Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

Detalle de uno de los carteles de Graphispag, la feria líder en España de la industria gráfica y la comunicación visual, realizada en Fira Barcelona, junto a la edición 42 de Liber, la Feria Internacional del Libro, de 2024, del 1 al 3 de octubre de 2024. /WMagazín

El periodismo cultural frente a los desafíos de la era digital, de la posverdad y de la inteligencia artificial

Una veintena de periodistas culturales de España debatieron en las Conversaciones Literarias de Formentor 2024 sobre preguntas clave como ¿lectores o usuarios? o ¿dónde están los límites de la alianza con las redes sociales y tecnologías emergentes para apoyar y divulgar la cultura?

¿Apocalípticos o integrados? ¿Analógicos o digitales? ¿Enemigos o aliados? Tres décadas después de la irrupción del mundo dual, analógico y virtual, las tecnologías emergentes siguen en el centro del debate en todos los ámbitos, con especial interés en la cultura porque toca no solo lo empresarial, sino también lo creativo, lo periodístico y lo ético, es decir, el apoyo, la difusión y la información de las artes y de los creadores como organismos vivos en constante transformación. El penúltimo capítulo que ha agitado este panorama empezó el 30 de noviembre de 2022, cuando se presentó la aplicación ChatGPT, un chatbot de inteligencia artificial generativo especializado en diálogos con técnicas de aprendizaje, creado por OpenAI.

Una cascada de dudas, incertidumbres, temores y preguntas sobre la profecía autocumplida de la inteligencia artificial como autor encendió las alarmas al traspasar las fronteras reservadas a la ciencia ficción ante la hibridación, mestizaje y/o transversalidad de la evolución infinita del libro que busca la fusión de los mundos analógico y digital. No solo se trata de asuntos artísticos y estéticos, sino éticos y filosóficos.

A esto se suma la expansión global de redes sociales como TikTok, con gran influencia entre los menores de treinta años, es decir las generaciones Zeta y Alpha. Una popularización que sucede veinte años después del lanzamiento de Facebook, en 2004, que correspondió a las generaciones Milenial y X.

La industria del libro, uno de los ámbitos donde más impactan la IA y otras tecnologías, como ya se vivió con el libro electrónico o el audiolibro, ha decidido aliarse con ellas para sacar el mejor partido y fortalecer el mundo del libro y su divulgación, a la vez que busca mecanismos de regulación. Mientras que el periodismo cultural se polariza y resucita debates que se creían superados como las dicotomías:

¿Cultura o espectáculo?

¿Alta cultura o baja cultura?

¿Lectores o usuarios?

¿Redes sociales o promoción tradicional?

¿Algoritmos sí o no?

“Somos conscientes de los retos que se nos presentan y, como ya ocurrió en el pasado, estamos preparados para abordarlos, también en otras cuestiones como la sostenibilidad o la accesibilidad”, afirmó Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en la Fira de Barcelona, durante la inauguración de Liber, Feria Internacional del Libro, de 2024, la cita profesional más importante del sector en español.

A lo largo de la historia la industria editorial ha sabido adaptarse a los múltiples cambios tecnológicos que se han producido, recordó Daniel Fernández, quien añadió que ahora no será la excepción: “Sabrá convivir con la inteligencia artificial e incluso reforzarse con su uso, siempre que esta se regule adecuadamente”, especialmente en lo referido a la propiedad intelectual. En cuanto al uso de las redes sociales se reveló que estas han propiciado la recuperación de libros de fondo o descatalogados.

Un robot recomendador de libros en la Liber 2024. /WMagazín

Periodismo cultural y futuro

El periodismo cultural español debatió, una semana antes, en las Conversaciones Literarias de Formentor 2024, celebradas en Marrakech (Marruecos), el momento actual de la información con una veintena de responsables de secciones de cultura de periódicos, suplementos y revistas culturales. Una ocasión que sirvió para confirmar la convivencia de diferentes formas de ver y afrontar el mundo de la prensa cultural: por un lado, quienes están más abiertos a ser contemporáneos de su tiempo y explorar nuevas vías al entender que la cultura, las artes y el periodismo son organismos vivos y, por otro lado, quienes son más cautelosos o conservadores o refractarios.

