Las editoriales pequeñas piden más atención, en España, para los escritores latinoamericanos nuevos y emergentes
Una veintena de sellos, organizadores del II Encuentro LAT de Editoriales Independientes Españolas por la Literatura Latinoamericana, consideran que tanto las librerías como los medios de comunicación podrían apostar y dar más visibilidad a voces de América Latina que están renovando la literatura. Reportaje de WMagazín, con apoyo de Endesa
…Cristina Grisolía, Eudris Planche, Laury Leite, Santiago Elordi, María José Ferrada, Carlos Manuel Álvarez, Yanko González, Joaquín Areta, Marbel Sandoval Ordóñez, Alicia Finieux…
¿Los escritores latinoamericanos emergentes y nuevos tienen en España la acogida que merecen? ¿Por qué no terminan de llegar al gran público? La mayoría de editoriales españolas que publican autores en español editan a algún latinoamericano: mientras las pequeñas e independientes apuestan y son el vivero de escritores, las grandes suelen ir a lo seguro con nombres por los que ya antes había apostado un sello pequeño, la ley del mercado; a la vez, muchas librerías, por esa misma ley que las obliga a vender libros, no suelen exhibir bien a escritores poco conocidos o emergentes; al tiempo que los medios de comunicación prefieren ir a lo fijo, arriesgan y descubren poco. Así, todas las miradas recaen en los lectores. Aunque todo el ecosistema del libro habla de la buena e innovadora literatura latinoamericana contemporánea, pero que no vende mucho, y todos sueñan con un nuevo boom, pero quieren llegar no a mesa puesta, sino a mesa servida.
Esas son algunas de las conclusiones del II Encuentro LAT de Editoriales Independientes Españolas por la Literatura Latinoamericana, celebrado en Casa de América de Madrid, del 16 al 18 de octubre de 2023. Piden más atención para las voces que renuevan y enriquecen el territorio literario desde América Latina, más allá del boom y la generación de entre los siglos XX y XXI que hizo volver la mirada sobre América Latina y colocar sus nombres en el mercado internacional. LAT fue organizado por una treintena de editoriales pequeñas e independientes que funcionan como oteadoras y vivero de la literatura creada en esos 19 países de habla hispana en América.
España sigue, y seguirá, siendo, por un buen tiempo, la puerta espejo de la literatura en español, que todos quieren cruzar para publicar y ser leídos y que luego su libro repercuta en su continente, e incluso en sus propios países, muchas veces. La fuerza de la edición y del mercado español es tal que solo España representa más de la mitad de las ventas del sector en nuestra lengua. Un solo país vende lo que venden l9. No en vano, es la quinta industria editorial del mundo con más títulos anuales, un promedio de 90.000, detrás de Reino Unido (200.000), Federación Rusa (115.000), Francia (107.000) e Italia (100.000), según el informe de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
Así es que las dinámicas para sobresalir no son tan fáciles, por varios motivos: compiten con el amplio catálogo de autores españoles y el 30% de las traducciones, la distribución, las librerías, el conservadurismo de los lectores y la poca divulgación que dan los medios de comunicación a esos nuevos nombres nada o poco conocidos o emergentes.
WMagazín consultó a varios de los editores presentes en este II LAT. A los fundadores de esas editoriales pequeñas que creen y apuestan por la literatura latinoamericana y que, muchas veces, hacen la labor a las grandes de descubrir voces. Algunos de ellos creen que estos autores noveles y emergentes no terminan de llegar y otros consideran que la presencia es notable. Reflexionaron a partir de le pregunta provocadora ¿por qué no cuajan los nuevos autores latinoamericanos en España?
Falta edición y promoción
…Lorena Salazar Masso, Miluska Benavides, Clyo Mendoza, Juan Esteban Constaín, Ave Barrera, Yanina Rosenberg, Gonzalo Eltesch, Cristina Pineda i Torra, Álvaro Bisama, Javier Vásconez, María José Ramírez…
El panorama, editorial y sociológico, lo resume Pedro Pablo Guerrero, editor de Ediciones Lastarria y De Mora y organizador del II Encuentro LAT:
“Los autores latinoamericanos sí cuajan cuando llegan a los lectores en España. No cuajan cuando no llegan. Y no llegan cuando las editoriales los publican sin hacer suficiente promoción ni incluirlos en sus planes de medios. No llegan cuando los libreros no son informados por las distribuidoras de que esos autores se publican. No llegan cuando la prensa los ignora y sigue apostando solamente por los mismos de siempre, por los que ya son célebres y generan likes sin hacer mayor esfuerzo. No llegan cuando los críticos se quejan en sus reseñas de que no entienden alguna palabra del texto y ni siquiera se toman la molestia de consultar, en línea, el Diccionario de la Lengua Española o el Diccionario de Americanismos”.
