
El escritor argentino Hernán Díaz (Buenos Aires, 1973), autor de ‘Fortuna’, Premio Pulitzer. / Fotografía de Pascal Perich – cortesía de Anagrama
Hernán Díaz: “El dinero nos ofrece un ejemplo de cómo las ficciones pueden reconfigurar el mundo”
El escritor argentino obtuvo el Pulitzer con su segunda novela: 'Fortuna'. Un artefacto literario sofisticado, en fondo y forma: a partir del dinero juega con los puntos de vista sobre la vida del hombre más rico, la conformación de la identidad y pone en entredicho lo convenido como realidad y ficción, mientras dialoga con diferentes estilos de la tradición literaria
El dinero, como caja de pandora de la condición humana, como gran amo de la ficción del mundo, como generador de violencias de toda clase y, sobre todo, como elemento poliédrico de la identidad, es retratado por Hernán Díaz, de manera sofisticada y arriesgada, en su segunda novela: Fortuna (Anagrama), Premio Pulitzer 2023. Aunque su título original en inglés es más adecuado: Trust (confianza), por las connotaciones y significados que tiene la historia en sí misma y juego literario-real de los temas que plantea el escritor argentino que escribe en inglés.
Fortuna no solo es un retrato poliédrico sobre el hombre más rico del mundo, a través del cual se radiografía no solo su vida, la del ser humano, sino también el dinero y sus ondas expansivas de manera individual y colectiva. Para ello, Díaz (Buenos Aires, 1973), creó una estructura de rompecabezas que permite varios enfoques y puntos de vista y perspectivas que se completan, complementan y contradicen; al tiempo que dialogan con la tradición literaria a través de varios estilos de épocas diferentes. Un artefacto literario, en fondo y forma, que recuerda a novelas como El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, o la misma Rayuela, de Julio Cortázar, donde el lector juega a organizar el orden de los capítulos.
Hernán Díaz pone en entredicho lo que se asume como realidad y verdad, y cuestiona la confianza en ellas. La búsqueda e imposibilidad de llegar hasta ellas por su naturaleza escurridiza y cualidad de habitar, al mismo tiempo, este mundo y el de la ficción, creando una nueva realidad y verdad que aún no controlamos.
La novela desdobla la realidad, pero sin separar sus partes. Amplía la eterna reflexión filosófica-existencialista de que el mundo imaginario que se crea cada persona, como, por ejemplo, en el caso universal del amor con sus sentires, sueños, intuiciones, pensamientos y saberes, es tan real como lo que sucede fuera de su mente. Somos la suma de realidad y mundo imaginado por cada uno, viene de recordar el escritor.
Silvia Sesé, su editora española en Anagrama, afirma que para ella “lo más importante del libro es la lectura de una novela que todo el tiempo está, de manera elegante, utilizando los medios de la ficción para hablar de otras ficciones, como pueden ser el dinero y la forma de conseguirlo”.
Aunque el debut novelístico de Hernán Díaz con A lo lejos (2017 en inglés y 2020 en español, en editorial Impedimenta) fue una reelaboración-revisión del western, ya apuntaba a su interés sobre cómo la ambición, el capital, el dinero y su poder despiertan en el ser humano aspectos oscuros y lo condicionan de manera individual y colectiva.
“La premisa de la civilización es la propiedad privada. Ahí es donde empieza la violencia, la exclusión. Voy a tratar de quitarte lo tuyo para ampliar lo mío, todo el mundo, toda la vida. Es algo constitutivo de la civilización. (…) Mientras estemos regidos por la codicia esto no va a cambiar”, aseguró Hernán Díaz, en una entrevista a WMagazín, en 2020, sobre A lo lejos.
Su lengua materna es el español, pero Díaz escribe en inglés desde adolescente. El por qué, lo ha explicado varias veces: “Uno de los momentos decisivos de mi vida fue mi encuentro con el inglés cuando vivíamos en Suecia. Para explicar por qué escribo en inglés siempre doy el ejemplo de un escultor que trabaja con madera, o hierro, o bronce, o cualquier otro material, supongo que es una cuestión de orden de lo sensual”.
Nació en Buenos Aires, pero cuando tenía dos años su familia se fue a Suecia para protegerse del golpe de estado de los militares, en 1976. Cuando los militares se fueron la familia Díaz regresó, él se licenció en Literatura, viajó a Londres donde obtuvo la beca King’s College y luego fue a Nueva York donde se doctoró en Filosofía. Allí reside desde hace más de dos décadas y trabaja como profesor en la Universidad de Columbia y como editor de la Revista Hispánica Moderna, del Hispanic Institute de la misma universidad.
