
Mapa del libro tras la pandemia 1: alianza del mundo digital, aumento de ventas y lectura y librerías como agentes culturales
En 2020 la llegada del Covid-19 obligó a una reconfiguración de la vida y el ecosistema del libro ha vivido grandes cambios. WMagazín abre esta serie donde varios expertos analizan la situación y derroteros del libro
Un efecto insospechado de la pandemia Covid-19 es que se convirtió en un aliado del mundo del libro y transformó en amigo al que era visto casi como un enemigo: el mundo digital. La vida se reconfiguró y el refrán de que no hay mal que por bien no venga se cumple en este caso en favor del libro y la lectura con tres líneas principales que son transversales y se influyen mutuamente: alianza con el ciberespacio, aumento de ventas y lectores y consolidación y reinvención de las librerías como agentes culturales (representa el 44% de la venta de libros, frente al 26% de internet). Ello según varios expertos, libreros y escritores consultados por WMagazín para este especial Mapa del libro tras la pandemia.
Cuando las incertidumbres y los miedos ante la acechanza de la muerte resquebrajaron la vida en marzo de 2020 y el confinamiento fue el escudo para reducir su impacto, la cultura y las artes fueron el mejor refugio. Y se aceleró el tránsito hacia la fusión de los mundos analógicos y digitales. Cambiaron muchos hábitos de comunicación, trabajo, relaciones, creación y ocio. Empezó la era de la hiperconexión y la sobreoferta de actividades en el ciberespacio. La misma que se auguraba como el inicio del declive del mundo del libro, pero que resultó ser todo lo contrario: se ha convertido en una buena aliada del libro y la lectura en su venta, promoción, divulgación y fortalecimiento de su prestigio o ser descubierto por las generaciones más jóvenes, las nativas digitales, y visto como un oasis en un mundo saturado de pantallas.
En España en este lustro, desde la pandemia, el porcentaje de lectores de libros en su tiempo libre aumentó un 5.5 por ciento, al situarse en el 65.5 por ciento. Ha sido un crecimiento sostenido que lleva a que el ecosistema del libro empiece a alcanzar las estadísticas de antes de la crisis económica y digital de 2008, pero que afectó al sector en 2010, la cual llevó a que el mundo editorial perdiera un tercio de sus ventas, cayendo de 3.100 millones de euros anuales a 2.100.
Las principales características de este escenario del ecosistema del libro desde 2020 se pueden condensar en cinco apartados que analizaremos en diferentes entregas de este especial:
- Ventas de libros y aumento de lectores: uso de las tecnologías emergentes, resistencia y reinvención de las librerías que siguen siendo el principal canal de venta y compra y reforzamiento de las bibliotecas.
- Tendencias literarias: hibridación de los géneros literarios, novelas y ensayos largos, adaptación de los best sellers y long sellers a la novela gráfica y auge del neorrealismo mágico, onírico o gótico.
- Cambio del panorama de los prescriptores: es la hora de los influencers en las diferentes plataformas y redes sociales, y disminuye la influencia de la crítica tradicional, a la vez que adquieren más peso las publicaciones literarias digitales.
- Autores y lectores: Crece el número de escritoras y se fortalece la lectura entre los niños (el sector que más crece en ventas) y los jóvenes.
- Inteligencia artificial: irrupción de la IA en todo el ecosistema del libro: desde la creación y la edición, hasta sus efectos en el departamento de contabilidad.
Ventas

“No hay nada más reconfortante que equivocarse en las predicciones, al menos si esa equivocación es para bien. Hoy por hoy, los agoreros que proclamaban la inminente muerte de los libros han errado por completo en sus predicciones”, afirma Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Y para demostrar lo que dice cruza los resultados de los dos principales estudios que realiza la Federación: “el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España y el estudio de comercio interior. Pues bien, en términos comerciales, el crecimiento del volumen de facturación anual del sector editorial se mantiene en una tasa regular de crecimiento de en torno al 5%. Esta tendencia se mantiene ya más de un lustro. Es difícil decir que algo tan terrible como la pandemia tuviese algo positivo, pero, ciertamente, el confinamiento trajo consigo un redescubrimiento y un regreso al libro como un instrumento de ocio, de compañía, de aprendizaje y hasta me atrevería a decir que de sanación espiritual y emocional”.
María José Gálvez, directora de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura, del Ministerio de Cultura de España, reconoce que “el balance es optimista, manteniendo la prudencia, porque esa mejora no ha afectado a todos en el ecosistema del libro por igual, Por ello, estamos trabajando ya desde el Ministerio de Cultura para un escenario de futuro y teniendo en cuenta la complicada situación del sector del libro en países como Alemania”.
Gálvez no duda en señalar tres hechos importantes:
- El libro y la lectura se han situado como un elemento esencial para los ciudadanos. De la lectura irradia todo lo demás.
