Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural Apoya a WMagazín como mecenas cultural

El autor italiano Nuccio Ordine ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. /Foto cortesía Fundación Princesa de Asturias / Pepe Torres

La pasión de Nuccio Ordine por las humanidades, los clásicos, la educación y la promoción del saber

El filósofo italiano obtiene el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades "por transmitir, en especial a los más jóvenes, que la importancia del saber se encuentra en el proceso mismo del aprendizaje”. Publicamos los mejores pasajes de su conferencia en la FILBo 2023

Presentación WMagazín El filósofo y profesor italiano Nuccio Ordine fue distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023, un bonito y un mensaje muy significativo por el futuro del ser humano en su esencia. El acta del jurado dice que se le concede porque Ordine porque en sus obras «reflexiona sobre la situación marginal de las humanidades en el mundo actual y las reivindica como disciplinas necesarias en la formación cívica del ser humano y en la creación de un pensamiento crítico fundamental para el desarrollo y el bienestar social. Férreo defensor de una educación alejada de la tendencia al pragmatismo aboga por inculcar en los alumnos el placer por el conocimiento y la curiosidad por el saber. Según su visión, una amplia base de cultura general será la mejor herramienta para que los jóvenes puedan afrontar con éxito las variables del mercado laboral en un futuro».

Nuccio Ordine  (Diamante, Calabria, Italia, 1958) nació en un pequeño pueblo sin escuela y recibió clase una maestra en su casa. Es autor de libros como El umbral de la sombra (2006), La utilidad de lo inútil (2013), Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal (2017), Los hombres no son islas. Los clásicos nos ayudan a vivir y Tres coronas para un rey (todos en editorial Acantilado).

Es profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Calabria, y también ha impartido clases como profesor visitante en otros prestigiosos centros universitarios como Yale (EE.UU.), la Sorbona (París), el CESR de Tours (Francia), el IEA de París, el Warburg Institute (Inglaterra) y la Sociedad Max Planck de Berlín

Nuccio Ordine fue uno de los invitados especiales en la 35 Feria Internacional del Libro de Bogotá, FILBo 2023, donde impartió una de sus interesantes charlas. Los siguientes son algunos de sus pasajes principales en los cuales da cuenta de sus principales ideas:

Se hace camino al andar

Nuccio Ordine

En septiembre de 1931, cinco años antes de morir salvajemente asesinados por las milicias franquistas, con motivo de la inauguración de la biblioteca municipal de su pueblo en Fuente Vaqueros, a unos kilómetros de Granada, Federico García Lorca afirma que los libros son alimento para el espíritu. Un discurso emocionante que, de forma profética y poética, llama la atención sobre la importancia de la cultura y la educación como instrumentos esenciales para la formación de los buenos ciudadanos y una comunidad solidaria: «No solo de pan vive el hombre. Yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento, porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansias de saber y no tiene medios sufre una terrible agonía porque son libros, libros, libros, muchos libros los que necesita. Y dónde están los libros, libros, libros hace aquí una palabra mágica que equivale a decir, amor, amor y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras», es una cita maravillosa de este gran poeta de España.

Cuatro siglos antes, en una página espléndida de sus ensayos, Michel de Montaigne nos recuerda que no es posible educar solo el espíritu o solo el cuerpo, cita: “No se forma un alma ni un cuerpo, sino un hombre. No hay que tratar a los dos por separado y, como dice Platón, no debe formarse una parte sin la otra si no conducirlas a la par, como una pareja de caballos uncidos al mismo timón”.