Es entonces cuando mira hacia su propio continente, que empieza con lo referido a los textos:
“Y en esto los latinoamericanos debemos entonar, también, un mea culpa: nos reímos de los españolismos crudos cuando llegan a nuestros países en las novelas y cuentos de autores peninsulares, sin hacer el esfuerzo de averiguar el significado de sus vocablos y giros. ¿Por qué tendrían un escritor o su editorial que ‘traducir’ o adaptar los textos literarios a la norma lingüística del otro lado del Atlántico, en un sentido u otro? La riqueza del español reside en su diversidad, no necesita normalizarse hacia un idioma ‘neutro’, que sacrifica parte de su valor literario. Todos estos motivos redundan, finalmente, en que sigamos quejándonos de que los autores latinoamericanos no cuajan en España y de que los españoles no cuajan en América Latina. Pero no nos preguntamos por qué solo siguen cuajando los best sellers. ¿Por qué allá no se les ha dado la oportunidad que merecen a Pilar Adón, Isaac Rosa o Rafael Chirbes? ¿O, del lado de acá, a Carolina Brown, Andrés Montero y Sergio Missana? Disculpen por hablar de autores de la casa, pero son los casos que mejor conozco. Los españoles que los han leído por primera vez se preguntan cómo no habían llegado antes”.
Los problemas a los que se enfrentan los escritores latinoamericanos en España, explica Manuel Turégano, editor de Contrabando, “dependen mucho del vehículo editorial que encuentran para circular por nuestro país. Pero también de las resistencias del lector mayoritario en España, muy apegado al costumbrismo y a una literatura convencional y de escaso riesgo. El lenguaje, que no el idioma, es a veces una barrera: la riqueza y variedad del español de América no es del gusto de todos. Como tampoco lo son las corrientes innovadoras que constantemente sacuden la literatura latinoamericana. Esto condena a muchos escritores a tener que vagar por la marginalidad. Y las pequeñas editoriales tenemos muy pocos recursos para darles más visibilidad. Pero ello no de óbice para que los sigamos publicando y allanando su andadura por España. Muchas pequeñas editoriales publican verdaderas joyas de la literatura latinoamericana actual”.
Buena acogida
…Jazmina Barrera, Martín Felipe Castagnet, Juan Manuel Robles, Yolanda Arroyo, Elaine Vilar Madruga, Claudia Ulloa, Laura Ortiz, Diego Zúñiga, Alan Mills, Sergio Missana, José del Carmen, Gonzalo Baz, Carlos Labbé, Tatiana Goransky, Andrés Felipe Solano, Lolita Copacabana…
Phil Camino, editora de La Huerta Grande, es optimista respecto a la pregunta sobre por qué no terminan de cuajar los nuevos autores latinoamericanos en España: “Yo no tengo esa sensación. Creo que, al margen del efecto del boom, o de los grandes nombres, la literatura escrita por autores latinoamericanos lleva unos años empapando nuestro panorama literario. Jamás habíamos convivido tan cerca los hispanohablantes tanto geográficamente como espiritualmente, y lo celebro. Y así como el boom tuvo un nombre porque fue algo excepcional en la época, ahora no hacen falta nombres porque algo más fuerte ha operado: la lengua española, con todas sus particularidades y riquezas, se ha instalado en nuestra realidad. Estuve en un congreso en San Millán de la Cogolla, en donde varios editores independientes hemos presentado nuestras editoriales, fondo y novedades. Se han oído nombres como: Nona Fernández, Samanta Schweblin, Lina Meruane, David Toscana, Juan Rivera, Mario Jaramillo, Lucrecia Zappi… todos latinoamericanos que viven aquí o allá. Pero que ya están entre nosotros”.
