
Detalle de la portada del libro ‘Theodoros’, de Mircea Cărtărescu (Impedimenta), ilustrado por Dan Hillier. /WMagazín
Mapa del libro tras la pandemia, 3: tendencias literarias, del neo realismo mágico y sagas juveniles al ensayo narrativo y sensorial
Tercera entrega sobre la reconfiguración del sector editorial después del Covid-19 dedicada a las exploraciones de los escritores en temas, estilos y estructuras literarias
La literatura, como las demás artes, vive desde finales del siglo XX un momento de exploración, al tiempo que a las temáticas de siempre ha incorporado las de su actualidad. El mestizaje o hibridación de géneros y formas son características relevantes en la creación literaria de esta década del siglo XXI, la ruptura de etiquetas sin prejuicios. Una vuelta al origen que propicia una diversidad renovadora impulsada en este primer lustro tras la pandemia Covid-19, de 2020. Y con un elemento protagonista: la gran presencia de las escritoras que amplían y enriquecen la mirada sobre la vida y la creación literaria.
Son obras acordes a estos tiempos de multiculturalidad y transversalidad que se nutren entre sí para crear obras mixtas en marcha. El recorrido de estas tendencias literarias, que siempre han estado, pero que han tomado fuerza, se unen a los temas de las dos primeras entregas de nuestra serie Mapa del libro tras la pandemia: 1, la alianza con el mundo digital, el aumento de las ventas y los lectores y 2, los autores que más han sorprendido o acompañado en este lustro.
Las cinco tendencias que destacamos son:
- Neo realismo mágico onírico o gótico.
- Sagas literarias para jóvenes y libros de gran extensión.
- Novela gráfica sobre éxitos literarios contemporáneos.
- Novela negra como testigo del presente.
- Ensayo narrativo como espejo de la historia de la humanidad.
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La fuerza del neo realismo mágico
¿Por qué ha tomado fuerza el neo realismo mágico, onírico, maravilloso, fantástico o gótico en la literatura de la tercera década del siglo XXI? Una forma de mirar el mundo y de narrar presente desde los comienzos de la literatura en las diferentes culturas que se popularizó a nivel global con el llamado boom latinoamericano de los años sesenta del siglo XX. En esta ocasión lo abordan, en especial, las escritoras.
Uno de los motivos de esta tendencia es la saturación de la literatura más realista y de la autoficción. Describir la vida y acercarse a la condición humana desde ese espacio donde conviven lo real, lo fantástico, la fábula, el mito, la leyenda, el sueño o las creencias que, al final, son otras dimensiones de la realidad. Dimensiones a través de las cuales pueden resultar más extraordinarios y eficaces los temas que se quieren contar.
Neo realismo mágico lo llamó la Nobel de literatura polaca Olga Tokarczuk, neo realismo mágico onírico lo llamó la estadounidense Tess Gunty o gótico andino en palabras de autoras latinoamericanas, como Mónica Ojeda; o que describió el rumano Mircea Cārtārescu como “la vida interior, la vida onírica, la vida alucinatoria. Estos dos elementos configuran la realidad como las dos partes de una banda de Moebius: nunca sabes cuál es el punto en el que cambia”. Incluso el español David Uclés ha creado el éxito más reciente en su país con varios elementos nuevos donde, por ejemplo, el narrador dialoga con el lector, con los personajes y éstos, a su vez, con él o con el lector, al mismo tiempo que sugiere acompañamientos musicales en algunas escenas que buscan convertir la lectura en una experiencia sensorial.
Ese espíritu narrativo trata de contar un mundo y una realidad que nos desbordan y que requieren de elementos menos racionales para su explicación y comprensión de temas que van de los hechos históricos a la violencia contra la mujer y las minorías, a las múltiples corrupciones que erosionan las democracias y la convivencia, pasando por diversas luchas y conflictos contemporáneos de desigualdad y precariedad en los jóvenes o problemas relacionados con el planeta.
En español, la presencia latinoamericana tiene nombres como Samanta Schweblin, Yuri Herrera, Mariana Enriquez, Fernanda Melchor, Mónica Ojeda, María Fernanda Ampuero, Michelle Roche, Gabriela Cabezón Cámara, Giovanna Rivero…
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Sagas literarias para jóvenes y libros de gran extensión
Las historias por entregas, herederas de los folletines del XIX, se actualizan en este mundo digital en consonancia con la era de series y miniseries audiovisuales, triunfan con diferentes temáticas: de los avatares de un matriarcado o investigaciones misteriosas a los romances o las exploraciones de los sentimientos en un mundo de diversidad sexual.
Son obras ahijadas de la serie de Harry Potter, de J. K. Rowling. Los jóvenes son los principales impulsores del éxito de estas sagas y series literarias. Y con un elemento emergente: algunos de sus triunfos son gestados en las redes sociales donde, además de las recomendaciones se crean verdaderas conversaciones, de lo que fue pionera global la serie de televisión Lost / Perdidos.
Entre los títulos más exitosos figuran desde Blackwater, de Michael McDowell; Reina Roja, de Juan Gómez-Jurado; o Geralt de Rivia, de Andrzej Sapkowski; hasta Empíreo, de Rebecca Yarros; o Guerreras Maxwell, de Megan Maxwell; pasando por las novelas gráficas de Heartstopper, de Alice Oseman.