Para el filósofo francés, el ser humano es la síntesis de lo uno y de lo otro. Y por eso también sería un error gravísimo pensar en alimentar solo el cuerpo. Hay un pan para el cuerpo y un pan para el espíritu. Por lo demás, el propio lenguaje nos ayuda a comprender que las metáforas alimentarias son intercambiables, podemos devorar un libro, digerir una poesía, metabolizar una novela o tener sed de conocimiento. Y la lista podría prolongarse mucho. En definitiva, por la boca pasa el alimento del cuerpo, pero también la palabra que alimenta la mente. Por ejemplo, para Francesco Petrarca, y muchos otros autores, la lectura de los clásicos se convierte en un alimento delicioso, cita: “He leído todo lo que se dice en Virgilio, Horacio, Boecio y Cicerón y no solo una vez sino mil, y no de pasada si no reflexionando, y recreándome con toda la atención mental posible. Es decir, me he alimentado por la mañana de lo que debía digerir por la noche y he consumido de joven todo lo que debía absorber a edad más avanzada”. Pensar en alimentar solo el cuerpo sin alimentar el espíritu significa fomentar la desertificación de la mente, por eso, incluso en plena pandemia, para mantener abiertas las librerías y las salas de conciertos, los colegios y las universidades, las bibliotecas y los teatros fue necesario asumir los mismos peligros que podemos correr cuando decidimos dejar abiertos los supermercados y los centros comerciales.

Educación contra el utilitarismo

Pero estos argumentos no encuentran mucho favor hoy en día en una sociedad en que el utilitarismo ha invadido ya ámbitos y espacios de nuestra vida que, por el contrario, deberían haberse mantenido al margen de la lógica del beneficio. No todo puede convertirse en mercancía. Hay instituciones y valores que deberían ser defendidos de esta deriva utilitarista. Intentaré ofrecer algún ejemplo de los daños que el utilitarismo está causando en algunos campos que tienen un gran valor para el futuro de la humanidad: la enseñanza, la investigación científica y la concepción misma de las relaciones humanas.

La eficiencia de la enseñanza no se mide ya por los conocimientos que deben compartirse con los estudiantes, sino por las competencias y las habilidades que los alumnos deben adquirir con vistas a su futura inserción en el mercado laboral. Dicho de otro modo, el objetivo no es ya formar ciudadanos cultos capaces de entenderse a sí mismos y de entender el mundo que los rodea con espíritu crítico, sino adiestrar profesionales preparados para adaptarse a las exigencias de la producción global.

(…)

El futuro de la democracia en peligro

Mientras que en Europa todos los gobiernos durante décadas han recortado los fondos dedicados a la enseñanza hace años que se destinan masivas inversiones a financiar la didáctica digital, me parece que también en América Latina es así. La dramática experiencia de la pandemia ha contribuido a acelerar procesos que estaban ya en el aire. La confusión entre la urgencia justificada por el Covid y la normalidad ha reforzado la platea de los partidarios convencidos de que la escuela moderna es una cuestión de ordenadores y de pizarras conectadas y no de buenos profesores. Se ha visto como una oportunidad para considerar la lección magistral como un viejo arnés obsoleto que debe sustituirse por espectaculares programas didácticos multimedia. No me gusta que millones de jóvenes envenenados por los teléfonos móviles y los videojuegos, en lugar de ser desintoxicados en la escuela y en universidades, encuentran en ellas otros dispositivos que, a pesar de las buenas intenciones, inevitablemente terminan por reforzar su dependencia.

Pero hay más, educar a los jóvenes para que se vuelvan dependientes de los teléfonos inteligentes y de las redes sociales es muy peligroso para el futuro de la democracia. La tecnología crea la ilusión del diálogo acostumbrándonos a cultivar un lenguaje pobre y una racionalidad carente de todo rigor argumentativo. Nuestros teléfonos móviles nos permiten experimentar la emoción de la libertad ficticia sometiéndonos, en realidad, a una vigilancia que invade todos los aspectos de nuestra vida privada. Engañados por la euforia de una conexión permanente no nos damos cuenta de que estamos viviendo una nueva y terrible forma de soledad. En definitiva, nos creemos libres y felices dentro de una prisión cuyos muros no vemos. Así como tampoco vemos el ojo del gran hermano que, segundo tras segundo, controla cada uno de nuestros gestos y cada una de nuestras palabras.

Que quede claro, no soy un ludita, no estoy en contra de la tecnología, me gusta usar estos dispositivos, pero no me gusta ser usado por ellos. El instrumento tecnológico es como un fármaco, como un remedio, puede curar y también puede matar. Todo depende de las dosis, de la cantidad.

