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Detalle de creación de un tatuaje, una belleza que antes era considerada marginal. /WMagazín

La sociedad y el cambio de paradigma del siglo XXI a través de la transformación de la belleza, el amor, el sexo y la felicidad

Con las voces de más de 200 escritores, artistas, científicos, pensadores, historiadores o sociólogos, el director de WMagazín traza el arco de los cambios vertiginosos que viven nuestros cuatro deseos capitales. 'La gran transformación. La belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI es un libro que abre el debate y dialoga con los lectores

Los cuatro conceptos sobre los que se erige y sostiene nuestra existencia son la belleza, el amor, el sexo y la felicidad que en este siglo XXI viven una metamorfosis sin precedentes. El periodista Winston Manrique Sabogal, director y fundador de WMagazín, analiza esta situación en el libro La gran transformación. La belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI. (Galaxia Gutenberg). Un libro polifónico, transversal e interdisciplinar, donde intervienen más de 250 escritores, pensadores, artistas, politólogos, economistas, historiadores, sociólogos y científicos con los que ha hablado a lo largo de sus tres décadas de periodismo.

Este ensayo coral escenifica un nuevo paisaje en movimiento y la manera como los autores lo percibieron en cada momento reelaborándose en el imaginario universal para ayudar a comprender parte de nuestra condición humana actual. Es la confirmación del politeísmo de los cuatro deseos capitales del ser humano que estamos transformando entre todos en estos primeros compases del mundo dual, analógico y digital, que desacraliza los cánones y conceptos tradicionales en medio de los desafíos, ilusiones, miedos e incertidumbres en la era de la posverdad, del algoritmo, de la inclusión y del cambio climático.

¿Cómo, cuándo y por qué se está produciendo esta revolución de la belleza, que todo lo contiene; del amor, como motor de vida; del sexo, un incentivo crucial; y de la felicidad, el horizonte buscado?

Este libro es “un vademécum de la sabiduría”, según la Agencia de Noticias EFE; “un retrato de la sociedad”, según el diario español El País; “ofrece un enorme crisol de perspectivas, aunque se impone una tesis: el modelo neoliberal y sus resortes actuales nos han conducido a un individualismo que nos ha atomizado como sociedad”, según el suplemento El Cultural, del periódico El Español; todo ello a través de poner “a dialogar a más de doscientos creadores para componer un relato coral que intenta explicar qué nos ha pasado, cómo hemos llegado hasta aquí y por qué vamos tan rápido”, según el suplemento ABC Cultural, del diario ABC.

WMagazín publica algunos pasajes de La gran transformación (aquí su presentación en Madrid). En estas páginas dialogan personas que pertenecen a diferentes generaciones, a distintas disciplinas, nacionalidades e intereses con quienes el autor ha tenido un reencuentro feliz: Gabriel García Márquez, Toni Morrison, Elena Poniatowska, Piedad Bonnett, Clara Janés, Samanta Schweblin, Umberto Eco, Javier Marías, Frank Wilczek, Álvaro Pombo, Dacia Maraini, William Ospina, Dario Fo, Irene Vallejo, Chantal Maillard, Ian McEwan, Isabel Coixet, Almudena Grandes, Fernando Savater, José Ovejero, Rachel Cusk, Edurne Portela, Liudmila Ulítskaya, Marta Sanz, Kazuo Ishiguro, Juan Gabriel Vásquez, Olga Tokarczuk, Bárbara Blasco, Mircea Cārtārescu, Katie McCabe, Bernardine Evaristo, André Aciman, Chuck Palahniuk, Gilles Lipovetsky, Azahara Alonso, Annie Ernaux, Aurora Luque, Tess Gunty, Manuel Cruz, Adam Zagajewsky, Camila Sosa Villada, Salman Rushdie, Rodrigo Quian Quiroga, Fernanda Melchor, Peter Handke, Isabel Muñoz, Pilar Adón, Fernando Vallejo, Vivian Gornick, Alberto Olmos, Bernard Pivot, Hilary Mantel, Gao Xingjian, Ana Blandiana, Alex Ross, Harold Bloom, Margaret Atwood, J. M. Coetzee…

A continuación pasajes clave de La gran transformación:

La gran transformación. La belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI

Por Winston Manrique Sabogal

LOS VECTORES DE LA GRAN TRANSFORMACIÓN: TIEMPO, YO Y MÚSICA

Vivimos una nueva polinización de la belleza, del amor, del sexo y de la felicidad que trastoca lo conocido para dar origen a sus propios politeísmos. Dos momentos constituyen esas plataformas aceleradoras de esta gran metamorfosis: la caída del Muro de Berlín, en 1989, y la pandemia COVID-19, en 2020. Las primeras reescrituras de esta nueva historia empezaron en 1989. ¿Qué pasó más allá del efecto geopolítico? Es como si, una vez exiliado el miedo de una guerra nuclear, se hubiera cerrado un ciclo y se hubieran precipitado las búsquedas y exploraciones. El momento en que la belleza, el amor, el sexo y la felicidad se liberan definitivamente, con el auspicio de un yo desenfrenado, de un tiempo vertiginoso y de una música cómplice y hedonista.

Ramón Andrés: “Dios se ha fragmentado, ha estallado y se ha fraccionado en minúsculos dioses, y cada uno de esos dioses se ha instalado en un individuo”.

“La caída del Muro de Berlín coincide con el final de un discurso y de un sistema económico que buscaba y necesitaba regenerarse. (…) La expansión ultraliberal, con la eclosión de las redes sociales, la regresión intelectual de los programas educativos y las vanas promesas a la población sobre un estado de confort y seguridad, entre otras, demuestran que lo que parecía una tregua no ha sido más que un hiato, apenas unos instantes que han servido para que el capitalismo se reformule y sea aún más incisivo. Ha sido una falsa alarma para la libertad interior del individuo, y también para la sociedad, que ha perdido la noción del bien común debido al individualismo que se ha inculcado a la ciudadanía. Esta realidad ha producido un conflicto difícil de resolver y es rasgo de la modernidad. Me refiero a la escisión que se ha producido entre el yo y lo externo, términos que hoy parecen antagónicos”.

Michael Spitzer: “La música permite que la sociedad se expanda, es el motor de la expansión social y, por lo tanto, de la cultura, una vez más, mucho antes de la llegada del lenguaje”.

El Roto: “Hay una presencia exagerada del yo. No sé si tendrá que ver con la sobreabundancia de casi todo. Para salir tienes que exagerar, tienes que hacerte visible de alguna manera. Todo eso me parece bastante penoso. (…) Creo es que hay una ocultación cada vez mayor de la realidad. Estamos superponiendo capas y capas a la realidad, y cada vez nos alejamos más de una percepción inmediata y real. Es como si todos estos fogonazos nos estuviesen haciendo cada vez más ciegos”.

BELLEZA, LA EMANCIPACIÓN

La belleza es una ventana para asomarse no tanto al mundo como a nosotros como individuos y sociedad. Y si en algo le afectó esa tormenta perfecta que se creó en 2007/2008: crisis económica, el auge digital que acercó más el mundo a todos y con una mayor vinculación, a la vez que creó cambios de hábitos –del ocio a las relaciones amorosas–, jubiló modelos de negocio y generó otros de trabajo y movimientos casi imperceptibles del tablero geopolítico, fue para acelerar la normalización y aceptación de su naturaleza mestiza. El yo siempre ha estado, y estará ahí. Sólo que ahora su fuerza inédita ha generado una eclosión de expresiones de belleza que muestran la pluralidad de su universo en expansión

Umberto Eco: “Ya no hay criterios para distinguir. Por lo tanto, la belleza y la fealdad se convierten sólo en hechos de clase: la belleza para los ricos y la belleza para los pobres. (…) Hablo del politeísmo de la belleza, de las distintas épocas en las que había diferentes modelos. Hoy todos ellos son válidos, y los medios de comunicación han contribuido a difundir diferentes modelos de mal gusto”.

Frank Wilczek: “La búsqueda y la exploración de la belleza han ayudado a descifrar el mundo y sus avances (…) El ser humano tiene una base genética para reconocer la belleza”.

Antoni Tàpies: “La estética del desorden y del feísmo es una insurrección contra todo lo artificioso. Aunque siempre sospecho cuando las ideas se convierten en moda. Una tendencia positiva y necesaria para equilibrar este mundo tan eficaz”.

Enrique Gil Calvo: “Se rompen moldes para ser singular y el abanico de lo feo ofrece más posibilidades. (…) La belleza es castradora y limitada. Las identidades clásicas ya no venden, no son competitivas”.

