
Autorretrato de Quino con Mafalda.
Quino y Mafalda: así ayudaron a la educación sentimental, existencial y crítica de escritores e ilustradores de España y América Latina
El personaje del autor argentino cumplirá 60 años en 2024. Varios autores lo celebran con WMagazín contando cómo llegó y permanece esta niña en sus vidas. Se publican 'Mafalda para niñas y niños' y 'Lata Mafalda', que reúne los once volúmenes de la tira cómica
Una niña de pelo muy negro adornado con un moño, cara redonda, ojos grandes, inconformista y de ideas aceradas es una de las mejores amigas y guía de millones de personas. Se llama Mafalda, hija de Raquel y Padre y tiene a su hermanito Guille, y es el epicentro de un grupo de amigos inolvidables: Manolito, Susanita, Felipe, Miguelito y Libertad. La creó, en 1964, Quino, Joaquín Salvador Lavado Tejón (Mendoza, Argentina, el 17 de julio de 1932 – 30 de septiembre de 2020).
La mirada de Mafalda ha acercado a muchas personas a la realidad del mundo, a la condición humana y a la mirada crítica sobre la vida. Varios de esos niños y adolescentes se convirtieron en escritores, ilustradores y artistas que celebran, con WMagazín, los sesenta años que cumple en 2024 Mafalda, compartiendo sus experiencias con su lectura, pero, sobre todo, cómo la llevan siempre consigo.
Es una deuda que tienen todos quienes la conocen con uno de los ilustradores y artistas más queridos del español, de quien se acaban de editar los libros Mafalda para niñas y niños (selección de las tiras para los más pequeños) y Lata Mafalda que reúne los once tomos de sus tiras (ambos en Lumen).
La primera vez que Mafalda apareció en un periódico fue el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana, de Buenos Aires. Seis meses después, Quino pasó a publicar seis tiras semanales en el periódico argentino El Mundo. Mafalda aceleró su paso hacia la popularidad y la conquista del corazón de los lectores. Luego traspasó las fronteras, primero a Latinoamérica y después saltó a Europa.
Entró a formar parte de la vida de las personas no solo como tiras de entretenimiento sino como parte de una educación sentimental, dando vida a unas primeras semillas de una mirada crítica hacia el mundo en lo social, político, familiar, comercial, escolar, amoroso y de la amistad.
Mafalda nació de un proyecto publicitario que Quino realizó, en 1963, para Agens Publicidad que buscaba una historieta “mezcla de Blondie y Peanuts” para anunciar el lanzamiento de una línea de electrodomésticos llamados Mansfield. Uno de los requisitos era que los nombres de algunos personajes debían empezar por la letra M, de ahí Mafalda. Al final, Agens no hizo la campaña, pero Quino se quedó con unas tiras.
Para adelantarnos a los sesenta años de unos de los personajes más entrañables, varios escritores e ilustradores de América Latina y España contemporáneos recuerdan cómo influyeron Quino y Mafalda en su educación sentimental, existencial y como semilla de críticas sobre la vida.
El resultado son fragmentos de vida en los que conviven la infancia y la edad adulta con los que muchos lectores se identificarán, y sonreirán. Así es la universalidad de Mafalda y Quino para estos autores:

Universo Mafalda
ARGENTINA
Yanina Rosenberg (Buenos Aires, 1980)
Heredé los libros de Mafalda de mi hermana mayor, y los adoré al instante. Recuerdo varias de sus tiras, pero hay una que me quedó grabada, donde saluda a las madres en su día y les recuerda que fregar, planchar y cocinar no son sinónimos de fregarse la vida, plancharse las inquietudes y freírse la personalidad. Mafalda fue la primera feminista que conocí en mi vida.
Fui adolescente en los noventa. Crecí sin Internet, sin redes sociales, sin nadie que me dijera cómo debía pensar, sin la obligación de mostrar mi vida como en una vidriera para ser cool. Me enfrenté al mundo sola con mis propias contradicciones. Leía Esperando a Godot y Las de Barranco, y también revistas como la Cosmo, que daban tips de belleza, que prometían a las mujeres ser irresistibles para ellos. Podía imaginar a Mafalda leyendo esas revistas y preguntándose: ¿Ellos? ¿Ellos quiénes? ¿Y por qué? Le agradezco a Mafalda por su sabiduría, por su inconformismo y por resonar hasta el día de hoy en mi cabeza.
