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Detalle del cartel de la película ‘Carros de fuego’. /WMagazín

Los Juegos Olímpicos en la literatura, la pintura, la escultura, el cine y la música

Desde la escultura del Discóbolo hasta películas como 'Carros de fuego' las citas olímpicas o sus referencias en las artes no abundan pero las que hay son destacadas. Con motivo de la cita en Tokio recordamos algunas obras

El mundo vuelve a vibrar, a emocionarse y a asombrarse ante las competiciones de unos juegos olímpicos. Esta vez desde Tokio en la edición 32 de los Olímpicos de la era moderna, aunque este 2021 no haya público en los escenarios. La concentración y competición de los deportistas no será impulsada por el rumor y el rugido del público en las gradas. La épica y la gloria buscadas se rodea de silencio. Pero están allí y su búsqueda de gloria se verá y escuchará en lso deiferentes medios.

Todo lo contrario a la algarabía que debieron vivir los Juegos desde su nacimiento en el año 776 antes de Cristo en Olimpia. Luego fueron prohibidos por el emperador romano Teodosio en el año 393 de nuestra era cuando Grecia perdió su independencia.

Cartel de los Primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas en 1896. /Imagen de Wikipedia

Más de mil quinientos años después los Olímpicos resurgieron gracias al barón francés Pierre de Coubertin que quiso convertirlos en símbolo de paz y realizar el sueño de que la sede permanente fuera Grecia. En 1896 se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas con 241 atletas masculinos, no hubo mujeres, de 14 países que competían en nueve deportes. Nació la bandera blanca con los cinco aros de colores entrelazados que representan los cinco continentes. Luego los Juegos empezaron a realizarse cada cuatro años en diferentes ciudades del mundo, salvo 1916 a causa de la Primera Guerra Mundial y 1940 y 1944 debido a la Segunda Guerra Mundial.

Carlo Pellegrini con su pintura ‘Winter Sports’, obtuvo Medalla de oro a la pintura en 1912.

Al comienzo no todo era deporte. Las artes entraron a competir en paralelo entre 1912 y 1948 en las categorías de Arquitectura, Literatura, Música, Pintura y Escultura. Se premiaban obras inspiradas en los deportes. En los Olímpicos de Estocolmo en 1912 solo participaron 35 creadores, pero poco a poco crecieron hasta llegar a las más de mil obras en Ámsterdan 1928.

Para recuperar el espíritu de esa tradición, WMagazín crea un fotorrelato con algunas expresiones artísticas que reflejan o recrean los Juegos Olímpicos:

Logo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Del Discóbolo a 'Carros de fuego'

ARTE

Reproducción en mármol del Discóbolo titulada ‘Lancelotti’, descubierta en 1781 y exhibida en el Museo Nazionale Romano. /Foto de Wikipedia

La imagen que suele acompañar a los Juegos Olímpicos es la escultura griega del Discóbolo hecha por Mirón de Eléuteras hacia el año 450 antes de Cristo. La pieza muestra a un atleta desnudo inclinado hacia adelante con su brazo derecho hacia atrás mientras su mano sostiene un disco justo antes de lanzarlo. La obra original en bronce no se conserva, a cambio están sus reproducciones en mármol talladas en el periodo romano. La primera que se descubrió data de 1781. Su título es Lancelotti y se exhibe en el Museo Nazionale Romano.

La muerte de Jacinto, de Giambattista Tiepolo, en el Museo Thyssen Bornemisza, de Madrid.

 

En la mitología griega hay una historia relacionada con un disco similar al del Discóbolo. La recoge Ovidio en La metamorfosis, libro X, que recreó Giambattista Tiepolo en La muerte de Jacinto (1752-1753) exhibida en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid. La historia de este episodio, según el museo, cuenta que “Jacinto murió víctima de su propia torpeza al lanzar, con ímpetu, su disco durante una partida, hiriéndose mortalmente en la cabeza. Otra versión de los acontecimientos cuenta que fue el disco lanzado por Apolo el que mató al muchacho al rebotar en el suelo o contra una roca”. En tiempos más recientes, Salvador Dalí hizo su propia versión surrealista con El atleta cósmico.

 

CINE

El cine ha reflejado pocas historias donde unos Juegos Olímpicos sean el escenario principal. Lo que sí hay son algunas películas sobre deportistas en general y competiciones diferentes a estos juegos. Una de las películas más significativas sobre los Olímpicos es Carros de fuego, dirigida por Hugh Hudson en 1981 con una banda sonora inolvidable creada por Vangelis. Este filme británico obtuvo cuatro premiso Oscar, incluyendo Mejor Película, Guion Original y Banda Sonora Original.

