Filósofos y escritores piden más responsabilidad a la sociedad para controlar la covid-19
Intelectuales y expertos analizan para WMagazín por qué la gente parece incapaz de autogestinarse en la crisis del coronavirus. Los gobiernos toman las riendas ante el descontrol de la pandemia y el incivismo. ¿Es una utopía la idea de una sociedad de individuos libres capaz de actuar de acuerdo al sentido común? Gomá, Maillard, Belli, Inneratity, Amiguet o Marugán reflexionan
¿Autogestión o control externo? En el año 2020 la respuesta parece clara, al menos en Occidente: el ser humano no ha sabido autogestionar su libertad y responsabilidad propia y frente a los demás ante la crisis sanitaria de la covid-19. La prueba es que el virus avanza y los gobiernos han empezado a tomar medidas de control como estados de alarma con toques de queda y restricción de movimientos, y se habla ya de posibles nuevos confinamientos como los de primavera cuando el coronavirus se convirtió en pandemia. Se requiere más que nunca del civismo y la responsabilidad porque cada persona tiene en sus manos la vida y la muerte de otras, coinciden varios filósofos, escritores y politólogos consultados por WMagazín.
“Lo cierto es que la idea de una sociedad de individuos libres capaz de actuar de acuerdo con el sentido común es una utopía. Lo que sigue habiendo son manadas que quieren un líder que les guíe y les dicte normas. De ahí que las ideologías totalitarias tengan tanto éxito”, reflexiona Chantal Maillard, la poeta, ensayista y filósofa autora de títulos como Medea, Hilos, La compasión difícil, La razón estética, La baba de caracol y Contra el arte y otras imposturas.
Es la respuesta de Chantal Maillard a la pregunta si acaso el ser humano tiene cierta incapacidad para autogestionar lo que tanto reclama: autonomía, libertad y responsabilidad; pero que a la hora de la verdad tiene que llegar un ente superior para hacer cumplir lo que este no ha podido. En la hora crucial ha quedado al descubierto la falta de un verdadero civismo. ¿Por qué sucede esto?
“El derecho es siempre coactivo y tiene un mandato de la forma: ‘haz esto y, si no lo haces, te castigo”, empieza por explicar Javier Gomá Lanzón, filósofo autor de la Tetralogía de la ejemplaridad (Taurus) y del monólogo Inconsolable. Luego, el director de la Fundación Juan March, continúa: “La moral, en cambio, es por naturaleza una autonomía que, como dice la etimología, significa que uno se impone una norma a sí mismo sin necesitar a otro que la exija con la promesa de premios o la amenaza de castigos. Ahora bien, la libertad es la precondición de la ética, pero no la ética misma. Es decir, ser libres no nos hace éticos ni mucho menos virtuosos, porque esto último, ser virtuosos no depende de ser libres sino del uso que uno haga de la libertad. Y elegir significa siempre imponerse límites a uno mismo, libremente elegidos, pasar de la barbarie a la civilización a través de la autolimitación”.
Para Gomá Lanzón lo ideal sería que fuera suficiente que el Gobierno estableciera unas orientaciones “sobre lo que es correcto para superar colectivamente la pandemia y la población las cumpliera voluntariamente, por propia convicción”. Pero a la vista de la expansión del virus, añade “parece que no hay confianza en ese resultado, dados los datos, así que pasamos de la moral al Derecho estableciendo unas normas coactivas, que llevan como siempre aparejadas un castigo en caso de incumplimiento. Me parece un estadio incompleto de civilización”.
Pero asumir el mando aquí no es suficiente. Gomá Lanzón recuerda que “incluso el Derecho necesita el cumplimiento masivo y colectivo, y esto pocas veces lo asegura la norma por sí misma en un sistema democrático”. Entonces se vuelve al principio de la pregunta porque, afirma el filósofo “requiere la colaboración ciudadana, porque no hay policía que controle a millones de ciudadanos. Así que, si la moral es sinónimo de ejemplaridad, al final también el Derecho necesita la colaboración de la ejemplaridad de la ciudadanía”.
