Liudmila Ulítskaya, escritora rusa de antepasados ucranios, gana el Premio Formentor de las Letras 2022
La autora recibe la noticia en Berlín donde vive desde marzo pasado tras la guerra que su país declaró a Ucrania. El galardón se concede "por el poderoso aliento narrativo con que registra las más sutiles emociones del alma humana"
Ecos de la literatura clásica rusa, sombras de la realidad de ese país e incertidumbres del porvenir se mezclan en la obra literaria de Ludmila Ulítskaya. Es la escritora rusa de antepasados ucranios que ha sido distinguida con el Premio Formentor de las Letras 2022. Muy crítica con el gobierno de Vladímir Putin, la autora, siempre en las quinielas del Nobel de Literatura, se fue a vivir a Berlín en marzo pasado cuando Rusia declaró la guerra a Ucrania.
El galardón lo recibe, según el jurado, «por el poderoso aliento narrativo con que registra las más sutiles emociones del alma humana, por la sensibilidad con que cuenta la epopeya de las personas arrojadas al laberinto del mundo, por la delicadeza con que rehabilita la dignidad de los hombres y mujeres sometidos al despótico azar de la desdicha, por la soberbia índole de sus personajes y su ondulante, aguda y deslumbrante conversación…». El jurado lo conformaron Elide Pittarello, Marta Rebón, Gustavo Guerrero, Enric Bou y su presidente Basilio Baltasar. El Premio, organizado por la Fundación Formentor, cuenta con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadase, tiene una dotación de 50.00 euros y se entregará en Las Palmas de Gran Canaria a finales de septiembre.
Luidmila Ulítskaya ha expresado su alegría al conocer la noticia del galardón: «La noticia del Premio Formentor, ahora, en abril de 2022, es realmente una gran alegría y un honor para mí, por lo que estoy profundamente agradecida. Pero también es un soplo de aire, un soplo de luz, tal vez incluso un soplo de esperanza, en un espacio que ayer todavía estaba vivo y era familiar, y que en un instante ha perdido sus contornos. Estoy muy conmovida por las palabras del Sr. Baltasar, y agradezco la evaluación tan elevada de mi trabajo. Debo admitir que nunca esperé ver mi nombre en un entorno literario tan espléndido. ¡Gracias!».
El Premio Formentor es un reconocimiento a la calidad e integridad de los autores cuya obra consolida el prestigio y la influencia de la gran literatura. Busca prolongar y sostener el compromiso original: «Rendir tributo a las obras maestras, alentar su intrépida lucidez, fomentar el buen gusto, la certeza de lo excelente y la elegancia cultural».
De padres moscovitas que tuvieron que esconderse en los Montes Urales del sur durante la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial allí nació Liudmila Ulítskaya el 21 de febrero de 1943. Tras el regreso de la familia a la capital rusa siguió sus estudios hasta graduarse en la Universidad de Moscú con una Maestría en Biología. Trabajó en el Instituto de Genética como científica. Poco antes de la Perestroika se convirtió en directora de repertorio del Teatro Hebreo de Moscú (1979-1982) una expresión artística a la que ha estado vinculada siempre.
Ulítskaya entró en la literatura, en 1992, con la novela corta Sóniechka (Anagrama, 2007) con la que unos años después obtuvo el Premio Médicis en Francia. A esta obra le siguieron los títulos Parientes pobres (1994) y Los alegres funerales de Álik (1997). Treinta años después de su debut literario, Ulítskaya ha publicado quince libros de ficción entre los que destacan Mentiras de mujeres y Sinceramente suyo, Shúrik, (ambos en Anagrama), tres cuentos para niños y seis obras de teatro representadas en Rusia y Alemania. La escritora ha vendido más de cuatro millones y medio de ejemplares en todo el mundo y sus libros han sido traducidos a más de quince idiomas.