Por estas razones me preocupa mucho que hayamos olvidado que solo los buenos profesores y no las plataformas digitales o los ordenadores, pueden cambiar la vida del estudiantes. Desde hace siglos, ya sea en una modesta cabaña africana, ya sea en un pequeño pueblo de Colombia, ya sea en el aula de una rica ciudad occidental, se realiza un milagro cotidiano: anónimos profesores en silencio y alejados de los reflectores de los media, cambian con su enseñanza y con su ejemplo la vida de los estudiantes mismos.

Más maestros y menos guardaespaldas

Por este motivo releo a mis alumnos siempre, con una gran emoción, la carta que Albert Camus dirigió a su maestro en una escuela municipal de Argel, Louis Germain, en noviembre de 1957, poco después de recibir la noticia de la concesión del Premio Nobel, cita: “Querido señor Germain, esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado y no pedido, pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo no hubiese sucedido nada de todo esto. Pero no es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo, pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Lo abrazo con todas mis fuerzas, Albert Camus”.

Esta es la verdadera tarea de la educación. He visitado hace dos días un pequeñito pueblo palafito en la laguna de ciénaga, porque me gustaba ver los lugares de Gabo, de Gabriel García Márquez. He hablado con un profesor en este pequeñito pueblo de pescadores. Este profesor cada día va de Barranquilla a Ciénaga en la laguna cuatro horas, dos por la moto y dos con una lancha en la laguna y cuatro horas para regresar. ¿Cuál es el sueldo de una persona que hace su trabajo muy importante por permitir a jóvenes niños y aprender a leer y a escribir?… Nada, una miseria.

Me gustaría mucho que en todo el mundo los estados puedan pagar más maestros y menos guardaespaldas. Gracias a un maestro generoso y apasionado, un joven estudiante proveniente de una familia modesta pudo encontrar una mano sabia y afectuosa capaz de darle apoyo y de guiarlo en los momentos más difíciles de sus primeros años de escuela. Acaso la escuela y la universidad que hoy estamos construyendo serán capaces de cambiar la vida de un estudiante, serán capaces de ofrecer a los jóvenes que provienen de familias menos acomodadas la oportunidad de llevar a cabo el salto cultural y social que puede hacer que nuestra sociedad sea más justa y más igualitaria.

(…)

Más apoyo a la investigación

La misma lógica utilitarista amenaza también a la investigación científica de base libre de toda influencia del mercado. Me gustaría ofrecer solo un ejemplo muy elocuente. Pienso en el diálogo entre en senador demócrata de Rhrode Island John Pastore y el físico Robert Wilson de la Cornell University. En abril de 1969 el científico expone la importancia de su laboratorio ante los miembros del comité conjunto sobre energía atómica del Congreso de los Estados Unidos. Cuando explica los méritos de este centro experimental se ve interrumpido por el senador por la utilidad de sus investigaciones para la defensa de la patria y la competencia con los rusos. Sorprendido por la extraña pregunta, el físico responde que su proyecto, aunque no sirva para la defensa de la patria, servirá sin lugar a dudas para hacer que la patria sea más digna de ser defendida, porque una patria de ignorantes no merece de ser defendida. Mi proyecto tiene que ver con cuestiones como estas, es un físico que habla, “somos buenos pintores, buenos escultores, grandes poetas. Me refiero a todo aquello que realmente veneramos y honramos en nuestro país y por lo cual somos patriotas. En este sentido, el nuevo conocimiento tiene mucho que ver con el honor y con el país, pero no guarda ninguna relación directa por la defensa de nuestro país, excepto porque contribuye a hacer que nuestro país sea más digno de ser defendido».

Y para dejar aún más clara la conexión entre la física y el puro amor al conocimiento, el premio Nobel Richard Feyman formuló un brillante aforismo en el que se compara la investigación científica con el acto sexual, cita: «La física es como el sexo, puede tener resultados concretos, pero no es por eso por lo que la practicamos. No hacemos la física para hacer dinero, no hacemos sexo solo por hacer hijos». Esa me parece una formulación muy feliz, muy importante.