Fue allí donde se escenificaron las dicotomías expresadas antes. Aunque el preámbulo de todas estas incertidumbres lo ofreció Yuval Noah Harari, el 16 de septiembre de 2024, cuando presentó, en una rueda de prensa virtual, su libro Nexus. Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA (Debate). Pues planteó cuestiones como: “Hay un potencial totalitario en la IA como nada que hayamos visto antes (…) “La IA tiene el potencial de escapar de nuestro control y de esclavizarnos o aniquilarnos”. Ante estos primeros pasos de la revolución de la IA, el historiador israelí, reconoció que “tiene un enorme potencial positivo, si hablo poco de ello es porque hay grandes corporaciones extremadamente ricas y poderosas que ya nos inundan con los mensajes positivos e ignoran los peligros”. Por ello invitó a que la gente se formule preguntas.

Yuval Noal Harari expresó su preocupación ante la erosión que vive la democracia por la mala práctica de algunas de las tecnologías emergentes. La diferencia esencial entre democracia y un régimen totalitario, explicó el autor famoso por su ensayo Sapiens. De animales de dioses, es “la conversación” que ve en riesgo por la crisis del periodismo y la propagación en las redes sociales, de las fake news y de las teorías conspirativas.

Una de las sesiones de las Conversaciones de Formentor 2024. /WMagazín

Dudas ante la IA

“El avance de la inteligencia artificial y el uso de las redes sociales, el mundo digital, en definitiva, dividió el grupo entre apocalípticos e integrados”, aseguró Xavi Ayén, periodista de La Vanguardia, al empezar las conclusiones del coloquio de revistas, suplementos y monográficos literarios y culturales titulado El dilema posmoderno: ¿lectores o usuarios?:

Xavi Ayén recordó que Isaac Marcet, de Playgrount, “habló de redacciones fantasmas donde las inteligencias artificiales ya han sustituido a los periodistas humanos”.  Marcet narró como el algoritmo encumbró y hundió su revista. “Pidió al gobierno que legisle sobre el siguiente paso de los buscadores que en lugar de ofrecer los links a los medios van a hacer que la inteligencia artificial redacte la información que le solicitan los usuarios”.

Manuel Mateo Pérez, de Publisher Weekly, desveló que un día felicitó a uno de sus colaboradores por una reseña excelente, pero luego este le dijo que era una broma porque la había hecho con inteligencia artificial.

Gonzalo Suárez, de La Lectura, de El Mundo, «fue optimista y recordó el gran error que supuso hace varios años la gratuidad de las ediciones digitales de los medios. Añadió que hoy se han implantado sistemas de pago para que el lector se convierta en suscriptor y demande calidad».

Joseba Elola, de Ideas, de El País, y Alberto Ojeda, de El Cultural, de El Español, compartieron sus experiencias de artículos sobre filósofos y música clásica que han tenido muy buena acogida entre sus lectores digitales.

Por mi parte, como dijo Ayén, expuse como “poco realista ignorar a las redes sociales y buscadores cuando tan solo el 20% de la audiencia digital de los medios procede de la cabecera del mismo medio. El resto son lectores paracaidistas”. Y recordé que el 80% de los medios de comunicación se consultan en los móviles.

Ángel Luis Fernández, de Jot Down, recomendó «no hacer caso al algoritmo, no plagiar a Silicon Valley ni a las redes sociales, ni tampoco entrar en TikTok».

Mi comentario en este ámbito fue el de que se trata de sumar espacios, no desdeñar ninguna vía que pueda dar visibilidad a un medio y, por ende, a la información que queremos compartir. Además de que todos los medios de comunicación digitales son globales si así lo quisieran. Para ello di los porcentajes de procedencia de los lectores de WMagazín: 30% España, 55% América Latina (sobre todo México, Colombia y Argentina), 5% Estados Unidos y 10% el resto del mundo. Todo ello con el uso del SEO para títulos y la información con el fin de lograr un buen posicionamiento en buscadores y con la ayuda de las redes sociales con mensajes acorde a cada una de ellas sin desvirtuar la revista ni perder la calidad.

Influencia y redes sociales

La influencia y capacidad de prescripción real de estos medios culturales y literarios tradicionales preocupó. Por ejemplo, el Barómetro de hábitos de lectura de España, elaborado por la FGEE, cada año refleja el aumento del descenso de esta influencia de los medios tradicionales a la hora de que la gente compre un libro, en favor de medios nativos digitales e influencers en las diferentes redes sociales.

Álex Salmon, del suplemento Abril, de Prensa Ibérica, «animó a entrar en el mundo de TikTok. Y lamentó que ya no se influye ni en los clubes de lectura».

Bruno Padilla, de la revista Mercurio, reconoció que “el temido algoritmo es influyente a la hora de decirle a la gente qué música debe escuchar, pero que su papel prescriptor en literatura, en cambio, resulta mínimo y residual”.

