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La escritora polaca y Nobel de Literatura Olga Tokarczuk. /Fotografía de Jacek Kołodziejski-Anagrama

Olga Tokarczuk, Nobel de Literatura, o las claves para leer y comprender el presente literario

La Academia Sueca ha pulsado los derroteros de la escritura con el premio a la autora polaca. Análisis de su obra descrita por la autora como "novelas de constelaciones", su editora en Anagrama y la prensa internacional. WMagazín publica el audio de la entrevista que le hace la Academia y el comienzo de sus dos últimos libros en español

Con el seudónimo de Natasza Borodin entró hace cuarenta años en el mundo de la creación literaria la premio Nobel de Literatura Olga Tokarczuk. Fue con unos textos breves en la revista Na przełaj. Hoy es una de esas Nobel con las que la Academia Sueca ha sorprendido a medio mundo en el sentido de descubrirla para la mayoría de personas y apostar por los territorios más novedosos de la literatura. Tokarczuk es una escritora, intelectual, activista, feminista y crítica con la política de derechas de Polonia.

Es la segunda escritora polaca que recibe el Nobel de Literatura (la primera fue la poeta Wislawa Szymborska, en 1996) y la decimoquinta mujer en la historia del máximo galardón de las letras. Según la Academia el premio es “por una imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Olga Tokarczuk nació en Sulechow, Polonia, en 1962. Estudió psicología en la Universidad de Varsovia y pronto se hizo popular como escritora en su país. Su prestigio traspasó las fronteras a partir de 2018 cuando obtuvo el Premio Man Booker Internacional a obra traducida por su novela Los errantes (Anagrama).

De hecho, la llamada telefónica de la Academia Sueca la sorprendió mientras conducía en una carretera alemana donde está de gira promocional por el lanzamiento de Los libros de Jacob. Al recibir la llamada Tokarczuk salió de la carretera y aparcó para sostener una breve conversación con Adam Smith, de la Academia. Expresó la importancia del premio como un símbolo de esperanza para aquellas personas preocupadas por la crisis de la democracia que enfrenta Europa central. Puedes escuchar en este enlace a Olga Tokarczuk referirse a su premio Nobel de Literatura.

Más adelante dijo al canal de televisión polaco TVN24 que cree en la novela como «una forma profunda de comunicación a través de las fronteras, los idiomas y las culturas».

Olga Tokarczuk, ilustración de Niklas lmehed.

La obra de la nueva Nobel, según el diario británico The Guardian, es un inventario de formas narrativas basadas en la fragmentación del relato, de pasajes independientes pero complementarios como “cristales narrativos” sin perturbar el equilibrio total. Tokarczuk, añade The Guardian, “prefiere una metáfora astronómica, explicando que, así como los antiguos miraban las estrellas en el cielo y encontraban formas de agruparlas y luego relacionarlas con las formas de criaturas o figuras, entonces lo que ella llama ‘novelas de constelaciones’ arrojan historias, ensayos y bocetos en órbita, permitiendo que la imaginación del lector los organice en formas significativas”.

Para Silvia Sesé, su editora en Anagrama, «es un gran acierto que la Academia la haya premiado porque es apostar y poner el foco en las nuevas narrativas, en autores de riesgo que son los que ayudan a cambiar y evolucionar la creación literaria».

Hay que leer a Tokarczuk, afirma su editora, porque su literatura es «sabia y ligera. Escribe haciéndose eco de muchas historias como si hablara desde el cuerpo. Tiene un sentido del humor maravilloso, es antidogmática,  transgénero, transfronteras, transhistorias porque habla de hechos del pasado y del presente. La Academia ha sabido pulsar la literatura del presente». Y, de paso, un gran regalo para Anagrama que celebra este 2019 su medio siglo de vida.

Se trata de «una inyección de optimismo hacia la literatura como lugar de territorio donde se puede ir más allá«, según Silvia Sesé. Los errantes, la novela que publicará en unas semanas Anagrama, añade Sesé, se puede empezar a leer en cualquier página porque son apartados autónomos o independientes pero complementarios unos de otros que hacen que parezca que la lectura no se acaba nunca.

