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Ana de Armas, como Marilyn Monroe, en ‘Blonde’, de Andrew Dominik, basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates. /WMagazín

La vida de Marilyn Monroe en ‘Blonde’, escrita por Joyce Carol Oates y llevada al cine por Andrew Dominik

Una de las películas más esperadas de 2022 es esta adaptación de uno de los grandes iconos del cine y la cultura pop, protagonizada por Ana de Armas. Analizamos la novela, su origen, este mito cinematográfico y reproducimos algunos de sus mejores pasajes, con apoyo de Endesa

“¡Te quiero! Ahora mi vida es perfecta”. Norma Jeane Baker acababa de cumplir 16 años cuando le dijo esto a James Dougerty, su vecino de 21 años, con quien se acaba de casar. Fue su forma de escapar del orfanato, otra vez; de no sentirse sola, otra vez; de dar la espalda al abandono, otra vez… Su madre, Gladys, está internada por esquizofrenia y la joven no sabe quién es su padre… En la foto de boda Norma Jeane sonríe, ama, no está sola, se siente protegida, y no sospecha que ese atajo hacia la felicidad la llevará a convertirse en una de las mujeres más deseadas del mundo, en un icono pop, en un mito sexual, en un modelo de belleza, en una estrella del cine con un nombre que ni había soñado y eclipsaría su verdadero yo: Marilyn Monroe. Y con ello una tristeza y búsqueda de amor y protección que nunca abandonarían su corazón. Pero ese verano de su boda la vida le promete otra cosa:

“¡Mirad sus caras!

La de la novia, pálida y luminosa como el nácar excepto en las mejillas delicadamente maquillada con colorete. Sus ojos parecían llamas danzarinas. Su perfecta cara de muñeca enmarcada por el cabello rubio oscuro, brillante como aprisionados rayos de sol, peinado en parte en tirabuzones y en parte en trenzas hechas por la propia madre de la novia y entrelazado con lirios del valle sobre los cuales flotaba el velo nupcial, ligero y vaporoso como un soplo de aire. En la pequeña iglesia se respiraba la dulce y nostálgica inocencia de los lirios del valle, ese aroma que recordaré durante el resto de mi vida, el aroma de la felicidad hecha realidad. Y el miedo a que mi corazón parara y Dios me acogiera en su seno”.

Lo cuenta Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938) en su extraordinaria novela Blonde, donde recrea la vida de Marilyn Monroe entre hechos reales y ficticios y trasciende lo físico para retratar el alma de esa mujer en su orfandad múltiple. No es una biografía. La escritora no solo quería contar esa vida desde la ficción, sino que a través de esa mujer que nunca dejó de ser Norma Jeane, la niña desamparada, ultrajada y que solo quería ser amada, buscó trazar una radiografía del espejismo, el esplendor y la decadencia del famoso sueño americano, de los estragos de un sistema cultural, político y social en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial donde primaba dejar atrás la oscuridad que había intentado imponer el nazismo.

Portada de ‘Blonde’, de Joyce Carol Oates, y Ana de Amas, como Marilyn Monroe. /WMagazín

La idea del libro le surgió a Joyce Carol Oates cuando en los años noventa vio una fotografía de Norma Jean Baker un año después de la boda, con 17 años. «No tenía ni idea de lo que le esperaba«, ha dicho la escritora estadounidense desde 2000, cuando publicó la novela; y lo ha vuelto a recordar estas semanas por el estreno de su adaptación cinematográfica, en el Festival de Cine de Venecia, la primera semana de septiembre. Blonde, se titula, también, está película escrita y dirigida por Andrew Dominik y protagonizada por la actriz cubana-española Ana de Armas (Netflix).

La película del año

Tras la exhibición de la película en Venecia, con muchas crítica a favor, y alguna en contra, Luis Martínez, del diario español El Mundo, se rinde a esta adaptación:

«Marilyn es en Blonde la representación (ésta es la idea) de casi todo lo que somos, de las humillaciones padecidas, de los anhelos indescifrables, de los deseos legítimos y de los ilegítimos (además de muchos de ellos ilegales), de la miseria, de la gloria, de la transcendencia y del caos. Marilyn es Blonde, Ana de Armas es Blonde y Blonde, dígase ya, es la película del año.

La película es vocacionalmente lo contrario a un ‘biopic‘, lo opuesto a la devoción rendida a lo que la pantalla consume y nos consume. La cámara se detiene en todo momento sobre el rostro, el cuerpo y mucho más adentro de la protagonista Ana de Armas y allí, sin complejos, se queda a vivir. La propuesta, extrema hasta lo revelador e impúdico, no busca tanto contar nada como acercarse a la intimidad no de nadie ni de nada sino del propio deseo. Marilyn como encarnación desnuda de todas las aspiraciones, miedos, mentiras y extravíos de su tiempo y de cualquier tiempo. Marilyn como un nombre vacío a la vez extraño e profundamente íntimo. La pregunta de ¿quién fue en verdad Marilyn Monroe? se transforma en ‘Blonde‘ y ante la mirada del espectador en un cuestionamiento radical y hasta carnal de sí mismo: ¿qué vemos en ella que tan crudamente nos define?». (Puedes leer la crítica completa de Luis Martínez en este enlace).