En todo este periplo físico, literario y existencial, Díaz ha estado y está acompañado de Jorge Luis Borges. Escribió Borges, entre la historia y la eternidad (2012), un estudio sobre la teoría literaria. Sus cuentos y ensayos han sido publicados en medios como The New York Times, Playboy, Granta o The Paris Review.
En la primavera de 2023, Hernán Díaz presentó Fortuna en Madrid en Fundación Telefónica. Lo hizo en un encuentro con Laura Barrachina, directora del programa radial El ojo crítico, de Radio Nacional de España. Allí, durante una hora, decodificó su obra que, a su vez, queda desglosada aquí en diez fragmentos que dialogan y se complementan, según sus propias palabras. Siguiendo el juego de Díaz, podría ser el quinto libro dentro de su novela, a la manera de «manual de instrucciones», de viva voz:
La estructura
«Fortuna contiene cuatro libros dentro, o documentos:
El primero es una novela dentro de la novela que narra el ascenso del hombre más rico del planeta, y de su esposa, con quien mantiene una relación compleja.
El segundo documento es un documento histórico, una autobiografía inconclusa, fragmentos, donde nos damos cuenta de que han sido compuestos por un magnate de la vida real sobre aquella primera novela que se basa en su vida. Pero este hombre de la vida real no está muy conforme con como ha sido retratado en la novela y quiere corregir el modo en que es percibido, con una voz un poco intensa y agresiva.
El tercer libro es la memoria de la secretaria del magnate, que recuerda el momento en que empezó a trabajar con este hombre, en la década de los años treinta del siglo XX. Ahora está en los años ochenta y ella tiene setenta y pico de años.
El cuarto libro surge cuando la secretaria, a medida que recuerda, exhuma de un archivo el diario íntimo de la esposa del magnate, que es el personaje espectral que recorre toda la novela».
Cuatro estilos en una sola novela
«Fortuna traza un arco estilístico que empieza con un tono decimonónico y termina con una suerte de poema en prosa modernista.
De los cuatro estilos del libro el que más disfruté fue el primero; me inventé, para mí mismo, un dispositivo, una justificación, para escribir en un tono obsoleto y decadente. ¿Quién se pone a escribir una novela a la Henry James? Me inventé una excusa y lo pasé genial. El libro que menos me gustó fue el segundo. Implicó habitar una voz que detesto, lo complicado fue no ir hacia la parodia. Tenía que ser una voz muy alta en volumen retórico, pero no saturada. La parte más difícil fue la tercera, no soy ese tipo de escritor de nuevo periodismo y tuve que aprender a serlo, y, emocionalmente, la parte más demandante, pero que me dio mucho placer, fue la cuarta, al ser una especie de gran poema en prosa».
Juego literario
«Depende del lector de qué modo estas partes interactúan. Mi idea era transformar al lector en una especie de detective textual. Tratar de ver de qué modo estos fragmentos encajan, se contradicen».
Metaliteratura y homenajes
«No conozco una literatura más que la metaliteraria. No me parece posible que se dé una escritura desde el vacío. Nadie es Adán o Eva escribiendo. Todos somos ecos. Lo que varía es el grado de aceptación o de conciencia que tenemos de este eco que somos.
Esto no significa que sea un escritor posmoderno, un término que me da náuseas, o que me interesen los pastiches literarios. No me interesa la imitación por la imitación. Lo que sí me interesa es desaparecer.
Entiendo que hay toda una corriente literaria que depende de una especie de giro confesional y de la presentación de uso bajo la pretensión de cierta inmediatez: “Acá estoy yo, tocándote”. No creo que esa inmediatez sea posible. Vivimos en un mundo infinitamente mediado por discursos, por el lenguaje, etcétera. Y más que disimular que esas mediaciones no existen me interesa exacerbarlas. Parte de esa exacerbación es estar en conversación con la tradición que me antecede. Insisto, con un intento de borrarme de la página. Cuando descubro mi huella digital en un párrafo es una gran desilusión».
El Quijote
«Uno de los momentos más grandes de mi vida fue cuando leí la segunda parte del Quijote cuando, al comienzo, hay una escena donde a Don Quijote le dan la primera parte del Quijote. Mi cabeza, todavía, está explotando, como una supernova que nunca dejó de explotar. Mi novela empieza con esta novela dentro de la novela que se llama Obligaciones, trescientas y pico de páginas más tarde a un personaje le dan la novela Obligaciones, y la lee dentro de esta otra parte. Obviamente, del modo más modesto, es un homenaje a ese momento del Quijote».