Escritura sin fronteras

Su estilo, explica Sesé, se le emparenta, según algunos críticos, con autores como Sebald o Svetlana Alexievich en el sentido de la hibridación de géneros y de temas que dan como resultado un collage vívido de lo contado.

En Tokarcezuk «se ve la ambición de totalidad sin que parezca que está queriendo abarcarlo todo. Es el resultado de su manera de entender la escritura, haciéndola desde la mirada del cuerpo, el dolor; es algo muy de las mujeres, la infancia y la memoria. Es el territorio en un sentido muy amplio, más allá de lo espacial, de escritura sin fronteras».

La noticia sorprendió a sus editores españoles, Silvia Sesé y Jorge Herralde, fundador de Anagrama en 1969, en Madrid. Tan pronto Sesé supo la noticia fue donde estaba Herralde y se dieron un abrazo. El fundador de Anagrama «está contentísimo, feliz».

Si Olga Tokarczuk fue editada a comienzos del siglo XXI por Lumen y en 2016 por Siruela, en esta ocasión Anagrama llegó hasta ella por recomendación de la agencia literaria Rogers, Coleridge & White, con la que la editorial trabaja mucho. Es la misma agencia de otros autores de Anagrama como el Nobel de 2017 Kazuo Ishiguro, Ian McEwan o Philippe Sands.

Entre las obras de Olga Tokarczuk en español figuran:

Los errantes, de próxima publicación en Anagrama en español y Rata editorial en catalán como Cos: «Es una novela única que indaga en las posibilidades del género para hablar sobre el cuerpo, el mundo y las estrategias siempre insuficientes con que intentamos cartografiarlos. Se trata de un libro inquieto, hecho de «historias incompletas, cuentos oníricos» subsumidos en un libérrimo cuaderno de viaje a base de excursos, apuntes, narraciones y recuerdos que muchas veces tienen como tema el viaje mismo», informa la editorial.

Sobre los huesos de los muertos (Siruela): Es un thriller metafísico sobre las contradicciones del alma humana. La editorial se refiere a la novela en estos términos: “Janina Duszejko es una ingeniera de caminos retirada que enseña inglés en la escuela rural de Kotlina Kłodzka, una región montañosa del suroeste de Polonia. Cuando la rutina del pueblo se ve sacudida por una serie de asesinatos que tienen como víctimas a varios cazadores furtivos, Janina, apasionada de la astrología, defensora a ultranza de los animales y obsesionada por la obra del poeta William Blake, intentará resolver por su cuenta los misteriosos crímenes. Bajo la forma de una novela policiaca y con un original subtexto ecologista, Tokarczuk retrata la sociedad local, cuestionando sin ambages tanto la falta de respeto por la naturaleza como el radicalismo ambientalista”.

Un lugar llamado antaño (Lumen): Se trata de una fábula del presente que abarca desde la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días. La novela relata la hisotira de tres generaciones de campesinos en el pequeño pueblo de Prawiek, un lugar situado en el centro del universo, como reza la primera frase de la novela.

The Books of Jakob: Trata del tema de los disidentes judíos en el siglo XVIII. En 2010, afirmo: «¡Es difícil ser polaca, huele mal, a karma! Por Auschwitz, por supuesto. Pero no solamente. Es una historia larga y dolorosa, una lucha continua contra sus complejos de inferioridad. Y a veces de superioridad».

Los siguientes son los comienzos de dos de sus novelas: Los errantes y Sobre los huesos muertos:

'Los errantes' (Anagrama), comienzo:

“AQUÍ ESTOY

Tengo pocos años. Estoy sentada en el alféizar, a mi alrededor hay juguetes esparcidos por el suelo, torres de cubos derrumbadas, muñecas de ojos saltones. La casa está a oscuras, en las estancias el aire, poco a poco, se enfría, se debilita. No hay nadie; se han marchado, han desaparecido, cada vez más tenues se pueden oír todavía sus voces, su arrastrar de pies, el eco de sus pasos y alguna risa lejana. Al otro lado de la ventana el patio aparece desierto. La oscuridad se desliza suavemente desde el cielo. Se posa sobre todas las cosas como un negro rocío.

