“Las palabras y las conversaciones que tenemos con todas las personas nos moldean y nos ayudan a conformar nuestro pensamiento. Es bueno que seamos conscientes de las deudas que tenemos con todo el mundo”. «Vivimos un politeísmo de la belleza, el amor, el sexo y la felicidad que nos devuelve al origen de todo, al mestizaje y la pluralidad sin prejuicios». Estas palabras de Winston Manrique Sabogal, director de WMagazín, en la presentación de su libro La gran transformación. La belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI (Galaxia Gutenberg), recogen el espíritu de este ensayo. Una obra en la que intenta trazar el arco de la metamorfosis vertiginosa que viven estos cuatro conceptos capitales de todo individuo y de la sociedad, a través de las opiniones y reflexiones de unos 250 escritores, artistas, científicos, filósofos, sociólogos, historiadores o políticos con los que ha hablado a lo largo de sus tres décadas largas como reportero de temas de actualidad y de cultura y literatura en España y Colombia.

La felicidad, dice Manrique Sabogal, es quizás el concepto que recibe más presión porque ella contiene los otros tres deseos para hacerla realidad. Se trata de un ensayo polifónico que escenifica el politeísmo de la belleza, el amor, el sexo y la felicidad en un mundo dual, analógico y digital, “que reclama la pluralidad, la igualdad y la inclusión con la revolución de los cánones tradicionales. Es la vida que creamos entre todos mientras enfrentamos los desafíos en la era de la posverdad, del algoritmo y del cambio climático”, señala la editorial.

Pero, ¿por qué se han acelerado estas transformaciones y cuáles son sus vectores?: “la belleza, el amor, el sexo y la felicidad se liberan definitivamente, con el auspicio de un yo desenfrenado,  de un tiempo vertiginoso y de una música cómplice”.

Así es que en La gran transformación se rescatan esas voces de tiempos y lugares diferentes donde todos esos autores y expertos conversan para describir los cambios de los cuatro deseos capitales, al tiempo que dialogan con los lectores y, a su vez, estos pueden continuar la conversación más allá del libro. Y eso fue la presentación, un primer debate abierto al público como se relata a continuación:

Joan Tarrida (editor Galaxia Gutenberg). La belleza, el amor, el sexo y la felicidad no han sido siempre igual. Este libro se instala dentro de una tendencia muy contemporánea de libros que investigan las costumbres o mentalidades de la humanidad.

Winston no lo hace como historiador, sino como periodista. Da voz a más de doscientos autores, científicos, sociólogos… que ha tenido la suerte de conocer y analiza desde el presente. Un libro muy interesante para pensar y conversar. Lo dice él mismo, que ha escrito el libro para formar parte de la conversación. Y ahí estamos todos y vamos a seguir conversando.

Brenda Navarro (escritora mexicana que acompañó al autor). El concepto de conversar y que sea Winston con todo su background, y su relación con el español entre las dos orillas es importantísimo. Leo el comienzo del apartado Amenazas a la felicidad:

“¿Es usted feliz? Aunque reina la individualidad, todo influye en la felicidad, y las múltiples incertidumbres actuales, como el cambio climático y el deterioro del planeta, hacen mella en el ánimo de las nuevas generaciones. Ya se sabe que la presión que vive la felicidad se remonta a la Ilustración, cuando el concepto cambió y se convirtió en algo posible, de tal manera que ha colonizado lentamente el deseo humano y, en el último medio siglo, ha pasado a ser una obsesión en espiral. Una búsqueda que trae tantas ilusiones como desdichas por situarse siempre en la línea del horizonte, cuyo destino nunca se alcanza. La economía y el desarrollo tecnológico y científico se hallan en el ADN de esta aspiración”.

Winston Manrique Sabogal. Este libro es una forma de dar las gracias a quienes han sido mis jefes directos y a las personas que he entrevistado y han compartido sus ideas. Una manera de reconocer cómo tantas ideas llegan a nosotros y las acogemos y las asimilamos, somos resultado de los pensamientos ajenos. No hay nada puramente auténtico, hacemos una copia de la copia de la copia.