Andrés Neuman: “Hay que poetizar las llamadas “fealdades”, no hace falta construir una alternativa estética. Porque si tú criticas la belleza canónica, pero saliendo de ahí lo que hay es el vacío, el silencio, si no hay una bibliografía estética, un marco de referencia en el que apoyarse, es un mero salto al vacío, un viaje sin suelo. Hay que “repoetizarlo” todo, empezando por el cuerpo”.

John Banville: “La misión del artista es hacer que el mundo se ruborice con la belleza”.

 

AMOR, LA FLUIDEZ

Cuando parecía más fácil vivir una relación amorosa, esta se ha complicado y convertido en un bumerán debido a la mercantilización y abaratamiento del amor como un atajo hacia la felicidad y a la sobreoferta de promesas de un Cupido en el campo minado del ciberespacio. Es un ecosistema en constante metamorfosis donde el amor parece más frágil al romperse cinco mitos de un mundo hegemónico heteronormativo que lo conduce a unos cambios imprevisibles en continuo movimiento:

  1. La incorporación de la mujer en la vida profesional y social que la lleva a no ser un sujeto pasivo ni tener que aguantar a nadie;
  2. la lucha feminista por la igualdad que comporta cambios en los roles de género;
  3. el aumento de la soltería, sobre todo en las mujeres, para quienes ya no es obligatorio tener pareja, ni sentir la presión de sentirse realizadas sólo a través de la maternidad;
  4. la naturalización, cada vez más, de la fluidez de los sentimientos entre todo tipo de personas en una modernidad líquida, como la denominó Zygmunt Bauman;
  5. y el reconocimiento y normalización, en aumento, de la diversidad de personas de distinto género o sexo y sus recombinaciones que pueden amar y ser amadas sin la necesidad de tener que esconderse, con el consecuente cambio que supone en las estructuras familiares y sociales, aspectos estos últimos de los más novedosos”.

Gabriel García Márquez: “¿Por qué diablos me preguntan por qué emparento el amor con los demonios? No lo emparento yo: el amor es el más terrible, el más maravilloso de todos los demonios”.

Toni Morrison: “Hoy en día, en nuestra sociedad, observamos el amor más con los lentes del sexo”.

Álvaro Pombo: “La inestabilidad laboral es correlativa a la inestabilidad emocional. La gente no sabe de qué manera vivir ni enfrentarse a ese amor libre de hoy. En parte por la sensación permanente de que nos perdemos algo, lo cual lleva a una vida sentimental de picoteo, aunque, en el fondo, se aspira a lo de siempre, a un amor eterno”.

Peter Watson: “El deseo es el problema central de nuestra vida emocional. Nunca se va. Cada individuo debe llegar a un acuerdo con su propio deseo, aprender acerca de él y respetar los deseos ajenos. (…) Nos precipitamos alrededor del objeto deseado y terminamos siendo unos extraños de nosotros mismos”.

André Aciman: “El amor va más allá del género masculino o femenino, son las personas, los sentimientos. Tener intimidad con alguien es mejor que no tenerla”.

Marta Jiménez Serrano: “Venimos de intentar desmontar una serie de patrones de género y, de repente, cuando nos metemos en una pareja todo eso se vuelve a construir; dentro de la pareja es mucho más difícil dinamitarlo. (…) Todo el mundo se ha vuelto más líquido, los referentes son menos unívocos, la vida es mucho más móvil, los trabajos también, y todo eso hace que las relaciones sean más frágiles”.

Juan Antonio González-Iglesias: “Es una paradoja. Los jóvenes no tienen tanta libertad, ni capacidad de encuentro como parece. Hay que tener en cuenta la multiplicidad de categorías y de etiquetas que es fatigosa. Hay un retorno del amor platónico, incluso más idealizado”.

Tamara Tenenbaum: “Está pasando de todo, la pareja cambió mucho, la soltería cambió”.

Rosa Montero: “Desde la caverna somos iguales. Ahora tenemos menos resistencia al dolor, por fortuna, y a la tensión. Nos sentimos más inermes y los peligros son más globales, cósmicos. Cuanto más compleja es la sociedad más ajena es a la parte animal de achucharse y expresar afecto, eso es desquiciante. Su problema está entre el deseo de amar y no perder la libertad”.

