La industria del libro en español se mueve esta semana entre los apocalípticos e integrados de la inteligencia artificial y los entusiastas de la edición impresa que descubren tecnologías gráficas y visuales que enriquecen los libros en papel y que representa el 95% del negocio editorial. Es lo que viven más de siete mil profesionales del sector de sesenta países presentes en la edición 42 de Liber, la Feria Internacional del Libro, de 2024, en la Fira de Barcelona, del 1 al 3 de octubre, que tiene al lado Graphispag, la feria líder en España de la industria gráfica y la comunicación visual.

Casi 400 expositores están presentes en Liber que espera realizar unos 3.500 encuentros de negocio, se calcula que un tercio de las exportaciones anuales de la industria editorial española se generan en esta Feria. La coincidencia de Graphispag permite conocer la última tecnología gráfica, tintas, papeles y otros soportes de impresión, encuadernación y acabados para crear libros y publicaciones que destaquen, al igual que las ventajas de las tiradas cortas, la impresión bajo demanda, las posibilidades de la personalización o la ecoedición.

Una paradoja en un mundo rodeado de avances tecnológicos ligados al mundo digital y virtual, porque el libro impreso gana prestigio entre las nuevas generaciones que se creían más propensas a libros electrónicos, audiolibros y otros soportes digitales.

Liber ha abordado en diferentes conferencias y mesas de debate preguntas, dudas y entusiasmos sobre la inteligencia artificial como herramienta de consulta de los escritores o del sector más relacionado con el negocio, como elemento que puede eliminar puestos de trabajo o como coautora o autora de obras que podrían desplazar al escritor.

“Llamamos Inteligencia Artificial a algo a lo que deberíamos llamar bases de datos generativas, porque la inteligencia es un rasgo humano. Pero la Inteligencia Artificial no podrá igualar nunca a la creatividad del hombre”, afirmó Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). No obstante, reconoció: “Somos conscientes de los retos que se nos presentan y, como ya ocurrió en el pasado, estamos preparados para abordarlos, también en otras cuestiones como la sostenibilidad o la accesibilidad”.

Fernández recordó que a lo largo de la historia la industria editorial ha sabido adaptarse a los múltiples cambios tecnológicos que se han producido, y ahora no será la excepción: “Sabrá convivir con la inteligencia artificial e incluso reforzarse con su uso, siempre que esta se regule adecuadamente”, especialmente en lo referido a la propiedad intelectual.

La industria editorial se ha consolidado y se mantiene en “una senda de crecimiento constante en los últimos años por encima del 5 % anual, un incremento que es transversal, en cuanto que es común a todos los subsegmentos del libro, con una creciente aportación del libro infantil y juvenil”.

Parte de esta buena salud editorial en España se debe a la presencia en el mercado internacional, pues las cifras de exportación suponen más de 300 millones de euros anuales, además de tener más de 200 casas editoriales fuera del país que facturan entre 1.200 y 1.500 millones de euros. “Si a lo largo del tiempo hemos sabido aprovechar la ventaja de contar con un idioma compartido en Iberoamérica, también lo estamos haciendo con el interés por nuestras diferentes lenguas y por nuestros autores en nuevos mercados”, explicó Daniel Fernández.

La edición y la venta de libros en España siguen en ascenso a nivel del mercado interno y de exportaciones. La facturación nacional aumentó un 5,1% en 2023, hasta alcanzar los 2.856,95 millones de euros. En la última década el porcentaje acumulado es del 30,1%. El número de títulos registrados en el ISBN llegó a los 85.077 títulos (59.528 en papel, un 4,2 % más, y 25.549 en formato digital, un 1,6 % menos que en 2022); aunque la tirada media se redujo un 0,7 %, hasta los 3.586 ejemplares por título.

Las exportaciones de libros españoles aumentan, aunque las estadísticas muestren una reducción del 6,5 %, hasta los 376,70 millones de euros, debido a una caída de las exportaciones del sector gráfico (46,10 % menos). Pero el saldo de la balanza comercial siguió siendo positivo con 270,95 millones de euros, señala la FGEE.

Daniel Fernández pidió a las autoridades y responsables políticos «más cercanía, apoyo, complicidad y comprensión. Los editores somos actores principales del mundo del libro y, por tanto, promotores, garantes y protagonistas imprescindibles a la hora de hacer valer y asegurar el derecho a la lectura de todos y todas. Trabajemos juntos en el fomento de la lectura y en la promoción del libro en las lenguas española y de sus autores; con el convencimiento compartido de que el libro es una de las herramientas esenciales e imprescindibles en la defensa, la promoción y la transmisión de la cultura”.

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