Cuatro libros de Nuccio Ordine. /WMagazín

Elogio de la lentitud

Como sabiamente nos recuerda Jean-Jacques Rousseau, en una espléndida página del Emilio, la regla fundamental para aprender se basa precisamente en perder tiempo. Cita: «Me atreveré a exponer aquí la mayor, la más importante, la más útil regla de toda educación, no es ganar tiempo sino perderlo». En esta perspectiva que busca demostrar los peligrosos defectos de la rapidez y de la dictadura del utilitarismo, tomarse un tiempo no significa perder tiempo, sino que significa por el contrario ganar tiempo, apropiarse del propio tiempo, significa hacer más humanos nuestro tiempo y nuestra vida. Desconectarse para renunciar a la rapidez y a la urgencia es un imperativo para reconquistar la libertad perdida y para relacionarse con los demás y con el mundo sin prisa, sin furia, sin necesidad alguna.

Las palabras de Boris Johnson hace unos meses a los jóvenes del Reino Unido no hacen honor a la enseñanza. Inducir a los jóvenes a creer que deben elegir las disciplinas a estudiar no para seguir lo que aman sino tan solo para buscar trabajo es una manera de envilecer la importante función de la enseñanza. No es el mísero pedazo de papel del título lo que nos hace mejores. Como nos recuerda Constantino Cavafis, el objetivo de nuestro viaje no es Itaca, sino la experiencia que hemos vivido para llegar hasta la isla. Nuestra verdadera meta, para decirlo con dos versos maravillosos de Antonio Machado, coincide exactamente con los encuentros y la sorpresa que enriquece nuestro camino: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Detener o ralentizar el tiempo de la productividad quiere decir abandonarse a la aventura de lo inesperado y de lo improbable para abrirnos a las sorpresas de la vida. En este preciso espacio de la libertad podemos cultivar nuestra curiosidad y nuestra imaginación para alimentar la reflexión y la creatividad.

El verdadero bien de lujo en una sociedad en lo que lo virtual está absorbiendo todos los aspectos de nuestra existencia coincidirá cada vez más con la dedicación a las relaciones humanas. En definitiva, vale la pena repetirlo, perder tiempo para consagrarse a los afectos, para reflexionar, para escuchar música, para admirar un cuadro, para perseguir una mariposa, para gozar de las maravillas de la naturaleza, significa ganar tiempo para sí y para los demás contribuyendo a hacer la humanidad más humana.

Poesía, lecturas y lazos salvadores

Permítanme abrir un pequeño paréntesis contra las estúpidas pedagogías hedonistas que hace muchas décadas demonizaron el ritual de aprender poesía de memoria en las escuelas y las universidades. Recitar versos de memoria no es solo aprender de memoria, por encima de todo significa aprender con el corazón. Una vez aprendidos de memoria siguen trabajando silenciosamente en nuestro interior, nos educan para captar lo indecible, nos invitan a ver con los ojos del corazón, nos animan a atravesar espacios que nunca hemos cruzado. Nos acompañan como un precioso tesoro a lo largo de nuestra vida. Sobre todo son un patrimonio del que nadie puede privarnos. Basta pensar en las trágicas experiencias de Primo Levi en el infierno de Auschwitz o de Mandelstam en los tormentos del Gulag. Desposeídos de todo bien y de la propia dignidad humana ningún torturador pudo impedirles recitar de memoria los cantos de la Comedia de Dante para aferrarse a la vida en los momentos más difíciles de su desesperación. Solo así, concluyo, podremos descubrir, como nos enseña el coronel Aureliano Buendía, hasta qué punto puede ser fecunda la inutilidad de realizar acciones y gestos exentos de cualquier finalidad utilitarista.