El origen de la novela

La foto que inspira a Oates es una imagen suspendida en el Tiempo, el Antes de… La ilusión previa al desastre al que se avanza pensando que se va hacia la felicidad, hacia lo buscado. El camino elegido por una mujer tímida, insegura, perfeccionista y deseosa de que la quieran y reconozcan como buena actriz.

La película toma unos momentos cruciales y simbólicos que iluminan la vida de la actriz y, precisamente, dejan ver su orfandad y fragilidad, los flashes que enceguecen aquí sirven para mostrar el corazón de Norma Jeane. La novela no elude los momentos de abusos sexuales a la actriz, sus relaciones polémicas y escandalosas, ni sus descensos a los infiernos por ella misma o empujada por otros. Escenas polémicas en el momento de publicación del libro que llegaron a acusar a Oates de sensacionalista. La escritora argumentó que eran claves para entender la vida de Monroe y cómo se construyó su leyenda. Una obra polémica en algunos aspectos, pero con una literatura admirable.

La novela tiene más de novecientas páginas en las que Joyce Carol Oates recurre a diferentes géneros literarios, pasajes del diario de la actriz, cartas, poemas de ella (porque, aunque no fue buena estudiante, le gustó la escritura y la lectura) y referencias de otros poetas, narradores y filósofos que contribuyeran a crear un mosaico vívido de Marilyn Monroe.

Esa conversación de la vida real de la actriz con otros escritos y la imaginación de la escritora dan como resultado una narración ágil, tierna, conmovedora, profunda y crítica.

El día que Norma Jeane Baker se casó por primera vez creyó alcanzar la eternidad con 16 años recién cumplidos. Eligió al hijo de un embalsamador del pueblo. Al principio Bucky tenía muchas dudas.  Pero pudo más su ilusión, como lo cuenta Oates:

«Ya les había contado a los muchachos de Lockheed que la había visto por primera vez en el escenario de un cine. Ella había ganado un premio y ay, tíos, ay, ella misma era un premio mientras subía hacia las candilejas y el público aplaudía, enloquecido».

Eran los años de la Segunda Guerra Mundial. La vida era una espiral. Tres semanas después de que los presentaran Bucky le dio el anillo de pedida. Ella, «acto seguido hizo la cosa más extraña que una chica hubiera hecho jamás, tanto en las películas como en la vida real: cogió las grandes y ajadas manos de él entre las suyas, pequeñas y suaves, y sin importarle que olieran al líquido de embalsamar se las llevó a la cara e inspiró, como si aquel hedor fuera un bálsamo para ella o le recordara un aroma entrañable, con los ojos cerrados, expresión soñadora y una voz que era apenas un murmullo:

-¡Te quiero! Ahora mi vida es perfecta.

Gracias, Dios. Gracias, oh, Dios. Prometo que nunca volveré a dudar de ti mientras viva. Nunca desearé castigarme por sentirme no deseada ni querida».

La creación del mito

Marilyn Monroe en ‘Niagara’ (1953).

La primera decisión clave que dará el brillo característico a la nueva vida de aquella jovencita ocurre en 1945 cuando, ya modelo de fotos como chica Pin up se alisa el cabello y se lo tiñe de rubio platino.

La segunda decisión es el cambio de nombre. Nació en el verano de 1946, tras firmar su primer contrato en Hollywood. Marilyn se le ocurrió a Ben Lyon, ejecutivo de la 20th Century-Fox, inspirado en la actriz Marilyn Miller; y Monroe a ella, a Norma Jean, para recuperar-homenajear el apellido de soltera de su madre.

Su primera película de estudio fue Ladies of The Chorus, de 1948. Tras unos años de altibajos, 1953 se convierte en el primer año de su gloria con el estreno de tres películas: Niagara, Los caballeros las prefieren rubias y Cómo casarse con un millonario. Lo demás es historia, éxitos profesionales, amores y tres divorcios, romances, escándalos, hasta su muerte, por exceso de barbitúricos, el 4 de agosto de 1962.

Mejor volver a la novela de Joyce Carol Oates. A aquel 19 de junio de 1942, hace ochenta años, cuando Norma Jeane creyó encontrar su felicidad. No sabía que era “la chica más guapa que cualquiera hubiera visto fuera de una película”.

Momentos de felicidad

Montgomery Clift, Marilyn Monroe y Clark Gable en ‘Vidas rebeldes’.

