Jonathan Franzen: «Me siento liberado como escritor y que no tengo nada que demostrar»
El escritor estadounidense participa en una charla virtual en la FIL de Guadalajara sobre su novela 'Encrucijadas' y su trayectoria. Dice que para escribir "la esperanza es menos útil que la vergüenza, el deseo". WMagazín, con apoyo de Endesa, presenta el vídeo y los mejores momentos por escrito
Los hilos del destino de una o varias personas que confluyen en un solo día ha sido tratado en la literatura y ahora quien ejerce de las tres Moiras es Jonathan Franzen en Encrucijadas (Salamandra). El escritor estadounidense (Illinois, 1959) sitúa su historia en una fecha con múltiples significados: el 23 de diciembre de 1971, víspera de la Nochebuena, antevíspera de la Navidad, preparativos para celebrar el natalicio del Jesús de la Iglesia Católica. Ese día cinco miembros de la familia Hildebrandt se enfrentarán a su pasado, su presente y su futuro de manera individual, pero atados los hilos de los unos y los otros. En esta novela confiesa que si antes era importante para él la crítica literaria ahora siente que ya no tiene «nada que demostrar».
En una charla virtual en la 35ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), con el periodista y escritor mexicano Jorge F. Hernández, Franzen da detalles de Encrucijadas, de su metamorfosis como escritor, de su visión de la literatura y de sus rutinas literarias. La novela es la primema parte de una trilogía.
Jonathan Franzen ha vuelto a sus mejores momentos, los de Las correcciones que lo encumbraron en 2001, hace 20 años, y fue calificado como uno de los grandes aspirantes a ser el autor de la llamada Gran novela americana. Una obra en la que se apartaba de sus apuestas modernistas y posmodernistas y reivindicaba la narración de ecos tradicionales de la gran novela donde aparentemente no sucede nada y se dice todo. Desde entonces cada novela suya se espera con expectación: Libertad (2010) y Pureza (2015) alternadas con cinco ensayos, el último de los cuales fue El fin del fin de la Tierra (2019).
Con 62 años, Franzen se siente liberado de la presión del qué dirá la crítica y que ya no tiene que demostrar nada. No solo eso, sino que ha entrado en otro estadio cuando dice: «Quiero desaparecer en el texto, no quiero que piensen en mí cuando me lean».
Los cincuenta minutos de conversación digital en la FIL quedan recogidos aquí en once temas en los que el autor crea un retrato de su obra:
Encrucijadas
«Encrucijadas es una visión corriente de la vida americana a través de una familia en el Chicago suburbano de 1971. El padre es un pastor de una iglesia liberal. En realidad no sucede mucho, es lo que pasa un día en la vida de estos personajes».
Inspiración
«Una de las inspiraciones fue los problemas de mi familia, de lo que sucedió en 1970, un año después cambiaron las cosas. Si tuviera que adivinar que hice yo aquel 23 de diciembre de 1971 diría que estaba con mi tía abuela, mis hermanos. Estaba desesperado por abrir regalos de Navidad y quería que nevara».
Exploración
«El proceso para escribir una novela para mí es una exploración al corazón de ese continente. Ya no leo en vos alta lo que dicen mis personajes, solo a veces porque necesito escuchar las cadencias del idioma hablado. Y cuando tengo una lectura pública.
Esta no es una novela con una trama de alta velocidad. Quería que evolucionaran los personajes, algo que te mantuviera leyendo. La diferencia con mis novelas anteriores es que no tienen estructura de una carretera bien diseñada. No se desarrollan eventos nacionales globales. Hablamos de caminos humanos».
Cambio
«Ya no escribo igual que hace veinte años. Cuando escribí Las correcciones era un joven enojado, frustrado. La ira salió con un humor extremo; puse a la gente en situaciones ridículas. En realidad era cruel, fui cruel con los personajes. También estaba frustrado porque sabía cuáles eran mis capacidades y no se reconocían. Entonces escribí lingüísticamente en un lenguaje muy alto tratando de presumir con temas. Me sigue gustando mucho Las correcciones. Ahora ya sé lo que puedo hacer, no estoy frustrado ni enojado. Quiero desaparecer en el texto, no quiero que piensen en mí cuando me lean».
