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Detalle de la portada de ‘La conquista de Tinder’, de Jimina Sabadú (Turner). /WMagazín

Las caras del amor en el siglo XXI, según escritores españoles y latinoamericanos

Del amor-desamor al amor del futuro, pasando por el amor inesperado o entre amigos, pocas veces coinciden en las librerías buenos libros alrededor del tema amoroso. WMagazín, con apoyo de Endesa, se acerca a estas obras con un pasaje clave y su reseña

El amor es uno de los temas capitales de la literatura, pero no siempre ha estado en el centro, o, dicho de otra manera, no siempre hay tantas buenas novelas que aborden el tema amoroso que coincidan en un mismo tiempo, y menos escritas por autores españoles y latinoamericanos.

Aprovechamos el Día de san Valentín, con apoyo de Endesa, para crear una especie de atlas del amor según algunas de esas obras en español. Estas son las múltiples caras de este sentimiento que une a todas las personas:

El amor-desamor

Los días perfectos. Jacobo Bergareche (Libros del Asteroide)

“Ese quedémonos el recuerdo con el que me invitas a consolarme es lo que se me ha ido volviendo un problema, porque para quedármelo necesito conservarlo en alguna parte: ya se sabe que los recuerdos que no se apoyan en imágenes, ni palabras, ni objetos se deshacen poco a poco en la memoria, pierden la nitidez, sus contornos se diluyen, sus colores se entremezclan y al final solo queda una mancha borrosa de luz contra esa oscuridad que termina por engullirlo todo.

Quedémonos el recuerdo, me dices, y con esta manía que tengo de identificar las últimas veces, me doy cuenta de que esa frase sea probablemente la última acción que conjugaremos en el plural de la primera persona, nuestra última aparición conjunta en primera persona del plural de un tiempo presente”.

Esta frase de Los días perfectos es un buen asomo a lo que el lector encontrará en el debut novelístico de Jacobo Bergareche. Es una obra epistolar en una doble estructura de cartas sobre hechos reales y ficcionados que recorre los laberintos del sentimiento amoroso con ecos de Platón y de Faulkner. La novela aborda dos temas emparejados: el amor y las cartas de amor. La novela en soliloquios despierta en el lector preguntas eternas sobre el amor y sobre sus propias experiencias. ¿Es el amor el tema sobre el que más hablan las personas consigo mismas? ¿Quién no querría recibir una carta de amor? ¿Quién no querría recibir una carta de amor que explique el posible deterioro de ese amor para tratar de entender lo que ha pasado y si esto se corresponde con lo que cada uno piensa?

Los días perfectos rastrea ese ideal a través de la línea de tiempo del amor, de los latidos febriles ante el deslumbramiento de alguien, a los latidos silenciosos del tedio con ese alguien.

El amor acabado

Poesía masculina. Luna Miguel (La Bella Varsovia)

luna ha besado a ernesto

dice que no siente nada por él
que en todo caso lo siente hacia su boca
dice que su boca se parece a un río
en el que nunca se atrevería a nadar
pero al que tocaría con los dedos de los pies
para comprobar la temperatura del agua
a ella le gusta saber el lugar exacto de las cosas
experimenta con sus manos
quiere tocarlo todo porque es tocándolo
como por fin entiende
de qué está hecho el mundo
dice que los labios de ernesto están hechos
de una suave brisa dice que sus ojos la miraron
con paciencia aquella noche en madrid…

«Poesía masculina no nos cuenta nada nuevo -una separación- pero lo hace desde un punto de vista completamente novedoso: el de su pareja. El distanciamiento produce, paradójicamente, una cercanía radical y la sensación de estar asistiendo a una forma nueva de contar el amor y el desamor», escribió Javier Rodríguez Marcos sobre este poemario en WMagazín. Esta narradora, dramaturga, ensayista, columnista y poeta aquí da voz a un hombre que mira su vida hecha de sentimientos y a sus sueños hechos realidad hoy resquebrajada. Dentro del amor y fuera del amor, acercándose y alejándose de ese temblor cuando fue, cuando empezó a deja de ser y cuando ya no es, pero temblor. La editorial presenta el poemario con preguntas como: «¿Cómo mirar la propia intimidad con los ojos del otro? ¿Cómo pensar en un nosotros que se ha hecho múltiple a través de lecturas y de amantes? ¿Cómo ser felices, generosos, tras la separación?».

