Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

Detalle de ‘El jardín de las delicias’, de El Bosco. /WMagazín

El mal: el deseo de los escritores por saber sus motivaciones y la fascinación que despierta en las personas

La polémica, en España, por el libro 'El odio', de Luisgé Martín, sobre José Bretón que mató y calcinó a sus dos hijos pequeños en venganza por el divorcio que le pidió su mujer, no solo ha desatado debates éticos y literarios, sino que recuerda que lo que subyace es la intriga por el rompecabezas de la oscuridad en la condición humana que crea monstruos y la atracción que ejerce el abismo en personas y lectores que quieren descifrarlo

El mal creado por los humanos es uno de los grandes temas de la creación artística y literaria donde los autores indagan en la oscuridad o hablan desde ella para arrojar luz sobre el misterio de las tinieblas en la condición humana. En el último siglo hay varias clases de libros con diferentes casos que han despertado todo tipo de debates o polémicas: desde los testimonios de los sobrevivientes del Holocausto nazi, en la Segunda Guerra Mundial, pasando por autores que han abordado situaciones criminales muy concretas como Truman Capote, en A sangre fría, o Norman Mailer con La canción del verdugo o El castillo en el bosque; hasta Robert K. Ressner en Dentro del monstruo. Un intento de comprender a los asesinos en serie; Clara Usón en La hija del Este, Edoardo Albinati en La escuela católica, Emmanuel Carrère en El adversario o Luisgé Martín en El odio (Anagrama). Sin contar los libros de perfiles de asesinos monstruosos. Incluso hay ensayos sobre esta cuestión y la relación del autor con las víctimas, verdugos o testigos y el tratamiento final como lo hizo Janet Malcolm en El periodista y el asesino.

Y es el mal lo que está detrás y proyecta de manera intemporal la polémica desatada en España por el libro de Luisgé Martín. La obra aborda el asesinato atroz de José Bretón Gómez a sus dos hijos pequeños en una violencia vicaria. Lo que vuelve a recordar El odio es la atracción del ser humano por asomarse al abismo, de ver qué cubre la mente de algunas personas y de tratar de detectar en esa oscuridad cómo, cuándo y por qué nacen, crecen, se envalentonan y son performáticos los monstruos. Es la fascinación de los otros por conocer los detalles del mal, cómo se disecciona, cómo es su relojería. Respuestas, la razón pide respuestas. Sobre todo, porque a la razón le parece inverosímil que un monstruo sea, en apariencia, como cualquiera de nosotros.

Desde la ficción todo tiende a ser más tolerable, una prueba es el auge de la novela negra, policial o el True crime. Pero la recreación de hechos reales con nombres propios es otra dimensión y tiene cuatro vías narrativas o puntos de vista, y cada una despierta en el público reflexiones, sensaciones y reacciones diferentes o encontradas: contar la historia a través de las víctimas, a través del criminal, a través de los testigos o a través de todos ellos ofreciendo una mirada de conjunto.

Portadas de algunos libros que han abordado el tema de grandes criminales. /WMagazín

Polémica por El odio

La clave en toda obra de arte es el cómo, mucho más que el qué, pues los qué son los mismos siempre. El secreto es el cómo en su forma y en su fondo lo que lleva implícitas preguntas como por qué o para qué, cuál es la intención de la obra, ningún acto humano es gratuito. Todo es susceptible de ser tratado por un creador donde el cómo es lo que lo elevará a categoría de arte o de respeto o de responsabilidad. Y, llegado el caso, pueden ser asuntos delicados, polémicos, cuestionables ética o moralmente, según la época y la sociedad, vidriosos, resbaladizos, señalados, neblinosos o criticados. A todo eso se expone el creador, al menos en un mundo libre y democrático. Ello ante el riesgo de hacer apología, blanqueamiento del verdugo de manera consciente o no o de expresar más o menos comprensión sobre el asesino, de manera consciente o no, debido a que el autor ha investigado y conocido diferentes facetas humanas del monstruo que el público no ha vivido, y que pueden chocar con lo que cada persona/lector/espectador puede considerar tolerable.