Sergio Vila-Sanjuán, de Culturas, de La Vanguardia, discrepó de este pesimismo al asegurar que “nunca se ha influido tanto como ahora”.

Fernando Vallespín, de Revista de Occidente, expuso los binomios ligereza-peso y aceleración-lentitud “para situar la cultura como algo que pesa y circula lentamente, que requiere tiempo”.

Toni Iturbe, de Librújula, destacó la importancia de la presencia de las revistas culturales no solo en kioskos sino, también, en gasolineras o salones donde arreglan uñas y la de no despreciar ningún lugar.

Jesús García Calero, de ABC Cultural, de ABC, compartió la experiencia del modelo de suscripción solo para las áreas de cultura del diario, tanto la sección como suplementos.

Joana Bonet, de Magazine, de La Vanguardia, lamentó que algunas revistas “han pecado de engolamiento al resistirse a la cultura visual. (…) La cultura sigue teniendo reputación, ha sido un ascensor vital, pero su significancia no tiene, hoy, ningún equivalente con su prestigio».

Ramón Reboiras, de Tinta Libre, de Infolibre y El País, que la revista que dirige es nativa digital e hizo el viaje a la inversa al tener ediciones impresas.

Educación

Alberto Ojeda denunció que se está haciendo periodismo cultural “en medio de una hecatombe del sistema educativo”.

David Castillo, del Suplemento Cultural, de El Punt Avui, «citó a Winston Churchil cuando, en la Segunda Guerra Mundial, le propusieron destinar el dinero de la cultura a la compra de armas y contestó: ¿Entonces para qué puñetas luchamos?».

Valeria Miles, de la revista Granta en español, compartió la experiencia de la revista, porque «no comprendía la indiferencia y hostilidad con que el sistema recibe este tipo de iniciativa culturales».

La función de las revistas culturales

¿Qué grado de responsabilidad tenemos los medios de comunicación y revistas y suplementos culturales sobre la falta de calidad y credibilidad que nos señalan? Ello sobre todo, por la estrategia de publicar mucha información, no siempre la mejor, en busca de tener más posibilidades de ser encontrados en plataformas como Google. Eso puede crear un abaratamiento de la información con la que podemos estar creando una implosión, comenté en el coloquio. Algunas reflexiones sobre esta idea fueron:

Fernando Vallespín citó a Terry Eagleton que «distingue entre alta cultura, o cultura con mayúsculas, donde estarían Kant o Kafka; un segundo escalón donde estaría la cultura popular con nombres como Shakira o Yuval Noah Harari, y las culturas en minúsculas que serían los particularismos».

Alberto Ojeda considera que “la subcultura es un barrio que debemos visitar”.

Albert Lladó, de Revista de Libros, pidió, “luchar contra la retórica de la objetividad y la burocratización de la prosa y no preguntarle al lector ‘qué te gusta, qué quieres’, sino ver lo que él necesita y dárselo”.

Juan Manuel de Prada, cuya última novela es Mis ojos esconden la noche. 1, la ciudad sin luz (Espasa), «pidió que ayudáramos al discernimiento».

Manuel Martínez Pérez, no dudó en afirmar que “nuestra misión es separar la calidad de la hojarasca”.

Fernando Vallespín advirtió que si las revistas renuncian a su vocación crítica estamos perdidos y “animó a huir de personalizar y a hablar más de las obras que de los personajes”.

Jordi Amat, del suplemento Babelia de El País, cree que “somos la resistencia y no deberíamos arrogarnos responsabilidades que no nos corresponden, como expandir la literatura española en el mundo. Tampoco debemos seguir servilmente las estrategias de promoción de las editoriales. Nuestro papel sería proporcionar herramientas a los lectores para que comprendan su tiempo y su país”.

¿Cultura o espectáculo?

Uno de los debates eternos es qué es cultura y qué es espectáculo, y si las secciones de Cultura o revistas culturales deben dar cuenta de los fenómenos de masas o tendencias, al margen de la calidad del artista o la obra. A comienzos del siglo XXI un caso fue el del escritor Dan Brown por su libro El código da Vinci, convertido en un súper ventas global, pero con malas críticas literarias. En esta tercera década un ejemplo claro es el de la cantante Taylor Swift, convertida no solo en un fenómeno musical, sino también sociológico con influencia en otros ámbitos, incluido el político.