El amor del futuro

La conquista de Tinder. Jimina Sabadú (Turner)

«Que está gordo es una evidencia, pero yo le encuentro atractivo y, del mismo modo, conozco chicas que le encuentran atractivo y alguna muy especialmente desde el punto de vista sexual. Pero, aunque esto se pueda intuir siquiera por su descripción, mi amigo tiene la misma desventaja que todas las personas que están ahí con las mismas características: no das like pensando en una relación. Es más, das like con miedo a que de ahí surja una relación y por eso la liga de los Caballeros Extraordinarios lleva las de perder. Cuando damos un like (que es un acto casi reflejo) nos retrotraemos a un estadio bastante barbárico en el que reaccionamos al físico casi siempre. Yo misma le he dado like a un sinfín de gilipollas, pero no ha sido hasta que no se han mostrado como mierda humana que les he desechado deshaciendo el match».

Este es solo un asomo suave a la cruda realidad que se vive la aplicación de Tinder, una de tantas, especializada en búsquedas de ligues-sexo-amor explorada y compartida por Jimina Sabadú. La escritora, guionista y realizadora traza una radiografía en la que deja al descubierto los mecanismos del mercadeo del amor, el deseo y el sexo a través de internet. Y a marchas aceleradas por los cambios de hábitos de ocio y búsquedas de relaciones que ha traído la pandemia covid-19. Sabadú nos pone frente al espejo de esta nueva realidad que ha normalizado aquello de «conocí, ligué, follé o me enamoré en Tinder, Grindr, Meetic, Match.com, Badoo, Badoo…».

El amor en el siglo XXI

El fin del amor. Amar y follar en el siglo XXI. Tamara Tenenbaum (Seix Barral).

«Cuando desde el feminismo hablamos de la necesidad de deconstruir el «amor romántico» y la «familia tradicional», a veces parece que pensáramos que son parte de lo mismo, pero la historia de estas dos instituciones es más compleja: investigarla me hizo entender un poco más no solamente mi propio camino personal, sino también por qué a las mujeres del siglo XXI nos cuesta mucho más sacarnos de encima al primero que a la segunda. Eso que hoy consideramos amor de pareja o amor romántico (la idea de que una pareja debe estar fundada solamente en la atracción mutua ylibre de dos personas que son, la una para la otra,  las más importantes del mundo, o casi, digamos, exceptuando a los hijos) es una institución jovencísima comparada con su institución madre, abuela o tatarabuela: el matrimonio. Por supuesto que estas dos formaciones sociales están íntimamente relacionadas y que no podría haber aparecido una sin la otra; sin embargo, eso que hoy nos parece el rasgo definitorio de la pareja, el amor entre dos personas, fue durante siglos una especie de complemento simpático en el matrimonio, algo que no formaba parte central de su definición».

¿El amor romántico se acaba, o se acabó? ¿Por qué ese anehelo? ¿Qué aporta en realidad? Tamara Tenembaum analiza la metamorfosis de este sentimiento y de cómo ha condicionado la propia percepción de la vida, cuyo concepto se ha dinamitado. Lo individual prevalece sobre lo colectivo, sobre la pareja, pero lo individual sin el otro no logra la vivencia del amor soñado. La escritora argentina analiza este sentimiento, su búsqueda, sus confusiones (el deseo y el placer juegan un papel crucial) y enmascaramientos a través de las nuevas fuerzas del individuo que llevan a la famosa frase, sentimental y racional, ‘Ni contigo, ni sin ti’. Una puesta al día que genera un gran dilema, ansiedad.