Patricio Pron: “La oferta digital da acceso a un catálogo de deseos conocidos y secretos donde para muchas personas resulta más fácil encontrar a alguien, cuyo deseo coincida con el suyo, al tiempo que ratifica la idea del género como un continuo en el que roles como los tradicionalmente considerados masculino y femenino y la oposición entre homosexualidad y heterosexualidad pueden ser adoptados y, a continuación, abandonados, sin que aspectos esenciales de la identidad de las personas se vean puestos en entredicho”.

Frank Tallis: “Internet tiene consecuencias positivas y negativas en el amor. Estas relaciones se construyen con bases más firmes que la atracción sexual. A pesar de ello, la mayoría de las influencias cibernéticas son negativas. El acceso a la pornografía ha hecho que muchos jóvenes teman al sexo porque sienten que deben comportarse como estrellas porno. Internet también ha creado la cultura del narcisismo”.

Dacia Maraini: “El amor es un hecho histórico, no biológico. El amor es algo cultural. Amamos según la cultura, no según la biología. El ser humano no tiene reglas fijas. No podemos ser pasivos ante los cambios, sino dirigirlos”.

Icíar Bollaín: “Hay que seguir contándolo, hablando de ello (la violencia contra la mujer en la pareja). Por lo menos hemos conseguido que sea inadmisible. Y que ese lenguaje, esos chistes sean inadmisibles, pero no quiere decir que haya desaparecido. Las relaciones de poder continúan”.

Richard Firth-Godbehere: “Estamos en una época en busca del amor y la felicidad y llegamos a esa felicidad tóxica, la felicidad a cualquier precio, que se vende en las redes”.

Yanina Rosenberg: “Hombres y mujeres actuaban a través de roles premeditados, y cada género aceptaba esas imposiciones. Pero el grito de basta de las mujeres dejó a los hombres unos cuantos metros atrás. A las mujeres siempre se les dijo que eran el sexo débil y a los hombres que, desde su rol de macho alfa, debían protegerlas, pero ¿y si los hombres tampoco se sienten cómodos en su molde? ¿Si no quieren el papel de superhéroe protector? ¿No pueden sentirse ellos también desprotegidos?”.

Clara Janés: “Amar es siempre positivo, aunque te ignoren. (…) Yo sí creo que se puede amar a alguien que no hayas podido conocer y no haya reciprocidad, porque todo está en la mente al final”.

Jacobo Bergareche: “No sé si es el amor como vía de escape de la soledad o del vacío de uno mismo. El amor es una cosa que hay que buscar. El fin del amor está emparentado con la muerte. Es algo inexplicable que no tiene vuelta atrás. Por supuesto, como la muerte, deja una orfandad”.

Agustín Fernández Mallo: “El amor es como dejar que alguien te meta en su cabeza y juegue contigo y viceversa, crear entre los dos un juego compartido, que es único y que crea un lenguaje propio”.

Socorro Venegas: “Todos necesitamos del amor para poder vivir. Pero quienes más requieren del amor son los niños para poder crecer”.

Zendaya en el cartel de la serie ‘Euphoria’. donde se ven parte de los derroteros de la belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI entre los jóvenes.

 

SEXO, LA LIBERTAD

El multiverso del sexo está en plena expansión. ¿Qué pasa cuando nos acercamos al deseo más allá de las categorías binarias? Estos cambios son liderados por las generaciones Millennial y Z. Ellos ven normales las relaciones abiertas y el poliamor. (…) En medio de la revisión y el reordenamiento de las relaciones tradicionales, la sociedad afronta un cambio sin precedentes, de manera vertiginosa y con un elemento nuevo, como es el del género, que afecta a todos los sectores de la sociedad y a todas las fases de la vida. Aunque el debate político y público se suele centrar en la «genitalización» o sexualización, lo realmente importante es la armonización del individuo con sus emociones y sentimientos.

Mayra Montero: “Los más jóvenes están experimentándolo todo. Va a venir no un hastío, pero sí una vuelta a una edad de la inocencia porque ya se hace de todo, se prueban todas las prácticas sexuales que no imaginábamos hace unos años”.