He tomado la estructura de mis reportajes polifónicos, pero aquí a lo bestia. Teniendo esa mirada cósmica de la que habla Clara Janés al detectar estos cuatro conceptos presentes en mis artículos, de una u otra manera. Y cristaliza cuando el Nobel de Física Frank Wilczek me habla de la belleza y me remonto a mi primera época en el periodismo. A partir de ahí entiendo el periodismo como un proceso de investigación no de una sola fuente, sino de muchas fuentes, para darle al lector ese abanico de ideas y reflexiones.

El debate queda abierto

Es una invitación al lector para que reflexione, recuerde y analice los cambios que han tenido en su vida estos deseos y cómo los ve afuera. Cómo entre todos, de manera silenciosa, vamos transformando esos deseos. Sobre todo en este mundo dual, analógico y digital, porque el mundo seguirá cambiando a partir de estos cuatro conceptos inmanentes a cada uno.

Brenda Navarro. ¿Fue complicado reunir todas esas voces e hilar todos esos pensamientos? Está sistemáticamente bien pensado. Es parte de la conversación con muchas personas hablando del deseo para encontrar la belleza y otros deseos.

Winston Manrique Sabogal. Al comienzo eran diez temas de nuestra época los que iba a abordar. Luego me di cuenta que la belleza, el amor, el sexo y la felicidad contenían a todos los demás. Decidí empezar por el más difícil, para mí: la belleza, porque todo lo contiene. Empiezo a repasar y compruebo que esas voces han moldeado mi pensamiento, han dialogado conmigo todo el tiempo.

Joan Tarrida. Hay un tema en el libro que es la música y cómo forma parte de esos cambios o los potencia y refleja. Y dentro de ella una figura que cobra importancia capital: Ramón Andrés. ¿Qué papel juega él en el libro?

Winston Manrique Sabogal. Una vez establezco la línea de estos cuatro deseos constantes en mis artículos viene la pregunta de por qué se ha acelerado su transformación. Empiezo a investigar y me decanto por tres vectores o catalizadores: el Tiempo, el yo y la música popular contemporánea como el pop, el rock, la salsa, la música bailable o el reguetón. De esos tres vectores tenía más dudas sobre la música, así que consulté con Ramón Andrés. Pero dijo que sí. Entonces le expresé mi deseo de entrevistarlo para la introducción del libro. Esa es la parte inédita del libro. Hay un contrapunto porque la música popular es clave, somos sonido, venimos de un estallido, somos energía y luego todo eso vibra en nosotros. Lo confirmó Michael Spitzer.

Brenda Navarro. Justo iba a leer un pasaje de Spitzer:

“Recordó que la música llega, por lo menos, un millón de años antes que el lenguaje: «Antes de poder hablar podíamos bailar y podíamos vocalizar. Lo que la vocalización hace, y esto lo vemos en los monos, es que junta todo el paquete, es como el cuidado social. Los monos se cuidan físicamente, pero con tu voz y su proyección puedes traer consuelo o confort a toda la sociedad. Lo que la música hace es permitir que la sociedad se expanda, es el motor de la expansión social y, por lo tanto, de la cultura, una vez más, mucho antes de la llegada del lenguaje”.

Rosa Montero (escritora y asistente a la presentación). Como escribir es una manera de pensar, al hacer ese trabajo, releerlo todo, recolocarlo todo, ¿qué has aprendido, que has descubierto?

Winston Manrique Sabogal. Lo primero, cómo nos van conformando las voces, no solo la de las personas con las que he hablado, sino las que hay a nuestro alrededor y conforman el pensamiento. No era muy consciente de eso, creo que lo sabía a medias. Veo de dónde vienen muchas cosas en las que creo. Ese fue uno de mis argumentos para el libro. Una de mis formas de agradecer por un lado a mis jefes directos y luego a las personas con quienes he hablado. Y lograr hilar sus pensamientos y ponerlos a conversar a todos. Eso fue un hallazgo para mí. Ese reencuentro con algo que sabía, pero de lo que no era muy consciente.