Toni Iturbe no dudó en señalar que una de las funciones de los medios de comunicación en sus áreas de cultura es dar cuenta de estos hechos y analizarlos, al margen de su calidad artística. Contar a los lectores lo que sucede, tratar de explicarlo y entenderlo y dar las herramientas a los lectores sobre la obra, el artista y el acontecimiento.

Basilio Baltasar, director de la Fundación Formentor, organizador de estas Conversaciones Literarias y presidente del jurado del Premio Formentor de las Letras, aludió “a la antigua división entre cultura y espectáculo, y pidió distinguir entre el producto de entretenimiento y la obra de arte”.

Joana Bonet defendió que no se pueden soslayar fenómenos como el de Taylor Swift, que no se sabe cómo evolucione, porque son noticia y agitan las aguas de la cultura musical, como ocurrió antes con otros artistas que dejaron huella.

Gonzalo Suárez expresó que los medios deben dar cuenta de los diferentes hechos que atañen a la cultura y sus expresiones artísticas, una posición que, luego, resumió así en la red social X: «Soy uno de los herejes que defiende que una sección de Cultura que desdeñe a la artista más influyente del planeta no está haciendo bien su trabajo».

Fernando Vallespín dijo que «si una cultura no se siente representada pierde sus alas y quizá Taylor Swift represente nuestra cultura actual».

Toni Iturbe mencionó a José María Martí Font: “Todo lo que es espectáculo es cultura, pero no todo lo que es cultura es espectáculo”.

Jesús García Calero atinó a decir que “si eliminamos el entretenimiento de la cultura, eliminamos El Quijote”.

Josep Massot, de La Vanguardia, criticó que los suplementos culturales hablan de los mismos libros. También lamentó “ese provincianismo que hace que miremos lo que viene de fuera con una mayor receptividad”.

Lo cierto es que los temas propios y originales escasean, y son los que marcan la diferencia en un mundo donde todo tiende a parecerse, entre otras razones porque los medios de comunicación han reducido sus plantillas de periodistas y suelen exigir coberturas de los hechos más notorios y mediáticos. La información parte de cinco eventos: la noticia de un hecho como tal, la agenda programada por alguna persona o institución, la información que inspira un acontecimiento o acontecimientos concretos, la que detecta alguna tendencia y los temas propios que surgen de algunas de las anteriores a partir de un hecho presente o pasado con un enfoque original.

En WMagazín ofrecemos todas esas variantes más las reseñas o recomendaciones de libros agrupadas con enfoques especiales. Y los artículos presentados en diferentes géneros periodísticos y formatos, desde la noticia hasta video entrevistas o fotorrelatos o video diálogos entre escritores, pasando por reportajes en profundidad.

Para WMagazín todos los lectores merecen el mismo respeto y tratamos de llegar a todos ellos por las diferentes vías de las redes sociales, acorde al espíritu de cada una de ellas, sin desvirtuar la revista: Facebook, Twitter, Instagram y TikTok.

A la conquista de los jóvenes

Los medios de comunicación, en especial las áreas de cultura, siguen obsesionadas con tener lectores jóvenes. Quizás se olvida que los jóvenes a esas edades tienen otras prioridades y que si antes leían periódicos era porque sus padres los compraban; y, ahora, tienen la posibilidad de buscar en internet los temas que les interesan sin pensar en un medio concreto y visitando las webs que les gustan. En las conclusiones sobre este tema, Xavi Ayén destacó:

Antón Castro, del suplemento Artes y Letras de El Heraldo de Aragón, “recordó que, ya en 1987, le decían que los jóvenes no leen”.

Leandro Pérez, de Zenda, señaló que “antes los jóvenes tampoco leían y que, incluso, los jóvenes de antes leían menos que los de ahora. Nosotros éramos bichos raros”.

José Enrique Ruiz-Domènec, el historiador y crítico literario, se preguntó “de qué jóvenes estamos hablando, porque la gran cultura de todas las épocas, desde el siglo XII, la han hecho los jóvenes. De Schiller a Goethe que fueron jóvenes en su esplendor intelectual”.

Sobre este aspecto, comenté que los temas importantes o de interés no tienen edad y que los jóvenes interesados en un tema lo buscan en internet, teclean tres o cinco palabras clave y el buscador le ofrece las opciones, y luego el internauta decide cuál o cuáles ve y en cuál web se queda. Mencioné que la tercera parte de los lectores de WMagazín tiene menos de 25 años, y que en la revista no pensamos en hacer temas para jóvenes, sino para buenos lectores en diferentes formatos.