Mayra Santos-Febres: “Es necesario acabar con este sentido de las diferencias. Diferente no quiere decir ni mejor ni peor, sino distinto. Aun así, subsiste el problema: ¿qué hacemos con las diferencias? La respuesta es: las suprimimos. Pero en nuestra relación con el otro sexo, con el mismo sexo, con nuestra portera o nuestro patrón, la cuestión aflora de nuevo. ¿Me enamoro de mi igual, de mi semejante o me puedo enamorar de las diferencias?”.

Frank Tallis: “El comportamiento sexual humano no tiene límites. Prácticamente todo puede ser un estímulo sexual. (…) No debemos imponer limitaciones artificiales a la sexualidad humana”.

Darian Leader: “Deberíamos acoger con agrado los esfuerzos para cambiar los efectos del patriarcado en la vida sexual y en la sociedad en general, pero lo que hoy vemos en las relaciones sexuales es una tensión entre el énfasis en la igualdad y el deseo de crear desigualdad”.

“El consumo mundial de pornografía por Internet se dispara en el tramo final de las noches de domingo y se mantiene en niveles elevados durante todo el lunes. Es muy posible que la apelación pornográfica a las imágenes sexuales tenga un fin analgésico,”.

“Es un momento crucial, vemos cómo la identidad sexual y la práctica sexual no siempre encajan tan bien ni coinciden. Muchas personas se reconocen en alguna de las nuevas etiquetas, pero esto no les dice qué hacer con otra persona de carne y hueso, y hay toda una gama de nuevas etiquetas para designar a quienes prefieren evitar los aspectos físicos del contacto sexual”.

José Antonio Marina: “Después de milenios de relaciones asimétricas, la simetría en la pareja está resultando muy difícil. Por eso el machismo no acaba de desaparecer. Durante mucho tiempo se pensó que todos los problemas sexuales procedían de la represión, y que, si esta desapareciera, la sexualidad sería paradisíaca. La experiencia ha mostrado que eso no era verdad. La gente no aspira a una vida de continuas experiencias sexuales y poliamorosas, sino a una convivencia amorosa, que es una cosa diferente”.

Lionel Shriver: “El movimiento Me Too está en peligro de ser antisexual. Es como si no aceptara el deseo. Se olvida de que a las mujeres también nos gusta. Existe la seducción mutua, es como un baile”.

B.B. Easton: “Tenemos que elevarnos por encima de miles de años de supresión para abrazar completamente nuestra sexualidad, porque esos miedos y estigmas aún persisten en muchas de nosotras”.

Giuseppe Caputo: “Esa equis es, entre muchas cosas, el reconocimiento de todas las personas que buscan abrir el lenguaje para que se abra la vida. […]. El debate sobre este lenguaje evidencia que la lengua es racista, clasista y excluyente porque la experiencia humana es racista, clasista y excluyente; que la lengua es un correlato gramatical de un ordenamiento social patriarcal; que la realidad se cambia haciendo política y la política se hace con la lengua; y que el lenguaje incluyente no pretende ser gramática, sino que pretende ser un cambio social y cultural”.

 

LA FELICIDAD, EL TRAMPANTOJO

TODO lo que el ser humano hace tiene como propósito ser feliz, desde buscar un amor hasta la mejora de la democracia, la igualdad y cuidar el planeta, y todo lo que dañe sus objetivos empaña su horizonte de felicidad. De ahí que se busquen atajos de felicidad. Espejismos policéntricos con la irrupción de Internet, impulsados, más tarde, por las redes sociales que nos dejan una sensación creciente de que la felicidad está en otra parte, de que nos estábamos perdiendo algo. La felicidad se reafirmó como una aspiración esquiva e inalcanzable. Una dinámica perversa que ha llevado a que sea, quizá, el concepto que más presión ha recibido en las últimas décadas, hasta hacerla generadora de enfermedades que van del estrés a la ansiedad o la depresión en un mundo sobrestimulado y de validaciones continuas en las redes sociales.

Javier Gomá Lanzón: “El concepto de felicidad se ha sustituido por el de la búsqueda de sentido. En los siglos XVIII y XIX la gente no preguntaba por el sentido de su vida. De pronto el individuo sale del cosmos y descubre dos cosas: que tiene una dignidad infinita y que está abocado a la indignidad de la muerte. Hoy la muerte está muy presente, desde un telediario hasta los videojuegos de los niños, pero como un hecho biológico, no como constatación de la conciencia de nuestra mortalidad, de que tenemos una vida finita”.