Rosa Montero. Fuiste consciente de estar inmerso en una conversación, que la cultura es una conversación. Es gracioso porque, a veces, se nos ocurre una idea y resulta que es que la hemos oído antes.

Winston Manrique Sabogal. Es una copia, de la copia con nuestro sello. Eso me fascinó.

Joan Tarrida. Ahí el problema, Rosa, viene cuando le dices a alguien una opinión y es de la persona con quien estás hablando. Y caes en la cuenta de que, ostias, si me lo dijo él.

Winston Manrique Sabogal. Otro asunto es el tema de la felicidad. Hablando con Héctor Abad, que está aquí, su enfoque de la felicidad es muy bonito. Viene a decir que la felicidad, para él, es que no haya desdichas y que la felicidad es el bienestar de sus seres queridos, va a otro estadio. Pero dicho en boca de ustedes es otra cosa porque compactan y condenan el pensamiento. Yo lo digo atolondradamente, pero me reconozco en las ideas de la gente con la que he hablado.

Rosa Montero. Esa idea de la felicidad es una idea a la que se llega con la edad. Llega un momento en que la felicidad es no tener sufrimiento. La falta de sufrimiento tuya y de los tuyos es la felicidad.

Winston Manrique Sabogal. Isabel Muñoz, por ejemplo, dice que el amor y la felicidad sin el otro no existen. No somos conscientes de eso todo el tiempo. Por eso creo que es bueno que seamos conscientes de las deudas que tenemos con todo el mundo.

José Andrés Rojo (periodista y escritor). Hablas de que a estos cuatro conceptos les has dado voz a través de docenas de voces desde hace tres décadas. Me gustaría saber en ese proceso dónde se han producido más transformaciones desgarradoras. Si en la vivencia del sexo, en la del amor o en la de la felicidad. O si ha habido más bien continuidad. ¿Qué has descubierto que ha sido más fuerte para nosotros?

Winston Manrique Sabogal. Lo digo en el libro: estamos volviendo al origen de todo, con este momento de mestizaje, de pluralidad. Fuera prejuicios, fuera muchas cosas. Que podríamos ser más felices y no lo somos, porque, al final, todo es cultura, aprendizaje y nos han condicionado en muchos aspectos. Empezando por la felicidad que, quizás, es el concepto que recibe más presión porque en ella se contienen los otros deseos o depende de los otros deseos: amor, sexo y belleza.

En una entrevista que le hago a Juan Antonio González Iglesias, que da clases a jóvenes en la Universidad de Salamanca, le pregunto cómo ve él a las generaciones Z y Alpha y a las que vienen detrás. Y me dice que, por ejemplo, la fluidez, la viven de manera natural, pero que ven con cierto hartazgo que los estemos encorsetando, etiquetando. No saben de qué parte de la balda ponerse. Y que, al final, no es una cuestión ni de sexo, ni de felicidad, ni de belleza sino del amor. Ya lo sabemos, pero que lo digan ellos es importante. Al final, no dejamos de ser el niño que quiere el amor de sus padres o de la niña o niño que le gusta. Por otro lado, muchas personas no están con la persona con la que, realmente, hubieran querido vivir. Nosotros mismos nos metemos zancadillas. Ahora con el mundo dual se está complicando todo porque, a pesar de esa sobre oferta, lo que los jóvenes quieren es el romanticismo. Mayra Montero dice que lo estamos probando todo, pero que el péndulo nos llevará a una especie de edad de la inocencia.

Se han dinamitado los cánones de todo. Estamos en una polifonía y en un politeísmo de la belleza, el amor, el sexo y la felicidad.