Encerrado en su laboratorio secreto en Macondo, en efecto, el protagonista de Cien años de soledad, fabrica pescaditos de oro a cambio de monedas de oro que después son fundidas para producir nuevamente otros pescaditos. Un círculo vicioso que no escapa a las críticas de Úrsula, a la mirada afectuosa de la madre inquieta por el futuro del hijo, cita: «Con su terrible sentido práctico, Úrsula no podía entender el negocio del coronel que cambiaba los pescaditos por monedas de oro y luego convertía las monedas de oro en pescaditos, y así sucesivamente, de modo que tenía que trabajar cada vez más, a medida que más vendía para satisfacer un círculo vicioso y exasperante. En verdad lo que le interesaba a él no era el negocio, sino el trabajo». Persiguiendo sus pasiones el coronel confiesa con un gran candor, cita: que sus únicos instantes felices desde la tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo, habían transcurrido en el taller de platería donde se le iba el tiempo armando pescaditos de oro.: «Había tenido que promover 32 guerras y había tenido que violar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria para descubrir, con casi 40 años su retraso, los privilegios de la simplicidad, realizar actos gratuitos y desinteresados capaces de refutar por cualquier lógica comercial lo que significa cultivar valores alternativos a la supremacía de las leyes del mercado y del beneficio, a la dictadura de la rapidez y de la urgencia».

El secreto con que el zorro del desierto obsequiará al Principito se funda, una vez más, en el hecho de que los ojos del cuerpo no bastan para ver, cita: “He aquí el secreto: es muy simple, no se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. Para aferrar lo esencial se requiere corazón, el joven Principito encuentra el zorro del desierto. Habla con el zorro: Ven a jugar conmigo, le propuso El principito, estoy tan triste. No puedo jugar contigo, dijo el zorro, no estoy domesticado. ¿Qué significa domesticar?, dijo El Principito. Es una cosa demasiado olvidada, dijo el zorro. Significa crear lazos. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos y no te necesito y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros, pero si me domesticas tendremos necesidad el uno del otro, serás para mí único en el mundo, seré para ti único en el mundo”. Esto es el milagro de la amistad del domesticarse.

(…)

Traficantes de belleza para combatir la ignorancia

Es inmoral que políticos europeos exijan el pago de la deuda a un pobre pensionista griego, italiano, español, y dejen libres a las grandes multinacionales Amazon, Google, Apple, para enriquecerse sin pagar los impuestos en los estados donde ingresan millones de millones de euros. Los saberes injustamente considerados inútiles y la investigación científica nos hacen recordar que los hombres pueden realizarse poniéndose al servicio de la humanidad. Hay muchas obras, muchos clásicos, hablo de esto y mis libros que nos hacen comprender que solo lo que hacemos para los demás permite a nuestra vida de tener un sentido profundo. Por estas razones me gustaría que todos los jóvenes en Colombia y en el mundo entero salieran a la calle para convertirse en traficantes de belleza, en traficantes de libros, en traficantes de cultura, en traficantes de justicia, en traficantes de amor, en traficantes de paz, en traficantes de solidaridad humana. Y precisamente en defensa de estos valores que contribuyen a hacer más humana la humanidad.

Quisiera concluir con un vibrante discurso que Victor Hugo pronunció en la asamblea constituyente. Se remonta al 10 de noviembre de 1848, pero parece formulado ayer mismo, cita: “Pero, si quiero ardiente y apasionadamente el pan del obrero, el pan del trabajador que es un hermano, quiero además del pan de la vida, el pan del pensamiento que es también el pan de la vida. Quiero multiplicar el pan del espíritu como el pan del cuerpo. Habría que multiplicar las cátedras, las bibliotecas los museos, los teatros, las librerías. Habría que multiplicar las casas de estudios para los niños, las salas de lectura para los hombres, todos los establecimientos, todos los refugios donde se medita, donde se instruye, donde uno se recoge, donde uno aprende alguna cosa, donde uno se hace mejor. Palabras que deberían estar grabadas en todos los parlamentos del mundo porque el primer enemigo a combatir es la ignorancia porque la ignorancia es una fortaleza sin puente levadizo».

***

Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.

Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.

Descubre en este fotorrelato las secciones de WMagazín.

Nuccio Ordine
Últimas entradas de Nuccio Ordine (ver todo)

    Un comentario

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter · Suscríbete a nuestra newsletter ·