Cada equis tiempo una obra de arte o un artista salta a la primera plana por alguno de estos motivos. Estos días pasa al banquillo El odio, de Luisgé Martín que ha despertado diversas opiniones antes de llegar a las librerías, previsto para el 26 de marzo de 2025, por el tema que trata: la historia de José Bretón Gómez que mató a sus dos hijos pequeños (de 2 y 6 años), en octubre de 2011, como venganza contra su mujer y madre de los niños porque le había pedido el divorcio. Luisgé Martín, el escritor, ha dicho que con esta investigación intentaba indagar en la arquitectura de la mente del asesino, de cómo llega a cometer un crimen tan atroz, pues primero mató a los niños y luego los calcinó. Martín habló con José Bretón, que cumple una condena de veinticinco años de prisión, luego de que se le rebajara la sentencia original de cuarenta años, pero no habló con la madre de los niños, Ruth Ortiz Ramos, aunque su presencia está en las páginas.

En el debate sobre El odio entran en colisión tres derechos, al menos: la libertad de expresión, la libertad de creación y el derecho a la intimidad, al honor y a la imagen de las víctimas. La madre de los niños pidió judicialmente cancelar la publicación de la obra por vulnerar el derecho al honor y la imagen de sus dos hijos asesinados. Por ahora, un juzgado de Barcelona ha rechazado suspender la publicación por no haber pruebas suficientes. El escritor peruano Santiago Roncagliolo escribió en su Facebook: Retratar a los monstruos es una de las funciones más importantes de los libros. Para combatir el Mal, necesitamos saber de qué está hecho”.

Norman Mailer en su obra póstuma, El castillo en el bosque, de 2007, explora entre ficción y realidad el caso de Adolf Hitler, que personifica el mal en el siglo XX. Cuándo el mal entró en Adi, como lo llamaba su madre, para tratar de ver los posibles motivos que llevaron a aquel niño a transformarse en el Hitler que provocó la hecatombe e hizo lo que hizo. Mailer unió lo fáctico y lo ficticio con la investigación, la leyenda, la fábula o las elucubraciones, sumado a la filosofía que dieron como resultado una obra inquietante, perturbadora y de alto calibre literario. Y con preguntas, más preguntas sobre la historia real de un criminal sin parangón que termina en una aporía, como las vidas de otros seres reprobables como Nerón, Atila, Torquemada, María I la Sanguinaria, Rasputín, Josef Stalin, Pol Pot, Idi Amin… Y, de paso, sobre criminales más próximos.

¿Por qué fascina el mal?

La filosofía, la sociología, la psicología y la ciencia tratan de descifrar el rompecabezas que ha podido dar origen al asesino. A ello hay que sumar la atracción que despiertan en la gente estas vidas. Estas historias sobre el mal y la maldad parecen hacerse más atractivas cada día a los ojos de la gente. “Hay una tendencia hacia la fascinación por él. Esa cercanía aumenta desde el Romanticismo. La literatura amplió su espectro y le dio otra carta de naturaleza. Algo que se afianza y diversifica en tiempos digitales”, explicó Amelia Valcárcel en 2014 en un reportaje que escribí para el suplemento cultural Babelia, de El País.

Para Rafael Argullol, escritor y pensador español, hay un punto de inflexión en la percepción del mal por parte de la gente con el libro El paraíso perdido, de John Milton, de 1667, con frases como “mal, se tú mi bien”. Argullol ha dicho que “el mal siempre ha estado presente en la literatura, desde Gilgamesh, pero hay un momento en que los escritores lo empezaron a hacer más visible y con la llegada del Romanticismo esto aumentaría”.

La Ilustración y el Romanticismo trajeron, también, el despertar del yo; un cambio sobre la vida individual y colectiva, una transformación del canon estético, ético y moral. La vida dejó de ser en blanco y negro, los seres humanos dejaron de ser personas de una sola pieza. Es cuando los malos, ha dicho, dejaron de ser solo seres encarnados de malignidad. Tenían motivos y causas. Se abrió una grieta, un enigma y con ellas algunos magnetismos por saber cómo son. Un ejemplo literario de estas dos cuestiones lo trata Joseph Conrad que, desde la ficción, en El corazón de las tinieblas crea a Kurtz, que se adentra en la oscuridad, y Marlow, que va a rescatarlo y que sin darse cuenta, siente fascinación por él.

En la mente del asesino

Sobre crímenes más próximos y “corrientes” que han conmocionado a la sociedad escribió el italiano Edoardo Albinati La escuela católica, una novela que a partir de dos crímenes reales indaga en el origen del mal y los comportamientos erróneos de la sexualidad y los sentimientos masculinos contra las mujeres. A finales de septiembre de 1975, en el barrio romano de Trieste, fueron secuestradas, violadas y asesinadas dos muchachas en un crimen conocido como la masacre del Circeo. Una colisión donde convergieron tiempos pasados que estallaron en 2005 con el estrangulamiento de la esposa y la hija de un mafioso. Dos hechos protagonizados por un mismo hombre: Aldo Izzo.