Más que hablar de las penurias y desdichas y glorias y destellos que vivió Marilyn Monroe destacamos dos momentos de felicidad del libro reunidos magistralmente en un solo pasaje por Oates: su última actuación, en Vidas rebeldes, y su recuerdo de una de sus idas al cine de niña:

«¡Los amantes se besan! Roslyn y Gay Langland el vaquero.

-No. Quisiera repetir.

Los amantes volvían a besarse

-No. Quisiera repetir.

Eran amantes recientes. Clark Gable, que era Gay Langland, que no era joven, y Marilyn Monroe, que era Roslyn, que era una divorciada que había dejado atrás la lozanía de la primera juventud.

Hace muchísimo, en el cine a oscuras. Yo era una niña y te adoraba. ¡Príncipe encantado! Le bastaba con cerrar los ojos y ya estaba en aquel cine de hacía muchísimo, al que iba a salir de clase, y compraba una sola entrada, y Gladys le había advertido: ‘¡No te sientes al lado de ningún hombre! ¡No hables con ningún hombre!’, y ella levantaba los ojos hacia la pantalla, llena de emoción, y veía al Príncipe encantado, que no era otro que aquel hombre que la besaba ahora y al que ella besaba con avidez, sin acordarse de las escoceduras de la boca: aquel hombre moreno y atractivo, de bigote recortado, sesentón ya, con arrugas en la cara, el pelo cayéndosele y en los ojos una inconfundible expresión de caducidad. Una vez pensé que eras mi padre. ¡Ay, dime que eres mi padre!

Esta película que es su vida».

El adiós de Norma Jeane y Marilyn Monroe

Fotograma de ‘Blonde’, con Ana de Armas como Marilyn Monroe. /WMagazín

Blonde se cierra formando un círculo, juntando dos ideas e imágenes del comienzo en las que están presentes la muerte, la realidad y el sueño… y la imagen del padre no conocido que Marilyn Monroe siempre buscó de manera extraviada. Cuando la policía llegó a la casa de la actriz, en Los Ángeles, encontraron un cuaderno con palabras distribuidas, dice Oates, como «poesía con una caligrafía insegura e infantil:

«Tan alto llegó el pájaro en su vuelo,
que ya no pudo decir ‘este es el cielo’.

Si el ciego puede ver,
¿qué no podré yo hacer?

Para mi hijo.

Contigo,
el mundo vuelve a nacer.
Antes de ti…
nada existía.

¡Un hijo! Eso sonaba peligroso para alguien.

Los japoneses tienen un nombre para mí.
Me llaman Monchan.
Me llaman ‘preciosa niñita’.
Cuando mi alma voló de mi cuerpo.

¡Japoneses! No le sorprendió.

¡Socorro! ¡Socorro!
Socorro, siento que la Vida se acerca

(…) La mujer estaba desnuda, cubierta con una sábana blanca, como si ya estuviese en la camilla del forense. La sábana se adhería a su cuerpo febril, marcando el vientre, las caderas y los pechos de una manera a la vez excitante y repugnante. (…) El enmarañado cabello platino, semejante al de una muñeca y fantasmagóricamente pálido, era casi invisible sobre la almohada. Su piel también era fantasmagóricamente pálida. (…)

Manten la concentración, Norma Jeane no te distraigas, el círculo de luz es tuyo, tú te encierras en ese círculo lo llevas contigo adondequiera que vayas Norma Jean estaba en la escalera y Gladys salía a su encuentro, risueña y de buen humor. Tenía los labios pintados de rojo y una fragancia floral. Así que Gladys era más joven. Lo que fuese a suceder aún no había sucedido. Gladys y Norma Jeane riendo como colegialas traviesas. ¡Tan alegres! ¡Tan emocionadas! Arriba, en el apartamento, había una sorpresa para Norma Jeane. Su corazón latía como un colibrí aprisionado en una mano y desesperado por escapar. Arriba, carteles de cine en las paredes de la cocina, Charlie Chaplin en Candilejas, mirándola fijamente. Hermosos y enternecedores ojos oscuros mirando a Norma Jeane. Pero la sorpresa de Gladys estaba en el dormitorio, así que Gladys tiró de la mano de Norma Jeane y la levantó en brazos para que viera el enmarcado retrato de un hombre apuesto que en ese momento parecía sonreírle a ella.

-¿Ves, Norma Jeane? Ese hombre es tu padre».

  • Blonde. Joyce Carol Oates. Traducción de María Eugenia Ciocchini (Alfaguara).
  • Película: Blonde. Director: Andrew Dominik. Protagonista: Ana de Armas. Actores secundarios: Adrien Brody, Bobby Cannavale, Xavier Samuel, Julianne Nicholson, Lily Fischer. Guion: Andrew Dominick. Director de Fotografía: Chayse Irvin. Edición: Adam Robinson. Música: Nick Cave, Warren Ellis.
Fotograma de ‘Blonde’, con Ana de Armas como Marilyn Monroe, basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates. /WMagazín

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Maribel Lienhard

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