar todos estos hechos, y la misma George Sand ha muerto viejita, a la edad de setenta años, y acaso haya sobrevivido mucho a su fama. Pero todo lo que constituyó «una palabra nueva» en la obra de esta poetisa, todo lo que hubo de «universalmente humano», todo eso, enseguida y a su tiempo, repercutió aquí, en nuestra Rusia, con una impresión fuerte y profunda, no nos pasó de largo, lo que demostró que todo poeta innovador de Europa, todo el que haya aparecido allí con una idea nueva, con una nueva fuerza, no podía dejar de hacerse inmediatamente un poeta ruso, no podía pasar desapercibido para el pensamiento ruso, no podía menos de convertirse casi en una fuerza rusa. Pues bien, en absoluto me propongo escribir un artículo crítico sobre George Sand, solo querría dirigirle a la difunta algunas palabras de adiós en su tumba todavía fresca.

Soledad

¡Lo de siempre! ¡Oh, naturaleza! El hombre está solo en el mundo, ¡este es el mal! «¿Hay un hombre vivo en el campo?», clama gritando el bogatyr ruso. También clamo a gritos yo, que no soy ningún bogatyr, y no me responde nadie. Dicen que el sol da vida a lo que existe. Mírenlo cuando salga, ¿acaso no es un cadáver? Todo está muerto, y solo hay cadáveres en todas partes. Los hombres están solos, rodeados de silencio, ¡así es el mundo! «Hombres, amaos los unos a los otros». ¿Quién ha dicho esto? ¿Quién nos ha dado este mandamiento? El péndulo sigue haciendo su tictac, insensible, asqueroso. Son las dos de la madrugada. Sus pequeños botines están junto a la cama, como si estuvieran esperándola… No, en serio, cuando se la lleven mañana, ¿qué será de mí? (He llegado solo cinco minutos tarde).

Familia rusa

Pero la desgracia es que nunca ha habido una época en nuestra vida rusa que presentara menos datos para los presentimientos y adivinaciones de nuestro siempre enigmático futuro como la época actual. Nunca la familia rusa había estado tan desencajada, disgregada, más desarraigada y deformada como ahora. ¿Dónde encontraréis ahora esos Infancia y Adolescencia, que pudieran recrearse en esta armoniosa y precisa composición, en la que representó, por ejemplo, su propia época y su familia el conde Lev Tolstói, como en su Guerra y paz? Todos estos poemas ahora no son más que cuadros históricos de hace muchísimo tiempo. Oh, no deseo de ninguna manera decir que eran esos hermosos cuadros, de ningún modo deseo sus repeticiones en nuestra época y en absoluto voy a hablar de eso. Digo solo acerca de sus caracteres, acerca de su perfección, exactitud y certeza de su carácter, la cualidad, gracias a la cual podía aparecer tan clara y precisa representación de la época, como en ambos poemas del conde Tolstói. En la actualidad no hay certeza, no hay claridad. La moderna familia rusa se queda cada vez más y más en una familia casual.

Precisamente la familia casual es la definición de la moderna familia rusa. Su vieja fisonomía se ha perdido de alguna manera, incluso de modo algo súbito, y la nueva… ¿tendrá fuerzas para crear una nueva fisonomía, deseada que satisfaga al corazón ruso? Incluso otras personas más serias dicen directamente que ahora «en absoluto» existe una familia rusa. Sin duda, todo esto se habla solo acerca de la inteligente familia rusa, es decir, los altos estamentos, no el del pueblo. Pero la familia del pueblo ¿acaso ahora no es también la cuestión?

Pushkin

Que Pushkin es el primero que, con su profundamente perspicaz y genial inteligencia y su corazón puramente ruso, encontró y señaló la más importante y enfermiza aparición de nuestra intelectual sociedad históricamente apartada de la tierra, y que se eleva sobre el pueblo. Señaló y destacó ante nosotros nuestro tipo negativo, al hombre que se inquieta y no se reconcilia y que no cree en la tierra natal ni en sus fuerzas originarias, que niega a Rusia y a sí mismo al final (es decir, su sociedad, la capa intelectual que surgió sobre nuestra tierra natal), que no desea tener nada que ver con otros y que sufre sinceramente. Aleko y Oneguin engendraron luego multitud de parecidos en nuestra literatura. Tras ellos aparecieron los Pechorin, Chichikov, Rudin y Lavretski, Bolkonski (en Guerra y paz de Lev Tolstói) y otros muchos que ya habían atestiguado con su aparición la verdad de la idea originariamente dada por Pushkin. Honor y gloria a él, a sus gigantescos inteligencia y genio, que señaló la más enfermiza plaga de la sociedad que se formó entre nosotros después de la gran reforma llevada a cabo por Pedro. A su hábil diagnóstico le debemos el conocimiento y el discernimiento de nuestra enfermedad, y él fue el primero que nos dio consuelo: puesto que él dio la gran esperanza, de que esta enfermedad no es mortal y que la sociedad rusa puede ser sanada, puede renovarse y revivir nuevamente, si se une a la verdad del pueblo, ya que

2) Él fue el primero (precisamente el primero, antes de él, nadie) que nos dio los tipos de belleza artística rusa, que salieron directamente del espíritu ruso, que residía en la verdad del pueblo, en nuestro suelo, y su búsqueda en él.(…)

3) El tercer punto que yo quería registrar en el significado de Pushkin, es este rasgo especial característico del genio artístico y no encontrado en ninguna otra parte además de en él: la capacidad de la empatía universal y de la más completa reencarnación en el genio de otras naciones, y la reencarnación casi perfecta.

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    2 comentarios

    1. Error. La editorial Aguilar editó en los años 60 (¡9 ediciones!) la obra completa de D., en cuyo tercer volumen, agregaba su Diario (más de mil páginas), aunque usando un castellano presunto superior, con frecuentes palabras ajenas al lenguaje cotidiano. En cuanto D. mucho de su diario es hojarasca, opiniones sobre banalidades, y luego cayendo en la demostración de su exacerbación religiosa, y sin faltar oprobiosas reflexiones sobre la «cuestión judía».

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