De opinión similar es Cristina Pineda, editora de Tres Hermanas. Considera que “en España tienen muy buena acogida los autores y autoras latinoamericanas, que además encuentran a menudo un espacio propio en la prensa seria y una buena distribución en los países de habla hispana. Es cierto que, si escucho a algunos lectores, se sienten intimidados al no entender los giros propios de la lengua y abandonan la tarea de intentar comprender lo que están leyendo, pero, en general, los autores latinoamericanos gozan de un gran prestigio en nuestro país”.
Del boom a la generación siglo XXI
…Yolanda Villaluenga, Santiago Ambao, Eunice Báez, Paula Varsavsky, Alejandra Gómez Macchia, Aniela Rodríguez, María Ospina Pizano, Mariana Dimópulus, Lena Yau, Daniel Guebel, Eduardo Plaza Ávila, Vanessa Londoño…
Esa presencia la latinoamericana empezó con el llamado boom de los años sesenta del siglo XX, encabezado por Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera Infante, Jorge Edwards y José Donoso. Aunque antes ya estaban nombres tan potentes como Jorge Luis Borges, José Lezama Lima, Jorge Isaacs, Alejo Carpentier, Rómulo Gallegos, Miguel Ángel Asturias, José María Arguedas, Nicolás Guillén, Pablo Neruda, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Arturo Uslar Pietri, Dulce María Loynaz, Rosario Castellanos, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato, Octavio Paz, Augusto Monterroso, Adolfo Bioy Casares… Entre todos crearon una luz tan fuerte que eclipsó a muchos autores de la siguiente generación.
Solo tres décadas después, hasta los años de entre los siglos XX y XXI, renació el interés de las editoriales por lo nuevo que se escribía en América Latina tan atenta a las innovaciones, riesgos y exploraciones literarias. Se reconfirmaron, se dieron más a conocer o empezaron a sobresalir autores como los argentinos Silvina Ocampo, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Rodolfo Walsh, Juan José Saer, Juan Gelman, Ricardo Piglia, César Aira, Hebe Uhart, Mempo Giardinelli, Néstor García Canclini y Edgardo Cozarinsky; los chilenos Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Isabel Allende, Pedro Lemebel, Óscar Hahn, Diamela Eltit y Marcela Serrano; los colombianos Álvaro Mutis, Fernando Vallejo, María Mercedes Carranza, William Ospina, Piedad Bonnett, Darío Jaramillo, Héctor Abad Faciolince y Santiago Gamboa; los mexicanos Fernando del Paso, Juan José Arreola, Jorge Ibargüengoitia, Sergio Pitol, Elena Garro, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Margo Glantz, Ángeles Mastretta, Gonzalo Celorio, Alberto Ruy Sánchez, Cristina Rivera Garza y Mario Bellatín; las uruguayas Ida Vitale, Eduardo Galeano, Circe Maia, Cristina Peri Rossi, Carmen Posadas y Mario Levrero, los cubanos Reynaldo Arenas, Leonardo Padura, Raúl Rivero, Pedro Juan Gutiérrez y Abilio Estévez, el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa; los venezolanos Eugenio Montejo y Rafael Cadenas; las nicaragüenses Claribel Alegría, Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez; los peruanos Julio Ramón Ribeyro, Blanca Varela, Alfredo Bryce Echenique y José Watanabe; el salvadoreño Horacio Castellanos Moya, la puertorriqueña Mayra Santos-Febres..
Los años 1998 y 1999 son clave. Tres de los principales premios literarios distinguieron a autores latinoamericanos. En el 98 reapareció el Alfaguara de Novela, y por partida doble, con el nicaragüense Sergio Ramírez por Margarita, está linda la mar, y el cubano Eliseo Alberto por Caracol Beach; y el Herralde de Novela recayó en el chileno Roberto Bolaño por Los detectives salvajes. En el 99, Seix Barral recuperó, 27 años después, su premio Biblioteca Breve distinguiendo al mexicano Jorge Volpi con En busca de Klingsor. Nombres que han marcado la literatura latinoamericana del siglo XXI.