- Su libro de cuentos más reciente es La piel intrusa (Páginas de Espuma).
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BOLIVIA
Giovanna Rivero (Montero, 1972)
Llegué a Mafalda durante el primer año de universidad. No es que no supiera de ella antes; es que, para mi pueblo, esas ediciones no eran precisamente ‘populares’ –como sí lo eran los volúmenes de El Tony o Magnum 45–: el precio algo más caro y el hecho de que la criatura subversiva fuera una niña y no un héroe de la Mesopotamia, no la colocaban como primera opción en el puesto de canje de revistas al que acudíamos con un hambre de ficción que dolía. Pero cuando por fin pude conocerla, supe que había un costado de la ficción que te hacía pensar a carcajadas. Además, Mafalda es una flecha de Cupido al viejo corazón de niño de los lectores adultos, y este singular pacto de lectura, por suerte, no expira jamás.
Supongo que su lucidez precoz dejó en mi imaginario el deseo de crear personajes jóvenes capaces de enfrentarse con desparpajo a las ideologías heredadas. El superpoder de Mafalda es, me parece, su deslumbrante inocencia, su ternura, pues esa misma feroz inteligencia, sin los gestos, sin los hábitos y afectos que le dan estructura subjetiva, habría sido una impostura insoportable. Solo ella para saber que las niñas detestan la sopa y que esa posición es un ensayo político de lo que no se puede negociar. Solo ella para decirle a su mamá una verdad inmensa, llena de felicidad por la pertenencia: “¡Este año todo el mundo está en Quinto Básico!”.
- Su libro de cuentos más reciente es Tierra fresca de su tumba (Candaya)
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COLOMBIA
Nani, Adriana Mosquera (Bogotá, 1968)
Muchas crecimos leyendo a Mafalda, divirtiéndonos con una niña rechonchita que lo mismo pegaba un grito pidiendo libertad, que hacía preguntas incómodas sobre el mundo, siempre con una necesaria dosis de veneno, que cuestionaba el sistema, que dejaba ver el total inconformismo de nuestra cabezona protagonista. Era un perfecto espejo de nuestra situación ante el machismo reinante en esas décadas.
Sin darnos cuenta, interiorizamos el mensaje: las niñas no solamente estamos para hablar de flores y mariposas o para sufrir por los niños como le pasaba a otras contemporáneas de Mafalda, las niñas podemos hablar, podemos opinar, podemos cuestionar, somos parte activa de la sociedad y podemos transformarla.
En un momento en el que sólo opinaban los hombres, las mujeres caricaturistas eran una curiosidad y el feminismo estaba despegando en América Latina, Quino se puso en los zapatos de una pequeña mujer; su tira podría haber estado protagonizada por Manolito o por Felipe, todos sus personajes eran igual de potentes, pero él tomo la buena decisión de elegir a Mafalda.
Yo tardé años en descubrir que Quino era hombre y eso me hizo feliz, porque me sorprendió su sororidad masculina y desde entonces fue mi referente.
- Es la creadora del personaje Magola. Su libro más reciente es La vida en rosa, de la serie Colorín colorado.
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ESPAÑA
Fernando Vicente (Madrid, 1963)
Si echo la vista atrás tengo que irme casi medio siglo para verme con aquellos libritos apaisados con las portadas de colores de Mafalda que había en casa de mis padres. Esa fue mi iniciación al maravilloso mundo de Quino, y quizás hubiese sido más que suficiente para justificar una vida de genio, pero después fuimos viendo que había mucho más, un montón de libros llenos de crítica social, de humor corrosivo y de ternura.
De aquellos personajes de Mafalda, esa panda de críos que tan bien definió (a la altura del Charlie Brown de Schulz) a esos chistes a página completa no solo geniales sino increíblemente dibujados.
Yo creo que esta última faceta, la de dibujante, es la menos valorada del genio, quizás por hacer parecer sencillo los dibujos más complejos. Por último, contar que tengo un hijo de 20 años, Óscar, que es el fan nº1 del universo de Quino, tanto como para hacer citas de sus textos cuando la ocasión lo requiere, algo más sutiles que el clásico Zo-pi-ta, para referirse a la sopa.
- Su libro más reciente es El arte de Fernando Vicente (Norma).