El amor entre amigos

Love song. de Carlos Zanón (Salamandra).

«Deseó que nadie se hubiera dado cuenta, pero Jim ya la estaba mirando cuando los ojos de ella se clavaron en los de él. Los ojos de Eileen eran de esos que no piden permiso para mirar. El ocasional bajista, Jim, se acercó a ella como un soldado en una vieja película que simulara la Gran Guerra: trincheras, humo, cables, pedales y trozos de cinta aislante. Jim, después de tantos años, estaba inmunizado ante esa mirada, pero casi todo lo que Jim sabía de cualquier cosa lo había escuchado en alguna canción y, a veces, eso resultaba confuso en su cabeza. Desdémona o Medusa, esos ojos ya no podían convertirle en piedra, pero debía reconocer que seguían dificultándole los primeros instantes de cualquier acercamiento. Eileen, consciente de ello, no podía ordenar nada a sus ojos, pero podía bajar la cabeza y retirar los ojos, como si se tratara de un animal bebiendo agua. En el aire, acoples y distorsión. A la distancia de una bayoneta la cara de Jim, su marido, aún intentaba, sin mucha fortuna, no mostrar preocupación».

No podía tener otro título esta novela, Love song. Carlos Zanón retrata una relación de tres, de tres amigos, dos hombres y una mujer, una pareja entre ellos, pero que por los lazos quu pueden sentir los unos ante los otros parece una relación de tres. Ay, la atracción inesperada, insospechada o secreta por el amigo/a o la duda de si el amigo/a está interesado en la pareja propia o la sospecha de que hay algo más fuerte entre mi amado-/a y su-nuestro amigo/a.

Jim, Eileen y Cowboy se lanzan con su banda a tocar por la Costa Brava (España) solo versiones de 1985. Algunas letras de las canciones, esas u otras, que hablan de amores y despechos se hacen realidad o algunos quieren hacerlas realidad. Lazos invisibles de controlar, como el mismo amor.

El amor inesperado

Dicen los síntomas. Bárbara Blasco (Tusquets).

«Y cuando se va mamá, y el extraño y yo nos quedamos a solas, la habitación cambia, ya no es el cubículo aséptico donde se atienden rutinariamente los desastres del cuerpo, copia de una copia de una copia a lo largo del pasillo, planta tras planta, sino que se convierte en nuestro hogar provisional. De noche, la música dispara sobre el corazón del día, y lo agujerea de espacios secretos, de túneles de luces amarillas. Los días se han vuelto falsas noches y las noches falsos días».

Incluso en medio del dolor, la rabía, la angustia, la proximidad de la muerte o el miedo el amor no descansa, se abre paso. Lo recuerda muy bien Bárbara Blasco en Dicen los síntomas, donde habla de la enfermedad, las relaciones paternofiliales, los amores y deseos de los padres, la precariedad laboral y la búsqueda del amor que llega cuando menos se le espera. La protagonista cuida al padre muy enfermo en una clínica y allí… En una entrevista en WMagazín, la escritora española dijo: «Creo que sobre todo las mujeres hemos avanzado mucho en la idea de una vida plena independiente, no supeditada a otra persona. Como sociedad, Hemos superado ese mandato demencial de mantener en pie sí o sí un matrimonio cuyas raíces están podridas. Pero el amor sigue siendo un producto de primerísima necesidad, seguimos necesitándolo, en cualquiera de sus formas. A mí me resulta un poco ridículo ese empeño actual en el desapego, me entristece la realidad que presenta La teoría sueca del amor”.

El amor puzle

El amante alemán. Julián Martínez Gómez (Dos Bigotes).