Rosa Montero. El poliamor y todo eso ya lo vivimos en los años setenta, pasó y tuvo su coste. Y lo que dices de que no estamos con la persona que queremos estar, cuidadín, cuidadín, porque forma parte de la idealización de que hay alguien maravilloso y perfecto esperándonos en otro lado. ¿Y sabes que? No es verdad. Cuidadín con vivir con esa insatisfacción y darle pábulo, porque te destroza la vida.

Winston Manrique Sabogal. Hay una parte del libro en que conecto con Victoria Finlay que escribió un libro sobre la historia del color, donde va a sus orígenes. Ya sabemos que el mundo no tiene color, sino que es un efecto entre la luz y el ojo, etcétera. Y le dijo a ella que el amor pareciera que es como el color: no existe, simplemente lo vamos ajustando. Es parte de la insatisfacción que mencionas, Rosa. Pero ahora con lo digital y las aplicaciones te pueden decir que a tres metros hay lo que quieras para un amigo, una relación, una noche, lo que quieras. Esas aplicaciones están trastocando todo. Por esa ilusión y esa farsa de la que hablas. No se sabe qué va a pasar realmente.

Marbel Sandoval Ordóñez (periodista y escritora). Citas a Álvaro Pombo con una frase donde dice que la precariedad erosiona al amor. ¿Cómo crees que este libro será recibido en Colombia o Perú o México donde las realidades son otras? Y que se vive desde otro lado.

Winston Manrique Sabogal. Lo percibo de la misma manera como cuando escribo un artículo. No diferencio entre los lectores de España, Bolivia o China. Aspiro, como todo periodista o escritor, a que me entiendan en todos lados, aunque hable de mi calle en Neiva. Esos temas son comunes a todo el mundo y cada uno tenemos nuestra opiniones y experiencias. Yo no juzgo, describo. El valor del libro son las 250 personas que interviene y conversan en el libro. Creo que puede ayudar a reflexionar en el apartado de la felicidad, porque en ese capítulo están el cambio climático, la violencia y el cómo nosotros mismos nos estamos estropeando todo. Puede mostrar lo mal que lo hacemos, somos nuestros propios enemigos. Por qué no cambiamos si es tan fácil.

Paulo Cosins (editor y promotor de lectura). Cuando uno va leyendo va considerando las ideas expuestas y está de acuerdo con unos postulados y con otros no. ¿Entre los autores citados hay más denominadores comunes o divergencias?

Winston Manrique Sabogal. Hay denominadores comunes.

Para que no quedaran solo reflexiones de los autores y con el fin de acercar el libro más a los lectores y que se implicaran, cuento dos episodios muy personales imbricados en la narrativa, que son: Cuándo vi o creí ver, por primera vez en mi vida, la belleza, el amor, el sexo y la felicidad, buscando que el lector evoque su propia vivencia. Y, segundo, cuándo creí reconocer cada uno de estos deseos en una obra de arte; una canción, una película, un libro, una pintura… Intento hacer partícipe al lector de esos deseos; de que lo que dice Wilzcek es verdad: que la belleza está con nosotros todo el tiempo, aunque no seamos conscientes de ello y la vayamos modificando todo el tiempo.

Brenda Navarro. Cierro diciendo que lo que vamos a ver, literalmente, en este libro es la forma en que Winston ha estado conversando con nosotras de una forma en la que nos hace sentir esperanza de que sí estamos conversando. Porque nos dicen que no lo hacemos, que estamos siendo dogmáticos totalmente en posiciones en blanco y negro. Pero aquí Winston nos demuestra que es mentira, como él dice: hay un momento de voces halando y hay vasos comunicantes que has logrado poner en el libro y eso te lo agradecemos como lectoras, como escritoras y personas habitando este mundo que nos dicen que es tan difícil y, a la vez, tan bello.

•  La gran transformación. La belleza, el amor, el sexo y la felicidad en el siglo XXI. Winston Manrique Sabogal (Galaxia Gutenberg).

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