«Desde su hondo amor a lo real enigmático», señala el jurado, «Ulítskaya hace florecer en sus polifonías históricas, el coraje y el abatimiento, el entusiasmo y la defección, y un empecinado recelo ante los dogmas, axiomas, paradigmas, sistemas y aparatos de cualquier procedencia. (…) La impresionante gama de experiencias, ideas y emociones adoptan en su obra una impecable forma literaria, sin turbar la naturalidad del idioma y la espontaneidad de una fluida conversación. Las novelas de Ulítskaya plantean preguntas incómodas que conciernen por igual a vencedores y vencidos, héroes y traidores, asesinos y víctimas. Con un alto contenido moral y religioso -cuyas fuentes encuentra en el judaísmo y el cristianismo- la obra de nuestra escritora explora las ambiguas y complejas relaciones entre el bien y el mal».
Así escribe Ulítskaya
El jurado destaca que Ulítskaya «escribe y describe con exquisita ironía y ternura la complejidad de la vida en Rusia antes, durante y después del periodo soviético y aborda en su extensa obra, sin complejos, subterfugios ni reticencias, la personalidad, rasgos y cualidades de la mujer que resiste, esquiva y desmiente la vulgaridad de los tópicos».
Recuperamos el comienzo de una de sus novelas publicadas en español por Anagrama, con traducción de Marta Rebón:
Mentiras de mujeres (En este libro, que se presenta como una novela por entregas, Ludmila Ulítskaya propone sutiles variaciones sobre la mentira femenina):
«El niño parecía un erizo, con su hirsuto y oscuro pelo de punta, su nariz curiosa y alargada, que se estrechaba hacia la punta, y sus maneras graciosas de animalito independiente que husmea constantemente por los rincones y es inaccesible a las caricias y al contacto, no digamos ya a los besos maternos. Pero su madre, a juzgar por las apariencias, también era de la raza de los erizos: no le tocaba, ni siquiera le daba la mano por el sendero abrupto cuando remontaban de la playa a la casa. Él escalaba la pendiente delante de ella, y ella le seguía despacio, dejándole que se agarrara por sí solo a las matas de hierba, que se levantara, se cayera y volviera a trepar hacia la casa, evitando el recodo suave de la carretera por donde iban los veraneantes normales. Aún no había cumplido los tres años, pero su carácter era tan marcado e independiente que la madre incluso olvidaba a veces que casi era un bebé y le trataba como a un hombre adulto, contando de antemano con su ayuda y protección. Después se daba cuenta y, poniéndoselo sobre las rodillas, le hacía saltar mientras cantaba: ‘Caballito blanco, llévame de aquí…’, y él se echaba a reír, hundiéndose entre las rodillas, sobre el dobladillo tenso de su falda».
Historia y motivos del Formentor
El Premio Formentor se convocó por primera vez en 1961 y se recuperó en 2011 «para subrayar los valores estéticos de la narrativa y la energía creativa de la imaginación literaria. Su propósito es contribuir a fomentar el buen gusto, reconocer la inteligencia artística de los escritores y contribuir a la docta tradición de la Europa ilustrada», recuerda la organización.
El Premio fue fundado por un reputado grupo de editores europeos (Carlos Barral, Claude Gallimard, Giulio Einaudi, Heinrich Maria Ledig-Rowohlt, Barney Rosset, Weidenfeld & Nicolson…). En Formentor fueron premiados, entre otros, Jorge Luis Borges, Samuel Beckett, Saul Bellow, Jorge Semprún y Witold Gombrowicz.
Tras su recuperación, el premio lo han recibido Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cărtărescu, Annie Ernaux, Cees Nooteboom y César Aira.
El Premio y las Conversaciones Literarias están organizados por la Fundación Formentor: www.fundacionformentor.com
***
Suscríbete gratis a la Newsletter de WMagazín en este enlace.
Te invitamos a ser mecenas de WMagazín y apoyar el periodismo cultural de calidad e independiente, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver en este enlace.
- Muere el poeta Joan Margarit, premio Cervantes - martes 16, Feb 2021
- Luis Mateo Díez gana el Premio Nacional de las Letras Españolas 2020 - jueves 12, Nov 2020
- Nickolas Butler frente a las sombras de la religión en ‘Algo en lo que creer’ - lunes 18, May 2020