¿Destino? ¿Azar? ¿Casualidad? Estos conceptos tan unidos al sentimiento amorosos y que subyacen en esta novela un tanto experimental cuya estructura le encaja al tema. El amor como rompecabezas, sin tiempo y con él, sin espacio y con él. Se trata de un amor coral que sucede entre La Habana y Berlín con estación en Madrid, o en Madrid con idas y vueltas a La Habana y Berlín. A tener en cuenta es el año 2014 cuando Julio regresa a Cuba luego de estar fuera de su país cinco año en cuyo vuelo conoce a Sebastián. Comienzo, renacimiento ¿y fin? de sus historias que muestran la fuerza del afecto, la fragilidad, la búsqueda, individual y colectiva. Un libro en el que se cuela el poeta que es su autor, Julián Martínez Gómez.

El amor sin edad

Los besos. Manuel Vilas (Planeta).

«Los pobres enamorados no tienen tiempo para pensar en odiar a nadie. No tienen tiempo para revelarse, para tener principios políticos, para hacer una revolución socialista o comunista o liberal o lo que sea. No por pobres, sino por estar enamorados. Los enamorados no tienen tiempo para dedicárselo al mundo. Yo quiero ser uno de ellos, aunque sea solo por voluntad de estar enamorado. Decirles a los revolucionarios de hoy, incluso a los de mañana, ‘Vuestra revolución es maravillosa, pero me viene mal acompañaros, no tengo tiempo’. Es que no me quedan ni cinco minutos libres. ¿Por qué? Me preguntará el líder. Por que estoy enamorado».

Este fue el pasaje elegido por Manuel Vilas para leer en vídeo en WMagazín antes de que su novela llegara a las librerías el otoño pasado. Los besos es muchas cosas: una de ellas es el recordatorio de que el amor siempre es adolescente, y aquí en dos personas mayores de 40 años, y ello trae aparejada la reivindicación del amor y del deseo en los mayores como una parte vital del existir. Por otro lado, Vilas quiso proponer una revolución en tiempos de la pandemia covid-19: en días en que se prohibieron los abrazos, los besos, las expresiones físicas de cariño él se sentó a escribir sobre todo lo contrario que es, al final y al principio, lo que todos buscan: amor. El chispazo lo tuvo cuando al comienzo del primer confinamiento en España, primavera de 2020, vio la película Casablanca y escuchó a Humphrey Bogart decir a Ingrid Bergman “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”.

El amor y sus enemigos

Los posesivos. Jenn Díaz (Destino).

«Oliver:

Llevo días dándole vueltas a nuestra última conversación, cuando me llevé todas mis cosas metidas en cajas. Aún las tengo por aquí repartidas, casi no me caben en el piso y me tropiezo con ellas cada vez que me muevo. No te contaré nada más, porque después te quejas de que te doy demasiada información y de que la información que te doy te sobra, y no solo te sobra, sino que te duele. También te diré que ya no sé qué te duele y qué no, últimamente es muy difícil hablar contigo sin ofenderte, pero supongo que es normal.

Lo que me dijiste, quizá ya ni te acuerdas porque lo dijiste sin pensar, pero yo sí que me acuerdo. Dijiste que ahora que me iba de casa por fin podrías pintar. Lo dijiste como si yo fuera la culpable de tu fracaso como artista, un fracaso que asumiste como propio hace al menos diez años. Déjame decirte que si no pintaste durante los años de nuestro matrimonio fue quizá porque para ti la pintura, tu pintura, nunca ha sido importante. A ver si es verdad, a ver si ahora que nos hemos divorciado pintas y te haces famoso y te reconocen el talento y descubrimos que sí, que yo era la culpable. Me gustará mucho ver todo lo que pintas, ahora que por fin te has deshecho de mí».

Los posesivos lo cambian todo, sí. Y Jenn Díaz vuelve con esta historia profunda y sencilla sobre cómo se va apagando la luz del amor, cómo lo que un día fue motivo de enamoramiento adquiere otro cariz, cómo la cotidianidad puede minar la belleza. En esta novela epistolar, Díaz habla del tejido del cual están hechos los hilos de lo esperado, lo realizado en los afectos, en la familia, en la feminidad.

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Santiago Vargas

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