Ray Loriga: “La felicidad como obligación parece la causa de los males, una condena. Aunque como anhelo no es mala. (…) Estamos viendo a todo el mundo feliz en las redes sociales. La felicidad se ha casi autoproclamado como una obligación”.

Elena Poniatowska: “Es muy importante que tengamos una buena formación para los niños. La educación es de lo que más falta hace. De ella dependen muchas cosas”.

Jean-Marie Gustave Le Clézio: “La identidad no es sólo el lugar donde nacimos. Somos de la nacionalidad de lo que amamos, de nuestros amantes, de las personas y de las cosas que nos influyeron, y de nuestros vecinos”.

Irene Vallejo: “La escritura nombra, atrapa, perpetúa el fluir huidizo de nuestras sensaciones y hallazgos. Nos ancla en una bahía tranquila rodeada por el caos. […] Por eso cultivar la lectura significa cuidar nuestras sociedades y nuestras democracias”.

Mónica Ojeda: “La música es aquello que despierta el cuerpo vibrátil, un cuerpo tembloroso. Cuando suena la música y el cuerpo baila, de repente, el cuerpo baila no para conseguir otra cosa, no como el medio para un fin, sino únicamente para estar viviendo y estar desplegándose. La música despierta, también, la creatividad del cuerpo”.

Guadalupe Nettel: “La toma de conciencia del feminismo es de lo mejor que ha pasado en los últimos años”.

Socorro Venegas: “Se da por hecho que la madre tiene que estar feliz con su embarazo y su hijo. Está también la necesidad de permanencia, la necesidad de una sociedad de reproducirse y seguir un ciclo natural que no puede verse amenazado. Y, por supuesto, que una mujer se cuestione sobre si quiere o no ser madre representa un peligro para la especie. Por eso nos ha faltado ese espacio honesto de la mirada entre mujeres”.

Nuccio Ordine: “Engañados por la euforia de una conexión permanente, no nos damos cuenta de que estamos viviendo una nueva y terrible forma de soledad. En definitiva, nos creemos libres y felices dentro de una prisión cuyos muros no vemos”.

Emanuele Felice: “Mientras la desigualdad global hiere el sueño humanista en el mundo avanzado, la felicidad vuelve a replegarse para convertirse en un concepto individual, basado en los placeres materiales, en el hedonismo; en los ‘paraísos artificiales’. (…) Para que todo ello se traduzca ahora en felicidad y sea duradero es necesario que la ‘revolución del placer’, por llamarla de algún modo, vaya acompañada de una ‘revolución ética”.

Albert Lladó: “El capitalismo ha tenido la capacidad de utilizar la felicidad como un acto de consumo más y sabemos que el consumo, evidentemente, no lleva a la felicidad. La felicidad es, prácticamente, un proyecto. Además, también es imprescindible dejar espacio a la tristeza, a la rabia, a otros sentimientos. Hay que recuperar una idea de felicidad como proyecto de emancipación y no como proyecto de consumo”.

Margaret Atwood: “No sé hacia dónde va la democracia, pero lo que sí sé es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1 % de la población como ocurre hoy. Se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres”.

Manuel Vilas: “Puede que ahora la gente esté buscando más la alegría que la felicidad, porque la felicidad es un sentimiento vinculado al éxito en la vida. La felicidad es una convención social. En cambio, el sentimiento de la alegría, que es más humilde y nada social, que no está vinculado al éxito, que es un sentimiento biológico y privado, puede ser más deseado en estos momentos de la historia”.

Paco Roca: “Me asustan esas encuestas que indican hasta qué punto la gente está dispuesta a perder libertades para tener cosas básicas. Porque serían capaces de vivir en un gobierno totalitario si este les proporciona esas necesidades. Eso hace que te plantees mucho qué entiende la gente joven sobre qué es la felicidad”.

Margarita García Robayo: “Vives en un lugar violento en muchos sentidos porque, y se crece con esa sensación de que en cualquier momento todo va a reventar. Ves a la gente por la calle que dice: Bueno, nos vamos de fiesta porque, total, mañana no se sabe. Es esa especie de resignación irremediable que buscamos transitar de la forma menos perniciosa posible, y de seamos felices. Es esa cosa de ¡vamos para adelante!”.

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Winston Manrique Sabogal

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