Testigo de parte de aquello fue Edoardo Albinati (Roma, 1956). Todo empieza en varios puntos… Uno de ellos donde habrían de gestarse aquellos sucesos inolvidables fue el instituto San Leone Magno donde Edoardo Albinati estudió de niño, muy cerca de su casa y de la de su mejor amigo donde conoció al hermano mayor de este que sería el detonante o personificación de las tragedias ocurridas y narradas.

En La escuela católica, Edoardo Albinati va río arriba y a sus riberas. Indaga en el origen del mal, quiere saber cuándo se engendra en alguien todo lo que habrá de hacer daño, de cómo prende en alguien que vive bien y que no parece tener ninguna carencia y todo es felicidad y cuándo empieza a pudrirse algo. En el libro se dice que “el bien es concentrado, el mal difuso”.

“Pienso que es cierto. El mal es más común, más ordinario que el bien; mientras que el bien es muy puntual en algunas personas. El mal lo tenemos un poco todos. Los grandes profesores como Cosmo, quien dice esa frase, son maestros. O los tenemos de verdad o nos los inventamos, puede ser tu padre, un amigo, alguien del colegio”.

De Capote a Carrère

Más conocidos son los libros y casos escritos por Truman Capote en A sangre fría (1966) y Emmanuel Carrère en El adversario (2000). El escritor estadounidense reconstruye el caso de los cuatro miembros de la familia Cuttler asesinada sin piedad el 15 de noviembre de 1959, en un pueblo de Kansas, sin motivo aparente, en 1965 Dick Hickcock y Perry Smith cumplieron su sentencia de morir ahorcados. Truman Capote trabajó durante seis años a fondo en este caso: viajó al pueblo, habló con todos y se entrevistó y trabó una cierta relación con uno de los asesinos para crear unos retratos de las víctimas, pero, sobre todo, de Dick Hickcock y Perry Smith. “Al yuxtaponer las vidas y el sistema de valores de los Clutter con los de los asesinos, Capote nos brinda su visión de la doblez de la vida norteamericana”, señala la editorial Anagrama en la contraportada del libro.

En el caso de El adversario, el autor francés reconstruye los hechos en que Jean-Claude Romand mató, el 9 de enero de 1993, a su esposa, a sus hijos, a sus padres e intentó quitarse la vida. Era la vida de un hombre que vivía en la mentira desde los 18 años, que se inventó su biografía y cuando se dio cuenta de que iba a ser descubierto “prefirió suprimir a aquellos cuya mirada no hubiera podido soportar. Fue condenado a cadena perpetua”.

Carrère dijo: “Yo entré en relación con él, asistí a su proceso. He intentado relatar con precisión, día tras día, esta vida de soledad, de impostura y de ausencia. Imaginar lo que bullía en su mente a lo largo de las horas vacías, sin proyecto ni testigos, cuando se suponía que estaba trabajando y en realidad pasaba el tiempo en parkings de autopistas o en los bosques del Jura. Comprender, en fin, lo que en una experiencia humana tan extrema me ha tocado tan de cerca y que nos afecta, creo, a cada uno de nosotros”.

Los riesgos de manipulación

La tentación de descifrar el enigma del mal está ahí, ya sea como parte activa que busca, escribe y lo cuenta o como lector o espectador. De ahí el éxito de las secciones de crónica roja de los medios de comunicación. El periodismo como investigador y recadero de estas atrocidades diarias y cotidianas. “Todo periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado engreído para no advertir lo que entraña su actividad sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno”, escribe Janet Malcolm en su libro El periodista y el asesino, de 1990. El ensayo reflexiona sobre el caso MacDonald-McGinniss: el primero mató a su mujer y sus dos hijas y el segundo investigó el asesinato y el proceso del juicio y sus dilemas éticos ante el descubrimiento de los hechos y su consideración de si contarlos o no según su intención en el libro.

El mundo, según la Biblia, se abre pasó cuando Caín, hijo de Adán y Eva, mata de manera salvaje a su hermano Abel. Y continúa cuando David mató a Goliat con una honda, cuya imagen ha sido representada varias veces en las artes, incluida la escultura del David de Miguel Ángel Buonarroti, que derrotó a Goliat, como símbolo del nuevo tiempo que empezaba Florencia a comienzos del siglo XVI.

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Descubre aquí las secciones de WMagazín.

Winston Manrique Sabogal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·