Son las obras que leen la generación milenial, z y alfa, las formadas o nacidas en el mundo dual, analógico y digital, sobre todo a partir de los años noventa del siglo XX. Reflejan parte de la sociedad contemporánea donde conceptos e ideas tradicionales están en duelo permanente con lo rupturista y las transformaciones constantes.
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Novelas gráficas basadas en éxitos literarios
El cómic y la novela gráfica son el nuevo cine y televisión para la literatura. Es el nuevo gran aliado que con sus adaptaciones de obras contemporáneas, convertidas en long sellers, atrae a lectores de las nuevas generaciones que quieren saber más y van a la fuente original: el libro. Desde El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, y El Nombre de la rosa, de Umberto Eco, hasta El infinito en un junco, de Irene Vallejo, y Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes.
Lo que está ocurriendo es importante porque significa una mejora en la percepción del cómic como medio, explica Víctor Santos responsable de adaptaciones como Fahrenheit 451. El cómic tradicionalmente, añade Santos, “se ha considerado de manera muy estereotipada como un género y no un medio. En España se asociaba a los tebeos de humor de Bruguera y en Estados Unidos el cómic era sinónimo de superhéroes, por ejemplo. El hecho de que los autores y autoras lo usemos para contar historias de todo tipo, desde biográficas a serie negra, periodísticas o adaptando novelas, es un síntoma de su enorme potencial”.
Esos son algunos de los motivos por los cuales Christian Montenegro no comparte la visión de la novela gráfica como un lenguaje para lectores vagos: “La novela gráfica es un lenguaje en sí mismo y no el hijo bastardo degenerado de la literatura y la ilustración. Y no solo eso, sino que, además, es de los lenguajes más complejos y difíciles de ese universo al que podemos llamar oficio gráfico”.
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Novela negra como testigo del presente
La novela policíaca o la novela negra ha pasado de la periferia al centro del mundo del libro tanto como creación literaria como objeto de la industria editorial. Ensancha sus fronteras y contribuye a desmontar los estereotipos del género y de sus personajes en busca de la igualdad entre hombres y mujeres, no solo con más número de autoras, sino que en sus mundos de ficción hay más protagonistas inspectoras o investigadoras, por ejemplo. Sus historias van casi al mismo ritmo de la vida y las preocupaciones del mundo para abordarlas como entretenimiento y denuncia.
Ningún género literario, ni tema, ni escenario, ni tiempo, se le resiste a esta novela que en el siglo XXI se alza como el gran espejo de la realidad y de la condición humana. La ha enriquecido la ambición de reflejar el mundo con sus problemas políticos, económicos, de corrupción, científicos, medioambientales, judiciales y sociales. Es una novela cada vez más realista.
Incluso, autores muy relevantes en otros géneros son seducidos por ella, a nivel internacional están John Banville y en España Rosa Montero, Marta Sanz o Javier Cercas. Además, casi todas las editoriales tienen una colección dedicada al policial o género negro.
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Ensayo narrativo como espejo de la historia de la humanidad
Al análisis del mundo y del ser humano con sus logros, problemáticas, incertidumbres, preguntas, investigaciones, reflexiones y debates abordados de manera más tradicional o académica, se ha sumado un tipo de ensayo con un estilo menos racional donde se convoca un espíritu más divulgativo con un estilo narrativo en el cual el autor se involucra más al compartir su experiencia física y emocional. Los temas son variados, desde los económicos o sociológicos hasta los culturales. Y es aquí donde viene otro elemento, relativamente, innovador por lo que tiene de proliferación: contar nuestra presencia y evolución en este planeta a través de elementos cotidianos o reconocibles por todos, desde la familia hasta el libro, la música o la cultura en general. Sin faltar al rigor, estas obras mezclan investigación, reflexión y narración personal. Ofrecen un recorrido o paseo por la Historia a través de aquellos elementos particulares que nos retratan.
Uno de los autores que más popularizó este ensayo a nivel mundial, a finales del siglo XX fue el noruego Jostein Gaarder con El mundo de Sofía, cuyo relevó lo tomó en el XXI el israelí Yuval Noah Harari con sus libros Sapiens. De animales a dioses, Homo Deus: breve historia del mañana, 21 lecciones para el siglo XXI o Nexus. Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA.
En España en este lustro figuran, por ejemplo, tres autores que, además, obtuvieron el Premio Nacional de Ensayo en sus respectivos años:
Irene Vallejo con El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela, 2019), sobre la biografía del libro imbricada dentro de la propia historia de la humanidad.
Ramón Andrés con Filosofía y consuelo de la música (Acantilado, 2020) donde recrea la presencia de la música desde su origen y su impacto en la vida de las personas y su evolución y cómo va reflejando los derroteros del ser humano y del mundo.
Antonio Monegal con Como el aire que respiramos. El sentido de la cultura (Acantilado, 2022), que ilumina la dimensión colectiva de fenómenos culturales, el efecto que produce no solo en lo individual sino en la sociedad como comunidad y elemento crucial para nuestro desarrollo y compañero para afrontar nuestra existencia personal y colectiva.
- Primera entrega: Mapa del libro tras la pandemia 1: alianza del mundo digital, aumento de ventas y lectura y librerías como agentes culturales.
- Segunda entrega: Mapa del libro tras la pandemia, 2: Los autores que han sorprendido y que más han acompañado a los lectores desde 2020.
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