Una tarea de apuesta que han continuado, sobre todo, las editoriales Alfaguara y Anagrama premiando a escritores de diferentes generaciones, como los mexicanos Elena Poniatowska, Juan Villoro, Xavier Velasco, Daniel Sada, Guadalupe Nettel, Guillermo Arriaga, Juan Pablo Villalobos y Álvaro Enrigue; los colombianos Laura Restrepo, Antonio Úngar, Juan Gabriel Vásquez, Jorge Franco y Pilar Quintana; los argentinos Alan Pauls, Martín Caparrós, Andrés Neuman, Martín Kohan, Patricio Pron, Eduardo Sacheri y Mariana Enriquez; los peruanos Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo y Gustavo Rodríguez, los chilenos Hernán Rivera Letelier, Carla Guelfenbein y Cristian Alarcón, el venezolano Alberto Barrera Tyszka…
A estos premios, que han dado una gran visibilidad panhispánica a la literatura del continente, se sumaron en 2007 y 2010, con la búsqueda y difusión de nuevas voces, el Hay Festival, con el proyecto Bogotá 39, y la revista Granta con su versión hispana de su clásica selección de los mejores autores menores de 35 años. Ya van dos listas, son cada diez años, que han ratificado a varios autores ya conocidos y, sobre todo, han arrojado luz sobre muchos otros, algunos de los cuales han logrado destacar a nivel panhispánico.
A ello hay que añadir las principales ferias del libro latinoamericanas, que empezaron a promover más a autores jóvenes y a los menos conocidos, tanto de sus países como a invitar a los del resto del continente. Una tarea en la que fue pionera la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), a la que siguieron la Feria Internacional del Libro de Bogotá y la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y ya en la segunda década del XXI el nuevo Festival Centroamérica cuenta.
A esa visibilidad también contribuyen colecciones de libros como Mapa de las Lenguas, de Penguin Random House, que cada año edita en España y América Latina a una doce de autores en nuestra lengua, unos diez latinoamericanos, para impulsar su presencia entre los diferentes países.
Diversidad cultural y riesgo
…Claudia Hernández, Rodrigo Hasbún, J. J. Junieles, Arelis Uribe, Ricardo Silva Romero, Luis Lezama Bárcenas, Jorge Comensal, Pía Barros, Fátima Villalta, Mónica Bustos, Alejandro Vázquez Ortiz, Miguel Antonio Guevara, Isis Aquino, Alessandra Monterrey, Abril Castillo…
El reconocimiento del prestigio de los latinoamericanos en su propio continente, en España y a nivel internacional está bien establecido. A pesar de todo esto, Juan Pablo Roa, editor de Animal Sospechoso, cree que falta dar más presencia a los nuevos autores de América latina en España:
“Desde un punto de vista matemático, el fenómeno sigue teniendo tintes netamente colonialistas: Si durante 48 años un país (España) ha ganado 24 veces el premio Cervantes, y durante ese mismo periodo de 48 años 21 países lo han ganado 24 veces, la relación es que, en el mismo periodo de 48 años, un país ha ganado la misma cantidad de premios (24) que los veintiún países juntos… Por eso mismo creo que afirmar, desde la retórica de una pregunta, eso de que los autores latinoamericanos no terminan de cuajar en España revela una afirmación que desde su retórica da por definitivos unos datos macro demasiado amplios como para hablar de singularidades”.
Juan Pablo Roa, dejando “al monstruo de Brasil fuera de la ecuación”, relaciona todo con el “modelo hipercapitalista que es todo lo contrario a la biosfera cultural, no digamos ya de la biodiversidad en términos de cultura. Hoy en día los monopolios pretenden dirigir la cultura, como un monolito, pero la diversidad cultural está fuera de las mesas de las multinacionales; de lo contrario no se podría entender el modelo de las editoriales independientes y la pululación de los autores del mundo en lengua española en dichos sellos. Sin hablar de los migrantes de lengua española, repartidos principalmente entre Estados Unidos y Europa, 21 literaturas no caben en el juego del monopolio mediático más que parcialmente. Bien se sabe que el hipercapitalismo es una realidad tangible y extrema de capitalismo, caracterizada por la concentración máxima posible de riqueza y poder en manos de unas pocas empresas o individuos, con lo que el término cultura queda en entredicho por principio”.