Trabajo del magnate
«Definición del trabajo del magnate (Benjamin Rask): Mi trabajo consiste en tener siempre la razón. Y cuando me equivoco debo usar todos los medios disponibles para doblar y alinear la realidad, de modo tal que mi error deje de serlo. Y esto es lo que sucede en el libro. Él tiene el poder de doblar y alinear la realidad de acuerdo a sus necesidades».
Realidad y ficción
«En el corazón de la novela se cuestiona el límite siempre evanescente entre realidad y ficción.
En general somos demasiado acríticos y presurosos en adjudicarle cierto valor a determinados discursos y a eximir a otros de estar anclados a la realidad referencial.
Lo que pienso, y esto explica la estructura del libro, es que el modo en que comprendemos la realidad es a través de relatos. No existe otra manera de entender la realidad más allá de la mediación del lenguaje, por ende, las narraciones. No existe otro modo de entendernos a nosotros mismos. Nosotros somos la suma de esos relatos que nos contamos acerca de nosotros mismos y que otros cuentan de nosotros. Y depende de nosotros, de una tarea hermenéutica, infinita, interpretar, descifrar, decodificar estos relatos y tratar de entender cómo estas voces coexisten y pueden dar como resultado eso que llamamos “la realidad”. Pero realidad y relato, realidad y ficción no están contrapuestas. Hay una relación ahí que me parece muchísimo más compleja».
Dinero / ficción
«Siempre supe que me interesaba el capital financiero para esta novela. Quería que fuera un dinero bien abstracto, con una dimensión casi religiosa, intangible, pero todopoderoso.
Las novelas que más me gustan son las novelas que tratan de entender qué es una novela mediante la escritura de esa novela misma. Ese ejercicio autorreflexivo me encanta. Cuanto más aprendí del dinero y la mecánica del dinero me di cuenta de que es una ficción. En el sentido de que todo es en esencia dinero monopoly. No hay diferencia material entre un billete de monopoly y uno real. La única diferencia real es una serie de convenciones y de pactos que establecemos colectivamente en torno a este pedazo de papel en particular.
No es un salto tan alocado pensar que nuestras vidas diarias, concretas, materiales, están regidas por una ficción. Comparada solo, quizás, a la convención del lenguaje. Que no existe un afuera del lenguaje, ni un afuera del dinero.
El dinero es una prisión muy espaciosa e invisible, pero no podemos salir.
Es el dinero como esta ficción que seguimos. Hemos sido testigos del impacto que tiene la ficción en la vida. Generalmente pensamos en la ficción como una mera instancia mimética del mundo en la que una novela o una película o cualquier forma de relato puede imitar al mundo. El dinero nos ofrece un ejemplo de cómo las ficciones pueden reconfigurar el mundo, es algo que me resulta fascinante».
Mujeres
«En las historias que leí para documentarme, la mujer aparece en tres posiciones: como esposa y en funciones ornamentales, como víctima y como secretaria. Las mujeres no tienen un lugar en esas narrativas, no tienen una voz frente a estos gigantes. Y como el libro se transformó en una representación sobre la voz, me pareció más interesante que los lectores pudieran vivir lo que significa tener una voz estentórea o una voz que no puede ser oída. Me interesaba cuestionar la idea del self-made man, el hombre que se hace así mismo. Ahí el escozor es doble. En primer lugar, la idea de “a sí mismo”, cuando toda fortuna, sea cual sea, está parada sobre los hombros de multitudes explotadas, y, si escarbamos más, todas sobre el colonialismo o la esclavitud.
El segundo escozor es “man”, en todos estos son hombres me parecía que esto requería una intervención con cierta interrogación».
Modernismo
«La novela le rinde homenaje al modernismo de entreguerras. Años 20 y 30. Un momento de la música y la literatura que me interesa profundamente. Y este personaje de Mildred o Helen, tiene varias encarnaciones, vive en ese mundo conservador, en todo el sentido de la palabra, pero con una mente vanguardista».
Hasta aquí esta guía de Fortuna en palabras de su autor que ahora usted puede colocar en el orden que quiera.
Fortuna. Hernán Díaz. Traductor: Javier Calvo (Anagrama).
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