¿Responderá la ciudadanía a esto que ya han recordado y pedido diferentes gobernantes como el presidente de España, Pedro Sánchez? ¿Por qué esa incapacidad colectiva de autogestión? Las cuatro recomendaciones básicas de la comunidad científica a las personas y que sirven de pilares para el control de la covid-19 son: Uso de mascarillas, higiene de manos permanente, distancia social protocolaria, ventilación constante de espacios cerrados y asistencia a sitios públicos, sobre todo cerrados, sin es estrictamente necesario.
Gioconda Belli asegura que “tiene que ver con la educación. Freud decía que la educación es coerción y en los últimos tiempos la educación ha sido demasiado libre”. Una situación que tiene un elemento nuevo, agrega la poeta y narradora nicaragüense: “Hoy los valores de la sociedad tienen que ver mucho con las redes sociales, falta de respeto al otro”. No duda en lamentar que la humanidad va a pasar una mala temporada, entre otras coas por culpa de la red: “Internet es una caja de Pandora. Espero que haya suficiente gente que sea guía de enseñar y de influir en los demás. Los intelectuales, los escritores, tenemos la responsabilidad moral de participar más en la discusión pública. Antes se hacía, pero ahora se han espantado de participar en política, eso ha sido una pérdida”.
Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía política y director del Instituto de Gobernanza Democrática, recuerda que la medida extrema del confinamiento que vuelve a vislumbrarse en el horizonte es un sistema binario dentro o fuera y el desconfinamiento pone en las manos de la gente la gestión de acciones y hábitos y medidas para controlar el virus. Es la metáfora, dice, porque “el mundo estuvo durante un periodo en manos de unos pocos que decían lo que se debía hacer y en el desconfinamiento pasó a estar en manos de todos la vida y la muerte”. El resultado no ha sido el mejor, explica el autor de títulos como Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus (Galaxia Gutenberg), “porque tal vez las autoridades no lo han sabido explicar bien a nosotros o bien nosotros no hemos sabido hacerlo creyendo que es una patente de corzo para hacer lo que nos da la gana”.
Lo primero, el confinamiento es fácil de gestionar, aclara Innerarity, porque apenas significa responsabilidad, “y, además, hacemos lo que queremos en un contexto de anormalidad porque el virus sigue ahí”.
El filósofo explica que hay un primer elemento de tipo cognitivo porque no se sabe muy bien lo que pasa, “empezando por las autoridades científicas”. Como ejemplo pone el caso de otros peligros sobre los que sí está más claro todo: al volante la gente está habituada a gestionar los riesgos, pero con un virus que actúa desconcertadamente es muy difícil.
El miedo y la responsabilidad entran en juego. “Es clave cómo las autoridades meten miedo a la gente lo suficiente pero no excesivo”, recomienda Innerarity. Acto seguido da otra recomendación: “Tenemos que hablar del dramatismo de la situación. La gente debe tener información emotiva, meter miedo a la vez confianza en que hacemos lo oportuno. Hay que introducir empatía con los demás, emociones”.
Recuerda que a la gente le gusta la claridad de las normas, saber a qué atenerse y, a veces, eso no se puede transmitir. A pesar de todo lo que se ha dicho sobre el virus, que sabiendo que es nuevo y que cada día hay nueva información y muchas cosas no están claras, Innerarity cree que “la comunidad científica no ha transmitido un mensaje nítido. A lo cual se suma la intoxicación informativa con las fake news. La gente está desconcertada, y hay otra que está despistada”.
Sobre la comunicación a los jóvenes que son unos transmisores importantes del virus, Daniel Innerarity, dice que no puede ser la misma que se da a los adultos. Ellos suelen estar menos dispuestos a la autoridad. Forma parte de la lógica de la edad. En psicología, además, la percepción de riesgo es muy diferente según la edad”.
