Como la inteligencia artificial apenas empieza es el momento de crear las coordenadas para que esté al servicio humano, bajo su mando y para que juegue siempre a su favor. Ese es el mensaje del ecosistema del libro hispanohablante reunido en la Feria Internacional del Libro, LIBER, en Madrid, del 3 al 6 de octubre de 2023, organizada por IFEMA y la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Tres de las herramientas propuestas para hacer frente a la irrupción de la IA generativa y para evitar que tenga efectos negativos son: educación ciudadana, apoyo en el uso de la tecnología y legislación clara.

Entra en aplicación el viejo dicho: si no puedes vencer al enemigo, únete a él. Y la inteligencia artificial está en todos los campos, en especial en el mundo del libro donde no solo amenaza puestos de trabajo, sino la calidad del producto, su originalidad y su creatividad.

“Estamos en el siglo I de la Inteligencia Artificial. Ha demostrado que es capaz de aprender y generar, pero repitiendo patrones y textos. Por eso, es el momento óptimo para hacer pedagogía y legislar, para construir una base sólida para el futuro que pueda venir”, explicó Nicolás Antequera, doctor ingeniero en Informática y profesor de las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas, en las jornadas profesionales de LIBER.

“No podemos volver a llegar tarde, como nos ocurrió con la digitalización. Es necesario reprogramar el sentido de la cultura y que esta no se desvalorice. Debemos hacer una defensa de la cultura y que a la gente le importe la creación individual”, reclamó la escritora Luisa Etxenique.

Una afirmación en consonancia con las primeras protestas, advertencias, manifiestos y demandas de los escritores en Estados Unidos y Canadá sobre el uso sin autorización de los autores para, por ejemplo, nutrir con sus voces literarias sistemas de inteligencia artificial y chatbots como ChatGPT.

Las traductoras Judith de Diego, Rocío Serrano y Carmen Torrijos, más allá de ver la IA como una amenaza, plantean el uso de la tecnología como herramientas “que trabajen en nuestro favor. Hemos de superar la desinformación actual que causa el miedo”.

La transparencia juega un papel clave. Diferentes conferenciantes han abogado porque, por ejemplo, los lectores puedan saber cuándo en un libro se ha empleado la inteligencia artificial en la creación, en la corrección o en la traducción.

Todos coinciden en que la inteligencia artificial no puede redundar en una merma de la creatividad. La traductora Rocío Serrano ha abogado por “ir más allá de poner un cordón sanitario, establecer límites y regular algunas cuestiones”. En este sentido, se ha planteado la necesidad de efectuar una revisión de cuestiones de la Ley de Propiedad Intelectual, como el uso académico que abre la posibilidad de emplear los contenidos para la creación de herramientas con las que luego se pueda generar un lucro.

Sobre la propiedad intelectual, Daniel Fernández, presidente de la FGEE, afirmó que se tiene la oportunidad de establecer las barreras que impidan que sucedan situaciones como la vivida con el desarrollo del libro digital: “Contamos con la legislación, por lo que sólo es necesario aplicarla para salvaguardar la creación humana. Frente al trabajo de autores y editores se encuentran grandes corporaciones con grandes intereses económicos y que nunca quieren pagar y, si no se pone remedio, se servirán gratuitamente de la labor desarrollada por estos”.

El reto de construir un sector del libro sostenible

Otro de los retos que afronta el ecosistema del libro es el de la sostenibilidad. Cada vez son más las empresas editoriales que están midiendo la huella de carbono de sus ediciones y que las está dando a conocer a los lectores que compran sus libros. Desde hace unos años, el Institut de l’Ecoedició de Catalunya ha desarrollado una herramienta que permite calcular el impacto ambiental tanto del libro en papel como de las ediciones digitales. Esto facilita conocer el impacto de la actividad y tomar decisiones adecuadas que permitan reducir su efecto en el entorno. “El lector tiene derecho a conocer el impacto medioambiental del libro y a que esta información sea veraz. Si somos capaces de hacer esto, también estaremos realizando una labor de concienciación”, explicó Jordi Panlleya, impulsor del Institut.

Más allá de conseguir un sector neutro en carbono, el sector se plantea colaborar para avanzar hacia un planeta “Nature-positive”. La cuestión, según Germán Granda, director General de Forética, es que las acciones que emprendan todos los sectores “tengan un impacto positivo en las personas y en el medio ambiente”.

Al analizar el impacto sobre el medioambiente, Manuel Domínguez, director general de ASPAPEL, quiso romper una lanza en favor del papel como producto “sostenible, reciclable, reutilizable y cuando ya no puede ser todo esto, biodegradable”.

En España, la industria papelera ha avanzado mucho en la gestión sostenible de los bosques. Esto resulta muy importante ya que, como se ha explicado hoy en LIBER, el próximo 1 de enero entrará en vigor el Reglamento europeo de lucha contra la desforestación, que obligará a los productores a cumplir con algunas normas como la prohibición de introducir, comercializar o exportar productos que estén elaborados con materias primas procedentes de lugares con problemas de deforestación, que no estén producidos de conformidad con las legislaciones del país de producción y que no realicen una declaración de diligencia debida.

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