Encrucijada
«Normalmente llegas a una encrucijada en tu vida cuando estás en una crisis. El problema técnico y formal es cómo contar cinco vidas sin tener que tomar esas decisiones difíciles el mismo día. Cuando una persona está en crisis a menudo se conecta con la crisis de alguien más. Es una crisis colectiva e individual».
Guiones
«La diferencia entre Encrucijadas y mi anterior novela es que trabajé como guionista para televisión. Escribí once guiones de una hora para una producción que no se hará, pero lo hice. Creo ahora no escribí un guion, pero la experiencia de guiones está y era conciente de que utilizaba mi experiencia como guionista al escribir Encrucijadas».
Ritmo
«Escribí la novela en 27 meses con un par de interrupciones. Escribo siete días a la semana y en algún momento tomo un descanso de dos o tres semanas».
Esperanza
«El tratar de mantener la esperanza en el mundo en el que vivimos, especialmente de cara a las catástrofes del cambio climático, me vino a la mente que la esperanza es menos útil que la vergüenza, el deseo… No se presta al drama porque la esperanza es algo privado, para ti. Hay un personaje en el libro, Becki, que tiene muchas esperanzas, pero sin revelar mucho, en la ficción, en la narrativa que yo escribo, si el personaje siente alguna esperanza no es algo bueno. Es casi irresistible que el novelista le complique las esperazas a sus personajes».
The end
«Cuando termino una novela es parecido a una graduación. Cuando escribí Las correcciones antes de terminarla lloré porque era una manera de mantener vivos a mis padres, y cuando la acabé dije: ‘!Terminé!’.
Sentí algo parecido con Libertad. Seguí trabajando con lo que considero los verdaderos riesgos. Con Encrucijadas terminé pensando que quería que la gente pensara que hice un buen trabajo. Me preocupaba que no fuera así. La verdadera satisfacción con Encrucijadas vino dos semanas después cuando los editores y mi agente me dijeron que era buena. No lo había creído así. Tenía mis dudas porque es diferente a los otros libros».
Lectura
«Me siento liberado como escritor. He regresado a lo que me atrajo a la narrativa cuando era un niño: Quería desaparecer en un libro, irme a otro mundo, experimentar a los personajes y el sentido de libro que por mucho tiempo trabajé. Tengo ese sistema crítico, quería ser respetado por los críticos y académicos; y lo sigo disfrutanto. Pero lo que más me interesa como escritor es que siento que ya no tengo nada que demostrar. Antes me interesaba la crítica ahora más la Historia».
Memoria
«Nunca había escrito sobre los setenta. Fue la década más imporaten de mi vida, cuando tenía entre 11 y 21 años. Recordé aquella Navidad en el Medio Oeste, no tuve que inventar nada. Todo estaba fresco en mi memoria. Ha sido la creación más fácil que he hecho porque es mi mundo y lo conocía: qué juegos jugaban los adolescenyes, qué ropa usaban, cómo era el clima… Los recuerdos dolorosos ya los había manejado; había escrito sobre el dolor y la vergüenza y las humillaciones que tuve que soportar. Había escrito de deshonestidad, lo que sentía de mis padres, todas esas cosas ya las había manejado. Ya no tenía que refrescar nada, era más bien la textura».
- Encrucijadas. Jonathan Franzen. Trasducción de Eugenia Vázque Nacarino (Salamandra).
***
Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.
Te invitamos a apoyar a WMagazín y al periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.
- Maribel Riaza: “La lectura en silencio es algo moderno. Estamos en la mejor época para los lectores y se puede leer en diferentes formatos“ - martes 24, Sep 2024
- Javier Moscoso: “Después de estos movimientos revolucionarios y excesos habrá un cierto retroceso» - viernes 20, Sep 2024
- Isabel Zapata: “Nuestra relación con la naturaleza es el tema más urgente, se trata de la continuación de la vida” - jueves 29, Ago 2024