Desde la esquina periodística-científica se suma Lluís Amiguet, autor de Homo Rebellis. Claves de la ciencia para aventuras de la vida (Debate), al explciar que sobre cuestiones que parecen escapar a la razón absoluta “preferimos obedecer a un poder superior a decidir por nosotros mismos, porque nuestro cerebro ha evolucionado para ahorrar energía. Por eso, tendemos a reducir las cuestiones complejas -y las pandemias lo son- a decisiones binarias: obedezco o me rebelo. Y solemos obedecer, porque es menos costoso plegarnos a la coacción de la mayoría, es decir el estado, que utilizar nuestra razón como individuos. De ahí que, como apunta Hobbes, el estado nos ofrezca protección a cambio de obediencia. Y por eso. ahora mismo hay 200 estados en la ONU y muy pocos hombres libres”. El libor de Amiguet recoge dos décadas de lecturas y conversaciones con 135 científicos y premios Nobel en busca de las singularidades que nos hacen humanas a las personas.
En Asia la situación es diferente: los rebrotes parecen más controlados porque, según explica el filósofo coreano Byung-Chul Han, hay más responsabilidad ciudadana, más civismo. El nivel cultural, como dijo el primer ministro de Economía de Japón Taro Aso. Un concepto, escribe el filósofo en un artículo en el diario español El País que “señala la importancia del civismo, de la acción conjunta en una crisis pandémica. Cuando las personas acatan voluntariamente las reglas higiénicas, no hacen falta controles ni medidas forzosas, que tan costosas son en términos de personal y de tiempo”.
Byung-Chul Han, autor de Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas sobre la muerte (Herder) y La sociedad del cansancio, a pesar de los dos modelos Occidente y Oriente, prefiere seguir en Berlín porque, asegura, “liberalismo y civismo no tienen por qué excluirse. Civismo y responsabilidad son más bien un prerrequisito esencial para el buen logro de una sociedad liberal. Cuanto más liberal sea una sociedad, tanto más civismo será necesario. La pandemia nos enseña qué es la solidaridad”.
Este debate o dilema que vive la humanidad sobre autogestión o control se han expresado en diferentes libros, uno de los últimos viene en forma de cómic: Civil War. Integral, Mark Millar (guión) y Steve McNiven (dibujo) del estudio Marvel, y que luego fue llevado al cine. Jesús Marugán Escobar, de la librería madrileña Akira Cómics, cree que es un libro indicado para este año distópico. Es un cómic surgido tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos donde la temática de fondo es el eterno problema del ser humano viviendo en sociedad y que desde tiempos de la antigua Roma hasta el mítico cómic Watchmen ha reflexionado, dice Marugán Escobar: “Si el hombre es un lobo para el hombre, y el egoísmo individual pone en riesgo la convivencia en sociedad, ¿hace falta un control sobre el ciudadano? ¿Y quién vigila a los vigilantes entonces?”.
La ficción de Civil War resolvió la cuestión en su mundo: “En Civil War un acontecimiento terrorista pone en discusión el control de los ciudadanos con super poderes, puesto que el uso incívico y descuidado ha provocado dicha tragedia. Si lo pensamos bien, nos recuerda al actual problema ciudadano de mantener a raya el coronavirus con un correcto comportamiento de cada uno. El conflicto es compensar eso sin interferir en las libertades individuales y por lo tanto, el ‘Team IronMan’ versus ‘Team CapitanAmerica’ del cómic Civil War».
Los autores de Civil War muestran, afirma Marugán, «su propia respuesta al debate con la victoria del bando de “control” social de Iron Man, y es una moraleja triste pero real. Este año estamos viendo con tristeza como, al final, el ciudadano se comporta con civismo no por iniciativa altruista sino por acción coercitiva del Estado”.
Y vuelve la pregunta en bucle: ¿Autogestión o control externo? O, acaso como explica Chantal Maillard, ¿es una utopía la idea de una sociedad de individuos libres capaz de actuar de acuerdo al sentido común?
- Las cuatro recomendaciones básicas de la comunidad científica para la gente y que sirven de pilares para el control de la covid-19 son: Uso de mascarillas, higiene de manos permanente, distancia social protocolaria, ventilación constante de espacios cerrados con gente y asistencia a sitios públicos, sobre todo cerrados, sin es estrictamente necesario.. Es la vacuna mientras llega la vacuna.
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Gracias Winston por estos contenidos tan interesantes y apropiados de estos pensadores.
Me alegro que te gusten, Any. Gracias por seguir WMagazín y ayudanros a difundirlo en redes. Un saludo, y cuídate, Winston
El Ser humano necesita más educación.