Carros de fuego se centra en los Juegos de París en 1924. Narra la historia de dos atletas: Eric Liddell, un cristiano escocés que corre por Dios, y Harold Abrahams, un judío inglés que corre para superar los prejuicios.

Otra película derivada de los Juegos Olímpicos pero en su cara opuesta de todos los valores que propugna es Múnich, de 2005. Dirigida por Steven Spielberg, la película recrea las consecuencias del asesinato en los Juegos de Múnich de 1972 de once miembros del equipo olímpico de Israel. Spielberg muestra cómo a un comando del Mossad dirigido por un agente israelí le ordenan asesinar a once palestinos, varios de ellos miembros de la organización terrorista Septiembre Negro que asesinó al equipo olímpico israelí.

 

LIBROS

Los sueños, las hazañas, la épica y las emociones individuales y colectivas tienden a generar un sentimiento de orgullo y reconciliación en quienes ven los Juegos Olímpicos en directo por televisión o escucharlos en la radio. Pero más allá de lo que la gente ve, cada atleta tiene una historia y su búsqueda de triunfo está llena de curiosidades, anécdotas y episodios extraordinarios. Sueño, felicidad y tristeza conviven esos días para la gran mayoría de atletas.

En Olímpicos. Historias asombrosas y divertidas anécdotas sobre medallistas olímpicos, Ramón Márquez rescata de los Juegos Olímpicos desde 1896 sus historias de épica y leyenda envueltas en lo extraordinario. Como prueba un ejemplo: En París en 1924 la selección de fútbol de Uruguay participaba por primera vez en unos juegos, y con ella una selección suramericana. A sus entrenamientos fueron a verlos, o a espiarlos, personal de Yugoslavia, que sería su primer rival. El informe fue que los yugoslavos sintieron pena por los futbolistas uruguayos y dijeron que no sabían jugar. Pocos días después las dos selecciones se enfrentaron y Uruguay empezó allí su leyenda futbolística al ganar 7-0.

En Historias insólitas de los juegos olímpicos Luciano Wernicke, periodista deportivo argentino, rescata algunos de los episodios vividos entre los Juego de Atenas en 1996 y los de Río de Janeiro en 2016. El libro es una biografía colectiva de lo que sucede, sobre todo en la trastienda de las competiciones donde queda reflejado el ser humano más auténtico en su deseo de gloria y fragilidad. Aspirantes a dioses que sufren lesiones, se emborrachan, golpean a los rivales, se enamoran y desenamoran, los persiguen la política o el dinero… o  viven episodios insólitos como un campeón de tiro al blanco que perdió su mano diestra en la guerra y educó su zurda para ganar la medalla de oro; un agotado maratonista que debió correr velozmente en sentido contrario y desviarse más de un kilómetro al ser perseguido por un perro feroz; un fondista portugués que fue atropellado por un automóvil y, diez días más tarde, ganó la maratón de Los Ángeles, con récord incluido; un regatista que abandonó su carrera para rescatar a dos rivales que se ahogaban; una gemela que se hizo pasar por su hermana…

En cuanto a vidas de deportistas destaca el libro Jesse. Una autobiografía espiritual, de Jesse Owens. En 1936 Adolf Hitler quiso aprovechas los juegos de Berlín para tratar de mostrar su teoría de que la raza aria era superior. Pero no contó con que un atleta negro llamado Jesse Owens desmotraría que tal cosa no existe: ganó cuatro medallas de oro. Y se convirtió en leyenda. Esta autobiografía recorre su vida llena de esfuerzo y lucha contra muchas cosas y tiene un momento de gloria en esos juegos de Berlín.

No todo son luces y la ambición de gloria hace cometer errores a los deportistas. Medio siglo después de Berlín, en 1988, ocurrió un suceso que ensombreció los Olímpicos de Seúl: el triunfo de Ben Johnson sobre Carl Lewis en los cien metros gracias al dopaje. Eso se supo después. Richard Moore cuenta el antes, durante y después de este episodio en La carrera más sucia de la historia, apoyado en una gran investigación y testimonios de los protagonistas de esa carrera. Un hecho que dejó huella en los Juegos y marcaría nuevas pautas.

 

MÚSICA

Vangelis compuso la banda sonora de la película Carros de fuego estrenada en 1981. El músico griego se caracteriza por el uso de la música electrónica para crear atmósferas especiales que se sirve en esta ocasión de piano y sintetizador. Vangelis logró un sonido y una música muy humanizadas de ondas evocadoras y melancólicas.

 

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Diana M. Horta

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