A pesar de esto, Juan Pablo Roa considera que en poesía el fenómeno es diferente y la penetración de poetas en el sistema poético es más capilar, “precisamente por moverse en un ámbito minoritario. Nicanor Parra, Juan Gelman, Raúl Zurita, Fina García Marruz, José Emilio Pacheco, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Claribel Alegría, Blanca Varela, Ida Vitale, Rafael Cadenas me parecen más bien autores latinoamericanos que sí han cuajado… Datos relevantes: entre 1973 y 2023, el premio Cervantes ha sido concedido a 25 autores españoles y a 24 de países latinoamericanos; por su parte, el Reina Sofía, desde el año 2000, a nueve españoles, tres portugueses y once latinoamericanos. En mi opinión, España no ha entendido, en términos culturales, lo que significan 21 países que se desarrollan en una misma lengua”.
Nueva biblioteca de autores latinoamericanos
En los últimos quince años han consolidado su nombre o saltado al panorama panhispánico y más allá unos cuantos autores, especialmente mujeres. Muchos de ellos debutaron en editoriales pequeñas e independientes de sus países y/o de España, y un buen número está ahora en sellos medianos y grandes, y han empezado a recibir premios y honores literarios. Entre esos nombres figuran Claudia Piñeiro, Pablo Montoya, Rafael Gumucio, Yuri Herrera, Valeria Luiselli, Brenda Navarro, Pablo Simonetti, Alia Trabucco, Antonio Ortuño, Fernanda Melchor, Eduardo Lalo, Mónica Ojeda, Eduardo Ruiz Sosa, Juan Carlos Chirinos, Leonardo Valencia, Ariana Harwicz, Alejandra Costamagna, Rodrigo Blanco Calderón, Selva Almada, Daniel Alarcón, Karina Sainz Borgo, Evelio Rosero, Andrea Jeftanovic, Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Luis Jorge Boone, Juan Carlos Méndez Guédez, Katia Adaui, Daniel Ferreira, Ronaldo Menéndez, Fernanda García Lao, Sara Jaramillo Klinkert, Juan Cárdenas, Iván Thays, Liliana Colanzi, Brenda Lozano, Margarita García Robayo, Carlos Velázquez, Leila Guerriero, Carlos Fonseca, Giuseppe Caputo, Fernanda Trías, Emiliano Monge, Paulina Flores, Laura Baeza, María Gaínza, Camila Fabbri, Carolina Sanín, Alejandro Zambra, Carlos Yushimito, Gabriela Wiener, Federico Falco, María José Navia, Pedro Mairal, Eduardo Halfon, Sergio Gutiérrez Negrón, Daniela Tarazona, Benjamín Labatut, Pola Oloixarac, Gabriela Cabezón, Daniel Saldaña París, Giovanna Rivero, Liliana Blum, Mario Mendoza, Camila Sosa Villada, Socorro Venegas, Felipe Restrepo Pombo, Gabriela Jáuregui, Betina González, Élmer Mendoza, Luciana Sousa, Rafael Dumett, Bernardo Esquinca, Tamara Tenenbaum, Karla Suárez, Melba Escobar, Israel Centeno, Luis Felipe Fabre, Renato Cisneros, Ednodio Quintero, Daniel Krauze, Reynaldo Sietecase, Wendy Guerra, Eduardo Berti, Laia Jufresa, Enrique del Risco, Rita Indiana, Tomás González…
Otros escritores que merecen tener más lectores, y que conforman un gran grupo de nombres de diferentes generaciones y estilos, varios de los cuales ya empiezan a tener resonancia, son Consuelo Triviño, Andrea Ortiz de Zevallos, Ariel Magnus, Juan Pablo Roncone, María Elena Morán, Michelle Roche Rodríguez, María Sonia Cristoff, Nicolás Poblete, Ana Navajas, Juan Rivera Arroyo, Luis Noriega, Octavio Escobar, María José Caro, Daniela Sánchez Russo, Óscar Contardo, Gloria Susana Esquivel, Alejandro Espinosa Fuentes, Pablo Silva, Luis Guzmán, Gabriel Mamani Magne, Antonio García Ángel, Carlos Enrique Freyre…
EDITORIALES PARTICIPANTES en LAT
En este enlace puedes ver el perfil de cada editorial:
-Animal Sospechoso
-BajAmar
-Barbarie
-Barrett
-Cámara Hispano Chilena
-Comba
-Contrabando
-Cuatro lunas
-Egales
-Huerga &Fierro
-La Huerta Grande
-La Maleta
-Lastarria & De Mora
-Lecturas de Arraigo
-Libero
-Negra Ediciones
-Olé Libros
-Polibea
-Pre-Textos
-Sin Fin
-Tres Hermanas
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