La mirada de periodistas jóvenes

WMagazín invitó a participar en este debate a Andrés Seoane, del suplemento La Lectura (El Mundo), y a Bruno Pardo Porto, de ABC, dos periodistas culturales jóvenes muy destacados que están haciendo piezas en diferentes géneros periodísticos y coberturas interesantes. Ambos asistieron como oyentes y reporteros a este coloquio de las Conversaciones Literarias de Formentor, en Marrakech, y en manos de profesionales como ellos está el futuro del periodismo cultural:

Andrés Seoane: «Soy un periodista integrado, frente a tanto apocalíptico, en el sentido de que creo que hay una confusión importante relacionada con lo que son las herramientas y lo que es el mensaje. Tanto la inteligencia artificial bien utilizada, como las propias redes, son instrumentos y canales para difundir la información, la cultura. Y ahí la calidad es innegociable. Las redes, insisto, son una herramienta más conservando la calidad, la originalidad, el rigor y la profundidad del mensaje, al tiempo que dan visibilidad a los contenidos. No es que vayamos a ser sustituidos por inteligencias artificiales, ni que no se pueda hacer periodismo en un medio digital o incluso en redes, la clave es la calidad del periodismo”.

Bruno Pardo Porto: «A lo mejor el periodismo debiera ser ya una rebelión contra el algoritmo, esto es, una apuesta por el criterio: tiene más sentido librar esa batalla que la de alimentar las tendencias del día, a las que los medios llegan casi siempre tarde y mal. ¿No era este el fin del periodismo, poner sobre la mesa los temas del debate público, descubrir realidades olvidadas o ignoradas? Creo que por ahí, todavía, hay mucho periodismo por hacer.

En cuanto al soporte, no me interesa tanto el debate entre apocalípticos e integrados como la falta de imaginación para explotar la tecnologías: todas las webs de los grandes periódicos son la misma web, en el fondo; del mismo modo, la forma de comunicar en redes sociales apenas cambia de una cabecera a otra. Llamamos innovación a lo que en realidad es copia».

Las reflexiones de Andrés Seoane y Bruno Pardo Porto se unen a las del Nobel de Literatura Abdulrazak Gurnah y del experto en narrativas digitales Pablo Sanguinetti, recogidas en el reportaje de WMagazín sobre IA, de marzo de 2023. Para Sanguinetti hay una preocupación mayor: «El modo en que nos contamos a nosotros mismos los avances de la inteligencia artificial. Veo que tendemos a exagerar su poder y a subestimar la complejidad inmensa del arte. Si damos por hecho que una máquina es capaz de crear o generar arte, si pensamos que puede reemplazar a pintores o escritores, si percibimos que ya no tiene sentido la enorme hazaña espiritual que implica crear, estamos contando un relato equivocado con efectos nocivos para nuestra especie en un momento clave de su Historia”.

Sanguinetti, autor del ensayo ensayo Tecnohumanismo. Ensayos sobre inteligencia artificial (La Huerta Grande), fue más allá: “El avance de sistemas de aprendizaje automático en el ámbito artístico abre las puertas de dos dominios fascinantes. Uno es teórico: debemos repensar preguntas sobre las que reflexionamos desde hace milenios, como en qué consiste crear, cómo definir la figura del autor o para qué sirve el arte. Y, seguramente, la mera existencia de estos nuevos sistemas arroje una perspectiva diferente sobre este esfuerzo intelectual”.

László Krasznahorkai. / Foto de Begoña Rivas – cortesía Fundación Formentor para WMagazín

Quedan las palabras de Lászlo Krasznahorkai, Premio Formentor de las Letras 2024, al clausurar las Conversaciones, organizadas por la Fundación Formentor, con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadas:

«La historia no tiene fin, ni nada tiene fin, ya no podemos engañarnos con que con nosotros algo se acaba. Sólo damos continuidad a algo y, de alguna manera lo mantenemos, algo continúa, algo se mantiene.

Todavía creamos obras, pero ya ni siquiera hablamos del cómo, hasta tal punto no resulta edificante. Usamos como base lo que hasta ahora se refería a la sustancia de la condición humana, y con sentido de la responsabilidad, pero sin ninguna idea, con rigurosa disciplina, pero de hecho como prisioneros de una situación espiritual embarrancada volvemos a sumergirnos en las aguas cenagosas de lo que puede describirse de la plenitud de la existencia humana».

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Descubre aquí las secciones de WMagazín.

Reportajes sobre temas de actualidad en la portada de WMagazín.
Winston Manrique Sabogal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·