- La toma de conciencia de que el del libro es un ecosistema (desde la creación hasta la lectura, pasando por la edición o las librerías)
- Unas políticas públicas constantes y en crecimiento de apoyo al sector del libro.
Si se miran los datos a nivel macro de estos últimos cinco años, explica Gálvez, “el resultado es muy positivo, y más si lo comparamos con el contexto en Europa. Cada vez se lee más en España y se compran más libros. El crecimiento en lectura es constante en los últimos años, superando ya, por primera vez, el 65% de la población”. En cuanto a la facturación del sector confirma que se ha incrementado, desde la pandemia, más de un 17%, según los datos de los propios editores. Dicho aumento se debe, añade Gálvez, “principalmente, al número de ejemplares vendidos y no al incremento del precio del libro. Las editoriales españolas (con grandes grupos, sí, pero con un elevado número de editoriales independientes) son empresas con un peso específico en nuestro PIB, con un balance positivo en la exportación y con un nivel de competitividad internacional que observamos en cada una de las ferias del libro a las que asistimos”.
La tendencia de este crecimiento del sector, que cogió impulso en ese momento del comienzo de la pandemia, se ha consolidado en los años siguientes, asegura el presidente de la FGEE: “En términos generales, se venden más libros. Pero, además, según nuestro barómetro, también se leen más. Por vez primera, los españoles que leen en su tiempo de ocio son más del 65%. Créame: los editores no sólo deseamos vender libros, sino también que nuestros libros se lean. Y puede parecer una obviedad, pero no lo es: se venden más libros y también se leen más. La unión de ambos datos es lo que nos hace pronosticar que estos buenos tiempos para el sector van a continuar”.
Lo más relevante, asegura aclara Luis González, director de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, “es el fortalecimiento de los hábitos de lectura: cada vez se leen más libros, luego cada vez se compran más. Por otra parte, hay algo que es ambivalente: durante estos años ha habido una inflación alta y los libros no han incrementado sus precios de forma similar, así que son más accesibles, pero el sector del libro ve que el coste de producirlos y distribuirlos ha crecido mucho y la facturación no lo ha hecho en una forma equivalente (en euros constantes)”. González dice que, en cualquier caso, lo que indican los datos es que la facturación en España ha crecido muchísimo más que en la mayor parte de Europa y la explicación más razonable que encuentra “no es otra que el fortalecimiento de la lectura en nuestra sociedad. Esto es así tanto en ‘frecuencia de lectura’ (la cantidad de ocasiones en las que se opta por leer un libro por razón de ocio) como en número de libros leídos al año”.
Librerías como agentes culturales

“La lectura socializa, refuerza lazos de amistad, y eso fue confirmado, descubierto o redescubierto en la pandemia”, reconoce Estrella García de la librería Oletvum, de Valladolid. Es, explica Miguel Iglesias, de la librería Libros a la Taza (Tudela) y presidente de CEGAL, “el papel como refugio. Sobre todo con los jóvenes que crecieron con pantallas en la mano, pero tal vez por eso valoran tanto desconectar de vez en cuando. Tener un libro físico entre las manos es una pausa en un mundo hiperconectado. No es solo nostalgia del papel, es la necesidad de un espacio sin notificaciones ni distracciones”.
María Lorenzo, premio Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes, por El muñeco del maestro, recuerda que Jorge Luis Borges decía que de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el libro ha demostrado ser el más asombroso: “Lejos de agrietarse en este último lustro, ha resistido a las inclemencias y ha salido fortalecido del horno del tiempo. Con cifras que no dejan de incrementar, la lectura ha conquistado un nuevo prestigio, un fresco aliento que la aparta de la solemnidad polvorienta y la acerca, de nuevo, al latido de la vida”.
Una función esencial en todo esto la han cumplido y la cumplen las librerías, afirma la escritora: “Han sido los pilares que han sostenido estos templos de papel. Contra todo pronóstico, no han cedido al arrojo de lo digital, sino que han encontrado su propio espacio, convirtiéndose en refugios donde un lector muy diverso compra y al mismo tiempo, habita las historias antes de llevárselas consigo”.
Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y compra de Libros en España 2024, las librerías siguen siendo el principal canal de venta de libros con un 44%, frente a 26% de internet, recuerda María José Gálvez: “Si miramos el mapa de librerías que elabora cada año CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías), constatamos la transformación exitosa de un subsector clave en esta cadena de valor del libro sobre la base de la formación, de la incorporación de herramientas tecnológicas (desde librired, cegalenred o todostuslibros) y de un asociacionismo cada vez más fuerte, que permite diseñar proyectos beneficiosos para todos y afrontar retos actuales como el relevo generacional en las librerías. Creo que una de las claves está en esa transformación y también en algo que ya reconoce la Ley del Libro, la Lectura y las Bibliotecas: las librerías son agentes culturales con todo lo que ello supone”.