Lo más molesto es la quietud: espesa, visible; el frío crepúsculo y la luz mortecina de las lámparas de vapor de sodio que se sumerge en la penumbra apenas a un metro de su fuente.

No ocurre nada, el avance de la oscuridad se detiene ante la puerta de casa, el vocerío del eclipse se desvanece. Se forma una espesa tela, como la de la leche al enfriarse. Los contornos de las casas, con el cielo como telón de fondo, se alargan hasta el infinito, perdiendo sus ángulos agudos, bordes y aristas. La luz que se apaga se lleva el aire: no hay nada que respirar. La oscuridad penetra en la piel. Los sonidos se han enroscado y han echado para atrás sus ojos de caracol; la orquesta del mundo se ha ido alejando hasta desaparecer en el parque.

Esta tarde es un confín del mundo, lo he tocado por casualidad, mientras jugaba, sin querer. Lo he descubierto por que me han dejado un rato sola en casa, sin vigilar. Sin duda he caído en una trampa. Tengo pocos años, estoy sentada en el alféizar mirando el frío patio. Han apagado las luces de la cocina del colegio, todo el mundo se ha marchado. Las losas de cemento del patio han empapado la oscuridad y desaparecido. Puertas cerradas, celosías y persianas bajadas. Me gustaría salir, pero no tengo adónde ir. Solo mi presencia adopta contornos nítidos que tiemblan, ondean, y eso duele. Enseguida descubro la verdad: ya no hay nada que hacer, existo, aquí estoy”.

  • Los errantes. Olga Tokarcezuk. Traducción de Agata Orzeszek Sujak (Anagrama).

'Sobre los huesos de los muertos' (Siruela), comienzo:

A partir de ahora, tengan cuidado

Aunque antes fue sumiso, al verse en una senda peligrosa el hombre justo entró al valle de la muerte.

He llegado a una edad y a un estado en que cada noche antes de acostarme debería lavarme los pies y arreglarme a conciencia por si tuviera que venir a buscarme la ambulancia.

Si aquella noche hubiera consultado el libro de las efemérides para saber qué sucedía en el cielo, jamás me hubiera ido a acostar. Pero en lugar de eso caí en un sueño profundo, gracias a una infusión de lúpulo que acompañé con dos grageas de valeriana. Por eso, cuando a mitad de la noche me despertaron los golpes en la puerta —violentos y desmesurados, y por lo tanto de mal augurio—, me costó recuperar la conciencia. Salté de la cama y me puse de pie con el cuerpo tembloroso, tambaleante y a medio dormir, incapaz de pasar del sueño a la vigilia. Sentí que me ma-reaba y di un traspié, como si fuera a desmayarme de un momento a otro —algo que, por desgracia, solía sucederme últimamente y tenía relación con mis dolencias—. Tuve que sentarme y repetir varias veces: «Estoy en casa, es de noche, alguien golpea la puerta», y solo así logré controlarme. Mientras buscaba las zapatillas en la oscuridad oí que la persona que llamaba a la puerta daba la vuelta a la casa y murmuraba algo. Abajo, en el hueco que hay entre los contadores de la luz, guardo una botella de gas paralizante que me dio Dionizy por si me agredían los cazadores furtivos, y justo en aquel momento me acordé de ella. Aunque me hallaba a oscuras conseguí dar con la forma fría y familiar del aerosol, y armada de aquel modo encendí la luz del exterior. Eché un vistazo al porche por la ventanita lateral.

Audio de la conversación de Olga Tokarczuk con Adam Smith de la Academia Sueca.

Así recibió Olga Tokarczuk la noticia del Nobel

La llamada telefónica de la Academia Sueca sorprendió a Olga Tokarczuk cuando conducía en una carretera alemana donde está de gira promocional por el lanzamiento de Los libros de Jacob. Al recibir la llamada Tokarczuk salió de la carretera y aparcó para sostener una breve conversación con Adam Smith, de la Academia. Expresó la importancia del premio como un símbolo de esperanza para aquellas personas preocupadas por la crisis de la democracia que enfrenta Europa central. Puedes escuchar en este enlace a Olga Tokarczuk referirse a su premio Nobel de Literatura.

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Winston Manrique Sabogal

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