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MÉXICO
Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976)
Mafalda me curó el primer síndrome de abstinencia que tuve en la vida: el que me atacó al terminarme, a eso de los 7 años, la colección de libros de Peanuts de mis hermanos. Yo quería desesperadamente más Snoopy, más Charlie Brown. Mis hermanos me dieron a leer un primer Mafalda, un ejemplar de Ediciones de la Flor. Rápidamente pasé del humor filosófico de Schulz al afilado ingenio latinoamericano de Quino. Mafalda es tercermundista, y a mucha honra. Tanto como yo. En sus páginas no hay campamentos de verano, Halloween, Gran Calabaza, ni futbol americano. Hay padres que trabajan, autos pagados a plazos, gente que va a la tienda (la de Don Manolo) y no le alcanza el dinero. También una serie de conflictos sociales y de clase abordados con una ironía estupenda. Cuando mi hijo se hizo adicto a Mafalda, a eso de los diez años, lo entendí perfectamente. Es un humor que se puso en nuestros zapatos.
- Su novela más reciente es La armada invencible (Seix Barral)
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PERÚ
Santiago Roncagliolo (Lima, 1975)
Mi padre era un socialista latinoamericano de los años setenta. Así que no solo leía Mafalda. También me hacía leerlo. Quería que sus hijos conociéramos a Mafalda. Quería que fuéramos Mafalda.
Yo intentaba complacerlo. A él y a todos sus amigos. Quería ser popular. Leía el periódico, aunque no entendía nada. Remataba todo lo que decía con un comentario sobre la humanidad. Hacía chistes sobre Fidel Castro mucho antes de saber quién era. Pero rápidamente comprendí que nunca lo lograría. Mafalda era más de lo que yo podía lograr.
Afortunadamente, estaba el personaje de Felipe. No hacer las tareas y angustiarme porque no las hacía estaba más cerca de mis capacidades. Comencé a imitarlo, lo cual resultó más o menos popular. Pronto descubrí que otros niños -hijos de los amigos de mis padres- hacían lo mismo. Nuestro mundo se pobló de Miguelitos, Susanitas y no pocas Libertades. Cada quien tenía su referente.
Aún no tengo claro si Mafalda detectó con precisión los arquetipos de mi generación o si planteó unos, imaginarios, que luego todos imitamos. Supongo que nunca lo sabré. Pero eso es lo que se puede decir de la mejor literatura: que inventa la realidad al mismo tiempo que la inspira.
- Su novela más reciente es El año en que nació el demonio (Seix Barral).
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URUGUAY
Gervasio Posadas (Montevideo, 1962)
Mafalda debió aparecer en mi vida cuando tenía diez años, una etapa en la que dejas de ser un niño y no sabes muy bien lo que eres, una desubicación semejante a la del personaje en determinados momentos. Mafalda era la extensión del mundo matriarcal en el que vivía, algo así como mi cuarta hermana, y por otro lado daba voz a las inquietudes sociales que angustiaban al viejo-niño que yo era entonces. A veces me preguntaba si no resultaba más fácil ser Manolito. Y todavía me lo sigo preguntando.
- Su novela más reciente es El mercader de la muerte (Suma de Letras)
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VENEZUELA
Juan Carlos Chirinos (Valera, 1967)
Cuando conocí el universo de la revolucionaria Mafalda, esa Periquita argentina (Nancy, en inglés; aunque a Quino esta comparación me parece que no le gustaba), supe, gracias al enamoradizo Felipe, que la cara del Llanero Solitario también servía para hablar del amor idílico, tímido y no correspondido de la infancia y la adolescencia: todos éramos Felipe cuando el Llanero pierde la capacidad de hablar en su cómic porque ve que se acerca Muriel, la niña que el perezoso cabeza de zanahoria ama en secreto; y de “¡debo llegar al rancho de Mulligan antes de que esos forajidos lleven a cabo su plan!” el enmascarado pasa, tamizado por los latidos azarosos del amor felipiano, a “¡llebo degar al Mulli de ranchigan anques de te sose forallivos jeben a plabo su can!”, una especie de glíglico entre el cómic y el amor. Mis amigos y yo, con doce, trece años, nos aprendimos de memoria este galimatías como clave que compartíamos las veces que se acercaban aquellas amigas de las que estábamos enamorados. Cada vez que murmuro esta frase, recupero aquellos años de los primeros amores y saboreo otra vez las largas horas leyendo embelesado el cómic más importante de mi generación.
- Su novela más reciente es Renacen las sombras (La Huerta Grande).
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GRANDE QUINO !!!