Este redescubrimiento de las librerías, explica Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutenberg, “sus propietarios lo han sabido aprovechar de varias maneras, desde actualizaciones de sus páginas web hasta actividades diversas y otros aspectos que se están reinventando. Hubo un movimiento de empoderamiento de las librerías que ha hecho que la lectura de libros siga siendo alta”.
Recuerda María Lorenzo que la literatura no solo se alimenta de quienes leen en solitario: “En los clubes de lectura, gracias a la perenne labor de libreros y bibliotecarios, la palabra se expande, se repliega sobre sí misma, cobra nuevas formas al ser contada y escuchada. En esas tertulias, donde las voces se entrelazan en torno a un mismo libro, la lectura se vuelve un acto compartido”. Y con la pandemia todo esto se ha expandido, también, al mundo digital: “Un aliado inesperado, porque lejos de sustituir el placer de la lectura, las redes han sido el ágora donde la palabra escrita despierta de su letargo: deja de ser vestigio inerte para volverse voz compartida, huella viva, corazón latente”.
María José Gálvez sostiene que “ha sido un error durante mucho tiempo contraponer el papel y lo digital. Desde luego, el libro en papel es el centro, pero el libro digital es una forma más de lectura, importante sobre todo para los públicos más jóvenes. También plataformas de venta colaborativas como todostuslibros o trasuntos de las bibliotecas tradicionales como el sistema bibliotecario público eBiblio amplían el acceso a los libros y a la lectura”.
Otro punto de predicción equivocada la apunta Daniel Fernández: “Los compradores de libros siguen prefiriendo las librerías como su lugar de compra favorito. Las plataformas digitales no han cambiado esto. Pueden ser un complemento, pero no se han convertido en un sustitutivo de las librerías como el lugar principal de compra de libros”.
Ferias y encuentros

A ese fortalecimiento del libro y la lectura, dice Joan Tarrida, contribuyen las ferias, festivales y encuentros alrededor del mundo del libro que se adaptaron a las nuevas circunstancias en 2020 y 2021 con programaciones virtuales en línea o abiertas al público durante algunas semanas. Según Luis González, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, “para España la presencia en ferias del libro es algo muy relevante porque potencia la ‘marca’ de su creación literaria y de su industria. El prestigio luego lleva a que se traduzcan más obras, se vendan más derechos y se exporte más. Eso del ‘prestigio’ es un concepto algo indefinido, pero que yo lo equiparo a una ‘soft diplomacy’ en la que los medios, los importadores y el público mejoran su percepción del libro español en términos generales a partir de la calidad o interés de un programa como país invitado. En mi anterior vida me encargué desde el ministerio de la presencia de España en algunas ferias muy importantes y puedo asegurar que se trata un verdadero desafío, por eso estoy convencido de que hay que apoyar cada vez con más medios a las unidades de la administración que hacen este trabajo: cada euro invertido puede potenciar las exportaciones y, sin duda, impulsa la imagen internacional de nuestro país”.
Desde el Gobierno, afirma a directora de la Dirección General del Libro, “se está haciendo un importante esfuerzo de apoyo a la internacionalización del sector del libro, participando en ferias tan importantes como la de Fráncfort o la de Guadalajara y, entre abril y mayo próximos, en la de Bogotá, y creo que ese impulso y ese acompañamiento es clave”.
Daniel Fernández matiza este aire de triunfalismo: “Aún queda mucho por mejorar. Así, por ejemplo, yo creo que aún tenemos un amplio margen de mejora en las cifras de comercio exterior. Trabajamos en ello. Tanto LIBER como la presencia en otras ferias del libro en el exterior, en las que España ha sido País Invitado de Honor (Francfort, Guadalajara, FILBo, etcétera), han contribuido a reactivar la actividad editorial en el comercio exterior. Es indudable que muestran un camino a seguir para continuar incrementando la presencia de los libros y autores españoles en el mundo. Además, constituyen una gran oportunidad para los editores de encontrar puntos de encuentro con sus socios y colaboradores en países clave para el sector”.
Oro aspecto a afinar, aclara Joan Tarrida, es que “mientras el mundo de la venta de libros está muy repartido, el 50% del mercado son pequeñas librerías, en el mundo editorial más del 50% son de dos grandes grupos: Penguin Random House y Planeta. Es una concentración muy grande y creo que para el sistema no es muy bueno”.
Lo cierto es que la gente está más atenta a los libros, celebra el editor de Galaxia Gutenberg. ¿Por qué? “Después de la pandemia la incertidumbre, la desconfianza y la información han aumentado y los libros van quedando como refugio de elementos que permiten conocer más datos y hacer comparaciones. Los libros se ven como elementos y fuentes más fiables de lo que se dice en las redes. Hay una necesidad de puntos de referencia y eso lo ofrece el libro”.
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